Predicas Cristianas | Mensjae Cristianos
Texto Bíblico: Apocalipsis 21:7-8
Introducción:
¿Alguna vez ha pensado en el daño que causa cuando dice mentiras? Para muchas personas las mentiras es su día a día, mienten diariamente, sin medir las consecuencias de sus palabras, pues piensan que hay mentiras blancas o mentiras piadosas que no causan daño, pero toda mentira causa daño y ofende a Dios.
Las mentiras son parte de la vida de muchas personas, algunos mienten en todas partes, en su hogar, en el trabajo, a sus amigos, vecinos, familiares, pero a quien nunca podrán mentirle es a Dios, porque Él todo lo ve y todo lo sabe, conoce nuestro corazón y conoce todas nuestras verdades, por ello jamás se le podrá mentir a Dios, pese a que muchos intenten hacerlo, nunca lo lograrán pues nadie puede mentirle a Dios.
Pero Dios detesta las mentiras porque le ofenden y hieren a las personas, no es correcto ni es de un corazón noble mentir, idear una mentira y repetirla no hará que sea verdad, siempre la mentira es descubierta y causa problemas a quienes las dicen, cuando una persona miente se aleja de Dios, pues Él conoce que es mentira y siente desagrado por esas acciones.
Y así lo deja claro la palabra de Dios cuando en el libro del Apocalipsis 21:7-8, revela Dios su desagrado con las mentiras de los hombres y las consecuencias para aquellos quienes han dedicado su vida a mentir, ya que quien dedica su vida a mentir le esta dedicando su vida al demonio, a lo maligno, a la falsedad y esos malos sentimientos desagradan a Dios.
Desarrollo:
Por ello Dios revela en el estudio bíblico del libro Apocalipsis 21:7-8, lo siguiente: “El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.”
Analizando la palabra de Dios en esta predica cristiana, entendemos que a Dios no le gustan las mentiras y si ha dedicado su vida a mentir debe convertirse y desechar esos malos hábitos de mentir y vivir ahora bajo la luz de la verdad, pues no hay lugar en el Reino de los Cielos para los mentirosos, quienes no tendrán otro remedio que vivir condenados en la segunda muerte que es el infierno, donde habrá dolor y miseria, en vez de convertirse en la verdad y vivir en la nueva tierra donde no hay clamor, ni dolor, ni sufrimiento alguno, ya que en esa tierra solo gobernará la paz, el amor y la verdad.
Las personas que mienten mucho sufren porque nunca pueden levantar la cara en alto frente a sus hermanos, viven tras la sombra de la mentira y en la oscuridad, además esperan engañar a todos y que todos crean en sus falsas palabras, pero jamás quieren que le mientan, se molestan mucho cuando alguien los engaña, pero ¿que más pueden esperar?, recuerden que todo lo que hagan, sea bueno o malo se regresará multiplicado a nuestras vidas, por ello debemos tener cuidado de lo que sale de nuestra boca, de no prometer en vano, debemos cumplir con nuestras promesas y con nuestras palabras, no debemos engañar a nadie pues nuestros engaños se devolverán y dolerán mucho.
Lo peor que le puede pasar a alguien es perder la confianza de una familiar, de un amigo, del jefe, sólo porque nos descubren una mentira y cuando mentimos perdemos la confianza de otros, cuando un joven miente a sus padres hace que ellos pierdan la voluntad en él, ya no le creerán nada. Y para enmendar su daño, pues deberá pedir perdón en primer lugar a Dios, segundo a la persona a quien mintió, decir la verdad, demostrar la corrección de sus actos y así recobrar la confianza pérdida.
Algunos creen que pueden engañar hasta a Dios, ofreciéndole que harán acciones que no van a cumplir, prometiéndole a Dios su conversión, pero sólo se engañan a ellos mismos, porque a Dios nadie lo engaña, la condena por mentir y vivir en la mentira es muy dura y de ella sólo nosotros con la verdad podemos salvarnos.
Para poder corregir este pecado, primero debemos pedirle a Dios que nos permita reconocer las mentiras en nuestras palabras, pedir perdón a quienes ofendimos con ellas y contarles la verdad, también debemos implorar a Dios porque Él nos perdone y nos haga hombres nuevos.
Las mentiras solo vienen de Satanás quien nos engaña todos los días para que caigamos en ellas, no le demos el gusto al demonio, seamos fuertes y vayamos a todos lados con la verdad, que es la más pura evidencia de nuestra unión con Dios.
Conclusión:
La verdad libera y agrada a Dios, la mentira ata al hombre y desagrada a Dios, ¿qué prefiere?, ¿vivir en la tranquilidad de la verdad o sucumbir en la penumbra y perturbación de la mentira? Los mensajes cristianos son claros, con la verdad ni ofendemos ni tememos, la verdad nos hace limpios de corazón y puros de espíritu, sólo la verdad nos llevará al Reino de los Cielos y nos dará salvación, mientras nos alejemos de la mentira, nos acercamos más a Dios. Al contrario de la mentira, que nos aleja de Dios y nos condena a una eternidad en el lago que arde, que huele a azufre, que nos quema y nos hace morir para siempre.
