Predicas Cristianas | Mensajes Cristianos
Texto Bíblico:Lucas 15:4-7
Introducción:
Cuando Dios creó al hombre nos hizo para que todo fuera perfecto, para que viviéramos en armonía y disfrutáramos del hermoso paraíso que había construido, pero la tentación se adueñó del hombre y el pecado invadió la tierra, desde allí somos poseedores del pecado y Dios nos deja como pruebas las tentaciones enviadas por el demonio, Dios nos prueba todos los días y somos nosotros quien debemos mostrarle nuestra fe y nuestra fuerza para defender y hacer cumplir su palabra.
Cuando pecamos y caemos en tentación esa relación con Dios se ve afectada por causa del pecado, Dios aborrece el pecado y de allí que cuando pecamos nos alejamos de Dios y empezamos a sufrir las consecuencias de vivir en la imperfección, de vivir en el pecado y de padecer angustia, sufrimiento y dolor. Mientras más vivamos en pecado más nos alejamos de Dios, sin embargo, aunque los únicos responsables somos nosotros por ser débiles de espíritu, esa distancia y esa separación también le duele a Dios, Él se entristece por nuestro mal comportamiento, a Dios no le gusta vernos sufrir, Dios es misericordioso.
Por ello, Dios es nuestro único héroe y sólo Él nos podrá rescatar del sufrimiento, de la agonía y del dolor, Él es nuestro gran pastor, puesto que si alguna oveja se pierde Él correrá a rescatarla, Dios es nuestra esperanza que su bendita misericordia y su piadoso amor nos librará de nuestros pecados y nos hará hacer vivir en paz y en felicidad con nosotros mismos y con nuestro prójimo.
Esa gran esperanza la sembró Jesucristo cuando en una de sus parábolas nos dejó como enseñanza el relato de la oveja pérdida, dicho relato se encuentra en el libro de Lucas 15:4-7, este es un hermoso mensaje cristiano digno de conocer y analizar ya que nos muestra cuan misericordioso es Dios con nosotros sus hijos, cuando nos perdemos en el pecado.
Desarrollo:
Jesucristo, durante su poco tiempo de estadía en el mundo terrenal dejó grandes historias que narran las maravillas que hace Dios en nosotros y como su misericordia es capaz de transformarnos para poder lograr estar en el Reino de los Cielos, ya que todos queremos conseguir la vida eterna y regocijarnos en un lugar donde impere la felicidad y no exista el sufrimiento.
Pero esa transformación empieza por dejarnos rescatar por Dios y permitir que Él nos sume a su rebaño, Jesucristo en la parábola de la oveja pérdida deja muy claro lo que hace Dios, Jesús comenta esta parábola diciendo:“¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?” Lucas 15:4.
Jesucristo hace esta pregunta porque todo pastor tiene como obligación cuidar muy bien a su rebaño, nunca dejaría en el desierto una oveja pérdida para que se la comiera un animal salvaje, nunca la abandonaría o la diera por pérdida sin hacer el esfuerzo de buscarla, es tan responsable un pastor que prefiere dejar el resto del rebaño en un lugar seguro pero no descansar hasta recuperar la oveja pérdida.
Continúa Jesucristo con esta predica cristiana manifestando: que cuando ese hombre encuentra la oveja la toma alegremente, la lleva a su casa, reúne a sus amigos y les pide que celebren junto a él que halló la oveja extraviada. Cuando una ovejita se pierde ella se cansa de caminar sin rumbo y su pastor la encuentra postrada en el piso, por lo que tiene que alzarla y llevarla con el resto del rebaño, en el relato el pastor no la golpea ni la amarra son una soga, sino que su felicidad es tan grande, que aunque este cansado la alza, la toma y celebra contento que rescato a la oveja pérdida. Así es Dios, no nos recrimina el pecado, sino por el contario alivia nuestro sufrimiento y se alegra de poder enrumbarnos por el camino del hombre justo.
Esta historia la culmina Jesucristo diciendo: “Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.” Lucas 15:7. Si un pastor se alegra de encontrar a una oveja pérdida, que representa ganancia económica para él ¿podríamos imaginarnos cuanto sería la alegría de Dios cuando un pecador se convierte?
Conclusión:
La alegría en el cielo es inmensa cuando un hijo de Dios se aleja del pecado, Dios busca a su rebaño, Dios busca a los pecadores y los convierte, Él hace llamado al pueblo pecador, debemos ser inteligentes y escuchar ese llamado, ya que Él no obliga a nadie a volver a la vida y pura, Dios busca a los pecadores pero debemos dejarnos guiar por su palabra, el pastor encuentra a su oveja porque la oveja es un animal noble, debemos ser nobles ante el llamado de Dios.
Este estudio bíblico nos revela la misericordia de Dios, su plan es buscar a las ovejas asechadas por fieras diabólicas poseídas por Satanás, su plan es buscar a los pecadores inmersos en tentaciones difíciles de combatir, pero no imposibles porque para Dios nada es imposible. Hermanos elevemos nuestras oraciones a Dios para que escuche nuestras suplicas de perdón y acuda a rescatarnos del pecado que nos persigue día a día, ayudemos a Dios a rescatar las ovejas pérdidas, acudamos a Dios para que nos levante, nos limpie y nos regrese a Él que es el único lugar seguro, dejémonos guiar por la palabra de Dios para gozar siempre de su presencia en nuestras vidas, valemos mucho para Dios, nunca se sientan solos, Dios hará fiesta en el cielo cuando nos convirtamos para su servicio. Sirvámosle a Dios y seamos parte de esa celebración.
