Mensajes Cristianos | Estudios Biblicos
Texto Biblico: Génesis 6
¿Han examinado alguna vez la historia de Noé? En el día de hoy quiero que examinemos lo que aconteció con Noé, porque existen varias cosas que nos demuestran cómo vivir vidas cristianas victoriosas. Porque el tiempo es corto no leeremos el capítulo completo, pero si no han leído la historia de Noé, les recomiendo que la lean en su tiempo de meditación. Cuando leemos el principio del capítulo seis de Génesis vemos que las cosas en ese entonces no eran muy diferentes a hoy en día.
Los mensajes cristianos y estudios bíblicos nos revelan que el hombre de ese entonces, tal como el hombre hoy en día, se había rebelado en contra de Dios. Los estudios bíblicos y mensajes cristianos nos permiten que era una generación tan perversa y rebelde, que causó que Dios se arrepintiera de haberles creado. Dios sintió un dolor tan grande que decidió eliminar todo lo que con tanto amor había creado. Pero algo grande sucedió, y es aquí donde comienza nuestra lección. De todas las personas en el mundo, Dios encontró a una persona que le amaba, y le honraba. Dios encontró a Noé.
Aquí encontramos lo esencial en nuestro caminar Cristiano. En este mundo en que vivimos es fácil perder la esperanza, es fácil caer en la tentación, es fácil descorazonarnos, es fácil perder la fe. Hermanos estas cosas son muy fáciles, pero como cristianos, como el pueblo de Dios que somos, tenemos que asegurarnos que las circunstancias de este mundo no nos desvíen de nuestros caminos. ¿Cómo podemos hacer esto? La respuesta a esta pregunta la encontramos en las cualidades de Noé. Examinemos las cualidades cuales causaron que él hallara gracia en los ojos de Jehová.
Los mensajes cristianos nos revelan que la primera cualidad de Noé fue que era un hombre justo. Pero, ¿qué quiere decir esto? ¿Qué significa ser un hombre justo? Aquí en este versículo encontramos la definición de un hombre justo, la Palabra nos dice: “con Dios caminó Noé.” Aunque Noé vivía en un mundo corrupto, aunque Noé vivía completamente rodeado de maldad, Noé no se apartó de Dios. Noé se apartó de todas esas cosas que desagradaban a Dios. Esto es lo que Dios espera de su pueblo. Esto es lo que Dios requiere de su pueblo. Los mensajes cristianos nos enseñan que si queremos hallar gracia en los ojos de nuestro Dios, lo primero que tenemos que hacer es separarnos de las cosas de este mundo. El primer paso ha dar para ser hombres justos es caminar con Dios en todo lo que hacemos.
Cuando leemos lo acontecido en el tiempo de Noé, vemos que Dios le dio una misión a cumplir. Dios le instruyó a que construyera un arca porque Él iba a destruir todo lo que habitaba en la tierra con un diluvio. ¿Qué hizo Noé? Noé no titubeó, él no dudo. Esta es la segunda cualidad de Noé, él estaba atento a la voz de Dios. Esto es algo que todos tenemos que aprender, tenemos que aprender a escuchar la voz de Dios.
Tenemos que aprender que lo que Dios nos dice, que lo que Dios nos instruye es de suma importancia. Les digo esto porque si no estamos atentos a la voz de Dios, si no estamos prestando atención a lo que él nos dice y advierte a través de los mensajes cristianos y estudios bíblicos, entonces no recibiremos las bendiciones que Dios tiene para nosotros. Si no estamos dispuestos a escuchar, entonces no seremos justos en los ojos de Dios. Cuando estamos atentos a la voz de Dios, cuando somos obedientes, cuando estamos dispuestos a caminar con Dios, entonces Dios se glorifica en nuestra vida.
La tercera cualidad de Noé es que él era un hombre obediente. Cuando Dios le dijo a Noé que construyera el arca, todavía no había comenzado a llover. Imagínense cómo esto le pudo lucir al mundo. Estoy seguro que por obedecer a Dios muchos pensaron que Noé estaba loco. Estoy seguro que Noé fue juzgado y criticado. Pero a Noé no le importo nada de esto, él se mantuvo fiel. Los mensajes cristianos nos enseñan que Noé se mantuvo obediente a lo que Dios le había dicho. No existe mucha diferencia entre Noé y el pueblo de Dios hoy en día.
