Sofonías
Introducción
Con la llegada del año 2000 se esperaban muchos cambios, se vaticinaban que la tecnología revolucionaría la vida de las persona, en parte tenían razón, pues con los automóviles que gastan poca gasolina por kilometraje, la comunicaciones a través de los satélites, el Internet, los teléfonos inalámbricos, la medicina y los trasplantes de órganos, etc.. han cambiado el estilo de vida de los seres humanos. Sin embargo hubo otro tipo de especulaciones que al parecer no se han cumplido, teólogos, y pensadores, creían que con la llegada del año 2000 llegaría el fin de los tiempos, pero hoy en los albores del año 2003, nuestro mundo sigue girando. En el año 630 a.C. un hombre llamado Sofonías escribió su profecía que no solo era un anunció del juicio de Dios contra Israel, sino que se proyectaba a todas las naciones en el futuro: El Día del Señor. Hoy en este día hablaremos de que en ese día todas las cosas conocidas terminarán e iniciaran el reinado absoluto de Dios en el universo. Aquí es donde surgen preguntas importantes y necesarias de responder. ¿Cómo será ese día?, ¿que ocurrirá con nosotros? ¿Como podremos prepararnos para ese día? Hoy la Palabra de Dios nos responderá esas preguntas a través del profeta Sofonías, que siglos antes, Dios le había revelado todas esas cosas para nuestro bien.
I. ¿Que es el Día del Señor? (v.2) “Destruiré por completo todas las cosas de sobre la faz de la tierra…”
Aunque muchos de los profetas hablaron acerca del Juicio de Dios en contra de su pueblo y de las naciones rebeldes, nadie como el libro de Sofonías, quien lo describe con sombrías pinceladas. El juicio de Dios es un tema que a muchos disgusta y otros no quieren ni mencionarlo. Sin embargo la Biblia al hablar de un Dios de amor, tiene que equilibrar su naturaleza y dar paso a su enojo contra aquellos que le desprecian y desobedecen. Sofonías predicaba al pueblo de Dios, quién esperaba el castigo contra Asiría, pero lo que el Señor ya había determinado era que su ira se manifestaría. Sofonías lo llama el Día del Señor. Pero ¿que significa esta expresión? No debemos confundirlo con el día domingo que es el día del Señor, porque nos reunimos como pueblo a adorar al Señor por su presencia y sus maravillosas obras en nosotros. No, el día del Señor del que habla Sofonías es el día en que la mano Dios se manifestará directamente en los asuntos de la humanidad para destrucción. Será el día en que Dios a través de los acontecimientos de la historia obre. Las naciones, los ejércitos, las calamidades será usadas por Dios contra los pecadores que han rechazado una y otra vez su infinita misericordia. Sofonías dice que Dios destruirá por completo todas las cosas del mundo.
Esto nos pone a pensar en aquella reflexión de que todo tienen un principio y un fin. Estas palabras proféticas no solo deben ser aplicadas al tiempo de Sofonías, sino también apuntando hacía el futuro, en donde podemos estar nosotros o las siguientes generaciones, ¡ver el fin de todas las cosas a través de la mano poderosa y vengadora de Dios! Esta profecía nos hace pensar en aquella que el Señor Jesús anuncio que ocurrirá en los días finales. Todas las cosas terminarán y no habrá nada ni nadie que puede evitarlo. Mateo 24: 29-31, nos dice que después de que guerras, enfermedades, falsos profetas, persecuciones, desastres naturales hayan hecho lo suyo, entonces el sol se oscurecerá, ni la luna resplandecerá, y las estrellas del cielo y los poderes de
II. ¿Quienes sufrirán en el Día del Señor? (v. 8) “En el día del sacrificio de Jehová castigaré a…”
Esta es una pregunta importante de responder, pues al hablar de que ese Día del Señor tendrá repercusiones mundiales, pero a nadie parece encantarle la idea de que el final sea tan desastroso. Desde luego que para nadie se desea la angustia de ese día. Pero no todas las personas serán afectadas negativamente por este día, solo aquellos que han rechazado el regalo de la vida eterna e ido en contra de la voluntad de Dios. Sofonías menciona a príncipes y reyes, no debemos pensar que por el hecho de ser rey o príncipe se hacen merecedores del castigo divino; no está expresión se refiere a aquellos gobernantes que oprimen y roban a las naciones que gobiernan. Pero además más adelante menciona a otros castigados: “…y a todos los que visten como extranjeros…” ¿Acaso Dios es nacionalista? No, se refiere a todos aquellos que no forman parte de su pueblo, a aquellos que no son parte de la nación escogida, del remanente, del rebaño de Cristo Jesús. Un mundo no convertido al camino de Dios. Los no cristianos son considerados por el Señor como extranjeros. Hace unas semanas un grupo terrorista hizo estallar una bomba en un hotel en Indonesia, en donde se encontraban turistas, en su mayoría australiano. Las embajadas australianas, pidieron a sus conacionales que abandonaran el país, dándoles todas las facilidades para hacerlo. Solo los nativos de Australia tenían el privilegio de poder salir de en medio de ese clima de muerte y destrucción. Para los australianos, los indonesios, los chinos, los mexicanos, los gringos, etc que se encontraban no debían ser considerados, pues son extranjeros, ajenos a sus leyes, normas y derechos australianos. Todo aquel que no pertenezca a la familia de Cristo es tenido por extranjero, su vestimenta, su lenguaje, sus valores, sus principios son tenidos por Dios como ajenos a Él, su voluntad y su Palabra. El destino de todos estos es el castigo de parte de Dios, y ser consumidos por el fuego de su ira.
