Predicas Cristianas | Mensajes Cristianos
Texto Bíblico: Mateo 19:16-30
Introducción:
Solo el amor a Dios nos lleva a la vida eterna ¿Qué quiere decir esto?, ¿Por qué Jesucristo nos enseñó eso? Muchas veces queremos hacer acciones y obras que agraden a Dios y estamos en la búsqueda constante de ser buenos ante los ojos de Dios nuestro Señor, pero ¿sólo las buenas obras nos llevarán a la vida eterna?
Qué difícil se nos hace comprender que significa el amor a Dios, el trabajo, las ocupaciones, las cosas superficiales, nos hacen pensar que sólo las buenas obras y el cumplimiento de las leyes dadas por Dios son los únicos requisitos para encontrar la vida eterna y lograr disfrutar del Reino de los Cielos, pero realmente no es así, Dios pide mucho más de nosotros, no sólo mostrar buenas acciones sino realmente mostrar sacrificio, principalmente el desprendimiento a nuestros bienes materiales.
Trabajamos todos los días para generar riqueza, para vivir bien, para tener comodidades, por ello con hacer buenas acciones y desprendernos un poco de lo que nos sobra creemos que estamos agradando a Dios, pero no es así, Dios no le agrada que demos sobras, Dios le agrada que le mostremos sacrificio y desprendimiento de las riquezas, puesto que para Él vale mucho más que mostremos amor al prójimo con desprendimiento, a que sólo nos despojemos de lo que ya no necesitamos.
Por ello es necesario realizar el estudio bíblico de un relato que se encuentra en el libro de Mateo 19:16-30 que narra la historia de Jesucristo junto con un joven rico que quiere conseguir la vida eterna.
Desarrollo:
Este pasaje bíblico cuenta que Jesucristo iba caminando con sus discípulos cuando se le acercó un joven que poseía muchas riquezas y muy seriamente le preguntó sobre que debía hacer para lograr la vida eterna, Jesús le contesta que debía cumplir con todos los mandamientos, el joven rico expresa que todo eso lo ha hecho, entonces que más le faltaba; a lo que sabiamente Jesucristo respondió “Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme.” Mateo 19:21.
El joven se fue triste pues no estaba dispuesto a dejar todas sus riquezas, seguidamente Jesús comento a sus discípulos: “De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos.Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.” Mateo 19:23-24.
Esta historia es aleccionadora y se debe estudiar poco a poco, en primer lugar la pregunta del joven rico es una pregunta muy recurrente en todos nosotros ¿Qué debemos hacer para lograr vida eterna? La palabra de Dios indica que para vivir en santidad y purificarnos debemos cumplir las leyes de Dios, es decir, los mandamientos, esas son las obras que debemos hacer las que se ajusten a los mandamientos, en especial al principal mandamiento que es amar al prójimo como a sí mismo.
Los mensajes cristianos enseñan la salvación y parte de la salvación es vivir cumpliendo los mandamiento de Dios, Jesucristo nos enseñó que a través de la fe y de las obras podíamos recibir la vida eterna, pero sólo eso no basta, el joven rico le dijo a Jesús que el cumplía los mandamientos entonces ¿qué le hacía falta todavía?, eso mostro la inseguridad del joven rico, que en el fondo sabía que no cumplía a la perfección las Leyes de Dios y es que en realidad la salvación no depende de lo que se haga, sino de lo que sea agradable a Dios y sea bendecido por su gracia.
Por ello, Jesucristo a la insistente pregunta del joven rico le responde: que si quiere ser perfecto, si quiere la pureza frente a Dios, además de cumplir sus leyes debe dejar todo lo que tiene, dárselo a los pobres y seguirlo para llevar la palabra de Dios. El joven no pudo cumplir con esa última recomendación, con lo que demostró que aún no estaba listo para entrar al Reino de los Cielos, el joven rico pensaba que sólo con sus acciones podía obtener la salvación, pero en realidad Dios quiere que mostremos sacrificio, Jesucristo con esas palabras quería que el joven despertara de su ignorancia y entendiera que debía conectar su corazón al servicio de Dios y no al apego de los bienes materiales.
