Quién ha probado de la gloria de Dios, no puede pasar sin ella ni un minuto más. Todo es posible para el que cree y también todo es posible para el que sueña. Él tiene un guión escrito en el cielo y sobre su guión vamos siendo añadidos los que queremos formar parte. Cristianos que están fuera de ese sueño, equivale a ser como objetos decorativos, simplemente para agradar la vista.
En el reino dijo el Señor que había vasos o instrumentos de varias clases. Unos son de barro, de madera, de bronce, plata y de oro. Estos niveles los determinan las mismas vidas que dan más fruto o menos.
El creyente que no vive en la unidad del servicio, unidad de buscar a Dios, cuando el Señor viene a bendecir a su cuerpo, se quedarán sin bendición.
Las plenitudes que de Dios vienen, nos llegan de lo invisible. Si el cuerpo no sale de la parte natural y se reviste de la naturaleza espiritual, no alcanzará la madurez.
Los grados para puntuar en Dios, empiezan a partir del metal (bronce, plata, etc.).
En el Señor lo podemos perder todo desde el momento que nos desunimos del cuerpo. Las coyunturas se resienten cuando alguien se separa. Pero si no hay coyunturas en nosotros vivimos en independencia.
Adán vivía en unidad con Dios y le fué bien mientras permaneció en obediencia a Él. Adán no vivía en fe, ni tenía fe, para él era como los ángeles que siempre le conocieron desde que fueron creados. A Adan le fué necesario entrar en un sueño de Dios para que Él le sacase de su costilla (de su costado tipo de Cristo). Cuando entramos en el sueño de Dios, Él nos hace formar parte de su estrategia.
Nuestra relación no es con un Dios cósmico, sino que tenemos trato personal con Él, de recibir y a la vez transmitirle de nuestro amor.
Si Él nos ha hecho templo del Espíritu Santo es porque Él ha dignificado el lugar donde Él se ha de manifestar.
Los demonios antes y hoy también, viven en las almas de los que no tienen a Cristo. Los demonios viven en las almas que abrazan la envidia, los celos, la contienda, etc.
Una manifestación de los demonios es la rabia. Cuando el gadareno fué liberado, los demonios que de él salieron pedían ir a parar a un hato de cerdos, pues ellos detestan estar vagando por lugares secos.
Los cristianos que Dios a limpiado y restaurado, están expuestos a que, demonios que deambulan solitarios, entren en ellos y los posean.
Donde más atacan los demonios hoy en día es en la cabeza. Un ejemplo muy claro de este tipo de posesión es, la enfermedad del Rey Saúl.
Si estamos atentos a las señales del cielo y a las advertencias de la palabra que trae su siervo, seremos librados de estos demonios. Delante de Jesús no se podían contener ciertas personas que vivían como si fueran de la ley, pero en realidad estaban faltos de ser limpiados por su palabra.
El Pastor suelta el poder de Dios sobre nosotros cuando oímos con atención. Una de las áreas donde debe liberar el Pastor, es en la agresividad destructiva.
La obediencia espiritual es la que nos conduce al cielo.
El no aparta su mirada de nosotros y está a la expectativa de lo que le creemos.
El vino a darnos redención y también vino a devolvernos, lo que el diablo nos había robado.