III. ¿Quienes se gozaran en el Día del Señor? (v. 3:13) “El resto de Israel…”
Jesús dijo que la puerta a la perdición era amplia, pero la de la salvación estrecha. Esta afirmación de Jesús no tiene que ver con exclusivismo, sino con decisión. Sofonías anuncia todo lo anterior, pero promete que habrá un pequeño grupo, un remanente de personas que obedecieron la voz de Dios y anduvieron en las pisadas de Cristo que no serán afectadas en el día de Jehová. Ese pequeño grupo tendrá una característica muy especial y tiene que ver en quién decidieron confiar para vida eterna. Los cristianos son ese pequeño remanente que recibieron a Cristo en sus vidas y lo pusieron por gobernante de sus corazones. Son aquellos que pusieron su mira en las cosas del cielo y no en las de la tierra, son aquellos que recibieron en este mundo promesas y que recibirán realidades en la eternidad. No son las mejores personas de este mundo, solamente son aquellos que se derrotaron ante la mirada amorosa de Cristo y recibieron con fe sus hechos de la cruz del calvario y del sepulcro. Anteriormente cite Mateo 24 cuando hablé acerca del juicio de Dios y dije que esto era el anunción de Cristo por los suyos. en los versos 30, 31, dice que Jesucristo se manifestará en el cielo, viniendo sobre las nubes con poder y gran gloria y enviará a sus ángeles y reunirán a los escogidos de él de todas las partes del mundo. También Pablo nos afirma que quienes nos gozaremos del gran Día del Señor, no debemos preocuparnos de la destrucción de este mundo y sus estructuras, pues los creyentes en Jesús somos hijos de luz y del día y debemos estar preparados y ansiosos de este Día maravilloso del Señor.
Desafío
Desde luego que una parte de este mensaje profético no emociona a muchos, yo no sé el tiempo exacto de estas, pero podemos vislumbrar algunos eventos que parecen ser la preparación de este día, el Día del Señor. Sin aún no has depositado en Cristo toda tu vida y confianza, sigues vestido de extranjero y tu podrían ser de aquellos que no gustarán del regreso de Jesús, aún es tiempo de que te vistas de luz de Dios. Pero por el contrario tu ya has decidido recibir el regalo de la vida eterna en Jesús, alégrate, pues en la gran fiesta del cielo tu ya tienes un lugar apartado y al final del libro de Sofonías se dice que el pequeño remanente fiel de Dios cantará de gozo y alegría. Tu debes estar ahí, ese es el deseo de Dios.
Contacte al Autor: geraglezcruz [arroba] aol.com Ministerio: Iglesia Bautista Dios es Amor
¿Saben lo que está diciendo David? Yo soy obra de tus manos. Jehová cumplirá su propósito en mí. ¿Para qué te hizo Dios? ¿Para qué te formó Dios? ¿Por qué estás aquí en este mundo? ¿Por qué naciste? ¿Por qué estás esta noche aquí? ¿Por qué estás en la Iglesia? ¿Qué querrá Dios hacer en tu vida dentro veinte años? ?Ay pastor, yo tengo once años, yo tengo quince años ¿por qué me está hablando que dentro de veinte años?? Dentro de veinte años vas a tener treinta y cuatro años. Piensa, ¿qué Dios quiere hacer en tu vida? Joven, dentro de veinte años ¿quieres estar en cárcel? Dentro de veinte años ¿quieres andar vagando en las calles porque eres un drogadicto o un borracho? Señorita, ¿quieres dentro de veinte años ser una madre soltera porque te metiste con ese joven, saliste embarazada y te abandonó? ¿Quieres ser una prostituta? ¿Quieres ser una drogadicta? ¿Quieres ser una cualquiera? Yo te aseguro que nadie planea ser un borracho, nadie planea ser un drogadicto, nadie planea estar en la cárcel pero, porque los jóvenes no tomaron las decisiones correctas.
