Los juicios de las copas Apocalipsis 15–16

En 11:14–19 se anunció “el tercer ay” y se tocó la séptima trompeta, que consiste en otra serie de juicios. Esta será la tercera serie de juicios que pondrá punto final a la tribulación, y se llaman “los juicios de las copas”. Desde el cap. 11 se hace énfasis en la séptima trompeta, que es la que abarca esta última serie de siete juicios. Las copas son juicios más intensos, universales, acumulativos y se relacionan con la batalla de Armagedón y la destrucción de Babilonia. Suceden poco tiempo antes o, quizá, simultáneamente a la venida de Cristo: “porque en ellas se consumaba la ira de Dios” (15:1).

Pero junto con el conocimiento de esos severos acontecimientos, el lector aprende mucho acerca del carácter de Dios, que es quien administra estas manifestaciones de ira.

¡PENSEMOS!
¿Dónde se ubica el escenario del cap. 15? ¿En qué capítulos hemos visto la escena del v. 2? En los vv. 3, 4 y 8, ¿qué características de Dios se afirman? ¿Qué relación tienen esos atributos con el juicio? ¿De dónde proceden los ángeles con las siete plagas? ¿Cómo prepara al lector el cap. 15 para aceptar los juicios severos del 16?

ANUNCIO DE LAS COPAS
15:1–8

El cap. 15 es la introducción a los juicios de las copas. Cada serie de juicios, los sellos, las trompetas y las copas, tienen un pasaje de presentación para proveer la perspectiva y el trasfondo que son necesarios. Las tres series de juicios y otros eventos del libro son terribles y espantosos. Como en el día de Noé, los seres humanos seguirán su ritmo normal de vida, pensando que no tendrán que sufrir por sus pecados (Romanos 2:3–5). Aun los creyentes se sorprenden cuando leen estas circunstancias en Apocalipsis que harán insoportable la vida humana. ¿Cómo puede el Dios de amor permitir, o causar tales cosas?

Los juicios se originan en el cielo v. 1

El v. 1 aclara que los juicios proceden del cielo y manifiestan “la ira de Dios”, no la del hombre que se ve por ejemplo, en 11:9–11, ni la de Satanás, como en 12:12 y 17. Se debe notar que la ira de Dios no es algo nuevo. Pablo enseñó que ya se está manifestando en la vida actual de los que no creen la verdad (Romanos 1:18 y ss.). En la tribulación, la ira de Dios se manifestará comenzando con los sellos (6:16–17). Esta es su reacción santa y consecuente hacia todo lo que es pecaminoso.

Esas obras divinas son dignas de alabanza vv. 2–3

En el v. 3, los que están alrededor del trono de Dios se maravillan por la grandeza de las obras de Dios. Para entonces, muchos creyentes habrán muerto y estarán en la presencia divina (6:9–11; 7:14–17; 13:7; 14:13). El cántico de Moisés que se encuentra en Éxodo 15:1–18 celebra la redención de los hebreos de Egipto por medio de las plagas, su rescate pasando por el mar y la derrota del ejército de Faraón. En los juicios de la las copas, se encuentran ciertos paralelismos con las plagas de Egipto. Como lo hicieron en Egipto, estos juicios manifiestan milagros sobrenaturales que enseñan a la humanidad que Dios es el Rey del universo y de la naturaleza, que es superior a todos los otros dioses, que tiene poder sobre todas las cosas y sobre la vida de los seres humanos. Moisés lo expresó así:

¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses?

¿Quién como tú, magnifico en santidad,

Terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?

(Éxodo 15:11)

Dios es justo v. 3

El mismo versículo exclama que los caminos de Dios son justos. Sus terribles juicios son correctos, rectos y merecidos. A Dios no se le ha “pasado la mano” ni actúa bajo la influencia de la furia del enojo descontrolado. Él obra con rectitud y justicia en todo lo que hace.

Las obras de él son verdaderas v. 3

También sus obras son “verdaderas”. Se basan en la verdad de las cosas (Romanos 2:2). Dios no se equivoca en su evaluación de los hombres. Tampoco interpreta mal la conducta humana, sino que le asigna la importancia adecuada a la independencia, rebeldía y toda clase de pecado que ha cometido la humanidad.

