El Pastor de Samaria está lleno de vida y él no puede pensar en menos de lo que tiene. Eso equivale a ir de Gloria en Gloria. Por lo natural no podemos esperar cosas grandes para Dios, pero en contacto con el Espíritu, construiremos casa gloriosa para Él.
Confiar en Dios en según qué momentos es ¡Tan milagroso! En los acontecimientos más
cruciales debemos ser varones de fe que escondemos el rostro para que se le vea a Él. El Gran Dios que ha de hacer cosas nuevas en Samaria, no tardará.
Cuando estamos aferrados en proyectos, nuestro ministerio, nuestros ejercicios naturales, Él no se podrá glorificar en nosotros. Un hombre de fe no puede conformarse con poca cosa, sino que luchará, velará y se esforzará para que el diablo no le robe las ganas.
Son tiempos duros para los que viven acomodados en su religión, pero los que están escalando en el monte de Dios, vivirán confiando en el Dios de su salvación.
Los hambrientos de Dios, son personas, que le quitan lo que tienen a los apáticos y desagradecidos.
De Dios depende decirnos, donde está la bendición, incluso la natural. En el Espíritu Santo está el compromiso de mantener el fuego en esta congregación.
En Samaria, la sustancia es Jesús, en otras congregaciones la sustancia son los libros de teología, en otras pueden ser los dones o los movimientos de la carne. Dios se ha fijado en un pequeñito que dice: “Mi único tesoro es Cristo, el Hijo de Dios”.
Dios quiere a un pueblo fuerte que haga retroceder al enemigo. El que consigue vivir en continua exaltación a Dios, estará preparado para vencer las pruebas más duras.
Si el Padre busca adoradores, el Pastor de Samaria no busca líderes que le ayuden, sino que busca también adoradores que arrebaten el reino.
Cuando nosotros nos hacemos pequeños, Dios se encarga de levantarlo para que otros vean a Jesús.
Cuando nos ponemos bajo la cobertura de Dios, Él produce una revolución que trastorna a todos los que se oponen a la luz.
El Espíritu Santo no tiene edad, tiene eternidad. A nosotros no se nos cuenta por nuestra edad, sino por la inmortalidad que hemos recibido de Dios.
Dios está levantando una generación de niños en Samaria que están siendo dotados sobrenaturalmente por su Espíritu.
Debemos permanecer mudos para el mundo pero con una exaltación continua para Dios.
¿Qué hace de nosotros que sea un vino para ocasiones especiales? Esto lo hace, estar continuamente a la expectativa para lo que Dios pueda necesitar.
Cuando exaltamos a Jesús, nos queda en nosotros el sabor del buen vino.