Y tienes que decidirte ahora vivir para Dios. Porque tu vida es sagrada, tu vida pertenece a Dios, grábatelo bien, tu vida pertenece a Dios. Tú crees que tu vida es tuya pero tu vida es de Dios, Dios te la dio. ¿Qué propósito tendrá Dios en tu vida? Oh, tú dices, yo quiero ser esto, yo quiero ser lo otro, pero el diablo te quiere destruir. ¿Le vas a conceder ese placer al diablo? ¿Vas a dejar que el diablo se ría en tu cara? Y estabas en la Iglesia y tuviste tu oportunidad, pero el diablo así es, te agarra, te usa como masticar un chicle y cuando te quitó todo el sabor te tira. El diablo es miserable, pero tú no le des ese gusto. Tú sé un joven, una señorita que va a triunfar para la honra y la gloria de Dios. Vale la pena vivir para Dios, Dios siempre te paga bien. El te hizo con un propósito.
¿Por qué vivir para Dios? Porque la vida es corta, se está acabando.
¿Por qué vivir para Dios? Porque la vida es sagrada y El tiene un propósito para ti.
3. La vida no ha sido dada para ser desperdiciada sino para ser administrada.
Yo soy un administrador de la vida que Dios me ha dado. Yo he de vivirla de la manera que honra a Dios. La vida es para ser administrada.
1 Corintios 4:1-2 Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel. Debemos ser administradores fieles. La vida que tienes no es tuya, le pertenece a Dios pero Dios te la dio a ti. ¿Cómo la vas a administrar? ¿Cómo la vas a cuidar? ¿La vas a desperdiciar? ¿La vas a tirar? O ¿Va a valer tu vida la pena? Cuando tú seas grande, cuando seas mayor ¿cuánto va a valer tu vida? ¿Eres un cualquiera o vales algo? ¿Te la dio el Señor porque no tenía otra cosa qué hacer o tú crees que tu vida es un accidente? Si Dios no hubiese querido usarte para algo no te hubiera creado, pero Dios te creó y te formó y permitió que nacieras y estás en este mundo porque El quiere hacer algo en tu vida, y tú tienes que ser encontrado fiel. Cuidando la vida que Dios te dio, cuidando la salvación, cuidando tu testimonio. Ponte a pensar joven, ¿estás tú siendo fiel cuidando tu cuerpo? ¿Estás tú siendo fiel cuidando tu mente? ¿Estás tú siendo fiel sirviendo a Dios y buscando la voluntad de Dios para tu vida? La vida es de Dios y yo debo cuidarla. Lucas 12:42 Hablando del administrador, del mayordomo: Y dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su casa, para que a tiempo les dé su ración? Si tú eres fiel en cuidar lo que Dios te ha dado a ti ahorita, el Señor te va a llenar de muchas bendiciones, porque si tú no eres fiel con lo poco que tienes hoy, ¿cómo el Señor te va a dar muchas cosas? La vida, joven, para cada persona desde que somos niños es una preparación, y conforme hallamos sido fieles en lo que el Señor nos esté dando así El nos va a dar de sus bendiciones también. Porque Dios no va a bendecir a un joven que viva para el mundo, porque entonces estaría recompensando a alguien que no le importa, pero si tú eres fiel y dices yo sé que debo vivir para Dios, voy a vivir para Dios, me voy a consagrar, voy a ser todo lo posible para vivir en la voluntad de Dios, entonces el Señor te va a ver y conoce el corazón y va decir: Este joven es fiel, el quiere cumplir mi propósito. Entonces te va a dar grandes bendiciones. Pero tienes que decidir, que vas a ser un administrador fiel de los bienes de Dios y uno de bienes más sagrados es tu vida, tu juventud, divino tesoro, porque ¿qué precio tiene la juventud?
Yo estaba pensando el otro día en mi juventud, yo hice lo que iba a hacer como joven. Fui a la escuela, me divertí, hice deporte, yo me gocé, disfruté, pero gloria a Dios que a los diecinueve años vine a Cristo Jesús, y a los veinte años dije, bueno, soy joven gloria al Dios voy a dedicar mi juventud al Señor. Y le he dado todos estos años que han pasado, le he dado mi juventud al Señor, lo mejor de mi vida se la he dado al Señor. Ahora yo tengo treinta y ocho años, la vida es corta y sagrada, yo tengo un propósito qué cumplir en esta tierra ¿cuál será? No sé, pero qué querrá Dios hacer conmigo dentro de quince o veinte años, pero si yo ahora no soy fiel, si yo ahora no vivo para Dios, El no me va a dar las bendiciones que El tenga para mí a esa edad, yo pudiera ahora echar a perder mi vida si no reconozco que Dios tiene un propósito en mi vida. ¿Amén? Aquí no de trata de qué edad tienes, se trata de qué Dios quiere hacer en tu vida. Yo no sé lo que Dios quiere hacer en tu vida.
