“Nosotros somos como una casa terrenal, como una tienda de campaña… pero sabemos que si esta tienda se destruye, Dios nos tiene preparada en el cielo una casa eterna, que no ha sido hecha por manos humanas.” 2 Corintios 5:1 (VP).
INTRODUCCIÓN
En cierta ocasión dijimos que la vida es el espacio con que cuentas para proyectar tu existencia. Sin embargo, hay algo maravilloso que trasciende tu tiempo y espacio en este planeta: LA INMORTALIDAD. El legendario presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Abraham Lincoln dijo: “¡Seguramente Dios no hubiera creado un ser como el hombre para que solo existiera por un día! ¡No!, ¡No!, el hombre fue creado para la inmortalidad.” Y es que el ser humano tiene un sentido innato de inmortalidad, por la sencilla razón de que Dios ha implantado eso en nuestro cerebro porque él nos hizo a su imagen. Cuando vives a la luz de esta eternidad, tus valores cambian. Haces uso de tu dinero y de tu tiempo de una forma más sabia; reordenas tus prioridades. Estar al día con la moda, los estilos y el qué dirán ya no es importante para ti; y, tus relaciones y el carácter tienen un valor muchos más alto que tu fama, tu fortuna o tus logros. De ahí que, entender que la vida es mucho más que vivir el momento…
I. NOS COLOCA EN UNA RELACIÓN CORRECTA CON DIOS, 1 Juan 2;17 (cf. 2 Corintios 5:10)
Para el apóstol Juan, plantear la vida conforme a la voluntad de Dios es la mejor inversión que cualquier persona, que anhela la inmortalidad, puede hacer. En los vv. 15-16 su recomendación es contundente: “No amen el mundo ni nada de lo que hay en él… porque nada de lo que hay en el mundo (los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida) proviene del Padre sino del mundo.” Para Juan, una sola cosa era lo más importante: HACER LA VOLUNTAD DE DIOS. Cuando confrontamos el pensamiento de Juan con la teología de Pablo, descubrimos que ambos hablan de lo mismo, sólo que Pablo lo declara en términos de consecuencias (Leer 2 Corintios 5:10).
Si te va bien, en la tierra vivirás como máximo 100 años. Serán 100 años en los que la vida te brindará muchas opciones de hacer lo que más te guste. Pero la eternidad sólo te da dos opciones: el cielo o el infierno. Y tu relación con Dios en la tierra determinará el tipo de relación que tendrás con él en la eternidad. Si amas a Jesucristo y vives en SU VOLUNTAD, entonces Dios te invitará a pasar la eternidad con él. Pero si rechazas su amor, su perdón y la salvación, entonces pasarás la eternidad apartado de Dios. Mira, si tu vida consistiera del tiempo que vas a vivir sobre la tierra, yo sería el primero en decirte que la goces, y que si quieres no pienses en ser bueno, ni en hacer lo correcto, sencillamente porque no tendrías que preocuparte por las consecuencias de tus actos. Pero éste es el meollo del asunto. La muerte no es tu fin, más bien es tu transición a la eternidad. De manera que sí hay consecuencias eternas por todo lo que hagas en la tierra. ¡Sin duda que Dios! tiene un propósito para tu vida en esta tierra!, pero este propósito no termina aquí. Él quiere que hagas su voluntad, desea que entiendas que las décadas que él te permita pasar sobre la tierra las dediques a vivir en sus propósitos. Él te ofrece una oportunidad que va mucho más allá de tu vida. Y recuerda que tus obras de esta existencia serán el destino de tu eternidad.
II. NOS COLOCA EN UNA RELACIÓN CORRECTA CON LOS DEMÁS, 2 Corintios 5:18,19
El apóstol Pablo tenía muy claro que cada momento era precioso y que en lo que estuviera en su mano hacer para salvar más almas, él lo haría sin escatimar cosa alguna. Desde el comienzo de su ministerio, Pablo entendió cuál tenía que ser su relación correcta con los demás. Él sabía que tenía que anunciar las Buenas Noticias de Dios y enseñar a otros a hacer lo mismo.
Hoy vivimos tiempos en los que miles de cristianos están callando las verdades espirituales del amor, perdón y salvación que Dios da a todo aquél que le busca de corazón. El problema de estos creyentes es que han adoptado una posición incorrecta entre los no creyentes. Esto nos hace recordar cuando Pedro también adoptó esa posición entre la gente que había capturado a Jesús (posición de miedo, vergüenza y frustración). No obstante, vale la pena recordar que una vez que le pertenecemos a Dios, él nos usa para alcanzar a otros.
Estos mismos versículos en la Biblia al Día dicen: “Cuanto hay de nuevo en nosotros proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo por lo que Jesucristo hizo. Y Dios nos ha otorgado la privilegiada tarea de impulsar a la gente a reconciliarse con Dios. En otras palabras, Dios ha dado al mundo la oportunidad de reconciliarse con él por medio de Cristo, no tomando en cuenta los pecados del hombre sino borrándolos. Este es el glorioso mensaje que nos ha enviado a predicar.” Muchos cristianos han hecho hoy de estas palabras y de la Gran Comisión, la Gran Sugerencia de Dios. Pero si eres parte de la familia de Dios, tu misión es obligatoria y si la ignoras eres desobediente. Tal vez has estado ignorando que Dios te dio una responsabilidad con los no creyentes que te rodean. Pero debes saber que la Biblia dice: “Si tú no le hablas al malvado ni le haces ver su mala conducta, para que siga viviendo, ese malvado morirá por causa e su pecado, pero yo te pediré cuentas de su muerte.” Ezequiel 3:18 (NVI). Quizá eres el único cristiano que esas personas conozcan y tu relación correcta con ellos es hablarles de Jesús.
CONCLUSIÓN
Nunca te olvides de esto: Fuiste Creado para Vivir por Siempre. Por eso esfuérzate en vivir a la luz de esa eternidad. Recuerda que todo lo que hagas en la tierra tendrá consecuencias eternas. Es mejor que busques y hagas la voluntad de Dios, vive para él y para sus propósitos. También no olvides que vivir para Dios es también compartir con otros del amor, el perdón y la salvación que tú ya has encontrado en Jesucristo. Hoy puedes irte de aquí diciéndole al Señor: “Padre, ayúdame a mirar más allá de lo pasajero y a entender que tus propósitos son para más allá de mi vida. Amen.”
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Fuente: www.centraldesermones.com