Nosotros recibimos la promesa que nuestro Señor Jesucristo vendrá por su pueblo, recibimos la promesa que el justo estará para siempre con Dios. Pero, en muchas ocasiones el pueblo de Dios sufre por desobediencia. En muchas ocasiones el pueblo de Dios sufre porque tal como el hombre en el tiempo de Noé, ignoran las señales, ignoran las advertencias, y le dan más importancia a las cosas del mundo que a las cosas de Dios.
Los estudios bíblicos y mensajes cristianos nos animan a seguir el ejemplo de Noé en nuestro vivir Cristiano. Noé no permitió que las cosas de este mundo interrumpieran su obediencia a Dios. Noé no permitió que las cosas de este mundo influenciaran de la manera que actuaba y se comportaba. Noé persistió en un mundo de maldad. Noé no se desanimó sino hizo la voluntad de Dios, hizo tal como Dios le había instruido. No había comenzado a llover, no estaba cerca de un puerto o del océano, pero Noé construyó el arca sin dudar ni un segundo. Noé se mantuvo justo ante los ojos de Dios.
Mantengámonos justos ante los ojos de Dios, enseñemos el camino a la salvación a todos esos que no la conocen. Enseñémosle el camino al arca a todos aquellos que puedan haber perdido su camino, a todos aquellos que se puedan encontrar fuera del arca.
Tenemos mucho que aprender de Noé, tenemos que poseer las tres cualidades que él tuvo. Tenemos que ser justos para hallar gracia en los ojos de Jehová, y para poder obtener este privilegio, para poder alcanzar esta bendición, tenemos que estar atentos a Su palabra y más que todo obedientes de ella. Acordémonos que no importa cuán grande la tormenta pueda ser, Dios tiene un arco iris preparado para todo aquel que halle gracia en sus ojos.
Dios nos llamo, escogió que viviéramos en Su Reino, y ¿qué hacemos? Nos llamo a que llevásemos Su mensaje de salvación, y ¿qué hacemos? Dejamos que el diablo nos ponga dudas en nuestra mente, permitimos que los demonios nos descorazonen. Decimos: “Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?”
Al igual que Moisés tratamos de salirnos de lo que Dios tiene elegido para nosotros. Mirando a nuestro alrededor en este momento, aquí yo veo hombres más grandes que Moisés. Yo veo hombres y mujeres que son más que capaces de liberar a los hijos de Dios de la esclavitud. De guiar a los hijos de Dios hacia la Tierra Prometida que es el Reino de Dios.
Los estudios bíblicos nos indican claramente que no podemos preocuparnos de lo que vamos a decir o hacer. No puede existir duda que Dios nos usara, todo lo que tenemos que hacer es aceptar la responsabilidad que trae este territorio. Tenemos que estar dispuestos a que Él nos use tal como Él quiere usarnos. En realidad nosotros no sabemos de lo que somos capaces. Les puedo decir que cuando yo empecé en los caminos del Señor yo temía pararme enfrente de muchas personas y hablar. Las rodillas me temblaban, la voz se me iba, y la mayoría de las veces se me olvidaba lo que iba a decir. Pero algo milagroso sucedió, algo que yo no esperaba. ¡Dios me llamo!
Dios dijo: “Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel.” Aquí Dios nos esta diciendo que Él nos envía. Déjenme decirles que esto fue todo lo que tomo para mí. Porque si Dios nos envía eso quiere decir que Él esta con nosotros. Y si Él esta con nosotros, entonces ¿quien puede estar contra nosotros? Nadie puede, no hay diablo, ni demonio, ni potestad, ni hombre. Dios esta con nosotros y nos esta contestando diciendo: “YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.”
Para concluir. Tenemos que aceptar las responsabilidades que los estudios bíblicos nos revelan. Tenemos que tomar los pasos para liberar el pueblo de Dios. No podemos estar preocupados de lo que va a suceder o como va a suceder. Él sabe lo que va a suceder y como va a suceder. Nosotros solamente tenemos que dejarnos ser guiados por Él y su divina presencia.
Todo lo que tenemos que hacer es llevar su mensaje. Al igual que hizo Moisés, tenemos que decirle al mundo cuando nos pregunten: “YO SOY me envió a vosotros.” Nosotros servimos al Dios todopoderoso y lleno de gracia. Cuando Él nos manda es porque Él sabe de lo que somos capaces. Él conoce nuestras habilidades mejor que nosotros mismos. ¿Si Él confía en nosotros, quienes somos nosotros para cuestionarle? Es tiempo de pararnos en firme y dejar de correr. Es hora de someternos a la voluntad de Dios.
© Jose R. Hernandez, 1999