Predicas Cristianas | Estudios Biblicos
Texto Biblico: Deuteronomio 8:1-10
INTRODUCCION:
“El camino recorrido” ha quedado en el pasado. Para los efectos nuestros, el año 2014 ya no existe. No habrá otro tiempo como el que pasó. Ahora hemos comenzado otro período. El año 2015 se ha abierto con su agenda para que comencemos a escribir en él lo pensamos hacer. Ojalá que al plasmar nuestras metas podamos decir como el sabio: “Enséñanos a contar nuestros días que traigamos al corazón sabiduría”. Que no comencemos este año sin tomar la decisión de Moisés, quien antes de seguir a la tierra prometida, dijo: “Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de este lugar”.
Así, pues, nos aventuramos a vivir un nuevo año. Para nosotros, esto será “el camino por recorrer”. El presente capítulo de Deuteronomio nos impide vivir una entrega condicional y parcial a Dios. Su gran desafío es una absoluta dependencia en Dios. Este capítulo es como si estuviéramos en presencia de Romanos 12:1-2. La intención de esta palabra es mostrarnos los peligros de la religiosidad contemporánea, que pretende decirnos que lo importante es separar un pequeño rincón para Dios una vez a la semana, mientras que el resto de mi tiempo y vida lo comparto con el mundo. El asunto es que todo mi ser le pertenece a Dios las veinticuatro horas del día.
Con esto en mente quisiéramos adentrarnos en el año 2015. Que la exigencia de su palabra sea lo que determine mis acciones: “Y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible hasta la venida del Señor”. La generación que quedó de Israel está a punto de entrar a la tierra prometida. Las demandas del Señor no podían ser menos que estas. De parte de Dios todo está preparado. Ahora nos toca nuestra parte. En el camino por recorrer hay una pedido por el lugar que ocupará la palabra, hay una seguridad de la gracia que nos espera, pero sobre todo, hay una confianza en vivir la autentica prosperidad que viene de Dios. Hagamos, pues, este recorrido juntos.
I. EL CAMINO POR RECORRER DEMANDA LA GUÍA DIVINA DE LA PALABRA DE DIOS
1. Hay que guardar la palabra v. 6.
Una cosa es leer la palabra y otra muy distinta es guardarla. Usted podrá leer la Biblia todos los años, pero si no la guarda, ella no cambiará nada en su vida. El salmista (y si fue David con mayor razón), nos ha dejado una poderosa razón por la que debemos guardar su palabra: “En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti” (Sal. 119:9). Para Dios, la necesidad que su pueblo Israel considerara su palabra antes de entrar a Canaán, fue determinante. Bien sabía Dios de la inclinación de ellos por la idolatría, pero también del paganismo reinante en la tierra por conquistar. Cuando a Josué se le entregó la final tarea de llevar a Israel a la tierra prometida, el énfasis en guardar la palabra y la importancia de poner todo su esfuerzo en lograrla, quedó evidenciado en Josué 1:7-8. En el camino nuevo que estamos por realizar en este 2015, las demandas no podrían ser otras. Si queremos que nuestro recorrido por este nuevo tiempo tenga éxito, la palabra de Dios no debe apartarse ninguno de los días de este recorrido (Sal. 1:2). ¿Qué importancia tendrá el guardar la palabra este nuevo año? ¿Puede imaginarse lo que hará en nuestras vidas que cada palabra leída sea guardada en la vida?
2. Cuidarás de ponerla por obra v. 1.
Ahora vea esto. Una cosa es guardar la palabra como la gran defensa del corazón, y otra muy distinta es de cuidarla para “ponerla por obra”. Esta parte es lo que llamaríamos la palabra en puesta en acción. A Israel se le instruyó sobre la necesidad de practicar la palabra de Dios como garantía de su más rotundo éxito espiritual y material. Los resultados no podían ser mejores: “…para que viváis, y seáis multiplicados, y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros padres”. Israel desconocía los caminos de la tierra prometida. El entrar a un lugar donde jamás se había vivido, era una incertidumbre para los nuevos visitantes. La necesidad de poner por obra la palabra de Dios, era la única garantía de vida para una larga vida, acompañada de multiplicación familiar. “Poner la palabra por obra”, es darle una asignación a todas las cosas que compete a mi condición espiritual para temer a mi Dios y no pecar contra él, pero también lo que respecta la obra evangelística con el perdido. Sobre el poner por obra la palabra, Santiago 1:22 nos llama a ser “hacedores” de ella.