Hasta aquí, hemos visto que para el cristiano, triunfar debe ser igual a caminar de la mano de Dios ya que con él siempre vamos a vencer; los éxitos y los traspiés siempre harán parte del camino pero entendemos que para quienes amamos a Dios todas las cosas nos ayudan a bien (Romanos 8:28).
También hemos aprendido sobre la fe de David, la sensibilidad a la palabra de Dios que tenía Josías y el temor de Dios de Ananías, Misael y Azarías. Ahora, veremos tres características más que son cruciales para llevar una vida de triunfo.
IV. LA VIDA DE ORACIÓN DE DANIEL. Daniel 6:10
Hacer que la oración sea parte de nuestro diario vivir, no como un simple rito sino como un verdadero tiempo de comunión con Dios, es algo indispensable para el cristiano. No es saludable relegar la oración a lo que quede de tiempo de cada día, ni postergarla para después. Hablar con Dios es absolutamente imprescindible para nuestra vida cristiana.
A. Disciplina de oración.
Daniel tenía una disciplina de oración de tres veces al día. Esta era su costumbre, su necesidad, su hábito, no un rito. No significa que tengamos que hacer exactamente como él en cuanto a la frecuencia o la cantidad de ocasiones en las que oraba, pero sí debemos seguir su ejemplo en relación a que era una disciplina, nada reemplazaba ese tiempo.
B. Fidelidad en la Comunión.
Para los días de Daniel se creó un edicto que prohibía orar a otros dioses u hombres distintos al rey Darío. No obstante, Daniel mantuvo su fidelidad primero a Dios antes que a los hombres y Dios se glorificó en él. Capítulos adelante podemos ver cómo Dios lo libró del foso de los leones y fue promulgado por parte del mismo rey Darío que todos debían temer al Dios de Daniel.
“…tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público…” Mt. 6:6
V. LA PUREZA MORAL DE JOSÉ. (Génesis 39:7-12)
La historia de José está llena de situaciones impactantes. Fue vendido por sus hermanos como un vil esclavo, y a partir de allí fue subiendo hasta convertirse en el segundo hombre más importante de todo Egipto.
Pero en esa historia ascendente hubo situaciones de prueba que por haberlas superado, Dios lo recompensó.
Uno de esos episodios se dio en la casa de un hombre adinerado llamado Potifar. José administraba los bienes de este hombre pues se ganó su confianza. La esposa de Potifar se sintió atraída por José al punto de que lo sedujo en varias ocasiones para que se acostara con ella.
No estamos hablando de una situación fácilmente sorteable, estamos hablando de una prueba moral en la que una mujer muy seguramente bastante atractiva estaba seduciendo a un muchacho que la veía como una tentación. Hasta aquí, no había pasado nada, era la decisión de José de ceder o no ceder lo que determinaría el desenlace de su camino. José hizo lo que dice la palabra de Dios:“huir de la fornicación” (I Corintios 6:18). Es interesante que la biblia diga ‘huir’ y no ‘resistir’. Veamos algunas de las claves de esta situación:
A. Él era consciente del poder destructivo del pecado (v. 9)
B. Se regía por principios éticos (humanos y divinos). No quería pecar contra su amo terrenal, ni contra Dios. (v. 9)
C. Huyó del peligro (39:12)
VI. LA PRESENCIA DE DIOS EN ELÍAS. (I Reyes 17:1)
Si hay una característica indispensable para tener éxito en esta vida, es tener la presencia de Dios en nosotros. Para ejemplificar este punto, tenemos al profeta Elías:
A. Elías tenía celo de Jehová. I Reyes 19:10-14.
Este ‘celo’ que se menciona aquí tiene que ver con el absoluto desacuerdo y rechazo por las cosas que van contra Dios y que implican que los hijos de Dios se aparten de él. Es un deseo ardiente por ser exclusivos para Dios y no compartir nada en absoluto con el mundo. Ese era el celo de Jehová que Elías tenía y que debemos nosotros también compartir. Seamos exclusivos para Dios, no hay que flirtear con las cosas que desagradan al Señor.
B. Poder y milagros. I Reyes 17:16, 22-24
La presencia de Dios en Elías le capacitó para realizar milagros. Si tenemos esta misma presencia en nuestra vida, Dios nos permitirá ver sus grandes obras y maravillas.
Conclusión
Querido lector, este estudio bíblico ha tenido como propósito mostrar 6 características que se consideran vitales para triunfar en la vida. Recordemos que triunfar no se trata solo de tener un grado universitario, o de tener muchas empresas y dinero; son cosas que muchos buscan pero el indicador de triunfo en la vida del cristiano está determinado por su cercanía a Dios. Entre más lejos esté una persona de Dios, más cerca estará del fracaso; y entre más cerca esté de Dios, más cerca estará del triunfo, no importa cuántos bienes posea. El verdadero triunfo será llegar a la eternidad a morar con Dios.
Mientras tanto, necesitamos las cualidades que podemos aprender de estos hombres de Dios:fe, sensibilidad a su voz (la palabra de Dios), temor de Dios, vida de oración, pureza moral y la presencia de Dios.
Si usted lee otras historias de hombres y mujeres de Dios como Gedeón, Rut, Samuel y muchos otros, aprenderá mucho más. Pero empezar con estas seis será sin duda un gran paso para ser un triunfador.