La proyección evangelística de la iglesia

por Pedro Lapadjian

El pueblo evangélico está interesado en acelerar el proceso de evangelización mundial y se ha lanzado en innumerables proyectos. El año 2000 desafía a iglesias, organizaciones y movimientos a trazar planes para alcanzar con el evangelio a los que nunca lo han oído.



En toda América Latina el sector de iglesias evangélicas está experimentando un notable crecimiento numérico, y su impacto trasciende las fronteras del continente por su emergente vocación misionera. Quienes estamos involucrados en esta proyección evangelistica de la iglesia debemos considerar cuatro elementos que son esenciales en la predicación del mensaje eterno y los desafíos de una nueva coyuntura histórica.1. PROYECCIÓN DEL MENSAJE

Siempre tenemos presente el imperativo divino:«Id por todo el mundo y predicad el evangelio». Nuestros corazones responden afirmativamente y hay una continua pasión que nos lleva a responder al igual que Isaías «heme aquí, envíame a mí» (Is. 6:8) Es así que nos lanzamos en una vorágine de actividades con el propósito de extender el reino de Dios. No tenemos dificultades con el ir, ni con las actividades que derivan de este imperativo. Lo que plantea una revisión es lo que se nos encomienda predicar, es decir, el evangelio.

Al asistir a cruzadas multitudinarias, encender el receptor de radio y hurgar en la literatura contemporánea podemos percibir que es imprescindible volver a revisar cuáles deberían ser los contenidos del evangelio. Se pueden tomar las Escrituras, leerlas, elaborar elocuentes discursos, sacudir las emociones de las multitudes y aun hablar de Cristo, pero no estar evangelizando. Muchos movimientos que en América Latina son considerados cristianos evangélicos no tienen en su mensaje la fidelidad requerida, por lo que traen aparejadas distorsiones reñidas con la clara enseñanza bíblica. Es más profundo que una dificultad idiomática o litúrgica, es un problema de orden teológico. Es la comprensión de la persona de Dios, su forma de actuar y la respuesta que espera del hombre.a. ¿Cuál es el mensaje que se proyecta?

En tiempos de la iglesia primitiva apóstol Pablo señala un problema que parece repetirse en nuestros días. El lo explica así: «Porque 1os judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura» (1 Co. 1:22, 23).

Entre estas demandas de oyentes se señala una posición Hoy también escuchamos prolijos y elocuentes discursos que levantan monumentos a la erudición y reciben la aprobación de la elite intelectual. El énfasis está puesto en la selección de las palabras y despiertan admiración, pero realmente es una oratoria hueca que deja insensible al receptor del mensaje En otras ocasiones, el emocionalismo exacerbado de la presentación, a través de hombres con delirios mesiánicos, cierra las puertas a quienes están en la búsqueda de Dios. En ambos casos hay una exaltación de la personalidad humana que no tiene ningún resultado en la penetración del mundo espiritual. Parafraseando al Apóstol podemos decir: «poco me importan las presiones de la gente, yo sé que debo predicar a Cristo crucificado, aunque esto no es lo que están esperando».b. ¿Cuál es el mensaje que se debe proyectar?

En Filipenses 2:5-1l se encuentra una síntesis cristológica en lo que se cree que fue uno de los primeros himnos entonados por la iglesia primitiva. Allí se señala la deidad de Jesucristo, su encarnación, su muerte en la cruz, su resurrección, su ascensión y la confesión de su señorío. El es el Kyrios de Dios, el amo, el jefe, la máxima autoridad. Exige sujeción,, pero el hombre se ha separado de El a causa de su pecado. Por lo tanto El manda «a todo hombre, en todo lugar, que se arrepienta» (Hch. 17:30).

En el Nuevo Testamento la palabra arrepentimiento es por lo general la traducción del vocablo griego metanoia. Es un cambio interior de mente, afectos, convicciones y entrega, arraigado en el temor de Dios y el pesar por las ofensas cometidas en su contra; cuando es acompañado por la te en Jesucristo, resulta en un cambio hacia Dios y en servicio a El. En 2 Corintios 5:18-20 Pablo explica: «Y todo esto proviene de Dios; quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: reconciliaos con Dios».

Nosotros somos embajadores de Cristo y un embajador no establece la política de su gobierno, sino que la ejecuta. Es por este motivo que no tenemos derecho a proclamar el mensaje quitando sus demandas o fortificándolo con elementos externos. El contenido de nuestra proclamación es tan importante que tiene dimensiones eternas. A un evangelista de la iglesia primitiva se le encomienda: «ten cuidado de ti mismo y de la doctrina, persiste en ello, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren» (1 Ti, 4:16).

