Eneas

Por: pastor Daniel Brito

Título: Eneas

Texto: Hechos 9:32-35
«Pedro, que estaba recorriendo toda la región, fue también a visitar a los santos que vivían en Lida.33 Allí encontró a un paralítico llamado Eneas, que llevaba ocho años en cama. 34 «Eneas —le dijo Pedro—, Jesucristo te sana. Levántate y tiende tu cama.» Y al instante se levantó.35 Todos los que vivían en Lida y en Sarón lo vieron, y se convirtieron al Señor. »*

Introducción:
Esta noche estaremos hablando de un hombre que muy poco se habla de él. En realidad, solamente es mencionado en esta cita del Texto Sagrado, que ocurre cuando el apóstol Pedro sale en recorrido por algunos lugares. En la Biblia encontramos que Dios se interesa por toda la gente, sin importarle su condición social o física.

Trataremos los siguientes temas:
(1)    Una visita a los santos.
(2)    Un caso deplorable.
(3)    JESUCRISTO te sana.
(4)    Un acto decisivo.
(5)    Muchas conversiones.

Lección:
1.    Una visita a los santos. — Al comenzar nuestra lección, encontramos al apóstol Pedro haciendo una gira itinerante a otras ciudades, donde llega a la ciudad de Lida, que estaba a unas 25 millas de Jerusalén.  Allí nos dice el Texto Sagrado que, fue también a visitar a los santos que vivían en Lida. En el Nuevo Testamento encontramos en varios lugares el uso de “santos” para referirse a los Creyentes en CRISTO JESÚS. “Es la palabra que Pablo usaba corrientemente para describir a un miembro de la iglesia, como cuando dirige sus cartas a los santos de tal y tal sitio.”¹  La palabra original quiere decir “consagrado”, “separado, o “diferente”. No se refiere a personas perfectas, porque no las hay; ni tampoco a personas canonizadas; sino que se refiere a todo el que ha lavado su vida en la Sangre de JESUCRISTO. De ahí que Dios nos “separa”, para ser DIFERENTES, y así somos llamados a SERVIR. Sigamos con nuestro siguiente punto.

2.    Un caso deplorable. — No sabemos si este hombre era un discípulo, pero lo más probable es que conocía el Evangelio por su reacción a la orden de Pedro que JESUCRISTO lo estaba sanando. Las palabras tienen que ser entendidas para que la persona responda. “No dudo que Eneas se acordó lo que antes había oído de JESUCRISTO, y de su vida maravillosa y de Su muerte.”²  De lo que sí podemos estar seguro es que Eneas estaba en una condición deplorable; era un hombre bien enfermo.

a.    Un hombre paralítico en aquellos tiempos no podía valerse por sí mismo. No habían sillas de rueda como las hay en nuestros días. Puede ser que por el día lo pusieran a mendigar en la calle, como era tan común con las personas lisiadas que no podían valerse por sí mismo. Tal vez si era un padre de familia, vivían en la miseria porque el Texto Sagrado dice que tenía ocho años en esa condición.

b.    Es en condiciones como ésta, donde uno puede notar cómo es que Dios se interesa hasta por las personas que para otros son tan insignificantes. Pero para Dios todos somos iguales. Sigamos con el siguiente punto.

3.    JESUCRISTO te sana. — Noten que Pedro no dice nada de él mismo, sino que le dice a Eneas que JESUCRISTO te sana. No era Pedro el que lo estaba haciendo, más bien, era que el apóstol Pedro estaba siendo un instrumento de Dios en ese momento.

a.    Eneas creyó al mensaje de Pedro en ese momento. Él pudo saber que no era Pedro el que estaba haciendo la obra sino que en ese momento estaba siendo tocado por el Médico Divino, El mismo Hijo de Dios.

b.    Ahora, noten que Pedro no solamente le dice que JESUCRISTO lo estaba sanando, sino que le dice: “Levántate y tiende tu cama.” “Por el hecho de que Dios nos cure, no vamos a quedar ociosos, sino que hemos de hacer uso precisamente del poder que se nos ha concedido. Ya no es lecho del dolor, sino cama de descanso.”³

c.    Ahora Eneas no iba a tener que mendigar, sino que con sus propias manos iba a poder ganarse el sustento para su hogar. De ahí la orden del apóstol Pedro que hiciera su cama. Ya no necesitaba que le pusieran las cosas en las manos; ahora él podía valerse por sí mismo. Continuamos con el siguiente punto.

4.    Un acto decisivo. — Eneas hizo un acto decisivo de fe al creer que JESUCRISTO lo sanaba. Es así como JESUCRISTO también salva al pecador. Sí, la peor enfermedad que una persona puede tener es la enfermedad del pecado que daña el alma. A eso también podemos decir que TODA persona necesita recibir el nuevo nacimiento en su vida que quita la enfermedad del alma.

a.    De ahí podemos recordar las Palabras del Salmo 103:3-4 que dice:

i.    “Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias; él rescata tu vida del sepulcro y te cubre de amor y compasión”

ii.    Lo más importante para una persona, es recibir el perdón de sus pecados y ser rescatados de la muerte espiritual que lleva a la perdición eterna.

b.    No solamente JESUCRISTO tiene poder para salvar del pecado, Él tiene poder para sanar nuestros cuerpos, y cubrirnos de amor y compasión, como dice el Texto que hemos leído. Sigamos con nuestro último punto.

5.    Muchas conversiones. — Ahora el Texto Sagrado nos dice que: “Todos los que vivían en Lida y en Sarón lo vieron, y se convirtieron al Señor.” La gente conocía a Eneas personalmente, y el testimonio del milagro efectuado en ese pueblo se corrió bien rápido. Eso hizo que mucha gente se convirtiera al SEÑOR JESÚS.

a.    Cada vez que JESUCRISTO hace un milagro en una vida, impacta las vidas de las personas cercanas a esa vida.

b.    No hay nada mejor que entregarle a JESUCRISTO todos los pesares, las cargas, los pecados, los vicios, y pedirle al SEÑOR que haga un cambio en su vida, así como cambió la vida de Eneas.

Conclusión:
¿Hay algo que te aflige en esta noche? ¿Le has entregado tu vida al Salvador del Mundo? El SEÑOR nos llama que así como el apóstol Pedro dijo: “Jesucristo te sana”, así podamos decir de nosotros mismo: Jesucristo me sana; Jesucristo me salva; JESUCRISTO me liberta.

Notas:

1. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, p. 520, editorial CLIE.

2.  Charles Spurgeon, Aeneas.

3. Francisco Lacueva, Comentario Bíblico de Matthew Henry, p. 1527, editorial CLIE.

*Toda Referencia Bíblica es tomada de la Biblia Nueva Versión Internacional.

**Este sermón fue predicado en Julio, 2008.