Durante muchos años, se ha dado la impresión de que los hábitos sanos son aburridos, difíciles de practicar o simplemente poco atractivos. Muchos tienen la idea de que para llevar un estilo de vida sano, hay que cumplir con una larga serie de ‘no’.
Sin embargo, afortunadamente no es así. Ocuparse de la salud y adquirir hábitos saludables puede resultar realmente divertido y creativo a la vez.Verdaderamente, se disfruta cambiando a una nueva filosofía de la vida más saludable.
Además de la alimentación, existen otros siete factores naturales que resultan decisivos para la salud. Aplicarlos es muy sencillo. Hacer de ellos la base de un estilo de vida es algo ameno y gratificante.
ALIMENTACION
Los efectos beneficiosos de una alimentación sana, tal como se expone en este libro, se ven potenciados cuando se practican otros hábitos de salud: aire puro, agua, sol, ejercicio físico, reposo, abstinencia de tóxicos y buena disposición mental. Todos ellos forman en conjunto, un formidable programa de vida sana. Practicarlos con entusiasmo hará que esta tierra sea para usted un trocito de cielo.
En la práctica de un nuevo estilo de vida más saludable y equilibrado, es fundamental la adquisición de buenos hábitos alimentarios. Afortunadamente la naturaleza, con su grandiosa sinfonía de colores, aromas y sabores, nos hace grato el cambio.
La alimentación es el hábito que más influye en nuestra salud. No solo el tipo de comida, sino también el momento y la forma de tomarla, afectan decididamente a nuestro organismo.
AIRE
Se puede vivir durante varias semanas sin comer; varios días, sin agua; pero sin respirar, no podemos vivir más de dos o tres minutos. El oxígeno contenido en el aire resulta imprescindible para que los alimentos se quemen en nuestras células y produzcan la energía necesaria para la vida. Y solo tenemos una forma de conseguir ese oxígeno: respirando.
Hay que respirar bien, profundamente, pero además hay que respirar aire puro. Es importante mantener una buena postura corporal, con el tronco erguido, para facilitar los movimientos de la respiración. Procure que su lugar de trabajo y su dormitorio estén siempre bien ventilados. Recuerde que cuando alguien fuma en un local cerrado, todos los que respiran ese aire viciado están también «fumando».
Es una buena costumbre iniciar el día con unas respiraciones profundas, en un lugar abierto. Aproveche todas las ocasiones que se le presenten para salir al campo y respirar a pleno pulmón. La respiración es la primera función de la vida. Su cerebro, y todo su organismo, funcionarán mejor si usted respira bien un aire lo más puro posible.
Siempre que podamos, hemos de salir al campo y aprovechar la oportunidad para respirar aire puro. Todo el organismo se tonifica después de unas respiraciones profundas.
AGUA
El agua es el disolvente universal de la materia viva. Un 60% de nuestro cuerpo es simplemente agua. Los ríñones necesitan agua para poder filtrar la sangre y eliminar las sustancias de deshecho con la orina; nuestro aparato digestivo necesita agua para que las heces no sean demasiado secas y duras, y se produzca estreñimiento; la piel necesita agua para conservarse tersa y sana; y hasta los huesos deben contener una adecuada proporción de agua para mantener su elasticidad y dureza.
Necesitamos agua por fuera (para la higiene corporal) y agua por dentro. Procure beber cada día, al menos seis vasos de agua entre las comidas (en verano más). Beba dos vasos de agua en ayunas, procurando que no esté muy fría. Eso limpiará su estómago de la mucosidad que se produce durante la noche. Beba uno o dos vasos más de agua antes de la comida principal del mediodía, y otros dos por la tarde. Prefiera el agua a cualquier otra bebida.
El uso abundante del agua, tanto por fuera como por dentro, es un buen hábito de salud que puede prevenir e incluso contribuir a la curación de muchas enfermedades.
El agua, aplicada por fuera, tiene además un gran poder curativo, conocido desde muy antiguo. Las tecucas de hidroterapia, ya sea aplicada en un balneario o en casa, como son los chorros, las envolturas, la sauna o los diferentes tipos de baños, pueden resolver, o cuando menos, aliviar muchas dolencias. Recurra al agua tanto como pueda, aunque solo sea de vez en cuando, para darse un baño caliente con esencias por la noche, y relajarse antes de ir a dormir.
EL SOL
El sol es la principal fuente de energía para nuestro planeta. La luz solar resulta imprescindible para la vida y para la conservación de la salud. Gracias a ella, se produce en la piel la vitamina D. La radiación ultravioleta de la luz solar actúa como desinfectante, capaz de destruir numerosos gérmenes patógenos. Además, estimula todos los procesos vitales y tonifica el organismo. Donde entra el sol, hay vida y salud. Se ha comprobado que en las épocas de invierno, cuando se pasan días enteros sin ver el sol, aumenta la frecuencia de las depresiones nerviosas.
