Cristo escribe a las iglesias I Apocalipsis 2:1–17

El libro de Apocalipsis es una carta como las de Pablo, Pedro o Juan que fue enviada a siete iglesias cristianas de la provincia romana de Asia, localizadas en las ciudades que se nombran en 1:11. Los capítulos 2 y 3 contienen un mensaje breve para cada una de esas congregaciones de parte de Jesucristo. Como las otras cartas del Nuevo Testamento, el mensaje va dirigido a las necesidades de las congregaciones contemporáneas con el autor, pero también son aplicables a las iglesias y cristianos de todos los tiempos, siempre y cuando sus necesidades sean similares.

Cada ciudad era centro de un distrito postal, lo cual facilitaría que se diseminara la enseñanza del libro. El orden de los nombres es el orden natural que seguirían los mensajeros para entregar el libro, comenzando en Éfeso y terminando en Laodicea. Había otras ciudades importantes en esa provincia, pero Juan, bajo la dirección de Dios, escogió éstas. Es posible que las conociera mejor por haber ministrado en ellas. También es probable que esas iglesias representaran una gran variedad de condiciones y necesidades para que las enseñanzas de las cartas fueran aplicables a otras congregaciones con necesidades similares, tanto del primer siglo como las que han surgido a través de la historia de la iglesia.

¡PENSEMOS!
Lea los mensajes a Éfeso, Esmirna y Pérgamo para identificar:

1)      la descripción que se hace de Jesucristo

2)      la recomendación positiva

3)      la critica (Esmirna no recibe crítica,)

4)      la exhortación y

5)      el desafío

Cristo tiene el derecho y la responsabilidad de decir lo que piensa de su iglesia porque ésta le pertenece. Él dijo: “…edificaré mi iglesia” (Mateo 16:18). Él la compró con su sangre (Hechos 20:28). Él es su Cabeza (Efesios 1:22–23). Por estar en Cristo, la iglesia glorifica a Dios (Efesios 3:21). En estos dos capítulos él dice siete veces yo conozco. Él la conoce íntimamente, porque anda en medio de ella (1:13). Él es el Príncipe de los pastores y el obispo de ella, el que vigila de noche y de día su santidad, obediencia y frutos (1 Pedro 5:4; 2:25). Quiere lo mejor para la iglesia, que es su cuerpo. La mayoría de aquellas iglesias tenía un defecto serio y Jesús tenía que señalarlo. ¿Qué es lo que quiere el Señor de la iglesia? El mensaje a cada iglesia contesta esa pregunta.

AMOR HACIA DIOS
2:1–7

Éfeso era la capital de la provincia, “la metrópolis de Asia”. Su templo a Diana (o Artemisa) era una de las siete maravillas del mundo antiguo. Pablo fundó la iglesia en su tercer viaje misionero. Durante los dos años y medio que enseñó en Éfeso, los nuevos cristianos llevaron el evangelio a toda la provincia. Hechos 19 relata su ministerio y la oposición por parte de los idólatras. Durante su primer encarcelamiento en Roma, Pablo les escribió la hermosa carta a los Efesios y más trade envió dos cartas a Timoteo, a quien Pablo había dejado para ministrar en Éfeso. Después, es probable que Juan asumiera el liderazgo de esa iglesia.

Jesús recuerda a los creyentes que los conoce bien porque tiene al representante de la iglesia en su mano y él anda en medio de las iglesias. Él moraba en ellas, las conocía y las amaba.

“EL QUE TIENE MIS MANDAMIENTOS,

Y LOS GUARDA, ÉSE ES EL QUE ME AMA”

(JUAN 14:21).

La recomendación

Una virtud de la primera iglesia era su labor enérgica e incansable. Los miembros eran diligentes y activos en sus distintos ministerios. Perseveraban a pesar de la oposición y tal vez la persecución. Junto con la adoración de Diana, que contaba con miles de sacerdotes y sacerdotisas, la ciudad era centro de adoración al emperador romano y asimismo había algunos que practicaban la magia. Los cristianos no eran aceptados por la sociedad, pero seguían firmes en sus convicciones.

Su tercera virtud era la ortodoxia. Rechazaban a los falsos apóstoles y a los nicolaítas. Aunque no tenemos información específica acerca de este grupo, sí sabemos que la iglesia tenía el discernimiento doctrinal y el valor para resistir a las influencias equivocadas. (Véase el comentario acerca de 2:15.)

