En el Monte de la Decision

1 Reyes 18:20-40

INTRODUCCIÓN:

¿Recuerda algún lugar en su vida donde tuvo que tomar alguna decisión? Si alguna de esas decisiones las tomó en algún monte, seguramente se va a identificar mucho con el mensaje de hoy. Porque cada monte en las escrituras representa una experiencia espiritual. Son verdaderos recuerdos de aquellas circunstancias por las que a menudo estamos pasando. De esta manera podemos ver algunos de esos significados.

Por ejemplo, el monte “Moriah” de Génesis 22, tiene que ver con la fe y la obediencia puesta a prueba de parte de Abraham. El monte “Horeb” de Éxodo 3, es el lugar desde donde el Señor llama a una misión libertadora. El monte “Hermón” de Josué 12 es una representación de la conquista a la tierra prometida. El monte “de los Olivos” de Lucas 22, es una representación del quebrantamiento de la voluntad humana a la voluntad de Dios. El monte “Gólgota” de Lucas 22, nos plantea la ofrenda del sacrificio para la salvación. Y para el tema de hoy tenemos el monte “Carmelo” de 1 Reyes 18.

Ese monte es la más grande representación del “fuego del cielo”, donde se compró quién es el auténtico y verdadero Dios. La historia Bíblica nos recordará que fue en la cumbre de esa montaña donde el pueblo de Israel fue confrontado con el pecado de la idolatría. Allí Elías, después de haber pasado por varias pruebas, desafió al malvado rey Acab para que congregara a todo Israel de manera que, a través del fuego quedara establecida la autenticidad del verdadero Dios. La pregunta: “¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos?” v. 21, será la que determinará la razón del tema de hoy: EL MONTE DE LA DECISIÓN. Acompañemos a Elías en su valentía. Veamos cómo un solo hombre se enfrentó a cuatrocientos con las armas de la palabra y el poder de Dios, y los venció. Veamos, pues, cómo el fuego que desciende de los cielos consume el verdadero holocausto comprobando quien es Dios.

I. EN EL MONTE DE LA DECISIÓN HAY UN DESAFÍO QUE ENCARAR

1. El desafío de reunir a los idólatras v. 20.

Nos llama la atención que Acab no haya intentado matar al profeta, después de haberlo buscado por todas partes (18:10). Bueno es obvio que quien ande haciendo la voluntad de Dios, solamente él se encargará de aniquilarlo o llevárselo, como será el caso de Elías. Así que Acab, en lugar de atentar contra el profeta, aceptó el desafío de convocar a todo Israel y los profetas que dirigen el culto que ha provocado la ira de Dios.

Ahora bien, ¿por qué la convocación al monte de Carmelo? Bueno el monte de Carmelo se encontraba entre Israel y Fenicia, y ese lugar era como la habitación sagrada de Baal. Seguramente Acab pensó que la contienda en ese lugar les daría una gran ventaja a los profetas de Baal. Sin embargo para Elías aquello era la oportunidad para demostrar en su propio terreno quién es el verdadero Dios. Note la convocatoria: “Todos los hijos de Israel”, y los profetas, en este acaso los de Baal. Por alguna razón los profetas de Asera no asistieron, salvándose de una muerte segura. Así que todos los idólatras con sus dirigentes fueron convocados. La idolatría, cualquiera sea su origen, debe ser confrontada. Ningún pecado aborrece más el Señor que este.

2. El desafío de definir sus convicciones v. 21.

El planteamiento de la pregunta de Elías es que no se puede vivir bajo dos pensamientos. La palabra “claudicar” significa: “vacilar, oscilar, fluctuar”, etc. Una traducción comentada de este texto en la RVA, lo traduce así: “¿Por cuánto tiempo danzaréis cojeando sobre dos muletas?”. Lo que esta pregunta plantea es que es Israel, y el pueblo que se dice adorar a Dios, es llamado a ejercer lo que técnicamente se conoce como la monolatría; lo que significa: fidelidad y adoración a un sólo Dios de ente muchos.

El profeta le está diciendo es que no es bueno que tengan un pie en Israel y el otro en Fenicia, adorando a dos dioses. Que si uno era el verdadero Dios y el otro falso, entonces que siguieran al verdadero y que se olvidaran del dios impostor que además era impotente. Es muy peligroso claudicar entre el servicio de Dios y el servicio al pecado, el dominio de Cristo y el dominio de nuestras concupiscencias. El asunto es que si Jesús es el único Salvador, aferrémonos solo a Él para todo; si la Biblia es la palabra de Dios, obedezcámosla, recibámosla y sometamos nuestro entendimiento a su guía divina. No podemos servir a Baal y a Dios al mismo tiempo.

