Por: pastor Daniel Brito
Titulo: La rebelión de Miriam y Aarón
Texto: Números 12:1-16
«Moisés había tomado por esposa a una egipcia, así que Miriam y Aarón empezaron a murmurar contra él por causa de ella.2 Decían: «¿Acaso no ha hablado el Señor con otro que no sea Moisés? ¿No nos ha hablado también a nosotros?» Y el Señor oyó sus murmuraciones.
3 A propósito, Moisés era muy humilde, más humilde que cualquier otro sobre la tierra.
4 De pronto el Señor les dijo a Moisés, Aarón y Miriam: «Salgan los tres de la *Tienda de reunión.» Y los tres salieron.5 Entonces el Señor descendió en una columna de nube y se detuvo a la entrada de la Tienda. Llamó a Aarón y a Miriam, y cuando ambos se acercaron,6 el Señor les dijo: «Escuchen lo que voy a decirles: »Cuando un profeta del Señor se levanta entre ustedes, yo le hablo en visiones y me revelo a él en sueños. 7 Pero esto no ocurre así con mi siervo Moisés, porque en toda mi casa él es mi hombre de confianza. 8 Con él hablo cara a cara,
claramente y sin enigmas. Él contempla la imagen del Señor. ¿Cómo se atreven a murmurar
contra mi siervo Moisés?» 9 Entonces la ira del Señor se encendió contra ellos, y el Señor se marchó.10 Tan pronto como la nube se apartó de la Tienda, a Miriam se le puso la piel blanca como la nieve. Cuando Aarón se volvió hacia ella, vio que tenía una enfermedad infecciosa.11 Entonces le dijo a Moisés: «Te suplico, mi señor, que no nos tomes en cuenta este pecado que neciamente hemos cometido.12 No la dejes como un abortivo, que sale del vientre de su madre con el cuerpo medio deshecho.» Moisés intercede por Miriam13 Moisés le rogó al Señor: «¡Oh Dios, te ruego que la sanes!» 14 El Señor le respondió a Moisés: «Si su padre le hubiera escupido el rostro, ¿no habría durado su humillación siete días? Que se le confine siete días fuera del campamento, y después de eso será readmitida.» 15 Así que Miriam quedó confinada siete días fuera del campamento. El pueblo no se puso en marcha hasta que ella se reintegró.16 Después el pueblo partió de Jazerot y acampó en el desierto de Parán.» – NVI.
Introducción:
En esta noche continuamos con nuestro estudio del libro de Números, que el pastor John y un servidor hemos estado enseñando. En esta noche nos toca estudiar el capítulo 12, que trata un tema sumamente importante y es el tema de la rebeldía de Miriam y Aarón, los hermanos de Moisés, y nos sirve de gran ejemplo y ayuda sobre este tema. Ahora continuamos con nuestra lección.
Lección:
1. Un repaso. — Vamos a hacer un pequeño repaso muy necesario, para entender lo que ocurre en el capítulo que nos corresponde. En el capítulo 10, Hobab el suegro de Moisés, desea regresar a su parentela, y Moisés le pide que se quede con ellos y ayude a guiarlos.
a. Luego en el capítulo 11, tenemos dos cosas:
i. La primera es que Dios le dice a Moisés que escoja a 70 ancianos del pueblo, y les da del Espíritu que estaba en Moisés, y se los pasa a los 70 ancianos que profetizan. Eso era para que esos 70 ancianos, ayudaran a llevar la carga y el peso de la responsabilidad que Moisés llevaba.
ii. Y la segunda es las quejas del pueblo rebelde que, cansados de comer el Maná, querían carne. En resumen, Dios les dio codornices a un día de camino para que fueran y las buscaran y las comieran, pero así también envió JUICIO, por medio de una plaga.