La crítica

Aunque tenía varias cualidades positivas, Jesús conocía los corazones y les señala una falta: habían perdido su primer afecto, devoción y entrega a Cristo. Jesús había dicho que esto caracterizaría a los años inmediatamente anteriores a su segunda venida (Mateo 24:12). Dios es celoso y se entristece cuando otros intereses y prioridades toman su lugar (Santiago 4:4–5).

La falta de amor no es una cosa pequeña o sólo indiferencia. El primer mandamiento de Jesús es: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” (Mateo 22:37). El amor a Dios es esencial, porque Cristo dijo: “el que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama” (Juan 14:21). Pablo escribió que el cumplimiento de la ley es el amor, y que el amor en la vida del creyente es mayor que la fe y la esperanza. (Romanos 13:10; 1 Corintios 13:13). Amar a Dios es el motor de nuestra adoración, de nuestra entrega a Dios y de nuestra obediencia a él.

La exhortación

Mencionando tres pasos, Cristo marca cuál es el remedio para la iglesia o el cristiano a quien le falta el amor a Dios. Primero, debemos recordar de dónde caímos, es decir, nuestra salvación y el amor y la gracia de Dios que envió a Jesucristo y nos dio el perdón, la vida, la esperanza y el gozo. Si contemplamos esto, no podemos contentarnos con llevar una vida cristiana mecánica, legalista, rutinaria y fría.

En segundo lugar, debemos arrepentirnos de la falta de amor y cambiar nuestro pensar que, a la vez, cambiará nuestro rumbo. Es rechazar cualquier pecado que está alejándonos de la intimidad con Dios, así como a los ídolos, que son las prioridades de la vida que no nos permiten dar a Dios el primer lugar.

En tercer lugar, el cristiano debe volver a hacer las obras que caracterizaban su primer amor y buscar, como un mendigo hambriento, el alimento de la palabra santa. Debe deleitarse en la comunión con Dios y con los hermanos en Cristo, así como obedecer con gozo cada mandato de la palabra. Debe hablar con otros de la maravilla de su fe. No debe esperar a sentir el amor antes de hacer las primeras obras. Entregarse a esas cosas traerá como premio los sentimientos de cariño y dedicación que el cristiano tenía antes para su Salvador.

El desafío

Si la iglesia no vuelve a manifestar el amor a Dios, Jesús advierte que quitará su candelero, o sea, su luz que brillaba en las tinieblas de Éfeso con el resplandor del evangelio. Esaiglesia, que antes iluminaba toda la provincia, perdería su oportunidad de manifestar a Dios en el mundo. Pero, a los que vencieren, o sea, a los verdaderos creyentes que respondan al reproche y la exhortación de su Redentor, él dará a “comer del árbol de la vida” (Génesis 2:9; 3:22, 24). Disfrutarán de la vida eterna, del fruto de ese árbol de Edén que les fue prohibido a Adán y Eva porque se rebelaron contra Dios (Apocalipsis 22:2, 14).

El mensaje para Éfeso también es pertinente para hoy. Hay iglesias que tienen miembros, cultos, actividades, comités y sesiones pero no alumbran, no resplandecen. Los creyentes no se han entregado a Dios, no crecen y no se aman entre ellos; tampoco comparten su fe y los no creyentes no son atraídos. Su candelero ha sido retirado, porque no aman a Dios. Deben recordar su salvación, arrepentirse y hacer las primeras obras.

FIRMEZA EN MEDIO DEL SUFRIMIENTO
2:8–11

El segundo mensaje está dirigido a Esmirna, otra ciudad grande, tal vez la más hermosa de las siete. Era próspera y fiel a Roma. También era conocida por sus avances en ciencia y medicina. Se consideraba “el orgullo de Asia”. Cerca del año 25 d.C., ganó la distinción única de levantar un templo al emperador Tiberio. En ella destacó el culto al emperador y cada año, los habitantes tenían que quemar incienso ante el busto del emperador y declarar: “César es el Señor”. Posiblemente, ese acto tenía más significado político que religioso, pero la mayoría de los cristianos se negaba a cumplirlo y fueron perseguidos. En Esmirna, 60 años más tarde, Policarpo, a la edad de 86 años, rehusó hacerlo, dio un testimonio firme y murió quemado por su fe. Él fue llamado “el doceavo mártir de Esmirna”. Al morir, exclamó: “¿Cómo puedo blasfemar de mi Rey que me salvó?”

“SÉ FIEL HASTA LA MUERTE” (APOCALIPSIS 2:10).