El sol se ha de tomar con cierto control, debido a que la capa de ozono que cubre la tierra, y que filtra los rayos solares (especialmente los ultravioleta), se halla en proceso de disminución. De ahí que resulte más intensa la radiación solar que recibimos actualmente en la superficie de la tierra. Nunca ha sido conveniente, pero ahora menos, el pasar largas horas exponiendo todo el cuerpo al sol.
EJERCICIO FISICO
Nuestro cuerpo es una máquina diseñada para el movimiento. Al contrario de lo que ocurre con cualquier aparato construido por el hombre, en nuestro organismo la inactividad produce mayor desgaste que el ejercicio.
El ejercicio físico, adaptado a las posibilidades y la edad de cada cual, nunca es algo superfluo, ni mucho menos una pérdida de tiempo, sino una necesidad ineludible, si queremos conservar nuestra salud en el mejor estado posible.
Está comprobado que las personas que realizan al menos cuatro sesiones de ejercicio físico cada semana, de cuarenta minutos como mínimo, tienen menos riesgo de infarto y de enfermedades circulatorias. El ejercicio combate la hipertensión arterial, evita la obesidad y mantiene en buena forma todo el organismo.
El mejor ejercicio físico para todo el mundo, y que puede practicarse sin restricciones, es la marcha. «Todos tenemos dos médicos: la pierna derecha y la pierna izquierda», dice un antiguo proverbio.
REPOSO
Es un hecho conocido que la mayoría de los ataques cardíacos ocurren entre las 9 y las 12 de la noche. Y casi siempre después de un día de agitación y de tensión nerviosa, a lo largo del cual se han tomado varias tazas de café para seguir manteniendo el ritmo; hasta que se sobrepasa el límite de resistencia del organismo, y se produce el infarto.
Necesitamos que nuestro descanso sea reparador. Cuando dormimos, las neuronas se limpian de los desechos metabólicos que han ido acumulando durante el día. Todas las células de nuestro cuerpo necesitan un periodo suficiente de descanso cada día. Este debe ser regular, de siete horas como mínimo en los adultos.
Pero además del descanso diario, nuestro organismo necesita otros periodos de reposo: el semanal (un día por semana, como mínimo) y el anual. Algunas veces se ha intentado cambiar la duración de la semana. En tiempos de la Revolución Francesa, movidos por el afán racionalista, quisieron crear semanas de diez días. ¿Acaso no sería más lógico? Pero el invento fracasó. Hay algo en el ser humano que le hace necesitar un descanso periódico cada siete días.
Es una necesidad biológica, determinada sin duda por el Creador. Descansar regularmente es un buen hábito de salud.
ABSTINENCIA DE TOXICOS
El ser humano es el único ser vivo que destruye voluntariamente su salud con sustancias tóxicas. La nocividad del café, de las bebidas alcohólicas, y sobre todo del tabaco y de las drogas, ha sido suficientemente demostrada.
Si queremos tener una mente despierta y sana, debemos evitar cualquier sustancia que altere los delicados mecanismos de nuestro cerebro. Los estimulantes artificiales (cafeína, nicotina, alcohol, cocaína, etc.) obligan a nuestro organismo a funcionar en condiciones forzadas, lo cual predispone al deterioro precoz y a la enfermedad.
El consumo de tabaco y de bebidas alcohólicas es la principal causa evitable de enfermedad en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. Este organismo define la salud como el completo bienestar físico, mental y social, que abarca mucho más que la simple ausencia de enfermedades.
La salud es incompatible con el uso de drogas, ya sean estas legales, o ilegales; a nuestras células poco les importa esto. Se empieza a consumirlas con la pretensión de estar mejor, y se acaba teniéndolas que tomar, para no estar peor. Evitar el consumo de estas sustancias tóxicas es una de las mejores decisiones que se pueden tomar en favor de una vida sana y feliz.
La abstinencia de todo aquello que pueda resultar perjudicial, y el uso moderado de lo bueno, son también factores decisivos para nuestro bienestar. La salud no es el resultado del azar, sino que depende de nuestro estilo de vida.
DISPOSICION MENTAL
Adquiera el hábito de tomarse las cosas con tranquilidad; de no angustiarse; de no guardar resentimientos contra los demás o contra uno mismo; de sonreír confiado ante los problemas de la vida.
Se ha comprobado repetidas veces, que esta actitud de equilibrio mental es un factor esencial para la salud. ¿Sabía usted que el cáncer afecta con más frecuencia a los depresivos y malhumorados?
Conseguir esa paz mental, en medio de tantas tensiones y problemas como nos plantea la vida moderna, no es tarea fácil. Muchos buscan ayuda en la fe, y encuentran que la lectura de los Evangelios, así como la oración o la meditación privada, son como un vaso de agua fresca para su agitado sistema nervioso.
La confianza y la fe pueden hacer mucho para alcanzar una buena disposición mental, una paz de espíritu, que beneficiará tanto a la salud mental como a la física. Esto es así porque el creyente vive con una firme esperanza en un futuro mejor, y con la convicción de que hay Alguien por encima de él, que lo comprende y lo ama.
La buena disposición mental y la paz del espíritu, influyen decisivamente en el buen funcionamiento de nuestro organismo.