II. EL CAMINO POR RECORRER SE NOS ABRE PARA QUE LO VIVAMOS A LA ALTURA DE LA GRACIA QUE NOS ESPERA
1. La gracia de Dios es poseer algo que otro hizo (6:10, 11).
Creo que ninguna descripción es tan exacta de la gracia como la que nos presenta este texto. ¿Se imagina mudarse a un lugar donde le regalen su casa, equipada con todo, pero además abastecida con toda clase de comida? ¿Se imagina poseer un lugar con todas las cosas que necesito, las cuales otro hizo y me las dejó para mi disfrute? Pues Israel vivió esa experiencia. La gracia es el don inmerecido de Dios a los hombres. Es la acción de un Dios que nos amó tanto que equipó la “despensa de nuestra vida”, sin que nosotros hayamos hecho nada para eso. La seguridad de esta promesa tuvo que llenar a Israel de profundo gozo al momento de poseer la tierra que se les prometió. De esta manera, y en especial para nosotros, en el “camino por recorrer” esta promesa se constituye en un olor a triunfo; en una nota que presagia una victoria. Seguramente el nuevo año que ha comenzado estará lleno de inseguridad para algunos, pero el saber que ya Dios dispuso lo necesario para transitar por él, debe llenarnos de regocijo. Su gracia nos sobre abundado para entrar en él.
2. La gracia de Dios es infinita en sus recursos (8:7-9).
Muchas cosas podrían definir a Dios como alguien inagotable en todos sus atributos. Escoja cualquiera de ellos y le aseguro que será inagotable. Pero ningún asunto de lo que él posee por su naturaleza divina lo hace tan inagotable, como lo es su gracia. En la vida tenemos carencia de todo; con mucha frecuencia se agota lo que poseemos. En algunos lugares más que otros la escasez es parte de su cotidianidad. Ahora bien, ¿no es consolador leer una promesa de esta magnitud proveniente del Dios que lo posee todo? Si para Israel fue confortante saber que la tierra que iban a conquistar ya estaba dotada de todos estos recursos, ¿no es interesante pensar que esta misma promesa Dios la extiende delante de nosotros al iniciarnos en este nuevo periodo de la vida? El largo desierto para Israel plantea estacionarse en una tierra cuyas características serían estas: “tierra en la cual no comerás el pan con escasez, ni te faltará nada en ella…”. La certeza de esta promesa la tomamos para nosotros mismos. Damos por sentado que la gracia de Dios es inagotable. Bien pudieran avecinarse tiempos de incertidumbre espiritual, emocional o física, pero la gracia de Dios no será escasa.
III. EL CAMINO POR RECORRER NOS INVITA A RECONOCER DE DÓNDE VENDRÁ LA PROSPERIDAD
1. Bendecirás a Jehová por la buena tierra v. 10.
Yo no sé cuántos de nosotros al llegar a la mensa damos gracias a Dios por el fruto que produjo la buena tierra que está delante de nosotros. Hay algo extraordinario en todo esto, y es que a pesar de los efectos del pecado, la tierra sigue siendo generosa. Pero, ¿quién más podrá recibir el crédito de esto sino solo Dios, el creador de ella? La palabra que más se destaca en este capítulo es “acordarse”. Y el énfasis del autor es reconocer siempre que la abundancia del cual Israel iba a disfrutar al dejar el desierto, se debía al bondadoso Dios, quien no solo había creado la tierra, sino que había provisto la semilla para que allí germinara. Toda autentica prosperidad tiene que buscar su origen en Dios. A Israel se le dijo que la alabanza y el reconocimiento a Dios sería su nota distintiva como nación, pues lo que ellos iban a poseer ahora, venía del Dios de la promesa. Sea que en el nuevo año vivamos con abundancia o con escasez, la nota que debe distinguir nuestra vida mientras andamos por este nuevo año, debe ser la de bendecir al Señor por la “buena tierra” donde nos introducirá en un nuevo tiempo. La vida que bendice a Dios por todo lo que tiene, será un alma prosperada.