Dios es santo v. 4

El v. 4 declara que Dios es santo porque está totalmente separado de cualquier imperfección, móvil pecaminoso, propósito mal intencionado, decisión equivocada o sentimiento incorrecto. Es el único ser perfecto en todo lo que hace. Por eso, todos, creyentes y no creyentes, le temerán y glorificarán (Filipenses 2:9–11). Todos estarán de acuerdo y ninguno reclamará sus derechos, porque Dios habrá hecho todo bien. En verdad, él es santo.

Los ángeles salen del templo vv. 5–7

Los mismos ángeles que ejecutarán los juicios serán vestidos de blanco purísimo cuando salgan del templo para derramar la ira de Dios. Es un acto puro, limpio y santo. En el templo antiguo se usaban copas de oro. El templo simboliza la presencia de Dios. No hay duda del origen de los siete eventos que caerán sobre la tierra en el cap. 16, ni de la justicia y santidad que manifiestan.

Los juicios manifiestan la gloria de Dios v. 8

Finalmente, el v. 8 describe el templo, que estará lleno de “la gloria de Dios” y de su poder. La nube recuerda la gloria de la presencia de Dios en el tabernáculo y el templo antiguos. El triunfo de Dios sobre sus enemigos que se revela en estos capítulos glorificará al Señor y a su Hijo. Quizá la prohibición de entrar en el templo significa que ninguno podrá interceder entonces por el mundo que está bajo la condenación divina.

El cap. 15 es el más breve del libro, pero está lleno de significado, porque enfoca el carácter de Dios como trasfondo de su justo juicio de la humanidad. Ahora estudiaremos las fuerzas asombrosas que derrotarán el imperio del enemigo y a quienes lo siguen.

LAS SIETE COPAS
16:1–21

Estos juicios se dirigen al imperio del anticristo. Producirán condiciones que causarán indecible sufrimiento, insoportable para los hombres y forzosamente provocarán la muerte de muchos. En la destrucción de Babilonia y de las grandes ciudades, muchos morirán. En la batalla de Armagedón morirán los ejércitos de las naciones. Antes del inicio del reino milenial de Cristo, todos los que siguen a la bestia y no se someten a Dios, perderán la vida.

¡PENSEMOS!
Haga una lista de cada juicio que sucederá cuando se derramen las copas sobre la tierra. Note lo que dice el capítulo acerca de los objetos de cada juicio. ¿Cuál es la evidencia que muestra que el impacto de los juicios será acumulativo? ¿Qué dice el capítulo acerca del carácter de Dios? ¿Cómo se relacionan algunas de las copas con otros eventos que sucederán durante la segunda venida de Cristo (por ejemplo, en los vv. 14, 16 y 19). En este capítulo ¿de qué manera us Dios las fuerzas del mal para llevar a cabo sus propósitos?

Primera copa: úlceras que afligen a los no creyentes 16:1–2

En este primer juicio vemos que “los hombres que tenían la marca de la bestia, y que adoraban a su imagen”, serán afligidos con úlceras. El v. 10 dice también que la oscuridad caerá sobre “el trono de la bestia” y que “su reino se cubrió de tinieblas”. Estos versículos y la relación de la sexta copa con la batalla de Armagedón y la séptima copa con la gran ciudad y con Babilonia, muestran que esta serie de juicios tiene el propósito de castigar y debilitar, si no de destruir, el reino de Satanás y del anticristo.

Segunda copa: el mar se convierte en sangre 16:3

Este juicio es semejante a la segunda trompeta, pero no es sólo otra mención del mismo evento. La trompeta afectó a la tercera parte del mar y de los seres marinos. Este juicio es general y morirá “todo ser vivo que había en el mar”. La brevedad de las descripciones de estos juicios sugiere que acontecerán en rápida sucesión. Podemos imaginar todos los efectos y sufrimientos que causará tan gran cambio en el medio ambiente a la vida personal, social, comercial y política.

Las úlceras se comparan con la séptima plaga de Egipto (Éxodo 9:8–12). Ésta y la siguiente copa se equiparan con la primera plaga (Éxodo 7:20–21). La cuarta copa será semejante a la plaga de oscuridad de Egipto (Éxodo 10:21–29). Estas comparaciones sugieren que los juicios de Apocalipsis deben interpretarse literalmente. Las plagas de Egipto fueron literales y no se debe pensar que las de Apocalipsis sean simbólicas o alegóricas. Dios ha usado la misma forma de castigo en la historia; sólo que en la tribulación la magnitud será de mayores proporciones.

