Por: pastor Daniel Brito
Título: Compartiendo la Gloria
Texto: Hebreos 11:6: «35 Al día siguiente Juan estaba de nuevo allí, con dos de sus discípulos.36Al ver a Jesús que pasaba por ahí, dijo: -¡Aquí tienen al Cordero de Dios! 37 Cuando los dos discípulos le oyeron decir esto, siguieron a Jesús.38 Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les preguntó: -¿Qué buscan? -Rabí, ¿dónde te hospedas? (Rabí significa: Maestro.) 39 -Vengan a ver -les contestó Jesús. Ellos fueron, pues, y vieron dónde se hospedaba, y aquel mismo día se quedaron con él. Eran como las cuatro de la tarde. 40 Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que, al oír a Juan, habían seguido a Jesús.41 Andrés encontró primero a su hermano Simón, y le dijo:- Hemos encontrado al Mesías (es decir, el Cristo). 42 Luego lo llevó a Jesús, quien mirándolo fijamente, le dijo: -Tú eres Simón, hijo de Juan. Serás llamado Cefas (es decir, Pedro).»
-Nueva Versión Internacional
Introducción:
No hay nada de más satisfacción para una persona que el compartir la cosas que Dios ha hecho en la vida de uno con otra persona. El mejor ejemplo que tenemos de cómo evangelizar lo encontramos en esta historia del apóstol Andrés. Trataremos los siguientes Puntos:
(1) Convencido.
(2) El poder del testimonio personal.
(3) No es por obligación, sino por agradecimiento.
(4) Resumen.
Lección:
1. Convencido. – Juan y Andrés habían sido discípulos de Juan el Bautista. Cuando el Bautista les presenta a JESÚS con las palabras: “¡Aquí tienen al Cordero de Dios!”, ellos decidieron seguirle de inmediato. Los discípulos de el Bautista le respondieron a JESÚS que querían saber donde vivía. Le llamaron Rabí, palabra hebrea que quiere decir literalmente Mi grande. Era el título de respeto que daban los estudiantes y los buscadores del conocimiento a sus maestros y a los sabios. Juan, el evangelista, estaba escribiendo para los griegos. Suponía que no conocería la palabra, y se la tradujo por el término griego que quiere decir Maestro.[1] Podemos notar que Andrés y Juan, después del encuentro con JESUCRISTO el Salvador, nunca fueron los mismos otra vez. Andrés y Juan quedaron totalmente convencidos que habían encontrado al Mesías, o al Cristo. Aquel, que todo Israelita piadoso había esperado por siglos.
a. Es muy importante notar que cuando una persona tiene un encuentro con el Salvador del mundo, nunca vuelve a ser la misma persona. Seguimos con el siguiente punto.
2. El poder del testimonio personal. – Parece ser que ambos, Andrés y Juan, salieron a anunciar lo que habían encontrado. Andrés encontró a su hermano Pedro primero. Esto es antes que Juan encontrara a su hermano Jacobo. Pero también debemos notar que al decir que Andrés encontró a Simón Pedro primero, quiere decir que él estaba decidido en contarle a otros también su encuentro con el Cristo, el Hijo de Dios.
a. Pero tan importante como contarle a Pedro, Andrés lo TRAJO a JESÚS. No le dijo ve y búscalo, sino que lo TRAJO a JESÚS.
b. Si queremos compartir el Evangelio con otros, debemos seguir el ejemplo de Andrés, compartiendo con los demás nuestro testimonio personal.[2] Muchas Iglesias tienen programas especiales para ganar almas, pero el más eficaz, y el más simple, es el testimonio personal. Todos tenemos parientes, vecinos, compañeros de trabajo. Aun a veces en la oficina del médico, o del dentista. Y a sí mismo, seguimos con el siguiente punto.
3. No es por obligación, sino por agradecimiento. – Tal vez muchos no sabían quien era Andrés. Pero casi todos sabían quién era el apóstol Pedro. Cuando hablaban de Andrés, lo identificaban con su hermano Pedro que todos conocían. Andrés es un ejemplo clásico de un discípulo humilde, poco conocido, a quien el SEÑOR utiliza para conducir a otra persona a Cristo, y éste pronto sobrepasa a aquel y llega a ser un gigante en el reino de Dios.[3]
a. Andrés tenía una cualidad muy grande, y era que le encantaba traer a otros a JESÚS.
i. En Juan 6:8-9, es él quien trae a JESÚS al muchacho que tenía los cinco pescados y los dos panes.
ii. Y en Juan 12:22, trae a los griegos que buscaban a JESÚS.
b. Podemos decir que Andrés se convierte en el primer misionero de Cristo. No puede callarse el encuentro que ha tenido con el Mesías, y va a dar testimonio de ello, y comienza por su propia casa, como debe ser.[4]
c. El agradecido comparte lo que ha recibido por agradecimiento. Así debemos nosotros también compartir lo que Dios ha hecho en nuestras vidas. Una persona que ha tenido un encuentro con JESUCRISTO no puede quedarse callada.
d. Invitemos a otra persona a este Culto de Hogar. Tal vez un pariente, o un vecino, o un compañero de trabajo, o tal vez un amigo o amiga. Sigamos el ejemplo de Andrés en compartir las grandes cosas que Dios ha hecho en nuestras vidas.
4. Resumen.
a. ¿Te has convencido del Poder de Dios en tu vida?
b. El poder del testimonio personal es real. Compartiendo con otro, no es proselitismo, es simplemente compartir lo que Dios ha hecho en nuestras vidas.
c. No es por obligación, sino por agradecimiento. Nadie nos obliga. Lo hacemos como Andrés lo hizo, porque estamos convencidos que JESUCRISTO es el Hijo de Dios, y el Salvador del Mundo.
Conclusión:
Oremos.
[1]. William Barclay, Comentario Bíblico del Nuevo Testamento, p. 389, editorial CLIE.
[2]. George W. Truett, Classic Sermons on World Evangelism, p. 21-38.
[3]. James Bartley, Juan, Comentario Biblico Mundo Hispano, p. 78, editorial Mundo Hispano.
[4]. Lacueva, Comentario de Matthew Henry, p. 1357, editorial CLIE.
*Toda referencia Bíblica es tomada de la Biblia, Nueva resión Internacional.
**Este sermón fue predicaco en el mes de Mayo, 2007.