Si al joven rico le dolía entregar toda su riqueza a los pobres era porque no amaba al prójimo como a él mismo, por lo que no era cierto que cumplía a cabalidad los mandamientos de Dios, sólo se desprendía de lo que le sobraba, su sacrificio era superficial no de corazón, el hombre independientemente de su riqueza debe ser generoso, el dinero, los bienes, las riquezas son pasajeras, porque según la medida de lo que damos seremos recompensados con los tesoros del cielo, así que los tesoros terrenales no nos hacen lograr nada, las riquezas terrenales son efímeras, los tesoros del cielo son eternos.
Jesucristo resalta en esta predica cristiana que es imposible que un rico entre al Reino de los Cielos, esto lo dice porque es muy difícil que un rico se desprenda de sus bienes, comúnmente la gente rica comienza a pecar adorando más al dinero que a Dios nuestro Señor, pero este no es sólo un mal de los ricos, hay personas pobres que igual prefieren servirle al dinero que servirle a Dios, depositan su fe en la riqueza más no la depositan en Dios, por lo que Jesucristo cuando se refiere a los ricos habla es de aquellos que no son capaces de alejarse de lo superficial, tengan o no tengan mucho dinero, sino que sobreponen sus intereses sobre cualquier persona y no muestran sacrificio alguno.
Conclusión:
El aferrarse a las posesiones materiales nos aleja de las posesiones espirituales, lo que representa un peligro para nuestra fe y nuestra salvación, así que alabemos a Dios y pidámosle con fervor que nos haga hombres espirituales, que no permita que caigamos en adorar las riquezas y a no ser capaces de desprendernos del dinero para darle a los más necesitados, para dar a lo que realmente es bueno ante los ojos de Dios, no hay mejor inversión que podamos hacer para lograr entrar al Reino de los Cielos y lograr la vida eterna que mostrar nuestro desprendimiento, ya que la codicia y el deseo de ser rico también aferran nuestro espíritu a lo material.
Hermanos vivamos como Jesucristo, sin aferrarse a lo terrenal, sin sentir amor por las riquezas terrenales, todo lo que aquí obtengamos es pasajero, pero todas las acciones y obras que agraden a Dios serán eternas y nuestros sacrificios se multiplicaran en el cielo. Si su corazón está amarrado con la riqueza, desate ese nudo, aún está a tiempo, suplique a Dios valor para dejar los bienes materiales, entregue esa riqueza a los necesitados y sirva a Dios, sólo en Dios nuestro creador conseguiremos la vida eterna.
Hasta aquí, hemos visto que para el cristiano, triunfar debe ser igual a caminar de la mano de Dios ya que con él siempre vamos a vencer; los éxitos y los traspiés siempre harán parte del camino pero entendemos que para quienes amamos a Dios todas las cosas nos ayudan a bien (Romanos 8:28).
También hemos aprendido sobre la fe de David, la sensibilidad a la palabra de Dios que tenía Josías y el temor de Dios de Ananías, Misael y Azarías. Ahora, veremos tres características más que son cruciales para llevar una vida de triunfo.
IV. LA VIDA DE ORACIÓN DE DANIEL. Daniel 6:10
Hacer que la oración sea parte de nuestro diario vivir, no como un simple rito sino como un verdadero tiempo de comunión con Dios, es algo indispensable para el cristiano. No es saludable relegar la oración a lo que quede de tiempo de cada día, ni postergarla para después. Hablar con Dios es absolutamente imprescindible para nuestra vida cristiana.
A. Disciplina de oración.
Daniel tenía una disciplina de oración de tres veces al día. Esta era su costumbre, su necesidad, su hábito, no un rito. No significa que tengamos que hacer exactamente como él en cuanto a la frecuencia o la cantidad de ocasiones en las que oraba, pero sí debemos seguir su ejemplo en relación a que era una disciplina, nada reemplazaba ese tiempo.
