El desafío de Jabes – Parte II

Predicas Cristianas | Estudios Biblicos

1 Crónicas 4:9-10

INTRODUCCIÓN.

Un día un hombre rico y famoso encontró en el periódico su propio obituario. Se había difundido la falsa noticia de su muerte y la prensa desplegó la siguiente afirmación: “Muere el rey de la dinamita, el mercader de la muerte”. En efecto este personaje era hijo de un fabricante de armas que descubrió la fórmula de la nitroglicerina, pero con el manejo de tan peligrosa substancia ocasionó múltiples accidentes, trabajó intensamente hasta encontrar la manera de operarla mezclándola con tierra y aserrín. Así surgió la dinamita, patentó el invento y se hizo millonario.

Sin embargo, al ver el obituario se sintió profundamente desdichado al comprender que pasaría a la historia como “el mercader de la muerte”. Entonces invirtió toda su fortuna y energía en pro de la paz y el perfeccionamiento humano. Hoy todo el mundo recuerda a este hombre como un personaje extraordinario: Alfredo Nobel, justamente el instaurador de los famosos premios Nobel.

Hemos estado analizando el desafío de Jabes, un personaje bíblico desconocido para la mayoría de cristianos, pero que su oración nos ha estado causando gran impacto. Leamos una vez más su petición al Señor.

Reina Valera 1960:

4:9 Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo: Por cuanto lo di a luz en dolor.
4:10 E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras del mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió.

Nueva Versión Internacional:

9 Jabes fue más importante que sus hermanos. Cuando su madre le puso ese nombre, dijo: «Con aflicción lo he dado a luz».10 Jabes le rogó al Dios de Israel: «Bendíceme y ensancha mi territorio; ayúdame y líbrame del mal, para que no padezca aflicción.» Y Dios le concedió su petición.

Hemos analizado las dos primeras peticiones, pero veamos la tercera petición de este gran hombre de Dios.

3. OH SI TU MANO ESTUVIERA CONMIGO.

Ése es el toque de grandeza. Muchos cristianos han recibido bendiciones en escalas que no imaginaron posibles. Han visto cómo Dios aumenta los límites de sus influencias y oportunidades, pero resulta que todos sus esfuerzos humanos para continuar han sido débiles e incapaces y empiezan a caer en picada. Se sienten asustados, engañados, abandonados y hasta un poco dolidos consigo mismos.

Se supone que un verdadero hijo de Dios debe sentirse que no podrá solo, es una verdad que asusta pero es completamente real. Dios espera que intentemos algo lo suficientemente grande como para que sea un fracaso garantizado, a menos por supuesto que Dios intervenga.

Depender de Dios hace héroes de personas comunes como Jabes, como usted o yo. De hecho si hemos llegado a la segunda petición estamos obligados a clamar como Jabes esta tercera súplica desesperada: “Oh si tu mano estuviera conmigo”.

Con ella libramos el poder de Dios en nosotros para cumplir su voluntad y darle a él la gloria por medio de todas aquellas cosas que parecen imposibles.

Mire que Jabes cuando hace la segunda petición, sabía que Dios empezaría rompiendo fronteras y ensanchando su territorio, e inmediatamente él sabía que necesitaba la mano divina, y rápido, porque sabía que no podría solo, de hecho necesitaba “el toque de grandeza”.

Muchos posiblemente ven grandes bendiciones de Dios en su vida y ven que Dios también comienza a ensanchar el territorio y se asustan y dicen ¡Es demasiado grande para mí! No creo que lo pueda sostener, es demasiado grande para mis fuerzas.

Lamentablemente si no desembocamos en la tercera petición y por el contrario continuamos solos, nos fundiremos o empezaremos a corrompernos, caeremos en autoritarismo, o en enriquecimiento ilícito y muchas cosas más. Pero si el poder de Dios está bajo nosotros, sobre nosotros, con nosotros y en nosotros y surge su poder a través de nosotros, entonces tendremos el grito de victoria, sucederán cosas inolvidables y maravillosas, simplemente el milagro de Dios.