2. El daño que las quejas hacen. — Esta versión NVI nos dice: «Moisés había tomado por esposa a una egipcia, así que Miriam y Aarón empezaron a murmurar contra él por causa de ella.» La Biblia de las Américas dice: «Entonces Miriam y Aarón hablaron contra Moisés por causa de la mujer cusita con quien se había casado (pues se había casado con una mujer cusita)»
a. El Texto Sagrado nos dice que Moisés se había casado con una mujer cusita, en lo que hoy día probablemente sería el país de Etiopía o Egipto, como dice la NVI. Por esa razón, muchos han pensado que era una mujer de piel obscura, o de raza negra.
i. No sabemos si es que Séfora había muerto, y ahora Moisés contrae matrimonio con otra mujer, que no era Israelita. Tal vez por tratarse de la esposa de Moisés, es por eso que es Miriam la parece ser la instigadora.
ii. Pero hay muchos teólogos y eruditos que piensan que era la misma Séfora, la que el Texto Sagrado menciona como su esposa, y que Miriam y Aarón estaban molestos por la influencia que los parientes de Séfora (por lo menos su padre Hobab),[1] tenían sobre Moisés.
iii. Pero en resumen, lo más probable, y es aparente en el contexto, Moisés ha contraído matrimonio con otra mujer.
b. Así que en el capítulo 11 tenemos al pueblo murmurando, y en el 12, tenemos a Miriam y a Aarón DOS líderes, siendo los que murmuran.
i. Si Moisés se había casado por segunda vez, tal vez por ser una mujer extranjera, Miriam decide murmurar de él.
ii. Pero lo más probable es como en casi todos los casos, y es que algo pequeño puede ser una excusa para una queja de algo previo más grande.
3. El celo y la envidia, muy parecidos. — (verso 2) «Decían: «¿Acaso no ha hablado el Señor con otro que no sea Moisés? ¿No nos ha hablado también a nosotros?» Y el Señor oyó sus murmuraciones.»
a. Lo más probable es que Miriam y Aarón, se habían puesto celosos porque Dios le había dado a los 70 ancianos del Espíritu de Moisés, pero a ellos no.
b. Aarón era el sumo sacerdote, y el portavoz de Moisés. Aarón era en realidad el segundo al mando, y Miriam, era profetisa, y líder de las mujeres. Quiere decir que ambos tenían puestos altos, y estaban casi siempre al lado de Moisés. Eso quiere decir que no había razón alguna para que tuvieran celo de mando, o celo espiritual.
c. Noten el regaño de Dios hacia Aarón y Miriam, y como Dios les recalca a ellos, que ya que ellos se consideraban profetas, y a todo otro profeta, Dios les hablaba con sueños y en visiones, pero no era así con Moisés. Dios hablaba cara a cara con él. Con esto Dios les está ACLARANDO que hay una diferencia entre Moisés y ellos. Dios había escogido a Moisés para ese trabajo, y no a ellos. Notemos algunas cosas:
i. (Deuteronomio 34:10) «Desde entonces no volvió a surgir en Israel otro profeta como Moisés, con quien el Señor tenía trato directo.» -NVI.
ii. Pero la Biblia de las Américas lo dice como es: «Desde entonces no ha vuelto a surgir en Israel un profeta como Moisés, a quien el SEÑOR conocía cara a cara»
iii. Con eso debemos aclarar, que Moisés nunca pudo ver la GLORIA de Dios en Su verdadera esencia, porque hubiera muerto.
(1) (Juan 1:18) «Nadie ha visto jamás a Dios; el unigénito Dios, que está en el seno del Padre, El le ha dado a conocer.» LBLA
d. El ejemplo de Moisés es real, porque el Texto Sagrado lo dice:
i. (Verso 3) «A propósito, Moisés era muy humilde, más humilde que cualquier otro sobre la tierra.»
ii. (Verso 3) «Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra.» RV1960.
iii. Recordemos que ese es el Moisés que airado al ver al egipcio golpear a un israelita, lo mató. Quiere decir que Dios había hecho una gran obra en este hombre Moisés.
4. Como enfrentar la crítica. — Un comentario Bíblico, dice algo que es muy cierto sobre la crítica: «Todos enfrentamos críticas. Ni los buenos ni los malos, ni los jóvenes ni los ancianos pueden
escapar de la crítica. Aun los más grandes hombres y mujeres están expuestos al ojo y la lengua crítica. Jesús dijo: ¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablan bien de vosotros! Porque asían sus padres con los falsos profetas (Luc. 6:26). Si el cristiano vive como debe, Satanás lo combate con la crítica.»[2]
a. Para nosotros que estamos en el Nuevo Pacto, debemos seguir ese ejemplo, y las muchas enseñanzas sobre cual debe ser nuestra actitud. Este propio estudio de la vida de Moisés y sus hermanos, es un ejemplo de cómo debemos responder, y cómo debemos actuar. Debemos recordar que el ser humano tiende a ser celoso y, envidioso, por eso tenemos que crucificar nuestro YO, con JESUCRISTO, y así poder decir como el apóstol Pablo decía: «Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.»