3. El desafío del fuego v. 3.

La propuesta de Elías de partir un buey en pedazos para ponerlo como sacrificio, y que el dios verdadero lo consumiera por el fuego, tiene sentido. Se pensaba que Baal, además de ser el dios de la fertilidad, era el dios de fuego, sobre todo cuando se manifestada en los rayos y centellas. Así que Elías les llevó a una perfecta trampa donde cayeron, desde el rey y los falsos profetas. Como la gran sequía de tres años y medio y la hambruna habían sido una vergüenza para los adoradores de Baal, fue muy obvio que el Dios que está en control ahora es el Dios de Elías.

El profeta, pues, les concede a ellos la oportunidad de demostrar que Baal sí era verdadero, trayendo fuego del cielo. Lo que aquí se pone de manifiesto es que el Dios que tenga poder, demostrándolo al consumir el fuego, será el mismo que tenga poder para perdonar el pecado, ya que al consumir la ofrenda representada en los bueyes partidos en pedazos, quedará como el representante para aliviar la calamidad. En el monte de la decisión hay un desafío que encarar. La vida cristiana no puede vivirse en dos direcciones. Es necesario que el fuego real de Dios consuma lo falso y surja lo verdadero.

II. EN EL MONTE DE LA DECISIÓN HAY QUE OÍR AL DIOS VERDADERO

1. Un incendio sin fuego previo v. 23.

Elías de una forma muy inteligente llevó a toda esta gente idólatra a su propio terreno. Ellos aceptaron ofrecer dos toros y clamar cada uno a su dios. Pero ellos también aceptaron no poner fuego debajo del altar, pues la idea era que el dios verdadero respondería de esta forma. Era encender el altar sin fuego previo. Como Baal era el dios de la vida a través quien “venía” la lluvia y el sol, entonces, si él tenía el poder para hacer estas cosas, la mejor respuesta sería ver el fuego consumiendo al holocausto. Y si no había hecho venir la lluvia durante esos tres años y medio, a lo mejor sí podía traer el fuego de arriba. Los adoradores de Baal creían que en cada tormenta había una gran cabeza de su dios derramando la lluvia, pero además pensaban que la cabeza de su dios se podía ver también en el mismo sol. De este modo, cuando el sol brillaba y estaba ardiendo, ellos sentían que estaban mirando a Baal. Sin embargo, Baal tampoco pudo traer el fuego. Pero la Biblia si nos habla de nuestro Dios trayendo fuego del cielo, lo cual comprueba que es el único que puede consumir un altar sin el fuego previo. Dios se manifiesta a nuestras vidas a través del fuego del Espíritu. Oremos para que él responda.

2. El nombre que no debe ser invocado v. 26.

Hay algo interesante en esta historia. Si algo hicieron estos hombres fue orar, clamar, suplicar… y lo hicieron por varias horas. ¿No es una paradoja que mientras los adoradores de los ídolos gastan grandes tiempos adorando lo que no responde ni tiene vida, nosotros que tenemos al Dios verdadero no lo invocamos con la frecuencia y la reverencia que él nos merece? Bueno, como era de esperarse, nadie respondió, un silencio conmovedor estuvo allí en la montaña por un largo rato. Note todo lo que hicieron para llamar la atención de su dios Baal, pero sin resultado ninguno (v. 27, 28).

Hoy tenemos los modernos adoradores de Baal que pierden el control en el “culto” a Dios y sus cuerpos caen en un estado de inconsciencia, arguyendo los que practican tales cultos que eso es una “manifestación” del Espíritu. ¡Cuán lejos está esto del culto racional que ordena la Biblia! No son los gritos ni los movimientos los que determinan un culto vivo. Pero si hay un Dios que responde. La Biblia nos recuerda que “todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”.

3. Un dios con mucho trabajo para responder v. 27.

La burla de Elías revela una parte interesante de su carácter. Al principio nos parece ver al profeta como muy serio, sin posibilidad de “echar un chiste” o reírse de alguna situación cotidiana. Pero mírelo en esta escena. Obsérvelo a lo mejor debajo de algún árbol con los brazos cruzados, entre burlas y risas, exasperar a los falos profetas con sus ocurrencias. “Quizás está meditando” fue una de sus bromas por lo que les decía que gritaran más duro.

Algunos creen que aquí hay un eufemismo con lo que se quería decir que a lo mejor estaba en el baño haciendo alguna necesidad. “Tiene algún trabajo” era otra burla pesada. Algunos creen que la frase también significa que su dios se había ido de “cacería”. “Tal vez duerme” fue una de sus últimas ocurrencias del profeta. Todo esto para decirnos que así como en ese tiempo, hay mucha gente ahora que ha puesto su fe y confianza en dioses muertos que no le dan respuestas. Hombres tontos que desperdician sus vidas enteras por las cosas que pronto perecen. Son aquellos que pasan toda una vida a espaldas del Dios de los cielos, siguiendo sus propios “baales” que al final no satisfacen su alma. Pero el Dios de Elías si te responderá.