Jabes estaba tan seguro que la mano de Dios sobre él era tan indispensable para bendecirlo, que no podía imaginar una vida de honor sin ella.

Justamente la mano del Señor es un término bíblico que expresa el poder y la presencia de Dios en las vidas de quienes conforman su pueblo. Quizá una descripción más específica en el Nuevo Testamento para la mano del Señor, es la llenura del E.S.

La expresión llenos del E.S. a menudo se asocia con resultados y consecuencias especiales que llamaríamos milagros y también se asocia con el hablar con valentía, confianza y valor la palabra del Señor.

Fíjense que los primeros cristianos veían esos milagros, anhelaban recibir más y más de la mano del Señor, y Dios cada día transformaba el fracaso en milagro para gloria de su nombre.

¿Cuándo fue la última vez que pidió llenura del E.S. en su vida? ¿Cuándo fue la última vez que pidió que Dios le acompañara en todos sus caminos? Oh Señor si tu mano estuviera conmigo. Señor tu sabes que quiero que hagas de mi vida algo grande, pero quiero estar preparado, no apartes de mí tu mano, sé que puede venir algo tan grande que no pueda sostenerlo con mis propias fuerzas, ayúdame con tu mano, y derrama algo grande y maravilloso para tu gloria.

Nada hay imposible para Dios, él puede hacerlo todo. “Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él.” (2 Crónicas 16:9).

Dios busca a aquellos que le son leales con toda sinceridad, un corazón fiel y devoto, un corazón limpio y cuando viene su toque es posible experimentar entusiasmo sobrenatural, valentía, poder. Así que pidamos cada día el toque divino, el toque de grandeza.

4. OH SI ME GUARDARAS DEL MAL

La última petición de Jabes es una estrategia brillante. Sin duda los triunfos traen consigo mayores oportunidades de fracaso. Las bendiciones son el mayor de los peligros, nos dejan expuestos a la presunción.

Con seguridad van a venir más ataques sobre usted y los suyos. Tendrá que discernir cada uno de los dardos del fuego del maligno, distracciones, obstáculos, opresión, entre otros. En efecto, si en su vida no hay nada de eso, ahí sí preocúpese porque a lo mejor se quedó solamente en la primera petición y no ha llegado ni a la segunda.

Alguna vez escuché de alguien: Puedo asegurar que durante mucho tiempo ya no he vuelto a ser tentado. Pero eso es lo peor que jamás pude haber oído, pues me demuestra que ya no está más en la lucha y que el diablo ya no tiene porqué preocuparse por usted. Orar para que se nos guarde del mal es parte básica de una existencia bendecida.

Incluso en la oración modelo Jesús nos enseñó a pedir: “Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal”.

¿Cuándo fue la última vez que usted le pidió a Dios que le mantuviera lejos de la tentación? La arena de la tentación es por lo general territorio enemigo, no se meta por ahí. No diga de aquí podré salir fácilmente porque no lo hará.

Por eso, como Jabes deberíamos orar para recibir de él toda defensa contra el enemigo: “Señor, impídeme cometer los errores que estoy más dispuesto a hacer cuando viene la tentación, reconozco que a veces caigo solamente por la envoltura hermosa que tiene el pecado, por favor te ruego que mantengas el mal lejos de mí”.

El mayor peligro no es estar al borde del precipicio sino el no estar alerta, deberíamos siempre clamar que la misericordia de Dios nos aparte de juicios peligrosos, como el mundo, la carne y el dinero.

Digámosle al Señor que dirija mis pasos para apartarme de todo lo que no venga de él, pues si usted está dispuesto a ser como Jabes, usted será una amenaza para Satanás, entre tanto Dios le dé más respuestas a sus plegarias y ensanche su territorio, más debería prepararse para hacer frente a los ataques espirituales, y si quizá no siente ningún ataque maligno, es simplemente que el diablo está tranquilo con usted, según él no ofrece ningún peligro.