2. PROYECCIÓN DE VIDAS

Hoy como nunca el mensaje ha caído en descrédito. Esto se debe a la dicotomía existente entre mensaje y mensajero. La gente está abierta al evangelio, lo que no está dispuesta es a pasar por alto nuestro testimonio. Entonces, ¿qué clase de vidas se deben proyectar?

a. Hombres y mujeres santificados

Motivaciones santificadas

La Biblia enseña que algunos predican a Cristo por envidia. Esto se hace evidente cuando apostamos al éxito transitorio de los números. Hay que santificarse para vencer la tentación que está oculta detrás de nuestras estadísticas e informes, es decir, orgullo personal, sensación de éxito o prestigio denominacional. Dios está interesado en las personas más que en las estadísticas. Sabemos que «quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad» (1 Ti. 2:4). Asimismo «no quiere que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento» (2 P 3:9).

En el libro de los Hechos de los Apóstoles hay varias referencias al crecimiento numérico, pero en ningún caso se lo coloca como meta consciente del trabajo. Mas bien el objetivo de la iglesia es que «la Palabra de Dios corra y sea glorificada» (2 Ts. 3:11). Al tener esto presente predicamos confiando en que su Palabra no volverá a El vacía.

Relaciones santificadas

Algunos basan su mensaje en la crítica a otras denominaciones o mostrando las carencias de otros grupos. Eso no es evangelismo, sino proselitismo. Trae división, desconfianza y dolor, siendo una manifestación de perversión espiritual. La duplicación de esfuerzos es mala administración, por eso Pablo se propuso ir donde Cristo no hubiera sido anunciado. Dios no nos pide competir sino cooperar, para que dentro de un marco ético podamos levantar en alto a Jesucristo.

b. Hombres y mujeres preparados espiritualmente

Todo lo señalado sería superado si la evangelización no fuera producto de mecánicas elaboradas por los hombres, centradas en actividades desgantantes. En la visión del varón macedonio se evidencia que nuestros proyectos no son necesariamente los de Dios. Fue el Espíritu Santo quien le habló a Pablo para prohibirle ir a Asia, no permitirle ir a Bitinia y abrirle la puerta de Macedonia, que aparentemente estaba fuera de sus planes. Por esto debemos buscar la acción inspiradora del Espíritu Santo, que habla a quienes están abiertos a su accionar y señala los senderos por los cuales transitar.

Intelectualmente

Alguien inventó que en la ignorancia hay virtud, esgrimiendo como argumento un versículo fuera de contexto: «la letra mata, mas el Espíritu vivifica» (2 Co. 3:6). En el Areópago ateniense, Pablo demuestra que en su acervo cultural estaban registrados los conocimientos de las dos escuelas de pensamiento dominantes en esa cultura, es decir, epicúreos y estoicos. No es casualidad que Dios lo haya escogido para llevar su nombre delante de los reyes. No somos llamados a intelectualizar la fe, sino a ser llenos del Espíritu Santo. Pero mientras vivimos en plenitud espiritual y andamos en el Espíritu, debemos prepararnos para presentar defensa ante todo aquel que demande razón de la esperanza que hay en nosotros. (1 P. 3:15)

Al escuchar las expresiones idiomáticas y los métodos que utilizamos para evangelizar, muchos nos siguen considerando como una secta fanática, alimentada por supersticiones, que no se interesa en los problemas reales del hombre. Los predicadores latinoamericanos debemos levantarnos con la autoridad de Dios para dar opinión sobre los temas que importan a la sociedad, dejando olvidados los estereotipos gastados que se repiten mecánicamente, pero que pocos entienden.

Debemos asumir que hoy estamos enfrentados a nuevas situaciones que llevan a pronunciarnos sobre temas tales como el divorcio, la legalización del aborto, la homosexualidad, la manipulación genética, la violencia, el narcotráfico, la penetración de las filosofías orientales y el avance ocultista. Para opinar sobre estos temas hay que estar debidamente documentados, y esto presupone tiempo invertido en estudio y preparación. Felizmente, en casi todas las congregaciones hay una gran cantidad de universitarios, profesionales y cristianos comprometidos en la extensión del reino de Dios que se están involucrando en funciones públicas, permeando con su testimonio las esferas más altas.c. Hombres y mujeres respaldados

Cada vez es más frecuente la presencia de empresas y movimientos desvinculados de la iglesia local. Generalmente son personas que no están bajo la sujeción de nadie, ni identificados plenamente con una congregación. Necesitan actividades paralelas para [levar adelante proyectos personales, convocando especialmente a los jóvenes, quienes regresan trayendo dificultades a las autoridades de la Iglesia.

En Antioquía tenemos un modelo exacto de lo que el Señor aprueba. Cuando Dios llamó a Bernabé y a Saulo, estos eran contados entre los profetas y maestros de la iglesia. En un ambiente de espiritualidad propicio, claramente el Espíritu Santo separó a quienes les encomendaría una labor de corte evangelístico y misionero.

