Lo que Dios nos da, otro no lo puede tener. En lo natural, lo que un hombre puede hacer otro también lo puede hacer, incluso mucho
mejor.
Un teócrata espiritual es aquel que vive bajo la soberanía de Dios. Sólo acepta órdenes del que lo llamó.
Un teócrata de Dios cada día vuela más alto para alcanzar la revelación divina. Un recién nacido del espíritu no conoce aún nada de
la carne de Cristo. Un recién nacido es un esqueleto dispuesto a su vestida, su doctrina con carne y tendones.
La sana doctrina no edifica en la paja, ni en la arena sino que busca la roca firme.
Un teócrata hace de Cristo el centro de su vida. Moisés fue el primer hombre que se levanto como viendo al invisible.
La esperanza del creyente es Cristo y su venida. Esto lo experimentan los que viven tocados en su espíritu.
Lo que nos interesa del ungido son las claves que recibe de Dios. Estos candados de bronce que levanta el enemigo delante
nuestro son destruidos por el poder que Dios otorga a sus Ungidos. Tenemos que buscar siempre las alturas de Dios. El bajó
mucho para poder estar en lo más alto de nuestros corazones. La fórmula para que Dios nos añada es no cansarnos y ser
perseverantes en todo lo que es del Reino. Muchos se cansan y dejan de perseverar, “tiran la toalla”, a estos no les sobrevendrá
nada nuevo.
Pedro se tuvo que hacer niño para poder arrebatar el Reino. El reino le subministró lo inaccesible para la carne.
Si miramos a la carne solo recibimos lo que pertenece a ella misma. El espiritual busca en el Reino de lo invisible las maravillas de
Dios, las promesas hechas por Dios.
La misión del Pastor de Samaria es no parar de transmitir lo que fluye del Rio de Dios. Lo que el Pastor Pepe ha conseguido le ha
venido por las fórmulas que de Dios ha recibido. Jesús nunca caminó con corazones que no eran de su mismo espíritu. Y cuando
querían trasmitir i compartir, solía buscar a tres para manifestarse.
El Apóstol Pedro no siempre fue el hombre cabeza de los apóstoles, no siempre capitaneó a sus compañeros, el tuvo que pasar por
estrictas órdenes de ministración para ser pulido y muy tratado.
Los que vienen atados o entumecidos por concupiscencias acaban siendo esclavos de sí mismo. Un teócrata bien adoctrinado es
libre para pisar lo que recibe de Dios. Las cosas que no nos obedecen pasaran a obedecernos cuando el fuego del Ungido pase a
nosotros. La miel y la leche es el fluir de Dios que hay preparado para nosotros, al igual que en la tierra prometida fluía leche y miel
para el pueblo de Israelitas. Las ropas que nos visten por dentro es lo que los demás ven por fuera. Si dentro estamos vestidos de
derrota, fuera no habrá salida para nuestras vidas.
“No importa el saber, lo grande es conocerle”.
En los días de Jesús eran más los que aprendieron a descansar en Él y menos los que no le conocieron.
Dios actúa con fórmulas y convence a aquellos que le creen. Una de las fórmulas que Dios emplea es el fuego.
Busca primero el Reino de Dios y lo demás será añadido-
Los inconversos buscaran el favor de los que han entrado en la Teocracia Divina. En el tiempo de Dios no hay puerta que se haga
fuerte para los que le creen.
Las tres fórmulas que funcionan a los que mirar a Dios:
1. El que busca, halla. (David buscó la victoria y halló la muerte de sus enemigos)
2. Al que llama, se le abrirá.
3. Al que pida, se le dará.