2. Dios es el que da las riquezas v. 17.
Israel debió recordar este texto siempre. La intención era poner un freno a los que no toman a Dios en cuenta, sino que piensan que es debido a ellos que vienen sus riquezas. Los ricos piensan que ellos son los únicos creadores de sus riquezas. Lo que a todos se les olvida es que la tierra de donde obtuvieron sus fortunas no les pertenece. Lo que muchos ignoran es que los productos de los cuales ahora se jactan, tuvieron que necesitar de lluvia, sol y buen tiempo. Si esto no lo diera la naturaleza, ninguna cosecha pudo ser posible. Y quién es el dueño de tales cosas sino Dios. La tentación de no reconocer a Dios como el autor de las riquezas es propia de los hombres que no le temen. De allí la advertencia a Israel. En el año nuevo los bienes que recibamos, tomémoslos con gratitud, recordando que provienen de la mano de Dios. Recordemos que no es mi poder ni mi fuerza la que nos da la prosperidad (Dt. 8:17-18). Todos los bienes materiales que poseemos tienen su origen en Dios. Solo los necios desconocen esto. Toda prosperidad que tengamos este nuevo año es una convocación para reconocer a Dios.
IV. EL CAMINO POR RECORRER NOS ADVIERTE SOBRE LAS CONSECUENCIAS DE OLVIDARNOS DEL SEÑOR
1. La rebelión del orgullo v. 14, 17.
Nada es más feo que el pecado del orgullo. Y si en el hombre que no teme a Dios ya esto es condenable, cuánto más feo será en aquellos que un día saborearon la gracia divina. Nos sorprende que la Biblia nos revele que el olvidarse de Dios trae como resultado la rebelión del orgullo y sus consecuencias (v. 15, 16). ¿Puede un creyente olvidarse de Dios? El creyente se olvida de Dios cuando ante pone su devoción a él por la devoción de sus logros, vistos en sus bienes materiales. Cuántos creyentes se olvidaron del Señor el año que pasó, dándole más importancia a sus conquistas personales que a la provisión que Dios hizo por ellos. Así que si la advertencia de olvidarse de Dios fue seria para Israel, no menos importantes es para nosotros. La entrada a Canaán planteaba la necesidad de recordar al Guía del camino. La historia revelaría cómo ellos se olvidaron de Dios (Os. 13). Atendamos esta advertencia para que en este nuevo año no nos distraigamos en nuestras administraciones personales, trabajando excesivamente con el fin de obtener más, y nos olvidemos de Dios. La humildad, lo opuesto al orgullo, nos hace dependientes de Dios, más que en nosotros.
2. La disciplina divina v. 19.
Dios se toma muy en serio el pecado del olvido. Si bien es cierto que es un Dios de amor, también lo es “fuego consumidor”. Que nadie se equivoque al pensar que Dios pasará por alto la ignorancia de su nombre y de su obra. Israel experimentó esto una y otra vez. La deportación a Asiria y otra a Babilonia tuvieron su origen en el abandono que Israel hizo del Dios que le sacó de la tierra de esclavitud y la condujo a esa tierra que “fluye leche y miel”. La forma cómo perecieron por los instrumentos que Dios usó, yéndose muchos de ellos a vivir en la diáspora, confirma los métodos disciplinarios utilizados para corregir a Israel cuando este se olvide de Dios y le abandonó. La presente advertencia tiene mucho que enseñarnos. Dios se vale de sus muy particulares métodos para traernos hacia él. Y si bien es cierto que podamos experimentar pérdidas, en nosotros se cumplirá la palabra misma que nos dice que Dios a quien ama disciplina (He. 12:6). La presente advertencia nos es dada para mantenernos muy cerca del Señor cuando vamos a conquistar este nuevo año. Nada le haré más bien a nuestras vidas que nuestra comunión con él. Mi real amor a Dios me impedirá olvidarme de él.
CONCLUSIÓN:
Amados, hemos entrado al 2015. El “camino por recorrer” apenas comienza. ¿Qué hacer ahora? No dejemos la palabra como la guía para el camino. Si usted la deja, vivirá perdido todo el tiempo. Considere la abundancia de la gracia; ella es mi completa provisión para mis tiempos de escasez.
Reconozcamos que toda prosperidad viene de Dios. Si llego a tener riquezas, que no me olvide quien es el dueño de la tierra y quien es quien la sustenta. Y finalmente, que nunca me olvide de Dios con mis acciones. Dios no tolera mi repudio. Así que al entrar a este a este nuevo año, como Israel entró a Canaán, asegurémonos que es Dios quien nos “introduce en la buena tierra…”. Recorramos el camino nuevo siguiendo las pisadas del Señor.
