Lucas 18
Introducción:
(Ayuda visual) A un niñito se le dio un frasco de perfume. Lo sacó para mostrarlo a sus compañeritos de juegos. Pero antes lo escondió de ellos detrás de su espalda diciendo: “A que no adivinan lo que tengo”. Los chicos se pusieron tan curiosos que allí mismo levantó en alto el frasco sobre su cabeza y exclamó: -Perfume, esto es lo que tengo.
Los muchachitos leyeron cuidadosamente la etiqueta como mejor pudieron: Finalmente uno de ellos dijo: -Esas sólo son palabras. ¿Por qué no quitas el corcho de la botella y te diremos si es verdad o no? Pronto el chico estuvo trabajando con su navajita, y cuando saltó el corcho, los muchachos olieron profundamente y uno de ellos dijo con aire de dar el veredicto final: “Era lo que decía, ¿verdad?” Hay una gran necesidad que todos los cristianos quiten el corcho de la botella y permitan que el mundo respiren la fragancia de la Rosa de Sarón que florece en nuestro corazón.
Alguien puede decir: Yo he sido miembro de la iglesia por muchos años. Mi nombre figura en el libro de la iglesia. Pero eso no es suficiente. El chico dijo de la botella: “Esas sólo son palabras”. Tal vez debemos quitar el corcho de la botella y permitir al mundo que huela profundamente y descubra si lo que hay adentro es genuino o no. Jesús nos dio el ejemplo de lo que es oler, y fuerte a hijo de Dios, por eso mi invitación esta mañana es: “SIGAMOS EL EJEMPLO DE NUESTRO PADRE”
1. DIOS ES FIEL PARA ACTUAR EN NOMBRE DE SU PUEBLO
Parábola de la viuda y el juez injusto
18:1 También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar, -No darse por vencidos y seguir en la lucha a pesar de las tribulaciones.
18:2 diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre.
-Los jueces debían tener temor a Dios, y por lo tanto defender a los oprimidos.
18:3 Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario.
– En la Ley, la viuda era el ejemplo máximo de la persona oprimida, porque no tenía ningún medio de sostén. Era imposible que pudiera pagar un soborno.
18:7 ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?
-Esta parábola es el clásico argumento del tipo “Cuánto más” porque si un juez a quien no le importan la viudas puede hacer justicia “¿cuánto más no podrá hacer el juez justo de toda la tierra, conocido como el defensor de las viudas y los huérfanos?” En el A.T. ese mismo principio es conocido como: “Dios es fiel para actuar en nombre de su pueblo, y para
vindicarlo mediante actos que en el presente y especialmente en el día del juicio final.
18:8 Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?
-Muchos escritores judíos predecían grandes sufrimientos en el tiempo final, a causa de los cuales muchos se apartarían de la verdad; y Jesús advierte a los suyos que perseveren.
Dios nos da razones para seguir adelante, especialmente cuando nos recuerda por qué debemos confiar en él, y después de haber hecho esto, nos confronta con nuestra fe en él.
2. DIOS JUSTIFICA NUESTRA HUMILDAD
Parábola del fariseo y el publicano
18:10 Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano.
18:11 El fariseo, puesto en pie, oraba “consigo mismo” de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano;
18:13 Mas (esto significa “Pero”), el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.
18:14 Os digo que éste (el publicano), descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.
Dios es el único que nos puede justificar, y de ninguna manera alcanzaremos agrado delante de Él si tenemos que compararnos con otros para hacernos sentir a nosotros mismo que sí merecemos la salvación. Cuando el publicano dijo: Dios, se propicio a mi, pecador. Se está refiriendo, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española; a pedirle a Dios encarecidamente que Él se mostrara Favorable o inclinado a hacerle un bien sin hacer méritos.
3. DIOS VALORA LA SINCERIDAD
Jesús bendice a los niños
(Mt. 19.13-15; Mr. 10.13-16)
18:15 Traían a él los niños para que los tocase; lo cual viendo los discípulos, les reprendieron.
-Los niños eran personas sin ninguna posición social, y los discípulos no querrían que su rabino desperdiciara su valioso tiempo bendiciéndolos.
