La fidelidad a Dios, clave para vencer

Música. Una palabra que sonaba agradable a sus oídos. Y más, cuando iba acompañada de sonidos. Si era salsa, mejor. Al fin y al cabo caleño. Si algo amaba David era dormir hasta tarde, dejarse crecer la barba… y escuchar música. No había fin de semana sin que armara programa para ir a bailar. Iniciaba los viernes en la noche y terminaba los domingos en la mañana, poniendo el equipo de sonido a todo volumen, así despertara a los vecinos.

Un día, el que menos imaginó, escuchó con detenimiento a un compañero que le hablo de Jesucristo. “Tú puedes cambiar, dejar ese trago…”. “Ah, no… Eso si que no… Si bailar, beber y oír música son mis mayores alicientes… ¿Cómo así que la religión me los va a quitar? No señor.”, replicó. Su amigo comprendió que había comenzado mal el diálogo y le habló de algo que resultó mucho más eficaz: con ayuda del Señor Jesús lograrás crecimiento personal y espiritual.

Le gustaron los servicios religiosos, aunque a decir verdad, iba a la congregación en semana, para tener libre el domingo y poder pasarse la noche del sábado tomando aguardiente.

Con el tiempo, hasta a los cultos dominicales iba. La situación se normalizó en casa. Su madre no daba cantaleta como antes, financieramente cada peso le alcanzaba, no tenía tantos choques con sus compañeros de oficina y hasta su novia de muchos años, le perdonó las infidelidades. “Con el cambio de actitud que observo en ti, estoy segura que nuestra relación será de ahora en adelante más firme”.

Pero un diciembre, se desenfrenó. Aprovechando que le regalaron una botella de whisky, compartió un trago con sus amigos y luego se fueron a bailar. Por algún tiempo no volvió a la iglesia. Lo hizo obligado por el cúmulo de problemas que se vinieron encima. Sin embargo, pasados unos días, y cuando estaba marchando bien en su vida cristiana, dio un traspiés y andaba con sus amigos de farra.

Así estuvo hasta que cayó gravemente enfermo. Pero en medio de la crisis clamó a Dios y Él lo hizo libre. Trajo sanidad a su vida. A fuerza de tropezones y de levantarse, aprendió sobre la importancia de guardar la fidelidad delante del Señor, cuidando de poner por obra sus mandamientos y preceptos…

Buscando las bendiciones, sin dar nada a cambio

Con frecuencia encontramos a muchas personas que, bien sea al leer la Biblia o asistir a un servicio religioso, quieren las bendiciones. Esa es su principal motivación. Las condiciones—que consideran como la letra pequeña de un contrato—la pasan por alto. No les interesa. Lo que les mueve esencialmente son las bendiciones. Obtener lo mejor de la vida, sin dar nada a cambio. Asidos del convencimiento que asiste a muchos y es que Dios y el mundo les deben algo, pero ellos no le deben nada—fidelidad en este caso—a Dios ni a quienes les rodean.

Esa misma actitud era la que identificaba al pueblo de Israel en sus diferentes etapas históricas. Una de ellas, que considero relevante, es cuando entran a tomar posesión de la tierra prometida. Una vez muere Josué, que fue el encargado de distribuir el territorio, se olvidaron de Su creador.

El autor sagrado describe la situación vívidamente, de la siguiente manera: “Josué hijo de Nun, siervo del SEÑOR, murió a la edad de ciento diez años, y lo sepultaron en Timnat Jeres, tierra de su heredad, en la región montañosa de Efraín, al norte del monte de Gaas. También murió toda aquella generación, y surgió otra que no conocía al SEÑOR ni sabía lo que él había hecho por Israel. Esos israelitas hicieron lo que ofende al SEÑOR y adoraron a los ídolos de Baal. Abandonaron al SEÑOR, Dios de sus padres, que los había sacado de Egipto, y siguieron a otros dioses —dioses de los pueblos que los rodeaban—, y los adoraron, provocando así la ira del SEÑOR.” (Josué 2:8-12. Nueva Versión Internacional)

Los israelitas—como puede ocurrir con nosotros hoy—sólo guardaban compromiso con Dios si alguien los presionaba. Usted y yo debemos ser cristianos toda la semana, no solamente los domingos en la celebración. Tener un testimonio de vida de excelencia cuando nos desenvolvemos socialmente, en el hogar o en el trabajo, y no solamente cuando nos ve el pastor.