En una segunda ocasión la Iglesia por medio de su liderazgo les impone las manos en reconocimiento de este llamado y los envía a predicar. Salieron como evangelistas de la iglesia de Antioquía y al concluir »…navegaron a Antioquía desde donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían cumplido. Y habiendo llegado, y reunido a la iglesia, refirieron cuán grandes cosas había hecho Dios con ellos, y cómo había abierto la puerta de la fe a los gentiles» (Hch. 14:26, 27).3. PROYECCIÓN A UNA SOCIEDAD

Con qué facilidad somos miopes en cuanto a la cosmovisión. La acción evangelística debe hacerse efectiva en un reconocimiento del mundo como el escenario donde Dios quiere que despleguemos la labor En este sentido somos llamados dos desafíos geográficos:a. Nuestra nación

Es imprescindible que conozcamos las costumbres y desenvolvimiento de quienes escuchan el mensaje. Uno de los grandes peligros que tiene toda labor evangelística es presentar el mensaje añadiéndole componentes culturales propios sin considerar los de los oyentes.

Latinoamérica no escapa al continuo ingreso de movimientos, programas y evangelistas, que muchas veces llegan con una prédica metodología descontextualizada en ocasiones, contraproducente.

Muchos de estos predicadores responden las preguntas que nadie formula, evidenciando desconocer el medio en el que se mueven. Para una mayor identificación con los oyentes, ha llegado el tiempo de respaldar ministerios evangelísticos que surjan desde Latinoamérica que con voz profética llamen a la nación al arrepentimiento, que partiendo de la eterna e inmutable Palabra de Dios, prediquen mensajes no en un vacío social, sino en respuesta a las necesidades de gente.b. Hasta lo último de la tierra

Dios no nos llama a que limitemos la tarea hasta el último banco de iglesia, sino hasta lo último de tierra. Hay pueblos no alcanzados millones que nunca escucharon hablar de Cristo y un mundo por el que tendremos que responder a Dios las preguntas que formula a la iglesia »¿Cómo pues, invocarán aquel en el cual no han creído? cómo creerán en aquel de quien han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? (Ro. 10:14,15).

Los pastores y evangelistas debemos orar a Dios que nos ayude a ampliar nuestra visión misionera para ésta sea trasmitida a toda la congregación y que podamos ver más allá de nuestra geografía inmediata a fin de que toda nación, etnia y raza haya tenido la oportunidad de conocer a Cristo.

4. PROYECCIÓN DE METODOLOGIAS ADECUADAS

Leí la historia de un hombre que llegó a un pueblo y encontró decenas de círculos blancos en todas las paredes de la aldea. Cuando preguntó por qué estaban ahí, alguien respondió que se trataba de un borracho que empezaba a disparar tiros para todos lados. Al día siguiente venía y pintaba círculos alrededor de los tiros, para justificar que dio en el blanco. Tengo la sensación de que muchas de nuestras actividades evangelisticas se asemejan a esta historia.

Cuántas veces fuimos deslumbrados por predicadores que vienen acompañados de una promoción que sigue los patrones seculares de comportamiento y de venta, y que son el reflejo de otras sociedades. Coincidentemente dicen sentir de parte de Dios que traerán un avivamiento, y sucede en algunos casos que al retirarse la Iglesia ha retrocedido en -su imagen pública.

Debemos observar que las iglesias que han crecido en el continente (por conversión y no por traslado de miembros de otras congregaciones) lo hicieron sin presupuestos elevados ni predicadores exitosos.

Son iglesias que saben cuál es su misión, y en ayuno y oración buscan la dirección de Dios, que siempre será clara, y dan pasos de fe para lograr los objetivos que se han trazado.

Lo que nos enseña el Señor es que la evangelización debe partir de una Iglesia que conozca su medio, y que junto al pastor, por su estilo de vida, se ganen el derecho a ser oídos dentro de su comunidad, pues viven, sufren y experimentan las mismas cosas.5. CONCLUSIÓN

Es famoso el mensaje de Martin Luther King titulado «Tuve un sueño». Yo también tengo sueños y oraciones dentro de mi corazón. Sueño con una evangelización que venga como resultado de la proyección de la Iglesia y no por la actividad de organizaciones paralelas. Sueño con evangelistas con un llamado reconocido por la Iglesia local, que conozcan el texto bíblico, que tengan una sana doctrina y que llenos del Espíritu Santo anuncien con tono protético a esta sociedad pagana la eterna e inmutable Palabra de Dios.

Sueño con una Iglesia que crea en la dirección del Espíritu Santo para evangelizar; y no que esté mirando hacia afuera para repetir mecánicamente las formas, expresiones idiomáticas y estilos, adoptándolos para su medio como una especie de solución mágica. Sueño con una Iglesia con un ministerio integral para que «así alumbre vuestra luz delante de los hombres y para que al ver vuestras buenas obras glorifiquen al Padres que está en los cielos» (Mt. 5:16).

Sueño que las congregaciones se unan para celebrar cruzadas evangelísticas, en donde el acento no esté puesto en la exaltación de la personalidad humana, sino en Aquel que «vino a buscar y a salvar lo que se había perdido» (Lc. 19:10).

De este modo, sin duda, la evangelización será efectiva y veremos a todas las naciones de nuestro continente convertidas al Rey de reyes. El lic. Pedro Lapadjian es evangelísta en Uruguay, su país natal. Además es pastor de la Iglesia Armenía en Montevideo