Si usted le pide protección al Señor, ¿Cree que él no va a mostrar su poder, guardarlo y proteger esa inversión que usted es para él? Jabes lo creyó y obró de acuerdo a este convencimiento.

El apóstol Pablo también nos da una asombrosa declaración de victoria, dice en 2 Corintios 2:14 “Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús”.

¿Estamos listos para movernos a un nivel más alto de honor y bendiciones con crecimiento ilimitado o vamos a seguir en las 4 paredes de nuestra vida, familia e iglesia, solo con las bendiciones que por ser cristianos Dios nos da?

Reflexione en lo que dice este pasaje respecto a Jabes: “Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos”.

¿Cree que Dios tiene favoritos? Pues no, su amor y sus bendiciones están a disposición de todos. Sólo que él al buscar a Dios y sus bendiciones, su experiencia le enseñó que entrar a la gracia de Dios no implica enaltecimiento.

Dios favorece y honra a quienes le piden. No les retiene nada a aquellos que quieren y con todo fervor anhelan justo lo que Él desea. Ser más ilustre a los ojos de Dios no es arrogancia ni egoísmo.

Pablo decía: “Prosigo hacia la meta para obtener el premio” (Filipenses 3:13-14). No quisiera llegar al cielo y oír que Dios diga: “Déjame mostrarte todo lo que quise para ti y que traté repetidamente de dártelo pero nunca me pediste ni quisiste trabajar para lograrlo”.

Pienso que “el ahora”, la urgencia de servir a Dios es uno de los aspectos más emocionantes de vivir para el cuadro de honor de nuestro Señor.

Permítame estimularlo a buscar con todo denuedo el milagro. Nuestro padre celestial conoce sus dones, sus carencias y las condiciones en que se encuentra en todos y cada uno de los momentos de su vida.

Si usted es como muchos que usan la oración de Jabes, vendrán tiempos a su vida en que se sienta tan bendecido que dejará de orar para pedir más bendiciones, por lo menos durante un lapso de tiempo porque verá que las bendiciones son demasiadas.

Sabrá que Dios le ha abierto los depósitos de los cielos simplemente porque oró y estuvo dispuesto a obedecer. ¿Va a permitirle que obre en su vida? No disipe, no deseche, ni siquiera por un solo minuto lo que Dios quiere comenzar en su vida.

En estos versículos quizá la última frase es la más impresionante de todo: “Y Dios le concedió lo que pidió”.

La oración sincera siempre estará en camino de convertirse en un hábito que le llenará de tesoros inimaginables, porque cuando uno ora con fe y sinceridad siempre sucede algo, porque se ora conforme a la voluntad divina y para agradar a Dios, no para nuestros intereses personales.

“Jabes invocó al Dios de Israel diciendo: ¡Oh si en verdad me bendijeras, ensancharas mi territorio, y tu mano estuviera conmigo y me guardaras del mal para que no me causara dolor! Y Dios le concedió lo que pidió”. (1 Crónicas 4:9 10).

6. “Porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios,” el Señor ha buscado pero no ha hallado las obras de los creyentes de Sardis. Las obras de los creyentes de Sardis estaban falta de aprobación divina porque, no eran generadas por una fe genuina. Lo que se reprocha no es la cantidad de las obras sino la calidad de la obras de aquella iglesia.

III. LA ADVERTENCIA:

“Acuérdate… de lo qué has recibido… oído… guárdalo, y arrepiéntete…” (V. 3).

1. Ellos debían recordar como habían recibido y oído el evangelio.

Aparentemente hubo un tiempo cuando habían experimentado celo y entusiasmo como cristianos jóvenes. Como el Eunuco Etíope, cuando escuchó y respondió al mensaje del evangelio, ellos siguieron gozosos su camino. Necesitaban recordar esa conmoción inicial.

2. Dios nos ha dado un número de cosas que permanecerán como memoriales para nosotros.

* A). Las Escrituras nos colocan en remembranza de las cosas que Dios ha hecho por nosotros (2 Tim. 2:15; 2 Ped. 1:12-13).