Dios nos rescató del pecado. A través de Jesús el Señor nos hizo salvos. No podemos volverle la espalda cuando todo va bien y creemos que no necesitamos de nada, de nadie ni de nuestro Padre celestial.

Problemas que provocamos

¿Ha escuchado a quienes se quejan porque enfrentan muchos problemas y se preguntan: ? Olvidan que muchos de los problemas que afrontamos, no los producen los demás ni son el fruto de un “ataque satánico” sino que nosotros mismos los desatamos. Examínese con detenimiento y descubrirá que muchos dolores de cabeza fue usted y no los demás los que los propiciaron, por no medir el alcance de sus acciones, de sus palabras, gestos e incluso, descuidos.

¿Qué le ocurrió a los israelitas y nos puede pasar hoy cuando nos apartamos del Señor? Que se liberan cualquier cantidad de problemas. Tome nota del siguiente pasaje: “Entonces el SEÑOR se enfureció contra los israelitas y los entregó en manos de invasores que los saquearon. Los vendió a sus enemigos que tenían a su alrededor, a los que ya no pudieron hacerles frente. Cada vez que los israelitas salían a combatir, la mano del SEÑOR estaba en contra de ellos para su mal, tal como el SEÑOR se lo había dicho y jurado. Así llegaron a verse muy angustiados.”(Jueces 2:14, 15. Nueva Versión Internacional).

¿Por qué ocurría esto? Por la actitud de los israelitas. Una vez desaparecía el líder, volvían a apartarse del Señor. “Muy pronto se apartaron del *camino que habían seguido sus antepasados, el camino de la obediencia a los mandamientos del SEÑOR.”(Versículo 16) . Finalmente aquellas circunstancias adversas, cosechadas por los propios israelitas, se convirtieron en pruebas para comprobar si seguirían insistiendo en su comportamiento ajeno a Dios o retornarían a la observancia los mandamientos del Padre celestial (Cf. Jueces 3:4).

Hoy es el día para volvernos a Dios

Es probable que atraviese situaciones que no comprende. Haga un alto en el camino. Examine si la concatenación de problemas que le asaltan en lo espiritual, financiero, sentimental, familiar y social no son la consecuencia de su alejamiento de Dios o sencillamente, de no abrirle Su corazón para que Él reine. ¡Vamos, evalúese! Es el comienzo para comenzar de nuevo!

¿Qué hicieron los israelitas en un momento de profunda crisis, con enemigos por todos lados, entre ellos a los arameos que eran sus enemigos? Volvieron su mirada a Dios. Reconocieron su error, se arrepintieron y acudieron a Aquél que todo lo puede: “Pero clamaron al SEÑOR, y él hizo que surgiera un libertador, Otoniel hijo de Quenaz, hermano menor de Caleb. Y Otoniel liberó a los israelitas. El Espíritu del SEÑOR vino sobre Otoniel, y así Otoniel se convirtió en caudillo de Israel y salió a la guerra. El SEÑOR entregó a Cusán Risatayin, rey de Aram, en manos de Otoniel, quien prevaleció sobre él. El país tuvo paz durante cuarenta años, hasta que murió Otoniel hijo de Quenaz.”(Jueces 3:9-11. Nueva Versión Internacional)

En medio de las circunstancias que usted enfrenta hoy, es tiempo para cambiar de dirección. Permítale al Señor que tome control de las situaciones por las que esté atravesando, sea cuales fueren. No se detenga. Basta que usted tome una decisión. La salvación vendrá de donde menos lo espera.

¿Necesita un milagro?

Probablemente esté necesitando un milagro. El momento por el que atraviesa es sumamente difícil. A su condición personal o espiritual, que pareciera ir hacia una espiral sin fondo, se suma una enfermedad, pésimas relaciones interpersonales o una deuda que considera impagable. ¡Dios puede hacer algo nuevo hoy!

¿Qué hacer entonces? Clame al Señor. Hágalo con fe. No dude que, como en el caso de los israelitas una vez se convirtieron a Dios, Él –nuestro amado Creador—hará algo que escapa a la lógica humana y responderá con hechos sobrenaturales. ¡Jamás olvide que el Dios en el que usted y yo hemos creído es un Dios de milagros! Y el paso esencial para avanzar en esa dirección, es la oración. ¡Comience ahora!

Contacte al Autor: pastorfernandoalexis [arroba] gmail.com Ministerio: Alianza Cristiana y Misionera Colombiana

Fuente: www.centraldesermones.com