(571) 251-6590
Esta fe es la que proviene de las experiencias en nuestro diario vivir. Por ejemplo una persona que trabaja lo hace porque confía que el día de pago, recibirá su retribución completa. Una persona que se enferma, va al medico porque ha experimentado que el medico está capacitado para resolver su enfermedad o por lo menos mejorarla. Se toma las medicinas porque la fe natural le ha enseñado que estas tendrán un efecto positivo sobre su enfermedad.
La fuente de la Fe Natural.
Este tipo de fe no necesita ningún esfuerzo sobre humano ni intervención divina pues es parte de la personalidad humana para poder desarrollarse en la vida. La razón de ser de esta fe es producto de lo que se sabe, del conocimiento y es distinta a la fe Bíblica.
Fe emotiva en cuanto al evangelio.
Es aquella que causa un gozo inicial por oír el evangelio pero que no dura. Muere cuando llega la aflicción y la persecución muere. No dura, no permanece. Mateo 13:20 La Fe infructuosa (Muerta) Es la fe que no da fruto porque el afán de la vida la ahoga, no vive por el Espíritu Santo y aunque puede permanecer viva por más tiempo, su fruto no se deja ver. Mateo 13:21 Fe verdadera La fe Bíblica está definida en términos mayores. Mientras la fe humana obra de acuerdo a las circunstancias que nos rodean, la fe Bíblica es la seguridad y su obra el reflejo de acuerdo a los resultados que se esperan.
Hebreos 11:1.
Atributos o características de la “verdadera fe” en Cristo La fe del verdadero creyente es especial, no puede de ninguna manera compararse a la fe natural humana o nada parecido. Esta fe posee atributos de los cuales podemos nombrar algunos:
Proviene de Dios- La Biblia nos enseña que tanto la salvación como la fe son don de Dios (Efesios 2:8). En Hebreos 12:2 dice: “Puesto los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe”.
Proviene por el oír de la Palabra- Romanos 10:17-“La fe viene por el oír y el oír por la palabra de Dios”
Es solo de algunos (los que creen)- Romanos 10:16, 2 Tesalonicenses 3:2 Debe ser personal- Romanos 14:22 dice ¿Tienes tu Fe? Tenla para contigo delante de Dios.
Es universal (de la Iglesia)- En el libro de Efesios 4:5, se nos dice que es una Fe, también en Judas 3 dice que la fe es de todos.
Es contraria a la duda- “Pero pida con Fe, no dudando” Santiago 1:6 Produce gozo- I Pedro 1:8. “…en quien creyendo, os alegráis con gozo inefable y glorioso”. En Hechos 16:34, hablando del centurión romano convertido dice: “…y se regocijo…de haber creído en Dios”
Produce Esperanza- Romanos 5:2-“tenemos entrada por la fe a esta gracia…y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios”.
Produce Paz- Romanos 15:13-“Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer…”
Produce Confianza- I Pedro 2:6-“Y el que cree en el no será avergonzado”
Produce denuedo en la predicación-2 Corintios 4:13- “Pero teniendo el mismo espíritu de Fe, conforme a lo que esta escrito: Creí por lo cual hable, nosotros tamben creemos, por lo cual también hablamos”.
Es solo para los creyentes-Juan 10:26 “No creéis porque no son mis ovejas”
Es probada: I Pedro 1:7 “para que sometida a prueba vuestra fe, mucho mas preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo”. Santiago 1:3 dice: “…la prueba de vuestra fe produce paciencia”
Permanece-“Es la buena tierra” Mateo 13:9;23 Da frutos (fructífera)-Mateo 13:9; 23-“y dio fruto, cual a ciento, cual a sesenta, y cual a treinta por uno”.
La “verdadera fe” es una sola. El creyente no tiene muchos distintos tipos de fe, pero si una fe que actúa en distintas áreas de su vida.
Efesios 4:5 nos dice que es una sola fe, común a todos los creyentes y aunque esto aplica a la verdad del evangelio también la podemos aplicar a la fe de cada creyente. Dios es un Dios de unidad, es un solo Dios Deuteronomio 6:4, sin embargo a través del estudio de la Palabra, vemos que se hace manifiesto en tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
El creyente tiene una fe, prueba de esto es Colosenses 2:4-7, la fe que un día sirvió para salvar, sirve ahora para andar en Cristo y para esperar su venida. En Romanos 1:17a-“…en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe…”
Esta fe se desarrolla en distintas áreas de su vida.
Fe Para salvación Es el área de la fe que es ejercida por la persona para creer en Cristo y ser salvo. En Hechos 16:31 dice “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo”. En Efesios 2:8 dice: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe”. La Justificación del pecador se recibe por medio de la fe “la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en el” Romanos 3:22, “Justificados, pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” Romanos 5:1. La fe en Cristo es seguida por conversión.