* B). Cada vez que uno es bautizado en Cristo, eso debe recordarnos la muerte, sepultura y resurrección de Cristo (Rom. 6:3-4).

* C). La Cena del Señor debiera recordarnos del cuerpo, vida, sangre y muerte del Redentor de la humanidad (1 Cor. 11:24-26).

* D). El regalo de la gracia recibido por la fe en Cristo (Rom. 5:8; Ef. 2:8).

3. El dice “guárdalo y arrepiéntete.” Me parece que el arrepentimiento es la cosa más difícil que el hombre debe invocar para hacer. Los creyentes de Sardis tenían la necesidad urgente de arrepentirse de la manera en que habían utilizado la riqueza espiritual que habían recibido del evangelio. No era un mero reconocimiento de que estaban actuando mal, sino llevar a cabo un cambio de rumbo que los acercara a Dios.

4. Guardar aquellas cosas que son buenas y correctas y arrepentirnos de aquellas cosas que son incorrectas.

* A). No es difícil conseguir que una persona crea que Jesús es el Hijo de Dios, si es de una mente abierta e imparcialmente examina la evidencia.

* B). Usualmente no es difícil persuadir a una persona para que sea bautizada si verdaderamente cree en el Señorío de Jesús y entiende las enseñanzas de Jesús sobre esto.

* C). Lograr que una persona se arrepienta es una cosa muy difícil.

5. El arrepentimiento es un cambio de corazón. En 2 Cor. 7:10 nos es dicho que el verdadero arrepentimiento produce tristeza. La tristeza piadosa produce arrepentimiento, pero la tristeza del mundo produce muerte. Un hombre podría emborracharse y estar triste al día siguiente. Eso no es necesariamente tristeza piadosa. Podría estar triste a causa de que tiene dolor de cabeza y una sed elevada. Podría estar triste a causa de que hizo una necedad de sí mismo. Podría estar triste porque violó la ley y fue encarcelado.

6. La tristeza piadosa viene cuando uno está triste porque ha pecado contra el Dios del cielo. Esto lleva al arrepentido a la decisión de que no volverá a hacer eso una vez más, que va a vivir como Dios lo enseña desde ese momento en adelante.

7. A estos miembros en Sardis se les dijo: “Pues, si no velas, vendrá sobre ti como ladrón y no sabrás a que hora vendré sobre ti.” Es una frase condicional que dice que la advertencia puede ser posible. Pero es interesante notar que la segunda venida para juzgar al mundo es descrita en lenguaje similar (Mat. 24:36,43-44; 1 Tesal. 5:2; 2 Ped. 3:10). Jesús vendrá como ladrón en la noche. Es Su diseño entrar cuando las personas menos lo esperen.

8. No obstante, a través de los siglos, han existido aquellos que han hecho lo posible por discernir el tiempo de la segunda venida de las Escrituras, y aquellos que han afirmado que el tiempo les fue revelado a ellos, todos sus esfuerzos han fallado y todos los esfuerzos futuros fallarán porque Su venida será como ladrón.

IV. LA ALABANZA PARA UNOS POCOS:

“Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas.” (V. 4)

1. Había un remanente fiel en Sardis que no había contaminado sus vestiduras. Por no manchar sus vestiduras se quiere decir que no habían manchado sus almas con el pecado. Es decir, andaban en santidad delante del Señor.

2. El Señor no pierde de vista a los pocos fieles en medio de la masa impía. Él conoce los que son suyos. Hubo unos pocos que no se habían dado al espíritu del compromiso y la complacencia. Probablemente eran ridiculizados por los otros miembros.

3. “Andarán conmigo,” expresa una comunión íntima y personal (conmigo). Si aquellos que caminaron con el resucitado, ardían sus corazones: ¡Lo impactante que será caminar con el Señor por la eternidad!

4. “En vestiduras blancas,” habla de la pureza y la santidad que Dios exige para que alguien entre en su presencia. “Porque son dignas,” es una dignidad únicamente para los santos en Cristo (Lc. 20:35; EF. 4:1; Fil.
1:27; Col. 1:10).