III. EN EL MONTE DE LA DECISIÓN HAY UN CRISIS QUE FINALIZAR

1. Hay que arreglar el altar arruinado v. 30.

Los profetas de Baal pasaron casi todo el día clamando a su dios y no hubo respuesta. Ahora casi todos están exhaustos. Muchos de ellos desangrados por la flagelación. Otros habrían quedado roncos de tanto gritar. La escena simplemente es dramática. Seguramente hubo un dejo de frustración colectiva. Todos se han dado cuenta que Baal no pudo responder a pesar de todo lo que hizo para eso. Ahora le toca el turno al profeta de verdadero. Ahora es tiempo de poner fin a la crisis. Ahora es el momento de saber quién el dios verdadero.

Así que lo primero que Elías hace es arreglar el altar arruinado. ¿No es esto significativo? ¿Por qué se había abandonado el altar al Señor? ¿Quiénes lo habían abandonado? Antes que Dios responda es necesario que arreglemos el altar donde se invocará su nombre. Un altar arruinado es símbolo de desidia e irresponsabilidad. Es no darle la importancia que tiene mi devoción al Señor. Observe que Elías arregló el altar con doce piedras pensando en las doce tribus de Israel que fueron siempre testigos de la única adoración a Dios. Israel, como la iglesia de Cristo, sabe que hay que arreglar el altar para invocar al verdadero y único Dios.

2. “Sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel…” v. 36.

Los hombres que han conocido el poder de Dios como Elías, saben que él no les dejará en vergüenza en los momentos más cruciales de su vida. Saben que él es el único que le pone fin a la crisis por la que se pueda pasar en un momento determinado. Note que el profeta se burló del culto que los falsos profetas le dieron a Baal porque él sabía que Jehová, el Dios que obró en el pasado todos los portentos de los cuales ellos eran conocedores, se hará manifiesto delante de una nación que ahora está recibiendo el juicio por haberse entregado a la idolatría.

El trabajo previo a esto simplemente fue extraordinario. Elías quería que no quedara dudas acerca de la manifestación poderosa de Dios. Como el reto era que “el Dios que respondiere por medio de fuego, ése sea Dios” v. 24, se aseguró de abrir una zanja en el altar. Eso nunca se había hecho. Puso el buey en pedazos para el sacrificio sobre la leña. Luego ordenó llenar hasta doce veces el altar con agua, tanto así “que el agua corría alrededor del altar, y también se había llenado de agua la zanja” v. 35. Solo el fuego divino puede encender el altar mojado. De esta manera se pone fin a la credibilidad divina.

3. “Entonces cayó fuego de Jehová… ” v. 37.

Lo primero que vemos en esta respuesta del cielo es lo corto de la oración. Así que mientras 450 profetas duraron casi un día gritando y maltratándose para ver si Baal respondía, Elías con una sola oración, en un solo momento, trajo fuego del cielo. Dios respondió. ¡Y de qué manera lo hizo! “…y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja”.

La respuesta a través del fuego comprobó que nuestro Dios si es el “Dios del fuego” y no Baal como era la creencia. Y con la diferencia también que él es el Dios de la lluvia, del sol y de todo lo que existe. El fuego que viene de Dios consume todo. Ante la vista del pueblo y los profetas idólatras ahora hay una evidencia clara: Baal no es el dios verdadero. La confesión: “¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!, trajo al pueblo a recordar quién era Israel y a quien pertenecía. Muchos años atrás ellos fueron instruidos con estas palabras: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es” (Dt. 6:4). Por lo tanto, no hay otro dios a quien seguir ni adorar. Como “Jehová es el Dios”, entonces ya no hay por qué claudicar entre dos pensamientos (v. 21). Decidamos solo por él.

CONCLUSIÓN:

Ninguna cosa divide más la mente de un creyente que estar sirviendo a “Baal” y a Dios al mismo tiempo. Y aunque es cierto que hoy estamos lejos de adorar tales imágenes, hay que reconocer que en esa división mental se pudiera estar adorando lo que no es Dios.

Hoy el desafío de Elías sigue latente: Si Jehová es Dios, entonces hay que seguirle y obedecerle. Si Jehová es Dios entonces hay que acabar con todos los “baales” que pudieran estar robando la adoración que le debo solo a Dios. Si Jehová es Dios, entonces amelo de todo corazón, conságrele a él su vida, dones, talentos, bienes materiales. Si Jehová es Dios, y usted no lo tiene como su Dios, acéptelo hoy. Si Jehová es Dios y no se ha bautizado, entonces tome la decisión esta hora de seguirle en obediencia. Si Jehová es Dios renuncia a cualquier “Baal” que le ha hecho crear un culto falso en su corazón. No podemos servir a dos señores, dijo el Señor.

Rev. Julio Ruiz, pastor

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Fuente: www.centraldesermones.com