Avivamiento, responsabilidad y compromiso espiritual

Predicas Cristianas | Estudios Biblicos

Introducción

Glenn Jonson en su libro “Nehemías” se refiere a Hechos 3:19 como la mejor definición de avivamiento: “Así que arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio” y añade que “el avivamiento estrictamente hablando significa reanimar aquello que ya está vivo, aunque en un estado de deterioro”. Así que el avivamiento se refiere, no a los incrédulos, sino a los creyentes que se han enfriado, adormecido o están agonizando, a quienes Dios se revela Él mismo en su admirable santidad y poder, para un nuevo comienzo de amor y obediencia a Él.

Enseñanza

EL AVIVAMIENTO

Para que Dios se manifieste, para que los hombres vivamos en perfecta y constante comunión con Él, se necesita tener en cuenta lo expresado en Salmos 24:3-4 “¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a cosas vanas, ni jurado con engaño. Se infiere entonces que el primer paso al avivamiento es el arrepentimiento (quebrantamiento de corazón, doblegarse delante de Dios con humildad y abandonar el pecado), entonces fluirá un impulso irresistible de oír la Palabra de Dios, es decir, hambre espiritual.

También se manifestará gran reverencia, honra, respeto y valoración por el Señor, Su casa, Su obra, Su voluntad. Además habrá una constante e incesable búsqueda de la presencia del Señor y una actitud de adoración permanente (hay quienes dicen que para conocer el nivel espiritual de un pueblo basta observar su actitud en los tiempos de adoración). Otra evidencia del avivamiento es la gran revelación de la Palabra, una apertura del entendimiento en los asuntos del Señor. Finalmente como efecto inminente se evidencia una total obediencia al Señor, gran compromiso y responsabilidad con el Reino de Dios y su justicia.

Recordemos que la definición de responsabilidad es: Reconocer y aceptar las consecuencias personales de un hecho por acción u omisión. El compromiso implica responsabilidad y es la actitud que lleva a la persona a actuar con diligencia para cumplir con una obligación contraída. Pablo, en 1Co.3:10-15 “Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien el mismo será salvo, aunque así como por fuego” claramente nos hace referencia a tres tipos de responsabilidad espiritual:

1) La responsabilidad del perito arquitecto: probablemente se refiere a quien evangeliza y sabemos que esta tarea corresponde a todos los creyentes (Mat.28:19). Quien evangeliza, tiene la gran responsabilidad de poner, el buen y único fundamento que es el Señor Jesucristo. Hay que cimentar las vidas sobre la fe en la obra de Cristo, en Cristo mismo, de lo contrario las personas serán como el hombre de la parábola que edificó su casa sobre la arena; y la responsabilidad será de quien puso el mal fundamento.

2) La responsabilidad del que edifica: probablemente se refiere al discipulado, al pastoreo, a la enseñanza. Esta responsabilidad es principalmente de los Pastores, del liderazgo y de los maestros. De la edificación sobre la vida de otros, daremos cuenta a través de sus propias vidas, pero también de las nuestras. Cada cristiano que tiene a su cargo otros creyentes, asume el compromiso de edificar esas vidas con oro, plata y piedras preciosas y no como dice Ezequiel 13:10, 14, 15 “Y uno edificaba la pared, y he aquí los otros la recubrían con lodo suelto. Así desbarataré la pared que vosotros recubristeis con lodo suelto, y la echaré a tierra, y será descubierto su cimiento, y caerá, y seréis consumidos en medio de ella; y sabréis que yo soy Jehová. Cumpliré así mi furor en la pared y en los que la recubrieron con lodo suelto; y os diré: No existe la pared ni los que la recubrieron”

3) La responsabilidad del que sobreedifica: probablemente es lo que llamamos responsabilidad personal. Cada cristiano tiene la responsabilidad de velar por su crecimiento espiritual, de buscar los medios y recursos que Dios le ha provisto para enriquecer su vida en todas sus dimensiones y áreas (oración, ayuno, Palabra, congregación y Pastores, entre otros). Tal vez, solo los bebés espirituales están exentos de ella, y nadie puede ser bebé espiritual toda la vida, pues Romanos 3:6 dice “Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios”

Sin avivamiento no hay responsabilidad ni compromiso. Cuando falta avivamiento en una congregación, los creyentes tienden a responsabilizar al Pastor, pero generalmente están bastante equivocados. La primera y fundamental causa para que no haya avivamiento, es la falta de arrepentimiento personal y de búsqueda de la presencia del Señor en la intimidad, en lo secreto de la habitación de cada creyente. Además, la falta de alimento espiritual, poco estudio de la Palabra y el no congregarse, son causa y a la vez consecuencia de lo anterior. El avivamiento de la congregación, empieza con el avivamiento de cada miembro.