Tercera copa: los ríos y las fuentes se convierten en sangre 16:4–7

El efecto de esta copa será sobre el líquido que suministra de agua potable a la humanidad. De nuevo, el impacto es terrible y no se puede imaginar cómo podrán sobrevivir los seres humanos bajo esas condiciones. Sugiere que estas plagas se cumplirán casi al mismo tiempo que la venida de Cristo, la batalla de Armagedón y la caída y juicio del anticristo. Los imperios, las ciudades sede de gobierno así como las poblaciones del mundo estarán siendo destruidas.

El impacto de sólo tres copas será tan grande que, de nuevo, el tercer ángel recuerda que Dios es justo y santo al juzgar usando esta forma (comp. 15:3–4). La rezón es que los que estarán sufriendo son los que “derramaron la sangre de los santos y de los profetas” y por lo tanto, lo merecen.

Cuarta copa: el sol quema a los seres humanos 16:8–9

La gente sufrirá indeciblemente por el calor del sol (Malaquías 4:1). Hasta el día de hoy hay religiones y movimientos místicos que veneran al sol. Pero el sol es una creación de Dios así como un instrumento de él para bendición, aunque también puede dañar. Los no creyentes reconocerán la fuente de los juicios, pero renegarán de Dios por sus sufrimientos y seguirán manifestando su dureza de corazón (9:20–21). Su necesidad más grande no es escapar de los sufrimientos físicos, sino reconocer su pecado y confiar en el Rey verdadero y eterno.

Quinta copa: oscuridad sobre el reino del anticristo 16:10–11

Las tinieblas cubrirán el trono y el reino del anticristo. De nuevo se dice que los humanos blasfemarán y no se arrepentirán (comp. Éxodo 10:21–29). El gobierno y dominio del anticristo estará bajo el asalto directo de Dios y no habrá remedio. La gloria y dominio de Satanás sobre el mundo será breve. Los hombres aprenderán que su naturaleza no se sujeta a Dios y que cuando Satanás manifieste su autoridad, será en forma temporal, permitida y limitada por Dios. Su imperio será destruido en forma expedita y reemplazado por el reino del Mesías y del Dios eterno. La cuarta y quinta copas pueden ser el cumplimiento de Mateo 24:29 y Lucas 21:25–26, donde se habla de cambios en los cuerpos celestes que acompañarán a la segunda venida de Jesucristo (Joel 2:1, 2, 31).

Este es el quinto juicio, pero los hombres todavía estarán sufriendo las úlceras del primero. El lector recibe la impresión de que esos juicios son simultáneos o siguen uno al otro con rapidez y que sus efectos se acumulan en los seres humanos.

Sexta copa: los reyes se reúnen para la batalla 16:12–16

Esta es la preparación del encuentro final entre las potencias humanas y el Hijo de Dios (19:17–21). El hecho de que se va a secar el río Eufrates puede significar que en muchas formas, Dios facilitará el movimiento de los reyes que vendrán del oriente para la batalla. Como en la quinta y la sexta trompetas, Dios utilizó a los poderes diabólicos para cumplir su propósito, y aquí también lo hará. Las ranas eran símbolos de los dioses de Persia y Egipto. Para los judíos, esos dioses eran demonios, y la rana se consideraba inmunda. El hecho de que las ranas salen de la boca de los líderes malignos, sugiere que serán comunicaciones a las naciones, tal vez mentirosas y en gañosas, que provocarán el encuentro militar.

Ezequiel 38 y Daniel 11:40–45 hacen pensar que a la mitad de la tribulación, cuando el anticristo rompa el pacto de paz con Israel y se apodere de Palestina, habrá encuentros militares entre la potencia occidental del anticristo y las naciones aliadas del norte y del sur. El anticristo saldrá avante y llegará a tener dominio universal. Posiblemente, las naciones de oriente se levantarán contra el anticristo al final de la tribulación. Cuando se enfrenten a él, Jesucristo vencerá a todas esas potencias en la batalla que se menciona en 16:14 y 16 y 19:17–21. En el v. 14, la palabra batalla es plural, significando que habrá más de un encuentro; será una campaña. Joel 3:9–15 y Sofonías 3:8–9 describen la reunión de las naciones y su derrota a manos de Dios para establecer el reino del Mesías (Joel 3:16–21).

Armagedón significa literalmente “monte de Megido”, pero no se conoce algún monte con ese nombre. Su ubicación se ha interpretado como que está en el valle de Esdraelón, donde han acontecido muchas batallas, como las de Jueces 4 y 7. Los reyes Saúl y Josías murieron en ese lugar. El valle tiene 22.5 kilómetros de ancho por 32 de largo, lo cual es demasiado reducido para un encuentro de esa naturaleza, pero puede ser el centro o uno de los varios escenarios de esa confrontación.