Fe para esperar la venida de Cristo (Perseveración)- La salvación nuestra se recibe por la fe y se mantiene por el poder de Dios mediante la fe. “Sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada” (I Pedro 1:5). También en Gálatas 3:22 nos habla de la promesa que es por la fe, la salvación, fuese dada a los creyentes. En Hebreos 6:12 se nos dice debemos ser “imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas”. También nos dice que debemos permanecer fundados y firmes en la fe. (Colosenses 1:20).
Fe para andar en Cristo- En Colosenses 2:5-7 dice:
“Porque aunque estoy ausente en cuerpo, no obstante en espíritu estoy con vosotros, gozándome y mirando vuestro buen orden, y la firmeza de vuestra fe en Cristo. Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en El; arraigados y sobreedificados en él y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias”.
A Cristo se recibe por medio de la Fe, y es así como debemos de andar, por medio de la Fe. La Biblia nos enseña que como creyentes debemos de hacer todo lo que hacemos por Fe y que lo que no proviene de Fe es pecado (Romanos 14:22). Esta área de desarrollo de la fe es la que el creyente en Cristo debe de reflejar en el desempeño de su vida diaria como cristiano. Esta fe no debe ser sometida a los deseos sino que debe ser una fe fructífera (Santiago 2:17, 20,26).
Esta área de la fe se debe hacer manifiesta en distintos formas en nuestra vida:
En el Agradecimiento – “Confirmados en la fe…Abundando en acciones de gracias” (Colosenses 2:7b,7d) En la adoración – “Sin fe es imposible agradar a Dios” (Hebreos 11:6) En las dificultades y necesidades, se fortalece -(Romanos 4:19-24) Para la santificación-Los creyentes gentiles fueron purificados por la fe en Cristo (Hechos 15:9, Hechos 26:18) En la oración- Cuando oramos a Dios tenemos que creer que el existe (Hebreos 11:6b), y que el puede obrar (Santiago), y que el contestará (Hebreos 11:6c) En sinceridad de comportamiento- (I Timoteo 1:5, II Timoteo 1:5) En el trato con el prójimo- El apóstol Santiago hablando respecto a la fe nos da el mas completo detalle en cuanto su práctica. Las buenas obras no siempre son el resultado de la fe, pero la Fe siempre tiene como resultado buenas obras. Una fe que no tiene obras buenas es una fe Muerta. En Santiago 4:14 dice:”Hermanos míos, ¿de que aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras?¿podrá la fe salvarle? En los versos del 15-17 se presenta como ejemplo la Ilustración de un caso. En los versos 18-26, se presenta la instrucción acerca de las obras.
En llenura- Tal y como Esteban estuvo lleno de Fe y del Espíritu Santo, nosotros debemos de estar llenos de Fe. Estar llenos de Fe significa estar guiados, controlados o dirigidos por la fe. Hechos 6:5.
Funcionando en la Fe, crecemos en la Fe- Estamos llamados a funcionar en nuestra fe, Creciendo y fortaleciéndonos en ella, obrando para que podamos crecer en ella.
La Fe no tiene que ser grande para que pueda funcionar Muchas veces pensamos que no tenemos suficiente fe para hacer lo que debemos de hacer. La Biblia nos dice que una poca de fe del tamaño de un grano de mostaza es suficiente. En cierta ocasión los discípulos de Jesús le dijeron auméntanos la fe. A lo que Jesús les contesto “Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podrías decir a este sicómoro: Desarráigate y plántate en el mar, y el os obedecería”. Lucas 17:5-6. Además como creyentes somos “ricos en fe” (Santiago 2:5).
Tal como en el área natural, el ser humano tiene por naturaleza cierto grado de fe la cual le permite funcionar en distintas áreas de su vida, En el ámbito espiritual es igual. Y Dios sabe que podemos funcionar, por lo tanto crezcamos en la fe.
“Cada uno tenemos una medida de fe la cual Dios nos ha dado para que podamos funcionar en nuestra vida espiritual” (Romanos 12:3).
“El Justo vivirá por fe” Romanos 1:17; Hebreos 10:38
PUREZA: La pureza es sinónimo de limpieza. Cuando se es limpio, se es puro, cuando se es puro, no se mezclan en la vida cosas malas ni extrañas.
Fuente: www.centraldesermones.com