Juan 11:1-44
Introducción
Wilma Rudolph fue la hija número 20 de 22 hermanos. Nació prematuramente y se dudaba que fuera a sobrevivir. Cuando tenía 4 años, tuvo doble neumonía y escarlatina, lo que le dejó paralizada la pierna izquierda. Sus padres, es de suponer que se preguntaban ¿Por qué su hijas? ¿Por qué a ellos? Pero además ¿Dónde estaba Dios? En esos momentos tan difíciles. Esta es la misma pregunta que surge en el corazón de aquel que se encuentra el momentos difíciles. En varias ocasiones hemos hablado de que todas las personas sin excepción enfrenta momentos difíciles. Los problemas de cualquier tipo no nos son ajenos a ninguno de nosotros. Su magnitud y naturaleza puede ser variada, pero lo que compartimos son los sentimientos que nos embargan durante las crisis de la vida.
El hambre, la injusticia, la pobreza extrema y humillante, las guerras, la violencia, las enfermedades, los huérfanos, los hijos rebeldes, los niños de la calle, las prostitutas, la familia desintegrada, los chavos banda; incluso la muerte son algunos de los problemas que podemos estar enfrentando y que nos hacen clamar al cielo, ¿dónde está Dios? Son los sentimientos que surgen en nosotros (dolor, angustia e incertidumbre) los que nos hacen cuestionar la presencia viva de Dios. Nuestras emociones suelen ser más evidentes que la presencia del Señor, pues nos centramos más en ellas que en el poder del creador. No, no estoy diciendo que ignoremos o suprimamos esas emociones, sino que a pesar de estas emociones podamos darnos la oportunidad de saber “Donde esta Dios” Es en un momento difícil de la vida de la familia de Marta y María cuando podemos ver donde esta Él.
I. ¿Dónde estás Jesús? (v. 3) “Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús…” ES la provincia de Betania, donde vive una familia compuesta por Martha, María y Lázaro; este al parecer era el más joven de la familia (por el orden en el que son mencionados en el v. 5), contaba con aproximadamente 30 años cuando enfermo gravemente.
La Biblia no nos ofrece detalles acerca de su enfermedad, sin embargo por el contexto podemos asegurar que era una enfermedad que comprometía su salud de manera importante, incluso poner en riesgo la vida, pues se ven en la necesidad de dar aviso al Señor Jesús, una de las posibilidades es por hacerle conocer el estado de su amigo; pero también con el propósito de ver un milagro de sanidad en Lázaro. Esta era una familia que gozaba de la estimación del Señor Jesús de manera significativa (v.5). Ante este gran problema, las hermanas de Lázaro alzan sus ojos a los montes como lo declararía el salmista (Sal. 121:1) en la búsqueda de ayuda en el momento oportuno.
La familia se encuentra sumergida en una situación bastante difícil, la salud de uno de sus miembros se ve afectada y para añadir más pesar, en el miembro más joven. Esto repercute desde luego en el animo de todos. Invariablemente todos nosotros cuando graves problemas asoman a nuestras vidas, debemos buscar la mejor manera de enfrentarlos y solucionarlos. Y es precisamente en esas crisis de la vida cuando nuestra fe es sacudida y nuestros sentimientos nos hacen perder objetividad de las cosas y podemos olvidar las poderosas promesas de Cristo. Al principio hablábamos de Wilma Rudolph, esta mujer que nace de manera prematura y que a los 4 años enferma de doble neumonía y escarlatina, lo cual trae como consecuencia la parálisis de una de sus piernas, además de muchos malos ratos, sus padres cuestionaron de manera natural la existencia del creador. Cualquiera de nosotros en momentos difíciles puede tomar esta actitud ante sus problemas y preguntar ¿Dónde estas Dios? ¿Dónde estas Jesús? ¿Dónde esta tu gran poder? ¿Dónde esta tu bondad? El centrar nuestra atención única y exclusivamente en esas emociones son las
II. Dios esta obrando a nuestro favor (v.4) “…Esta enfermedad no es de muerte sino para…” ¿Pero que hace Jesús mientras usted y yo nos revolcamos de dolor y la tristeza? ¿Estará indiferente ante el dolor, la desesperanza o la enfermedad? No, veamos que hace Jesús mientras pasamos por dificultades. Podemos ver que Cristo recibe el mensaje de Martha y María (v.4) “Cuando Jesús oyó esto…” Uno de los atributos de Dios es la omnisciencia que no es más que el pleno conocimiento de todas las cosas y todos los asuntos de este mundo esto incluye toda la necesidad de las personas. La Biblia nos enseña que Dios conoce todo aquello que ocurre en nosotros tanto bueno como malo. Pero veamos además la reacción del Señor ante esta terrible noticia: “Esta enfermedad no es para muerte…” (v.4) ¿podemos pensar que Jesús se equivocaba al calificar así de la mortal enfermedad de Lázaro? No, sino que Cristo más adelante nos dice que esta enfermedad tienen un propósito divino que cumplir en Lázaro y sus hermanas “…sino que es para la Gloria de Dios, para que por ella el Hijo de Dios sea glorificado” (v.4) el primer de ellos es dar gloria a Dios en medio de nuestros problemas. En segundo lugar nos ayuda a fortalecer nuestra fe en Él como lo dijo a sus discípulos: “…para que creáis; más…” (v. 15) también vemos esto cuando habla con Martha: “…todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” (v.26) Jesús permite momentos difíciles para que aprendamos a confiar en Él. Un tercer propósito que cumplen las problemas en nuestra existencia es demostrarnos que Él es Dios (v.43) Jesucristo pide retirar la roca del sepulcro para que al despertar Lázaro (v.11) salga. Una vez retirada la roca se nos dice que Cristo alzo sus ojos al cielo y dio gracias a Dios, posteriormente clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! (v. 43) y ante la mirada atónita de las personas ahí reunidas, el que hacía 4 días que había muerto vuelve a la vida. Solo Dios puede dar vida y para que Jesús pudiera hacer eso, tenía que ser Dios mismo encarnado. Esta enfermedad de Lázaro que lo llevo a la muerte tuvo propósitos maravillosos: llamar la aten
III. Dios está con nosotros (v.33) “Jesús, profundamente conmovido…” Marco Tulio, dijo: “En cuanto a la adversidad, difícilmente la soportarías si no tuvieras un amigo que sufriese por ti más que tu mismo” Los problemas son enormes cargas que generalmente nos son más livianas si alguien nos ayuda a llevarlas. Dios sabe esto y por esa razón, contesta la pregunta ¿Dónde está Dios?.
Mientras Lázaro enfermaba, Martha y maría acudieron a él; la actitud de Jesús aparentemente parece ser de indiferencia; pero ya vimos en el punto anterior que no es así sino que Dios esta actuado a nuestro favor. Pero por otro lado vemos que ya una vez que la familia esta padeciendo la perdida; cuando están sufriendo desconsoladamente; Cristo se conmueve ante el llanto de María, la hermana de Lázaro (v. 33) veamos que se nos dice que Jesús se turbó y se conmovió profundamente, sintió en carne propia el dolor de esa mujer, Jesús pregunta donde han sepultado a su amigo, le responden y va hacía el sepulcro en donde el Señor llora (v.35); al verlo los demás afirman que sus lagrimas son evidencia clara de que Jesús estimaba grandemente a Lázaro y siente e su corazón su perdida y el dolor que esta causa a sus hermanas. Más adelante antes de resucitarle vemos que el evangelista vuelve a decir que Jesús se conmovió una vez más (v. 38).
En momento difíciles, la pregunta más frecuente es ¿Dónde estas Dios? La respuesta nos la da el mismo Jesucristo en este relato, al ver que cuando estas mujeres se dolían, Él estaba con ellas; cuando nosotros atravesamos por crisis, Él esta con nosotros, en medio de nosotros, consolándonos; pero nuevamente no nos damos cuenta por que fijamos más nuestra atención al dolor que a su presencia. Posiblemente hemos escuchado a personas cuestionar esta verdad de que Dios esta con nosotros cuando sufrimos; un argumento poderoso de que esto es verdad es saber que cuando a Dios le mataron a su único hijo, Él (Dios) estaba precisamente ahí con Él, viendo, oyendo y sufriendo con Él. Jesús sabe lo que es el sufrimiento pues Él mismo los padeció por amor a nosotros y Él ha sido protagonista de Desafío Se acuerdan ustedes de Wilma Rudolp; esa niña con doble neumonía y escarlatina que quedo paralítica? ¿y que sus padres se preguntaron ¿Dónde está Dios? Bueno pues a la edad de 9 años, se quitó el aparato de metal de la pierna, del que dependía y empezó a caminar sin aparato. A los 13 años caminada rítmicamente y los médicos dijeron que esto era un milagro. Ese mismo años decidió ser corredora. Tomó parte de una carrera y quedó en último lugar. Durante los siguientes años, quedó en último lugar en todas las carreras en las que participó. Todos le dijeron que se diera por vencida, pero ella siguió corriendo. Un día ganó una carrera y después otra. Desde entonces ganó todas las carreras en las que competía. Finalmente, esta niñita, a quien le dijeron que nunca volvería a caminar, ganó tres medallas de oro olímpicas.
También la historia de Lázaro tiene un final feliz; vemos que Jesús volvió a la vida a Lázaro (v. 44) por otros 30 años (murió nuevamente a la edad aproximada de 60 años). Pero esto nos deja profundas y significativas enseñanza y esperanzas. En el capítulo 12 vemos a esta familia tiempo después; Jesús vuelve a Betania y visita a sus entrañables amigo y ocurren dos cosas que debe ocurrir en todo corazón que ha entendió y creído en este mismos Jesús. 1) Se nos dice que se dio una cena en honor a Jesús (v.2), pero notemos la actitud de una de las hermanas de Lázaro “…Marta servía…” (v.2) Un corazón agradecido con el Señor se ve en acción; pero además la segunda enseñanza 2) es que María tomo medio litro de nardo puro, que era un perfume muy caro y lo derramó sobre los pies de Jesús, secándose luego con sus cabellos (v.3) María adorando derramando de manera simbólica su vida y rindiéndola a los pies de su Salvador y Señor.
Cuando nosotros en verdad tomamos conciencia de que Dios esta con nosotros (Emanuel) la reacción natural y agradable delante del Señor es como la de Marta y María. Adorándole (sometiéndose a su voluntad) y sirviéndole de corazón y para siempre. Estas viviendo momentos difíciles y piens En el cielo de estrellas constelado En las montañas, que aun el hombre no ha pisado En los bosques, de color recién brotado En los mares, que salpican salado En el pan, que el pobre amasa con sus manos. En el pasillo de la villa, todo embarrado. En el lugar donde un niño ha sido abandonado. En las calles de violencia y de maltrato. En el hombre, que de sus culpas se ha librado. En el calor del abrazo, del hermano emocionado. En el amante, que se entrega apasionado. En el ritmo vital de lo cotidiano. En el subte, que nos lleva a todos lados. En el boliche, donde los jóvenes bailamos. En los hospitales, donde el dolor aun no se ha curado. En el trabajo cotidiano, que nos hace sentir parte de lo creado. En los niños y sus llantos desafinados. En el amor, que brota por donde menos lo esperamos. En la música, que humedece nuestros párpados. En la casa del hombre solitario. ¡Si Señor, con nosotros estás en todos lados!
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Fuente: www.centraldesermones.com