b. El primer ejemplo: celos, bandos, contiendas.
i. En primer lugar, la actitud del apóstol Pablo, quien aclara que cuando fue a Corinto, una ciudad griega, bien dada al conocimiento y la filosofía, Pablo decidió que su mensaje se iba a limitar a hablar de JESUCRISTO, y a Él crucificado. Aun pudiendo lucir su conocimiento, Pablo decide que no es lo que él conoce, sino lo que el Verdadero mensaje debe ser y es: JESUCRISTO.
(1) (1 Corintios 2:1-2) «Yo mismo, hermanos, cuando fui a anunciarles el testimonio de Dios, no lo hice con gran elocuencia y sabiduría.2 Me propuse más bien, estando entre ustedes, no saber de cosa alguna, excepto de Jesucristo, y de éste crucificado.»
ii. Un gran contraste de eso eran los bandos y distintas facciones que se habían formado en esa iglesia.
(1) (1 Corintios 3:1-9) «Yo, hermanos, no pude dirigirme a ustedes como a espirituales sino como a inmaduros,[a] apenas niños en Cristo.2 Les di leche porque no podían asimilar alimento sólido, ni pueden todavía,3 pues aún son inmaduros. Mientras haya entre ustedes celos y contiendas, ¿no serán inmaduros? ¿Acaso no se están comportando según criterios meramente humanos?4 Cuando uno afirma: «Yo sigo a Pablo», y otro: «Yo sigo a Apolos», ¿no es porque están actuando con criterios humanos? 5 Después de todo, ¿qué es Apolos? ¿Y qué es Pablo? Nada más que servidores por medio de los cuales ustedes llegaron a creer, según lo que el Señor le asignó a cada uno.6 Yo sembré, Apolos regó, pero Dios ha dado el crecimiento.7 Así que no cuenta ni el que siembra ni el que riega, sino sólo Dios, quien es el que hace crecer.8 El que siembra y el que riega están al mismo nivel, aunque cada uno será recompensado según su propio trabajo.9 En efecto, nosotros somos colaboradores al servicio de Dios; y ustedes son el campo de cultivo de Dios, son el edificio de Dios.»
iii. Pablo les aclara que por su actitud, eran carnales, en vez de ser espirituales. Ese es el peligro de los celos y envidias, especialmente, la envidia espiritual. El apóstol aclara que cada persona tiene su parte que hacer, pero ninguna es mejor que la otra.
c. El segundo ejemplo tiene que ver con algunas de las cosas que ocurren en nuestros días. Es, y ha sido muy común el que surjan algunos diciendo: “Dios me dijo esto”, o “Dios me dijo aquello”. La historia de la Iglesia está llena de personas que comenzaron muy bien, pero se INFLARON de orgullo, y comenzaron con su: “Dios me dijo”, y eso los llevó al error.
i. Cuando una persona dice: “Dios me dijo”, está diciendo algo bien serio. Es como cuando Jeremías, o Isaías, o Elías decían igual. Decir “Dios me dijo” implica ponerle palabras a Dios que, probablemente Dios nunca se los haya dicho.
ii. El apóstol Pablo menciona a algunos que comenzaron bien, pero que habían terminado mal, enseñando lo que querían en su error.
(1) (2 Timoteo 2:15-19) «Esfuérzate por presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse y que interpreta rectamente la palabra de verdad.16 Evita las palabrerías profanas, porque los que se dan a ellas se alejan cada vez más de la vida piadosa,17 y sus enseñanzas se extienden como gangrena. Entre ellos están Himeneo y Fileto,18 que se han desviado de la verdad. Andan diciendo que la resurrección ya tuvo lugar, y así trastornan la fe de algunos.19 A pesar de todo, el fundamento de Dios es sólido y se mantiene firme, pues está sellado con esta inscripción: «El Señor conoce a los suyos», y esta otra: «Que se aparte de la maldad todo el que invoca el nombre del Señor».
iii. Estas dos personas mencionadas por el apóstol, Himeneo y Fileto, parece que habían sido parte de la Iglesia. Eso quiere decir que habían comenzado bien, pero, seguramente que empezaron a enseñar que Dios les había REVELADO algo a ellos muy diferente, y era que la resurrección ya había ocurrido.