Hasta aquí, hemos visto que para el cristiano, triunfar debe ser igual a caminar de la mano de Dios ya que con él siempre vamos a vencer; los éxitos y los traspiés siempre harán parte del camino pero entendemos que para quienes amamos a Dios todas las cosas nos ayudan a bien (Romanos 8:28).
También hemos aprendido sobre la fe de David, la sensibilidad a la palabra de Dios que tenía Josías y el temor de Dios de Ananías, Misael y Azarías. Ahora, veremos tres características más que son cruciales para llevar una vida de triunfo.
IV. LA VIDA DE ORACIÓN DE DANIEL. Daniel 6:10
Hacer que la oración sea parte de nuestro diario vivir, no como un simple rito sino como un verdadero tiempo de comunión con Dios, es algo indispensable para el cristiano. No es saludable relegar la oración a lo que quede de tiempo de cada día, ni postergarla para después. Hablar con Dios es absolutamente imprescindible para nuestra vida cristiana.
A. Disciplina de oración.
Daniel tenía una disciplina de oración de tres veces al día. Esta era su costumbre, su necesidad, su hábito, no un rito. No significa que tengamos que hacer exactamente como él en cuanto a la frecuencia o la cantidad de ocasiones en las que oraba, pero sí debemos seguir su ejemplo en relación a que era una disciplina, nada reemplazaba ese tiempo.
B. Fidelidad en la Comunión.
Para los días de Daniel se creó un edicto que prohibía orar a otros dioses u hombres distintos al rey Darío. No obstante, Daniel mantuvo su fidelidad primero a Dios antes que a los hombres y Dios se glorificó en él. Capítulos adelante podemos ver cómo Dios lo libró del foso de los leones y fue promulgado por parte del mismo rey Darío que todos debían temer al Dios de Daniel.
“…tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público…” Mt. 6:6
V. LA PUREZA MORAL DE JOSÉ. (Génesis 39:7-12)
La historia de José está llena de situaciones impactantes. Fue vendido por sus hermanos como un vil esclavo, y a partir de allí fue subiendo hasta convertirse en el segundo hombre más importante de todo Egipto.
Pero en esa historia ascendente hubo situaciones de prueba que por haberlas superado, Dios lo recompensó.
Uno de esos episodios se dio en la casa de un hombre adinerado llamado Potifar. José administraba los bienes de este hombre pues se ganó su confianza. La esposa de Potifar se sintió atraída por José al punto de que lo sedujo en varias ocasiones para que se acostara con ella.
No estamos hablando de una situación fácilmente sorteable, estamos hablando de una prueba moral en la que una mujer muy seguramente bastante atractiva estaba seduciendo a un muchacho que la veía como una tentación. Hasta aquí, no había pasado nada, era la decisión de José de ceder o no ceder lo que determinaría el desenlace de su camino. José hizo lo que dice la palabra de Dios:“huir de la fornicación” (I Corintios 6:18). Es interesante que la biblia diga ‘huir’ y no ‘resistir’. Veamos algunas de las claves de esta situación:
A. Él era consciente del poder destructivo del pecado (v. 9)
B. Se regía por principios éticos (humanos y divinos). No quería pecar contra su amo terrenal, ni contra Dios. (v. 9)
C. Huyó del peligro (39:12)
VI. LA PRESENCIA DE DIOS EN ELÍAS. (I Reyes 17:1)
Si hay una característica indispensable para tener éxito en esta vida, es tener la presencia de Dios en nosotros. Para ejemplificar este punto, tenemos al profeta Elías:
A. Elías tenía celo de Jehová. I Reyes 19:10-14.
Este ‘celo’ que se menciona aquí tiene que ver con el absoluto desacuerdo y rechazo por las cosas que van contra Dios y que implican que los hijos de Dios se aparten de él. Es un deseo ardiente por ser exclusivos para Dios y no compartir nada en absoluto con el mundo. Ese era el celo de Jehová que Elías tenía y que debemos nosotros también compartir. Seamos exclusivos para Dios, no hay que flirtear con las cosas que desagradan al Señor.
B. Poder y milagros. I Reyes 17:16, 22-24
La presencia de Dios en Elías le capacitó para realizar milagros. Si tenemos esta misma presencia en nuestra vida, Dios nos permitirá ver sus grandes obras y maravillas.
Conclusión
Querido lector, este estudio bíblico ha tenido como propósito mostrar 6 características que se consideran vitales para triunfar en la vida. Recordemos que triunfar no se trata solo de tener un grado universitario, o de tener muchas empresas y dinero; son cosas que muchos buscan pero el indicador de triunfo en la vida del cristiano está determinado por su cercanía a Dios. Entre más lejos esté una persona de Dios, más cerca estará del fracaso; y entre más cerca esté de Dios, más cerca estará del triunfo, no importa cuántos bienes posea. El verdadero triunfo será llegar a la eternidad a morar con Dios.
Mientras tanto, necesitamos las cualidades que podemos aprender de estos hombres de Dios:fe, sensibilidad a su voz (la palabra de Dios), temor de Dios, vida de oración, pureza moral y la presencia de Dios.
Si usted lee otras historias de hombres y mujeres de Dios como Gedeón, Rut, Samuel y muchos otros, aprenderá mucho más. Pero empezar con estas seis será sin duda un gran paso para ser un triunfador.