También debemos saber que el enfriamiento espiritual (falta de avivamiento) es un arma del diablo para destruir no solo al creyente, sino además a la Iglesia. Es decir, que ésta es su estrategia para detener o retardar la obra del Señor. Algunos de los espíritus inmundos enviados contra la iglesia, se encargan de construir una edificación del mal llamada “la fortaleza del amor frío”. Esta construcción del enemigo es sutil pero muy efectiva, se edifica desde dos áreas especiales: una es la relación entre hermanos y la otra el menosprecio, rechazo o abuso a los siervos del Señor.

Refiriéndonos al primer caso, sabemos que una señal de la Iglesia unida y vencedora es su compromiso con el amor, pero debido al aumento de la maldad y el engaño del enemigo, el amor cristiano sufre graves ataques. Es inevitable que en las relaciones con otros hermanos surjan roces y desavenencias pero si fallamos en reaccionar con amor y perdón, si guardamos en nuestro espíritu la deuda del ofensor o escuchamos la voz del espíritu acusador para buscar la destrucción del que falló, esa amargura, ese dolor, esas envidias, esos celos, ese juicio, nos impide amar y orar debidamente, y gradualmente llevará al creyente a ser como dijo el Señor en Mateo 24:12 “y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará”, en lugar de ser de los que perseveren hasta el fin para ser salvos. En cuanto a la segunda situación (citando al Pastor Hector Torres) , en la vida de todo creyente, aún más en la de cada siervo, hay tropiezos (zancadillas del enemigo) a veces como grandes rocas que obstaculizan el paso, a veces pequeñas piedrecillas que mal manejadas enfrían el amor.

En ocasiones los siervos reciben rechazo, burla, menosprecio, del mundo y eso no es de extrañar pues el mundo nos aborrece porque no somos del mundo. Pero si estas acciones nos atacan, viniendo de otros creyentes, a través rechazo, menosprecio, indiferencia, falta de reconocimiento al trabajo realizado para la obra del Señor, o diferentes formas de abuso, entonces, el enemigo con astucia tratará de poner pensamientos de desánimo, decisiones de abandonar la obra, de menguar en su compromiso, de renunciar a su llamado, procurará ponernos bajo el yugo del espíritu de estupor y letargo. Así puede conseguir que muchos siervos, dentro de sus corazones se vuelvan distantes y se aparten poco a poco de las otras personas y de la demostración del amor de Dios, aunque vayan aún a la iglesia, lean la Biblia, oren, y diezmen.

Conclusión

¿QUÉ HEMOS DE HACER?

1) Arrepentimiento. Entrar en ayuno y búsqueda de la presencia del Señor para abandonar totalmente el pecado y disfrutar de Su plenitud. Buscar convencimiento profundo de esta necesidad de apropiarse de manera individual de la preciosa obra de Cristo en la cruz, para ser libres de todo pecado y crecer en intimidad con el Señor; así como aceptar la realidad de que es necesario combatir contra el pecado y mantener un deseo ardiente de santidad personal.

(Textos de referencia para el estudio personal del predicador: SALMOS 25:1- 15; HEBREOS 12:1-7, ROMANOS 8:1-11; SANTIAGO 5:13-20; 1Juan 1:5 – 2:17; 1Juan 5:13-21; Apocalipsis 1:5-6)

2) Hambre por la Palabra, comunión y búsqueda de intimidad con el Señor Búsqueda de una mayor revelación del Señor mismo y de una sensación permanente de la cercanía del Maestro y del Espíritu Santo. Planes para la lectura diaria de la Escritura, estudio bíblico y capacitación. Oración en comunión en la congregación de los santos.

Leer la Biblia de rodillas, dejando de lado cualquier otro libro, orando cada versículo y cada Palabra, sin duda contribuirá a la revelación y deleite en sus mensajes, generando cada vez más deseo por ella; a la vez será un excelente vínculo de comunión con el Señor, así como Él lo dice: las Escrituras son las que nos dan testimonio de Él. (Cada Salmo que proclama la dignidad, grandeza, deidad, poder y soberanía del Señor, así como su benevolencia, misericordia y amor. Cada texto bíblico que promete la presencia y derramamiento del Espíritu Santo. Cada pasaje de los evangelios en que Jesús oró por nosotros, prometió su presencia, o manifestó unidad, compañía, compañerismo entre Él y nosotros)

3) Amor

Identificar las estrategias del enemigo, someterse al consejo del Señor, resistir al diablo cuando quiere traer disensión, juicio, división; celos o envidias. Cuidarse de ser tropiezo para alguien. Honrar a los siervos y valorar su servicio al Señor, por pequeño que parezca. Considerarnos unos a otros, deseando y haciendo con ellos como quiero que hagan conmigo, siendo soporte para los hermanos y buscando su apoyo cuando lo requiera.