La recomendación

Cristo reconocía su aflicción y pobreza. Los creyentes eran perseguidos por no negar su fe ante las exigencias del emperador. Eran ricos espiritualmente, pero la persecución y la opresión les causaron pobreza material. Muchas puertas económicas se cerraron para ellos y las personas no querían venderles o comprarles sus productos. Los judíos calumniaron a los creyentes e incitaron a la población contra la comunidad cristiana. Los judíos estaban exentos de las demandas de adorar al emperador, pero buscaban agradar a las autoridades acusando a los cristianos de ser desleales. Ellos causaron muchos problemas similares a Pablo y su equipo misionero.

Estos enemigos no eran verdaderos judíos, porque no habían recibido a su Mesías y no habían sido transformados interiormente por la obra del Espíritu (Romanos 2:28–29). Al oponerse a la genuina comunidad de la fe, se hicieron “sinagoga de Satanás”. El diablo es la fuente real de la persecución. Veremos que él es también uno de los actores principales de la escena apocalíptica.

En el v. 8, la descripción de Cristo como “el primero y el postrero”, enfatiza que es el creador y soberano de la historia. Esto, y la referencia a su victoria sobre la muerte, inyectaron seguridad, ánimo y esperanza a los creyentes que necesitaban confiar cada día en los cuidados de Dios y que tenían un futuro terrenal incierto.

La exhortación

El Señor de la iglesia no reprende a los cristianos de Esmirna. No eran perfectos, pero se mantenían fieles en el sufrimiento. Su mandamiento para ellos tiene dos partes: “No temas en nada lo que vas a padecer” y “sé fiel hasta la muerte”. Ya estaban siendo atribulados, pero sufrirían más. Algunos sufrirían prisión y tribulación “por diez días”. Algunos morirían. No se sabe cuál es el significado de los diez días. Quizá, como piensan algunos, simboliza un período breve de tiempo. Tal vez fue un tiempo literal de diez días de intenso sufrimiento en que las autoridades decidieron erradicar la iglesia o hacer de los creyentes un escarmiento para las personas que no juraran obediencia al dios-emperador.

El desafío

El desafío se expresa en forma a la vez positiva y negativa. Los que fueran fieles demostrarían su fe viva y verdadera y recibirían la corona de la vida, o sea, la vida eterna. Los que vencen son los creyentes genuinos. Escaparán de la “segunda muerte”, que es la muerte espiritual y eterna reservada para áuienes no conocen a Cristo (20:14; 21:8).

Además de amar a Dios, Cristo llama a su iglesia a serconstante, valiente y fiel en medio de un mundo que la rechaza, la calumnia, se burla de ella, que la trata con injusticia y que persigue a los hijos de Dios.

ÉFESO

ESMIRNA

PÉRGAMO

DEJÓ SU PRIMER AMOR

LA IGLESIA SUFRIDA

SE COMPROMETIÓ

CON LA IDOLATRÍA

LA VERDAD BRILLA EN MEDIO DE LAS TINIEBLAS
2:12–17

El Hijo de Dios, “que tiene la espada aguda de dos filos”, envió un mensaje sumamente serio a Pérgamo. El simbolismo de la espada que sale de su boca (1:16) no es tan grotesco como puede parecer, porque la espada romana pequeña tenía la forma de una lengua. La espada representa la palabra de Cristo. Él es el Verbo de Dios (19:13, 15; comp. Juan 1:1; Isaías 49:2; Efesios 6:17; Hebreos 4:12). Como una espada, la palabra de Dios taladra la conciencia, hiere el orgullo, penetra el alma, destruye la doctrina falsa y apaga los dardos de fuego de Satanás. La iglesia de Pérgamo necesitaba la palabra de Cristo para que él la usara contra las doctrinas diabólicas (v. 16).

La recomendación

Jesucristo conocía la labor de la iglesia y que vivía en un ambiente sumamente hostil. A pesar de estar donde Satanás moraba y tenía su trono, en el lugar dónde Antipas murió por su fe, ellos aún retenían el nombre de Cristo y no negaban su fe. Sin duda, Jesucristo hace referencia a la multitud de templos y altares paganos que se habían levantado a Dionisio, Atenea, Esculapio, Demetrio, tres templos del culto al emperador, las filosofías anticristianas, la influencia de los nicolaítas y la doctrina de Balaam. El gran altar a Zeus dominaba la ciudad desde la acrópolis.

Esa iglesia vivía en un lugar de oscuridad donde la verdad apenas si penetraba. Satanás es el padre de la mentira, porque engaña a los hombres y ciega sus ojos (Juan 8:44; 2 Corintios 4:4; 11:3, 14–15). Pero los creyentes de ese lugar se habían mantenido fieles a todo lo que es Cristo (“mi nombre”). No sabemos nada acerca de Antipas. Posiblemente fue el primer mártir o el más conocido, y dejó un ejemplo de fidelidad y valor para los demás.