Mi papá me decía, siempre me decía esto: Tú eres alguien, tu vales algo. Tú puedes.
Y ¿sabes qué joven? Cuando yo andaba queriendo perderme en el mundo, antes de venir a Cristo andando en las drogas, ¿sabes qué resonó en mi mente? “Hijo: Tú eres alguien, tú vales algo.” Yo pensé, mi papá no me crió para yo andar en esto, mi papá no me hizo para andar en esto ridículo de la marihuana y esto de la cerveza. Y resonaba en mi mente, “tú eres alguien, tú vales algo”, yo dije, no, hasta aquí, mi vida no se va a perder en esto, lo que no hice en los primeros diecinueve años ahora a los veinte quiero hacerlo. Y yo te quiero decir joven, yo no soy tu papá, pero te quiero decir que tu Padre celestial te dice: “Tú eres alguien, tú vales”. Dios quiere hacer algo maravilloso con tu vida, no la desperdicies, vive para Dios, la vida es corta, es sagrada y debes de administrarla, debes ser fiel.
Por último, en conclusión, regresemos a Eclesiastés 11:9 dice: Entiende bien esto, vive como quieras, obedécele al mundo si quieres, entiéndelo, pero un día le vas a dar cuentas a Dios. Y ojalá no te lamentes de lo que haya sido tu vida, ojalá cuando le des cuentas a Dios para decirle Señor, aquí estoy. Señor tú me diste la vida, fue muy corta pero esto es lo que hice para tu gloria y tu honra. Señor, tú me diste la vida y no hice mucho pero la valoré porque era sagrada. Señor, no hice mucho pero te fui fiel, y hasta aquí te entrego mi vida, hubiera querido hacer más para ti, Señor, hubiera querido traerte más gloria y honra pero Señor, aquí está mi vida. Y posiblemente el Señor, si tú has sido fiel y has cumplido el propósito, El va decir: Bien hecho. Pero si tú te presentas, y con lágrimas, oh, Señor, dame otra oportunidad, yo no sé porque hice estas cosas, mira cuántos errores cometí. ¿Qué clase de cuentas le quieres dar a Dios? ¿Te quieres lamentar o te quieres gozar de que viviste para Dios? Porque tú vas a llegar a viejo. Ah, ahorita tú estás aquí y dices estoy joven, tengo energía pero no sabes que los días se te están yendo, cuando llegues a viejo qué vas a decir de tu vida. ¿La desperdicié o la aproveché?
Necesitamos jóvenes que digan: Yo quiero ser un pastor, un misionero, un evangelista. El mundo dice: Sé un ingeniero, sé un abogado, sé un doctor, y está bien, tal vez esa sea la voluntad de Dios para tu vida, pero algunos de ustedes Dios los está llamando para ser pastores, misioneros, evangelistas. Yo no sé qué es lo Dios quiere hacer en tu vida pero todo lo que El tenga para ti es bueno, todo es bueno.
¿Por qué vivir para Dios? Porque la vida es corta.
¿Por qué vivir para Dios? Porque la vida es sagrada.
¿Por qué vivir para Dios? Porque la vida es para ser administrada fielmente para la gloria del Señor. No vale la pena vivir para el mundo porque al final, entiende, nada queda. Lamentablemente algunos hasta pierden su alma tratando de ganar este mundo. Y Marcos 8:34-37 nos dice: De qué le sirve al hombre si ganare a todo el mundo y perdiere su alma. Déjame hacerte una pregunta: ¿Por cuánto has vendido tu vida a Satanás?
Oh, pastor, yo soy de Cristo.
Está bien, pero qué de tu vida, estoy hablando, tu energía, tu cuerpo, tu potencial, tu juventud no se la des al mundo, dásela al Señor, toda, completa. Porque aunque ganes todo el mundo, te diviertas y tengas odo lo que quieras ¿de qué te sirve? Si nunca hiciste nada para el Señor. Ojalá Dios te conceda y te de un poco de sabiduría en tu juventud para que te acuerdes de tu Creador, antes que sea demasiado tarde. Amén.
Fuente: www.centraldesermones.com