No formarse una idea negativa de alguien ni darle lugar al diablo, porque esa opinión puede endurecer el corazón y enfriar el amor y el compromiso. Cuando se ama a alguien hay compromiso de permanecer fieles para bien del que se ama, por eso la necesidad primordial es clamar por amar al Señor apasionadamente, con toda el alma, con toda la mente, con todas las fuerzas y que así como dice la Escritura “el que ama a Dios ame también a su hermano” (1Juan 4:21) (Textos de referencia para el estudio personal del predicador:1 JUAN 3:1-2, 11-24; 4:13-21; 3JUAN 1:5-8; ROMANOS 12; SALMOS 133)

6. “Porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios,” el Señor ha buscado pero no ha hallado las obras de los creyentes de Sardis. Las obras de los creyentes de Sardis estaban falta de aprobación divina porque, no eran generadas por una fe genuina. Lo que se reprocha no es la cantidad de las obras sino la calidad de la obras de aquella iglesia.

III. LA ADVERTENCIA:

“Acuérdate… de lo qué has recibido… oído… guárdalo, y arrepiéntete…” (V. 3).

1. Ellos debían recordar como habían recibido y oído el evangelio.

Aparentemente hubo un tiempo cuando habían experimentado celo y entusiasmo como cristianos jóvenes. Como el Eunuco Etíope, cuando escuchó y respondió al mensaje del evangelio, ellos siguieron gozosos su camino. Necesitaban recordar esa conmoción inicial.

2. Dios nos ha dado un número de cosas que permanecerán como memoriales para nosotros.

* A). Las Escrituras nos colocan en remembranza de las cosas que Dios ha hecho por nosotros (2 Tim. 2:15; 2 Ped. 1:12-13).

* B). Cada vez que uno es bautizado en Cristo, eso debe recordarnos la muerte, sepultura y resurrección de Cristo (Rom. 6:3-4).

* C). La Cena del Señor debiera recordarnos del cuerpo, vida, sangre y muerte del Redentor de la humanidad (1 Cor. 11:24-26).

* D). El regalo de la gracia recibido por la fe en Cristo (Rom. 5:8; Ef. 2:8).

3. El dice “guárdalo y arrepiéntete.” Me parece que el arrepentimiento es la cosa más difícil que el hombre debe invocar para hacer. Los creyentes de Sardis tenían la necesidad urgente de arrepentirse de la manera en que habían utilizado la riqueza espiritual que habían recibido del evangelio. No era un mero reconocimiento de que estaban actuando mal, sino llevar a cabo un cambio de rumbo que los acercara a Dios.

4. Guardar aquellas cosas que son buenas y correctas y arrepentirnos de aquellas cosas que son incorrectas.

* A). No es difícil conseguir que una persona crea que Jesús es el Hijo de Dios, si es de una mente abierta e imparcialmente examina la evidencia.

* B). Usualmente no es difícil persuadir a una persona para que sea bautizada si verdaderamente cree en el Señorío de Jesús y entiende las enseñanzas de Jesús sobre esto.

* C). Lograr que una persona se arrepienta es una cosa muy difícil.

5. El arrepentimiento es un cambio de corazón. En 2 Cor. 7:10 nos es dicho que el verdadero arrepentimiento produce tristeza. La tristeza piadosa produce arrepentimiento, pero la tristeza del mundo produce muerte. Un hombre podría emborracharse y estar triste al día siguiente. Eso no es necesariamente tristeza piadosa. Podría estar triste a causa de que tiene dolor de cabeza y una sed elevada. Podría estar triste a causa de que hizo una necedad de sí mismo. Podría estar triste porque violó la ley y fue encarcelado.

6. La tristeza piadosa viene cuando uno está triste porque ha pecado contra el Dios del cielo. Esto lleva al arrepentido a la decisión de que no volverá a hacer eso una vez más, que va a vivir como Dios lo enseña desde ese momento en adelante.

7. A estos miembros en Sardis se les dijo: “Pues, si no velas, vendrá sobre ti como ladrón y no sabrás a que hora vendré sobre ti.” Es una frase condicional que dice que la advertencia puede ser posible. Pero es interesante notar que la segunda venida para juzgar al mundo es descrita en lenguaje similar (Mat. 24:36,43-44; 1 Tesal. 5:2; 2 Ped. 3:10). Jesús vendrá como ladrón en la noche. Es Su diseño entrar cuando las personas menos lo esperen.

8. No obstante, a través de los siglos, han existido aquellos que han hecho lo posible por discernir el tiempo de la segunda venida de las Escrituras, y aquellos que han afirmado que el tiempo les fue revelado a ellos, todos sus esfuerzos han fallado y todos los esfuerzos futuros fallarán porque Su venida será como ladrón.

