Cuando nacemos se nos hace una revisión medica que mide nuestro grado de madurez psico-motriz, esto es si éramos lo suficientemente maduros para nacer, si no hay lesión alguna que impida nuestro desarrollo; por lo que al paso de los anos vamos creciendo físicamente.
Eso es lo que pasa en nuestra vida espiritual si nacemos con la suficiente madurez, vamos a crecer de manera saludable en Cristo, si no, esto no es definitivo, si hemos nacido en una Iglesia permisiva, en donde la santidad solo sea una falacia, así creceremos, sin convicciones, sin compromiso, sin amor, sin compañerismo, haciendo las cosas que a Dios no le agradan como si le agradaran, convirtiendo en doctrinas las costumbres que vamos aprendiendo de los que nos antecedieron.
El apóstol Pablo escribió a los Romanos 12:2 “No os conforméis a este siglo sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento…”
Ahora bien, el entendimiento del que se nos habla, no es el entendimiento intelectual, no, es el entendimiento de Dios. Aquí quiero hacer una acotación: a Dios no se le entiende con el intelecto, a Dios se le entiende con el espíritu primariamente, para que en seguida la revelación de Dios trascienda a nuestra mente y entendamos lo que Dios demanda de nuestra vida: es por eso que muchos creyentes no crecen en el Señor y siguen siendo carnales como Pablo les dice a los Corintios pues andaban en contiendas y disensiones, no sucede esto mismo hoy en día? Si le damos una leída al capitulo dos de 1a. Cor. nos daremos cuenta de lo que estoy hablando el hombre natural (animal dice la versión 1909) no entiende las cosas de Dios porque para el son locura.
Así es que para crecer en Cristo es menester ser renovados a diario en la oración, la lectura de la Palabra de Dios y en nuestra asistencia a la casa de Dios, para tener compañerismo con los demás santos, y así crecer en nuestras relaciones personales e ir identificándonos con nuestro Señor Jesucristo, Crezcamos que Es lo que Dios esta esperando para que miles de personas crean verdaderamente que Cristo sigue cambiando vidas.