Sermones Cristianos | Predicas Cristianas
“Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo” (1 Corintios 3:10-11).
Introducción:
La ciudad de Corinto es una ciudad portuaria, y por su ubicación era una ciudad de un gran movimiento económico, así como una metrópolis en donde concurrían muchas culturas y religiones. Se cree que la comunidad cristiana en Corinto era una red de células, o reuniones familiares. Esta red de pequeños grupos se extendía por toda la ciudad.
Esta forma de congregación descentralizada y la afluencia de múltiples culturas dio como principal problema la división de la iglesia de Corinto. Líderes que se creen dios y miembros partidarios era el problema que el apóstol enfrentó después de año y medio aproximadamente de trabajo.
Estos mismos problemas se dan ahora en la iglesia actual. Las diferentes formas como se interpreta la biblia, produce una serie de puntos doctrinales específicos. No es que sea malo del todo, el problema es cuando ciertos grupos se apropian de esa interpretación y la hacen única y excluyente.
Pero Dios en su sabiduría nos dejó un principio fundamental que es el que debe regir nuestra vida.
1) Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada
Es dado por gracia, departe de Dios…
Esto significa que no es conocimiento humano. Cristo no es conocimiento humano, su obra salvadora no tiene nada que ver con nuestras formas de pensar o con nuestra interpretación personal de las escrituras “…YO SOY EL CAMINO…” son las palabras reveladoras dichas por el ÚNICO camino de vida, JESÚS.
2) …Puse el fundamento
Ese fundamento es Cristo, su verdad, salvación, obra redentora, y entronización en nuestro corazón es la base del cambio de nuestra vida.
3) …Y otro edifica encima…
La edificación sobre ese fundamento ese fundamento, es llevada a cabo por las personas que nos dan los principios básicos de la vida cristiana.
Principios básicos dados por Jesús, ya que fueron desarrollados a través de las enseñanzas de Pablo.
4) … pero cada uno mire como sobreedifica…
Es responsabilidad nuestra construir con materiales fuertes y duraderos.
De nosotros dependerá el que la obra de Cristo continúe en nuestra vida. Pablo lo menciona en ROM 12:2; conocer la buena voluntad de Dios depende de que tanto nuestro conocimiento de El nos lleva a través del cambio en nuestra vida.
Conclusión:
Una vez puesta la base de nuestra vida cristiana, es necesario que nos responsabilicemos como vivimos diariamente.
…Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo” No puede existir una vida cristiana si Cristo no es el fundamento, y no puede ser edificada una correcta vida cristiana si el material con que se edifica no es del mismo material del fundamento. Todo inicia en Cristo, sigue en Cristo y termina en Cristo.
Nota: usted puede agregarle lo que necesite para utilizarlo luego.
1. “¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo?” v. 7.
En primer lugar observamos que los demonios conocen muy bien a Cristo. En lugar de huir vinieron él, a través de aquella “casa” humana, preguntándole: “¿Qué tienes conmigo, Jesús Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes” v. 6. Hay en esto un conocimiento claro sobre la persona de Jesús. En este encuentro podemos ver cómo Jesús es dueño de toda la escena. Los pobres discípulos estarían temblando todavía de miedo por la experiencia en el mar y ahora se encuentran con una conversación entre su Maestro con los demonios. ¿Por qué ellos no querían que se les enviara fuera de la región? ¿Por qué pidieron ir a morar en el hato de cerdos? ¿Por qué Jesús les concedió ese último deseo? ¿Por qué les arruinó el negocio a aquellos hombres? Los demonios que antes vivían en el cielo, ahora no pueden vivir en otro lugar que no sea lo inmundo. Los cerdos son inmundos. Debe saberse que el hombre es transformado de un estado de inmundicia a un estado de conciencia y de razón. Jesucristo devuelve la razón perdida.
2. Volviendo en sí.
La historia del “hijo pródigo” nos muestra al final de su condición a un hombre volviendo en sí. Se dio cuenta hasta dónde le había llevado el pecado, pero ahora su conciencia le levanta. En la presente historia a este hombre había que devolverle la razón. Porque, ¿qué es el hombre cuando su razón es destrozada, y se convierte en morada de demonios? El hombre posee una naturaleza caída que lo hace el peor de todos los seres. Así que Jesús no solo hizo que este hombre se sentara, se vistiera, sino que lo llevó a su juicio cabal. Recordemos el caso de Nabuconodosor. Por su soberbia, su razón fue cambiada y llegó a ser un animal por algún tiempo. Ver, pues, a este hombre en su juicio cabal nos indica que había recuperado la razón, la personalidad. Por mucho tiempo aquellos seres del infierno se habían adueñado de lo más preciado en el hombre: su razón y conciencia. Pero ahora puede ver, oír y tocar bajo un estado consciente. La obra de Cristo es completa. Jesús no hace un trabajo a medias. Lo primero que Jesús hace al salvar a un hombre es que recupere su capacidad de razonar lo bueno.
IV. JESÚS HACE UN MISIONERO DE QUIEN SATANÁS HIZO UN DEMONIO
Hay algo insólito esta historia. Esa gente, en lugar de alegrarse porque el hombre que antes andaba dando gritos y golpeándose, está echando a Jesús de su territorio. El hombre que andaba desnudo, ahora lo ven “sentado, vestido y en su juicio cabal”. Sin embargo, ellos no miraron ni el cambio ni al autor del milagro sino en el causante de sus pérdidas. Los hombres no cambian. Para muchos, lo más importante sigue siendo los “cerdos”, sinónimo de todo lo inmundo y material, que la presencia transformadora que Cristo hace en la vida de una persona. Pero vea el contraste, mientras estos hombres le ruegan a Jesús que se vaya, hay un hombre transformado que le está rogando que le deje irse con él. Cuando el poder de Cristo cambia a una persona lo único que desea es pagar con gratitud, siguiendo al salvador de su vida. Notamos, pues, que este hombre después de haber sido un esclavo de Satanás con un espíritu inmundo, ahora el Señor lo ha convertido en un misionero de su evangelio. Pasó de ser un morador de los sepulcros a un embajador a las ciudades v 20. De ser un ser despreciable social a un ser con un mensaje de amor para todos. Cristo convierte la obra de Satanás en una obra bendición para otros.
CONCLUSIÓN:
Note cómo Jesús se hizo cargo de esta situación desesperada. Lo que era un caso sin esperanza fue transformado en un gran propósito. Él puede hacer lo mismo contigo. Para él no hay nada imposible. Los hombres de aquel lugar menospreciaron la visitación de Dios y rechazaron a Cristo. Pero aunque esto sucedió, su obra de gracia hecha en un infeliz ser humano, no podía ser rechazada. En un solo momento Jesús hizo un misionero de quien todos huían y se aterrorizaban. El hombre transformado “comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él” v. 20.
El resultado no podía ser otro: “y todos se maravillaban”. En esto radica el reconocimiento de lo que Jesús hace. La obra del diablo produce asombro, terror y vergüenza. En la obra de Cristo la gente se maravilla y terminan dándole la gloria a Dios. Cuando alguien se convierte a Cristo, la gente verá a un hombre “sentado, vestido y en su juicio cabal”. De esta manera, Jesús verá a un diácono a través de un hombre borracho. Verá a un predicador a través del joven drogadicto y verá una miembro del coro a través de una mujer prostituta. Jesús vino para llenar de esperanza a los que la habían perdido toda. ¿Cómo se siente hoy? ¿Es usted una persona sin esperanza? Ven a Cristo ahora.
Rev. Julio Ruiz, Pastor
(571) 251-6590
Fuente: www.centraldesermones.com