IV. LA ALABANZA PARA UNOS POCOS:

“Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas.” (V. 4)

1. Había un remanente fiel en Sardis que no había contaminado sus vestiduras. Por no manchar sus vestiduras se quiere decir que no habían manchado sus almas con el pecado. Es decir, andaban en santidad delante del Señor.

2. El Señor no pierde de vista a los pocos fieles en medio de la masa impía. Él conoce los que son suyos. Hubo unos pocos que no se habían dado al espíritu del compromiso y la complacencia. Probablemente eran ridiculizados por los otros miembros.

3. “Andarán conmigo,” expresa una comunión íntima y personal (conmigo). Si aquellos que caminaron con el resucitado, ardían sus corazones: ¡Lo impactante que será caminar con el Señor por la eternidad!

4. “En vestiduras blancas,” habla de la pureza y la santidad que Dios exige para que alguien entre en su presencia. “Porque son dignas,” es una dignidad únicamente para los santos en Cristo (Lc. 20:35; EF. 4:1; Fil.
1:27; Col. 1:10).

5. ¿Cómo quiere que se le recuerde? Como personas que dieron marcha atrás o personas que vivían en pureza y santidad para Dios. Nosotros no tenemos méritos algunos para agradar a Dios. Eran las personas más raras, las personas de ideas y costumbres atrasadas, pero Jesús dijo: “son dignos.”

V. LA PROMESA:

El que venciere será vestido… no borraré su nombre…confesaré su nombre” (Vv. 5-6). Tres promesas son dadas a aquellos que son dignos, que no mancharon sus vestiduras:

1. “Serán vestidos de vestiduras blancas.” El blanco es el color de la pureza. Jesús dijo: “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios” (Mat. 5:8). El vencedor será revestido de vestiduras blancas como exhibición de festividad. Además es galardón para aquellos que fueron fieles a Cristo.

2. Prometió “no borraré su nombre del libro de la vida.” A menudo leemos de este libro (Filip. 4:3; Apoc. 20:15; 21:27). En el Antiguo Testamento el libro de la vida era el registro de todos los que tenían ciudadanía en la comunidad del pueblo de Israel. Es una idea común en las ciudades griegas y romanas de aquellos tiempos. Pues, mantenían una lista de ciudadanos conforme a su clase o tribus, en la que los nuevos ciudadanos eran inscritos y de la que los ciudadanos indignos eran borrados.

3. Aquí vemos una promesa positiva de que los nombres de éstos de ninguna manera serán borrados del libro de la vida. Hay quienes quieren ver aquí la posibilidad de la perdida de la salvación. Pero, tal enseñanza no aparece en toda la Biblia. En Ex. 32:32, Moisés pidió a Dios que quitase su nombre del libro de la vida, pero la petición le fue negada.

4. En los tiempos antiguos, los nombres de quienes morían físicamente eran borrados de las listas de las ciudades. Las autoridades sólo mantenían un padrón de los habitantes vivos. De la misma manera en el libro de la vida sólo permanecen inscritos los nombres de quienes tienen vida espiritual por haber puesto su fe y confianza en la persona de Jesucristo ( 1ª Juan 5:1).

5. El nombre de una persona puede constar en la lista de una iglesia, sin que esa persona sea salva. ¡Qué sorpresas habrán cuando «se abran los libros»! (20:12). El creyente en Cristo tiene la absoluta garantía de la Palabra del Señor: “Y no borraré su nombre del libro de la vida.”

6. “Confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.” El Señor Jesús dijo: “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos” (Mt. 10:32). Es probable que muchos de la iglesia de Sardis, presionados por el ambiente religioso-cultural, se avergonzaban de dar testimonio de su fe en Cristo.

7. “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.” El Señor hace un solemne llamado en forma personal y colectivo. Una iglesia nunca será más allá de los compromisos de sus miembros. El Espíritu habla a las iglesias, pero el mensaje es personal para cada uno de los miembros de la iglesia y para nosotros hoy día.

Conclusión.

1. La iglesia de Sardis era culpable por su aridez espiritual. Habían abandonado la responsabilidad de testificar de Cristo. Es probable que la mayoría de sus miembros profesaban ser cristianos pero no habían nacido de nuevo. Sin embargo, había un pequeño remanente fiel al Señor.

2. Las iglesias de hoy día y los cristianos como individuos debemos prestar oído al mensaje del Señor a la iglesia de Sardis. Las iglesias necesitan ser vigilantes y fortalecer las cosas que quedan.

3. Es necesario advertir que no basta con tener el nombre inscrito en el libro o registro de una iglesia aquí en la tierra. Lo verdaderamente importante es tener la certeza de que, por la fe en la persona del Señor Jesucristo, nuestro nombre ha sido inscrito en el libro de la vida. ¡Si es posible ser un cristiano digno hoy en día, porque mi nombre está inscrito en el libro de la vida!

Fuente: www.centraldesermones.com