En medio de los juicios, Dios no olvidará a su pueblo que estará esperando ser rescatado. Como en Mateo 24:43–47 y Marcos 13:32–37, son exhortados a velar y ser fieles a Dios hasta que Cristo venga.

Séptima copa: las ciudades son destruidas 16:17–21

“Hecho está”, exclama una voz desde el templo. Es el último juicio de las tres series y parece que coincide con el final de la tribulación y la caída del imperio del anticristo. Este juicio incluye varios cambios en la naturaleza: relámpagos, truenos, un gran temblor, un terremoto como nunca antes se ha visto, el movimiento de islas y montes, y una tormenta de granizo pesado. El efecto principal del terremoto es la división en tres partes de “la gran ciudad”, que probablemente es Jerusalén y la destrucción de las ciudades del mundo, con mención especial de “la gran Babilonia”. En el estudio del cap. 18, que contiene los detalles de la destrucción de Babilonia, se verán las evidencias de que se trata de la ciudad literal.

Así, el escenario terrenal quedará preparado para la aparición y victoria del Hijo de Dios (cap. 19). Juan sólo necesita relatar dos visiones que tratan de dos aspectos de Babilonia, que es la sede de la oposición a Dios y de la idolatría antigua y contemporánea.

ORDEN DE LOS EVENTOS
Primera mitad de la tribulación

El anticristo formará la alianza occidental      Dn. 7; Ap. 13, 17

Pacto del anticristo con Israel      Dn. 9:27

Juicios de los seis sellos      cap. 6

A mediados de la tribulación

Los 144, 000 serán sellados      cap. 7

Satanás será expulsado del cielo      cap. 12

El anticristo se apoderará de Palestina      Dn. 9:27, 11:41, 45

Las alianzas del sur y del norte son vencidas      Dn. 11:40–45; Ez. 38

El anticristo profanará el templo      Dn. 9:27; Mt. 24:15

La “abominación desoladora”

Segunda mitad de la tribulación

Juicios de las trompetas caps.      8–9

Ministerio de los dos testigos      cap. 11

Israel es perseguido      cap. 12

Reinado y religión del anticristo      cap. 13

Al final de la tribulación

Juicios de las copas      caps. 15–16

¡PENSEMOS!
En los caps. 15–16, ¿qué aprende del carácter de Dios? ¿Cómo le ayuda a aceptar las visiones de juicio de Apocalipsis? ¿Cuáles son los distintos medios que él usa para llevar a cabo el juicio en estos capítlos? ¿Cómo manifiestan estos capítulos que el poder de Dios es más grande que el del anticristo y de Satanás? ¿Cuál es la ciudad que reemplazará a las ciudades del mundo (21:9–11)?

¿Se cumplirán los juicios de las copas en forma literal? Posiblemente algunos detalles se expresan en lenguaje figurado. Quizá algunos versículos resumen manifestaciones más grandes y extensas del juicio de Dios. Pero los que vivan en la tribulación entenderán los aspectos literales y simbólicos. Sin embargo, se ha observado que Dios usó plagas literales similares en Egipto. Notamos referencias a grupos específicos de personas que sufrirán. Asimismo, se mencionan lugares específicos. Los dos capítulos justifican los juicios con repetida mención del carácter de Dios y el pecado del hombre. Tenemos que entender que la destrucción y muerte serán sin precedente.

Las escenas del cap. 16 son asombrosas y dolorosas. El castigo de Dios es duro. Muchos no creyentes sufren ahora por sus pecados, otros padecerán en la tribulación y todos sufrirán en la eternidad. Ninguno desea que los seres humanos experimenten tales penalidades. Sólo la enseñanza de los atributos de Dios puede dar al lector la perspectiva adecuada. Todo lo que él hace es justo y santo y corresponde a los hechos verdaderos que los hombres han realizado. No hay injusticia ni equivocación en Dios (15:3–4; 16:5–7). El lector se da cuenta de nuevo que la rebeldía de la humanidad es terrible, que todos somos culpables y que sólo por la gracia de Dios en Jesucristo muchos escapan del juicio.

Orth, S. (1998). Estudios Bı́blicos ELA: La consumación de los tiempos (Apocalipsis) (109). Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas, A. C.