18:16 Mas Jesús, llamándolos, dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios.
-Jesús dice que el reino es de los que no son nadie, de los que no se acercan a él por los méritos de su propia posición
18:17 De cierto os digo, que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
-Si ponemos esto de forma más clara, sería algo así como: “Les aseguro que si quieren entrar al cielo por méritos propios, NO PODRÁN”
El joven rico
(Mt. 19.16-30; Mr. 10.17-31)
18:18 Un hombre principal le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
18:19 Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios.
18:20 Los mandamientos sabes: No adulterarás; no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre.
18:21 El dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud.
18:22 Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven,
sígueme.
18:23 Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico.
18:24 Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!
18:25 Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.
-Esta dificultad no es algo que Dios señale únicamente en la gente rica, sino en todo aquel que no se quiera desprender de lo propio para servir a Dios, ya sean pertenencias, personas, o metas.
18:26 Y los que oyeron esto dijeron: ¿Quién, pues, podrá ser salvo?
18:27 El les dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.
18:28 Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejado nuestras posesiones y te hemos seguido.
18:29 Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, 18:30 que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna.
-Dios también aclara que la recompensa que podemos tener aquí en la tierra por nuestro trabajo en el ministerio nunca podrá ser más que la que recibiremos en el cielo, si antes nos desprendemos de lo propio.
4. DIOS SIEMPRE CUMPLE SU PROPÓSITO
Nuevamente Jesús anuncia su muerte
(Mt. 20.17-19; Mr. 10.32-34)
18:31 Tomando Jesús a los doce, les dijo: He aquí subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas escritas por los profetas acerca del Hijo del Hombre.
18:32 Pues será entregado a los gentiles, y será escarnecido, y afrentado, y escupido.
18:33 Y después que le hayan azotado, le matarán; mas al tercer día resucitará.
18:34 Pero ellos nada comprendieron de estas cosas, y esta palabra les era encubierta, y no entendían lo que se les decía.
-Los discípulos no entendían lo que Jesús les decía, ya que los conceptos mesiánicos judíos clásicos no tenían en cuenta a un Mesías sufriente, de hecho, normalmente no se aplicaban los pasajes acerca del sufrimiento de el Mesías triunfante. Así que esto hacía que para los discípulos les fuera difícil de entender lo que Jesús decía.
5. DIOS VE NUESTROS CORAZONES
Un ciego de Jericó recibe la vista
(Mt. 20.29-34; Mr. 10.46-52)
18:35 Aconteció que acercándose Jesús a Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino mendigando;
18:36 y al oír a la multitud que pasaba, preguntó qué era aquello.
18:37 Y le dijeron que pasaba Jesús Nazareno.
18:38 Entonces dio voces, diciendo: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!
18:39 Y los que iban delante le reprendían para que callase; pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!
–Los ciegos carecían de poder social y los seguidores de Jesús consideran que sus gritos son una intrusión, al igual que con los niños.
18:40 Jesús entonces, deteniéndose, mandó traerle a su presencia; y cuando llegó, le preguntó,
18:41 diciendo: ¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que reciba la vista.
18:42 Jesús le dijo: Recíbela, tu fe te ha salvado.
-Este pasaje ha dado lugar a muchas malas interpretaciones, pero lo que quiere decir exactamente es “tu fe en mi te ha salvado” eso quiere decir que no cualquier fe, sino fe en el hijo de Dios. Pero también nos deja ver que Dios no vio su estrato social, sino un corazón que creía que su cuerpo podía ser sanado por Jesús.
18:43 Y luego vio, y le seguía, glorificando a Dios; y todo el pueblo, cuando vio aquello, dio alabanza a Dios.
Conclusión:
Así como aquel niño del que hablamos al principio dio a conocer el olor del perfume que llevaba consigo, debemos nosotros dar a conocer el olor grato a cristianos que debe darnos el Espíritu Santo que Dios nos envió para poder actuar como Cristo, y al mismo tiempo seguir el ejemplo de vida, doctrina y amor que Dios nos da a través de su hijo Jesucristo.