La crítica

Sin embargo, dentro de los fieles de esa congregación, se toleraba la presencia de algunas personas con otras creencias y prácticas peligrosas. “La doctrina de Balaam” y la de los “nicolaítas” probablemente es la misma, porque sus nombres pueden tener el mismo significado: “conquistar al pueblo”. La historia de Balaam se encuentra en Números 22–24. Motivado por la avaricia, él maquinó una estrategia para corromper a los israelitas. Las moabitas sedujeron a los varones hebreos para que participaran de sus fiestas idólatras e inmorales. La inmoralidad los llevó a practicar la religión falsa. Tal vez en la iglesia de Pérgamo algunos decían: “…pequemos para que la gracia abunde” (Romanos 6:1, 15). El deseo de seguir participando en la inmoralidad de las religiones paganas los llevó a aceptar doctrinas equivocadas. Como en la iglesia de Éfeso, el Hijo de Dios aborrece esa doctrina (v. 6). Muchas veces, comprometer las normas éticas y morales conduce a la doctrina falsa.

La exhortación

Sólo hay un mandato para los que siguen ese error: “¡Arrepiéntete!”. En ese centro de doctrinas y actividades satánicas, Cristo dice que la verdad tiene que triunfar en la iglesia. La espada de la palabra de Dios necesita enseñarse, creerse y obedecerse. Si no, esa misma espada se convertirá en el instrumento de castigo. Urge que los cristianos tomen una decisión tajante, que confiesen su pecado a Dios y que vuelvan la espalda a esas creencias y conducta.

El desafío

Si no cambiaban de manera de pensar y de conducta, Cristo vendría para pelear contra ellos con su palabra. En 19:15, la espada de su palabra se usa para castigar, cuando es necesario. Por otro lado, la promesa para los que vencen el mal incluye tres bendiciones curiosas: el maná escondido, una piedrecita blanca y un nombre nuevo. ¿Qué pueden significar?

El maná escondido. Trae a la memoria el maná que se escondió en el arca del pacto para recordar a los hebreos la milagrosa provisión de alimento en el desierto. Pero Cristo es el pan verdadero que sustenta y satisface al que cree en él. Así como las otras promesas a los vencedores son distintos aspectos de la salvación futura, éste también es el pan de vida que eternamente satisfará a su pueblo. “Si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre” (Juan 6:48–51).

La piedrecita blanca. Es difícil decidir el significado de ella. Se ha sugerido que es una de las piedras que había en la coraza del sumo sacerdote, o una piedra para votar, o una invitación o boleto de entrada a un banquete u otro evento, o bien un premio por alcanzar la victoria en los deportes, un amuleto, o una piedra para contar. Pero en este contexto, quizá podemos entenderla como un boleto de entrada. Para los verdaderos creyentes que rechazan los banquetes paganos, Cristo promete entrada a su banquete celestial donde él mismo satisfará el corazón.

El nombre nuevo. El nombre que aparecerá en la piedrecita es el nombre del receptor y representa su nueva y especial identidad en Cristo. Es secreto, porque simboliza la confianza e intimidad que tiene el creyente con su Padre y Salvador.

Entonces, Cristo enseña en el mensaje a la iglesia de Pérgamo que en cualquier época, el pueblo de Dios debe rechazar la doctrina y conducta satánicas, aún cuando esté rodeado de su influencia y se hayan infiltrado en la iglesia. El cuerpo de Cristo siempre debe enseñar, testificar y modelar la verdad y la santidad de Dios.

¡PENSEMOS!
¿Cuáles son las evidencias de una iglesia que ha perdido su primer amor? ¿Por qué es trágico que un cristiano o una iglesia lo pierda? ¿Por qué existe la tendencia a perder el entusiasmo y dedicación que teníamos al inicio de la vida cristiana? En sus palabras, diga cuáles son los pasos para recuperar el amor a Dios. En el mensaje a Esmirna, ¿cómo ayudarían las descripciones de Cristo del v. 8 para animar a esa iglesia? ¿Cuáles son las otras formas de ánimo de ese mensaje? La carta a Esmirna no contiene crítica. ¿Qué aprende de esto que pueda servir para estimular a los que están bajo presión? Los cristianos de Pérgamo caían en tentación. ¿Cuáles son las tentaciones que atraen a los cristianos actualmente? ¿Qué diría Cristo a las iglesias que usted conoce?

Orth, S. (1998). Estudios Bı́blicos ELA: La consumación de los tiempos (Apocalipsis) (20). Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas, A. C.