B. Fidelidad en la Comunión.
Para los días de Daniel se creó un edicto que prohibía orar a otros dioses u hombres distintos al rey Darío. No obstante, Daniel mantuvo su fidelidad primero a Dios antes que a los hombres y Dios se glorificó en él. Capítulos adelante podemos ver cómo Dios lo libró del foso de los leones y fue promulgado por parte del mismo rey Darío que todos debían temer al Dios de Daniel.
“…tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público…” Mt. 6:6
V. LA PUREZA MORAL DE JOSÉ. (Génesis 39:7-12)
La historia de José está llena de situaciones impactantes. Fue vendido por sus hermanos como un vil esclavo, y a partir de allí fue subiendo hasta convertirse en el segundo hombre más importante de todo Egipto.
Pero en esa historia ascendente hubo situaciones de prueba que por haberlas superado, Dios lo recompensó.
Uno de esos episodios se dio en la casa de un hombre adinerado llamado Potifar. José administraba los bienes de este hombre pues se ganó su confianza. La esposa de Potifar se sintió atraída por José al punto de que lo sedujo en varias ocasiones para que se acostara con ella.
No estamos hablando de una situación fácilmente sorteable, estamos hablando de una prueba moral en la que una mujer muy seguramente bastante atractiva estaba seduciendo a un muchacho que la veía como una tentación. Hasta aquí, no había pasado nada, era la decisión de José de ceder o no ceder lo que determinaría el desenlace de su camino. José hizo lo que dice la palabra de Dios:“huir de la fornicación” (I Corintios 6:18). Es interesante que la biblia diga ‘huir’ y no ‘resistir’. Veamos algunas de las claves de esta situación:
A. Él era consciente del poder destructivo del pecado (v. 9)
B. Se regía por principios éticos (humanos y divinos). No quería pecar contra su amo terrenal, ni contra Dios. (v. 9)
C. Huyó del peligro (39:12)
VI. LA PRESENCIA DE DIOS EN ELÍAS. (I Reyes 17:1)
Si hay una característica indispensable para tener éxito en esta vida, es tener la presencia de Dios en nosotros. Para ejemplificar este punto, tenemos al profeta Elías:
A. Elías tenía celo de Jehová. I Reyes 19:10-14.
Este ‘celo’ que se menciona aquí tiene que ver con el absoluto desacuerdo y rechazo por las cosas que van contra Dios y que implican que los hijos de Dios se aparten de él. Es un deseo ardiente por ser exclusivos para Dios y no compartir nada en absoluto con el mundo. Ese era el celo de Jehová que Elías tenía y que debemos nosotros también compartir. Seamos exclusivos para Dios, no hay que flirtear con las cosas que desagradan al Señor.
B. Poder y milagros. I Reyes 17:16, 22-24
La presencia de Dios en Elías le capacitó para realizar milagros. Si tenemos esta misma presencia en nuestra vida, Dios nos permitirá ver sus grandes obras y maravillas.
Conclusión
Querido lector, este estudio bíblico ha tenido como propósito mostrar 6 características que se consideran vitales para triunfar en la vida. Recordemos que triunfar no se trata solo de tener un grado universitario, o de tener muchas empresas y dinero; son cosas que muchos buscan pero el indicador de triunfo en la vida del cristiano está determinado por su cercanía a Dios. Entre más lejos esté una persona de Dios, más cerca estará del fracaso; y entre más cerca esté de Dios, más cerca estará del triunfo, no importa cuántos bienes posea. El verdadero triunfo será llegar a la eternidad a morar con Dios.
Mientras tanto, necesitamos las cualidades que podemos aprender de estos hombres de Dios:fe, sensibilidad a su voz (la palabra de Dios), temor de Dios, vida de oración, pureza moral y la presencia de Dios.
Si usted lee otras historias de hombres y mujeres de Dios como Gedeón, Rut, Samuel y muchos otros, aprenderá mucho más. Pero empezar con estas seis será sin duda un gran paso para ser un triunfador.