(1) Estos hombres habían caído en un error bien grande, por jactarse, y ser arrogantes espiritualmente.
(2) De ahí nuestro Texto Clave en el verso 15: «Esfuérzate por presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse y que interpreta rectamente la palabra de verdad.»
d. El mejor y último ejemplo, es Juan el Bautista, quien podía haberse sentido orgulloso de haber sido el precursor del Cristo, y como siempre, alguien tenía que surgir con un CHISME para incitarlo.
i. (Juan 3:25-30) «Se entabló entonces una discusión entre los discípulos de Juan y un judío en torno a los ritos de purificación.26 Aquéllos fueron a ver a Juan y le dijeron: —Rabí, fíjate, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, y de quien tú diste testimonio, ahora está bautizando, y todos acuden a él. 27 —Nadie puede recibir nada a menos que Dios se lo conceda —les respondió Juan—.28 Ustedes me son testigos de que dije: “Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de él.” 29 El que tiene a la novia es el novio. Pero el amigo del novio, que está a su lado y lo escucha, se llena de alegría cuando oye la voz del novio. Ésa es la alegría que me inunda.30 A él le toca crecer, y a mí menguar.»
ii. Noten el ejemplo de Juan, quien sabía muy bien cual era su labor.
iii. Cuando nuestro SEÑOR se enteró de lo que la gente decía, también levantó campamento y se fue.
(1) (Juan 4:1-3) «Jesús se enteró de que los fariseos sabían que él estaba haciendo y bautizando más discípulos que Juan2 (aunque en realidad no era Jesús quien bautizaba sino sus discípulos).3 Por eso se fue de Judea y volvió otra vez a Galilea.»
5. El castigo. — Regresando ahora a nuestro Texto en el libro de Números 12, encontramos ahora el castigo, y parece ser que Miriam tal vez fue la instigadora en el asunto, y por eso recibe el peor castigo. «Entonces la ira del Señor se encendió contra ellos, y el Señor se marchó.10 Tan pronto como la nube se apartó de la Tienda, a Miriam se le puso la piel blanca como la nieve. Cuando Aarón se volvió hacia ella, vio que tenía una enfermedad infecciosa» (versos 9-10).
a. El cuerpo de Miriam se había quedado totalmente blanco, lo que se cree que era lepra, y ahora tenemos enseguida la intervención de Aarón y Moisés:
i. Aarón intercede por su hermana, pero podríamos decir que intercede por sí mismo, por si acaso vendría sobre él también el castigo.
ii. Moisés enseguida intercede por su hermana, y le pide a Dios que la sane.
b. Aunque el Texto Sagrado no lo dice, la mayoría de los comentaristas piensan que Dios la sanó en el momento que Moisés oró por ella, pero el castigo ya estaba decretado, y tenía que estar siete días fuera del campamento, que era el tiempo de purificación requerido para un leproso (Lev. 14:1-9).
i. «Como la lepra la ha hecho inmunda físicamente, el pecado de los celos todavía contamina espiritualmente a muchos. Hay que limpiarse antes de ser integrado al pueblo otra vez.
Ademas, por su actitud y sus acciones. María ha deshonrado a Moisés e indirectamente a Dios, quien eligió a Moisés.»[3]
6. Últimas palabras. — Esta historia en el libro de Números nos deja muchas lecciones del Texto Inspirado, y podemos estar seguros que no solamente se han registrado como un evento histórico, lo cual lo es sin ninguna duda, pero también nos deja una lección a TODOS nosotros, sobre la humildad, la murmuración, el orgullo espiritual, y la insubordinación. El SEÑOR nos llama a ser ejemplos como Juan el Bautista y, cuanto mejor, nuestro SEÑOR JESUCRISTO. A Él sea la Gloria, y toda la Honra. Amen.
Conclusión:
Oremos.
Notas:
[1]Para una explicación sobre las diferencias en los nombres del suegro de Moisés, la encuentra aquí: http://pastordanielbrito.wordpress.com/2009/04/20/preguntas-recibidas-¿errores-de-la-biblia/
[2]David Daniels, Comentario Bíblico Mundo Hispano, tomo 3, p 205, editorial Mundo Hispano.
[3]Ibid., 206.
*Este sermón fue predicado en Abril, 2009.