5. ¿Cómo quiere que se le recuerde? Como personas que dieron marcha atrás o personas que vivían en pureza y santidad para Dios. Nosotros no tenemos méritos algunos para agradar a Dios. Eran las personas más raras, las personas de ideas y costumbres atrasadas, pero Jesús dijo: “son dignos.”

V. LA PROMESA:

El que venciere será vestido… no borraré su nombre…confesaré su nombre” (Vv. 5-6). Tres promesas son dadas a aquellos que son dignos, que no mancharon sus vestiduras:

1. “Serán vestidos de vestiduras blancas.” El blanco es el color de la pureza. Jesús dijo: “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios” (Mat. 5:8). El vencedor será revestido de vestiduras blancas como exhibición de festividad. Además es galardón para aquellos que fueron fieles a Cristo.

2. Prometió “no borraré su nombre del libro de la vida.” A menudo leemos de este libro (Filip. 4:3; Apoc. 20:15; 21:27). En el Antiguo Testamento el libro de la vida era el registro de todos los que tenían ciudadanía en la comunidad del pueblo de Israel. Es una idea común en las ciudades griegas y romanas de aquellos tiempos. Pues, mantenían una lista de ciudadanos conforme a su clase o tribus, en la que los nuevos ciudadanos eran inscritos y de la que los ciudadanos indignos eran borrados.

3. Aquí vemos una promesa positiva de que los nombres de éstos de ninguna manera serán borrados del libro de la vida. Hay quienes quieren ver aquí la posibilidad de la perdida de la salvación. Pero, tal enseñanza no aparece en toda la Biblia. En Ex. 32:32, Moisés pidió a Dios que quitase su nombre del libro de la vida, pero la petición le fue negada.

4. En los tiempos antiguos, los nombres de quienes morían físicamente eran borrados de las listas de las ciudades. Las autoridades sólo mantenían un padrón de los habitantes vivos. De la misma manera en el libro de la vida sólo permanecen inscritos los nombres de quienes tienen vida espiritual por haber puesto su fe y confianza en la persona de Jesucristo ( 1ª Juan 5:1).

5. El nombre de una persona puede constar en la lista de una iglesia, sin que esa persona sea salva. ¡Qué sorpresas habrán cuando «se abran los libros»! (20:12). El creyente en Cristo tiene la absoluta garantía de la Palabra del Señor: “Y no borraré su nombre del libro de la vida.”

6. “Confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.” El Señor Jesús dijo: “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos” (Mt. 10:32). Es probable que muchos de la iglesia de Sardis, presionados por el ambiente religioso-cultural, se avergonzaban de dar testimonio de su fe en Cristo.

7. “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.” El Señor hace un solemne llamado en forma personal y colectivo. Una iglesia nunca será más allá de los compromisos de sus miembros. El Espíritu habla a las iglesias, pero el mensaje es personal para cada uno de los miembros de la iglesia y para nosotros hoy día.

Conclusión.

1. La iglesia de Sardis era culpable por su aridez espiritual. Habían abandonado la responsabilidad de testificar de Cristo. Es probable que la mayoría de sus miembros profesaban ser cristianos pero no habían nacido de nuevo. Sin embargo, había un pequeño remanente fiel al Señor.

2. Las iglesias de hoy día y los cristianos como individuos debemos prestar oído al mensaje del Señor a la iglesia de Sardis. Las iglesias necesitan ser vigilantes y fortalecer las cosas que quedan.

3. Es necesario advertir que no basta con tener el nombre inscrito en el libro o registro de una iglesia aquí en la tierra. Lo verdaderamente importante es tener la certeza de que, por la fe en la persona del Señor Jesucristo, nuestro nombre ha sido inscrito en el libro de la vida. ¡Si es posible ser un cristiano digno hoy en día, porque mi nombre está inscrito en el libro de la vida!

Fuente: www.centraldesermones.com