De un tiempo a esta parte, el Señor nos ha venido advirtiendo que nos tomemos muy en serio lo que dice la Biblia y nos esforcemos en avanzar y alcanzar la meta eterna que Él nos propone; y la razón por la cual el Apóstol nos exhorta en 1 Corintios 9, es porque Dios desea que cada creyente viva una vida cristiana victoriosa y llena de gozo, así como un corredor manifiesta su gozo cuando alcanza la victoria en su carrera.
El Señor nos alienta y exhorta en este día, una vez más, para que lleguemos en la plenitud al final de nuestra carrera y como el apóstol podamos decir: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida” 2 Timoteo 4:7-8.
Leamos la Palabra de Dios en 1 Corintios 9:24-27 “¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”.
Como decía en la introducción, el Apóstol Pablo señala que la vida cristiana es comparable a una carrera, y por esto también nos exhorta a prepararnos y a esforzarnos de la misma manera que lo hace el atleta que se dispone a ganar una carrera muy importante, en este caso, La Gran Carrera, la más importante en la vida de cualquier persona y cuyo premio es nada mas y nada menos que la vida eterna junto a Jesucristo nuestro Señor.
Los primeros seis capítulos de Daniel son una historia acerca del mismo Daniel y sus amigos en la tierra de Babilonia, que era hombres fieles en un mundo hostil.
Si eres una persona que está intentando vivir la vida cristiana en un ambiente difícil, como podría ser el trabajar en una empresa, rodeado de una multitud impía que cada dos por tres toma el nombre de Dios en vano, que se ríe de las cosas de Dios, mostrando poco interés en lo que Dios le está diciendo a la humanidad; o si eres un adolescente o un joven que estudias y estás constantemente rodeado por aquellos que no tienen el menor interés en saber cómo es Dios o en las cosas de Dios, te sugiero que prestes atención.
Daniel y sus amigos eran adolescentes al ser llevados cautivos a Babilonia, es decir que al comenzar su carrera de fe, lo hicieron con una total falta de entendimiento de lo que era la vida y con todas las inseguridades de los adolescentes en un ambiente hostil, tan hostil como lo es el mundo actual para los cristianos que desean vivir una vida bajo los mandatos del Señor.
Resulta que estos jóvenes se enfrentan con la necesidad de cambiar su dieta, y cualquiera diría que no hay nada importante en esto ya que muchos debimos hacerlo por una cuestión de salud, pero a estos jóvenes ya les ha dicho Dios lo que no deben de comer y precisamente aquellas cosas que les ha dicho que no deben de comer son las que se les exige que coman como prisioneros del rey de Babilonia.
El rey era poderoso, la Biblia deja constancia de que no hubo ningún rey antes, ni habría ningún otro después de él que le iguale en autoridad, no tenía límites porque su palabra era ley y además era experto en torturas, por lo tanto, estos jóvenes sabían que, o se sometían a las exigencias del rey, o se exponían a perder la vida; recordemos ahora que “el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” 2 Corintios 4:4.
¿Qué podían hacer?, sintieron la presión y escucharon los argumentos que ya conocían y que actualmente puede oír cualquiera para que dejen de portarse conforme a su fe; escucho algo como: “Cuando estés en Roma haz como hacen los romanos”, “Todos lo están haciendo”, ¿Qué diferencia hay si lo haces?, después de todo, estaban lejos de su casa y…. ¿Quién se iba a enterar, a quién le iba a importar, lo que hiciesen?; algo muy importante que se requiere de un deportista que tiene aspiraciones de ganar, como ellos y nosotros queremos ganar la gran carrera, es la disciplina, entonces, sienten la presión, pero se mantienen firmes y Dios los honra con la gracia de soportar a pesar de la presión y son exaltados y puestos en posiciones de autoridad y responsabilidad.
El hombre o la mujer de Dios salen victoriosos siempre que están dispuestos a ser fieles y a obedecer a Dios a pesar de las presiones porque Dios esta sobre los asuntos de los hombres y la vida no la decide por las presiones superficiales, y el resultado que parece inevitable desde la lógica no es necesariamente el que se producirá si confiamos en un Dios que gobierna los asuntos de los hombres, entonces, si quieres ganar la gran carrera, “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros” Santiago 4:7-8.
Dios “muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos. El revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz” Daniel 2:21-22, y si está en contacto con un Dios así, no tiene que preocuparse por lo que están haciendo los demás ya que ese Dios puede ocuparse de usted y resolver su situación imposible que parezca.
El mundo vive con la idea de que no existe Dios, o que si existe no tiene ningún poder real porque no hace nada, no cambia la historia, no impide las destrucciones, no afecta a las vidas humanas, definitivamente, es un anciano que está en el cielo o en alguna parte, pero no afecta a nada de lo que pasa aquí abajo, esa es la filosofía del mundo;
Pero cada creyente se encuentra con que si anda de manera fiel, si obedece a lo que Dios ha mandado a pesar de las presiones, se le concede el privilegio de abrirle los ojos a los hombres de que Dios existe, que no está muerto sino que está participando en los asuntos de los hombres y tiene un poder con el que podemos contar.
A los jóvenes se les manda que se inclinen ante la imagen que Nabucodonosor y adoren a la imagen, y se les dice que si no lo hacen terminarán en el horno de fuego; ¡Esa es una enorme presión! y además hay una banda con una corneta, una flauta, una cítara, una lira, un arpa, la zampoña y todo instrumento de música, toda una fiesta del diablo para gozarse igual que lo hace cuando un cristiano retrocede y no llega a la meta.
Cuando un cristiano entregó verdaderamente su corazón a Cristo no hay presión que pueda doblarle, su mirada esta puesta en Cristo y saben decir Al diablo: “He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, …, nos librará” Daniel 3:17, sabe hablar palabras de fe, “pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” Filipenses 4:11-13, habla en fe en vez de doblegarse y decir: “Y si no, sepas, …, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado” Daniel 3:18.
Como cristianos debemos aprender que hay cosas más importantes que hacer en la vida que someternos a las tentaciones del diablo y a la concupiscencia de la carne, pues es mejor estar muerto y ser obediente a Dios que estar vivo y ser desobediente a Él; es mucho más provechoso caminar con Dios al precio de la propia vida, que ser desobediente a lo que Dios ha dicho, pues “Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios” Deuteronomio 28:1-2.
Pero no es que solo debemos fijar la meta en nuestra propia salvación, puesto que el señor se sacrificó “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” Juan 3:16, y nuestra tarea nos la entregó diciendo: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo” Marcos 16:15-16.
Y a través de la obediencia de estos jóvenes vemos cómo Dios quebrantó el orgullo que tenía ese rey tan poderoso y sanguinario en su corazón, y le humilló y este es el mismo resultado que se produce cuando las personas se dejan llevar por su orgullo: La locura impuesta por la carne sometida al diablo; pues el rey orgulloso salió al campo y se puso a comer hierba durante siete años, comportándose como un animal, que es lo que le sucede al hombre que prefiere caminar sin tener comunión con el Dios vivo, y se convierte en una especie de animal, con la mente entenebrecida y lejos de Dios.
Pero cuando el rey se da cuenta de cómo le fue devuelta la razón por la gracia de Dios, de cómo Dios le humilló y le hizo volver, supo decir: “Ahora yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia” Daniel 4:37.
¿Quién hizo que llegase a esto?, humanamente hablando, Daniel y sus amigos, jóvenes que fueron usados por Dios para ganar el rey del imperio más grandioso que jamás se ha visto hasta hoy, “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar” Hebreos 12:1-3, y sepamos decir: “Ahora yo (tu nombre) alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia”.