La Pascua: Juicio y Redencion

AD

La primera pascua original señalaba el comienzo de la vida nacional de Israel. “Este mes os será principio de los meses;… será este primero de los meses del año”, les dijo Dios (Éxodo 12.2).

El relato de la pascua (Éxodo 11-13) constituye una revelación que l Dios de Israel hace de sí mismo en tres papeles. Primero, Yahvéh se reveló a sí mismo como Juez.

El trasfondo lo constituía la amenaza de la plaga final. Moisés debía advertir a faraón en los términos más solemnes que a la medianoche Yahvéh mismo pasaría por Egipto y heriría de muerte a todos los primogénitos.

No habría discriminación alguna ya sea entre seres humanos y animales, o entre diferentes clases sociales. Todo primogénito barón moriría. Había una sola manera de escapar, una forma dispuesta y provista por Dios mismo.

Segundo, Yahvéh se reveló como el Redentor. En el día décimo del mes cada familia israelita debía elegir un cordero (Un macho de un año y sin defecto), y debía matarlo en el día decimocuarto.

Luego debía separar parte de la sangre del cordero, meter una rama de hisopo en esa sangre, y rociar en el dintel y los postes de la puerta de entrada a la casa. Esa noche no debían salir de sus casas por ningún motivo.

Una vez derramada y rociada la sangre, debía cobijarse a su amparo. Dios había anunciado su intención de salir “por en medio de Egipto” ejerciendo juicio. Ahora agregaba su promesa de pasar por alto (pasaré de vosotros) toda casa señalada con la sangre a fin de protegerla de la amenaza de destrucción.

Tercero, Yahvéh se reveló a sí mismo como el Dios del pacto con Israel. Los había redimido para convertirlos en su propio pueblo. Por eso debían conmemorar y celebrar su bondad, porque los salvó de su propio juicio.

La noche misma de la pascua debía hacer fiesta con el cordero asado, con hierbas amargas y pan sin levadura, y debían hacerlo con la ropa ceñida por el cinturón, con los zapatos calzados y el bordón en la mano, listos para ser rescatados en cualquier momento.

Algunos aspectos de la comida les hablaban de la opresión que habían sufrido (por Ej. Las hierbas amargas), y otros de su futura liberación (por Ej. La ropa). En cada aniversario la fiesta debía durar siete días, y debían explicarles a sus hijos lo que significa toda esa ceremonia: