Predicas Cristianas | Mensajes Cristianos
Texto Bíblico: Marcos 8:38
Introducción:
Muchas personas tienden a sentirse avergonzadas de hablar de su fe en Dios, en especial los jóvenes, que pueden sentir que si hablan de la palabra de Dios o testifican sobre su poder pueden ser burlados por sus compañeros, esto realmente es más común de lo que pensamos. Y ocurre porque en la actualidad hay personas que se han alejado de la presencia de Dios y viven sus vidas sin sentir el amor de Dios, no creen en su palabra y no creen en Jesucristo, son personas que necesitan mucha ayuda, pero por no creer en Dios y no vivir en su presencia se burlan de quienes si creen.
Esas personas que ponen sus ojos en las cosas del hombre y no en las cosas de Dios son los que Satanás posee y viven angustiados, agobiados, no encuentran la felicidad, por lo que buscan que las demás personas que están glorificados y cubiertos de la divinidad de Dios, caigan en tentación al burlarse de ellos cuando hablan de sus bondades y de lo felices que pueden ser aquellos que se convierten con la palabra de Dios.
Contra ellos debemos enfrentarnos porque es el demonio quien les hace burlar al hijo de Dios, debemos luchar contra ese demonio, librar esa batalla y vencer, porque Dios nos ha dado el espíritu de la valentía y del dominio propio. Por ello, luchemos contra las burlas, las ironías, las sátiras de los incrédulos y jamás nos avergoncemos del testimonio de Dios, ni de difundir los mensajes cristianos; al contrario sintámonos orgullosos de haber sido tocados por la Gloria de Dios y de su palabra, ya que el batallar esa lucha nos hará dignos del Reino de Dios.
Desarrollo:
Los estudios bíblicos nos enseñan cómo enfrentar a los incrédulos burlones que quieren que sintamos vergüenza de Dios, que quieren hacernos sentir apenados, inferiores o humillados; algunos logran su cometido y hacen sentir vergüenza inapropiada por Dios, y no hay razón alguna para sentir vergüenza, sólo debemos sentir pena cuando hacemos algo que deshonre a Dios, mientras que demostrar nuestra fe y nuestro conocimiento de su palabra es algo que honra a Dios.
Por ello la palabra de Dios nos revela en el libro de Marcos 8;38 lo siguiente: “Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.” Esta prédica cristiana deja claro que si nos avergonzamos de Dios, Dios se avergonzará de nosotros el día de su Gloria.
Es decir, no podemos nunca sentir vergüenza de la palabra de Dios, ni de testificar de su presencia en nuestras vidas, debemos honrar a Dios con la muestra de nuestra fe, si nos quedamos callados cuando nos burlan por creer en Dios o si dejamos que se burlen del poder de Dios en nuestra presencia, estaríamos deshonrándolo y eso lástima a Dios, al contrario de cuando hablamos de nuestra fe por Él y cuando predicamos su palabra ya que lo enaltecemos y lo honramos.
No debemos avergonzarnos por honrar a Dios, ni de ser mensajeros de sus obras, si predicamos lo que Jesucristo nos enseñó sobre amar a nuestro enemigos, de no mentir, de no fornicar porque eso es malo ante los ojos de Dios y se burlan de nosotros y nos ridiculizan, luchemos contra eso y pidámosle a Dios que cada día nuestra fe se haga más fuerte para combatir a quienes nos quieren humillar.
Cuando padecemos el sufrimiento de ser burlados por transmitir los mensajes cristianos, no es vergüenza lo que debemos sentir sino Gloria, ya que tenemos la oportunidad de defender la palabra de Dios y honrarlo, porque el poder de Dios se derrama en todos los que creen en Él, el poder de Dios es salvación así que difundamos nuestra fe y repitamos la palabra de Dios por el mundo entero.
Conclusión:
Los estudios bíblicos nos dicen claramente que no debemos sentir vergüenza de honrar a Dios, sin importar lo débil que nos quieran hacer sentir o lo ridículos que nos quieren hacer ver, esta lucha es contra los incrédulos, no nos avergonzamos porque creemos en Dios nuestro creador, como también creemos en su poder y en su evangelio de salvación, ya que sólo su palabra y el cumplimiento de sus mandamientos nos permitirá entrar al Reino de los Cielos.
Todo el que cree y se siente orgulloso de ser hijo de Dios no será avergonzado, nunca lo lograrán, Dios nos dará valor para ser fuertes y librar ese malestar de la burla, de la humillación a quienes creemos en Él, pues nos colmará de valentía y como hijos de Dios venceremos cada batalla, cada prueba, la palabra de Dios será nuestra guía, será la luz en nuestro camino, donde encontraremos la paz.
Nadie que pone su corazón, sus esperanzas y dedica su vida a Dios será avergonzado, por el contrario Dios derramará sus bendiciones y Gloria en aquellos que santifiquen su palabra y alaben sus obras, seremos dignos de Dios sí lo adoramos con fervor y divulgamos sus bendiciones, Él nos prueba a cada instante, pasemos esas pruebas y demostrémosle a Dios nuestro amor y nuestra fe, todos los días hay pruebas de fe que debemos superar no fallemos en ninguna de ellas.
Hasta aquí, hemos visto que para el cristiano, triunfar debe ser igual a caminar de la mano de Dios ya que con él siempre vamos a vencer; los éxitos y los traspiés siempre harán parte del camino pero entendemos que para quienes amamos a Dios todas las cosas nos ayudan a bien (Romanos 8:28).
También hemos aprendido sobre la fe de David, la sensibilidad a la palabra de Dios que tenía Josías y el temor de Dios de Ananías, Misael y Azarías. Ahora, veremos tres características más que son cruciales para llevar una vida de triunfo.
IV. LA VIDA DE ORACIÓN DE DANIEL. Daniel 6:10
Hacer que la oración sea parte de nuestro diario vivir, no como un simple rito sino como un verdadero tiempo de comunión con Dios, es algo indispensable para el cristiano. No es saludable relegar la oración a lo que quede de tiempo de cada día, ni postergarla para después. Hablar con Dios es absolutamente imprescindible para nuestra vida cristiana.
A. Disciplina de oración.
Daniel tenía una disciplina de oración de tres veces al día. Esta era su costumbre, su necesidad, su hábito, no un rito. No significa que tengamos que hacer exactamente como él en cuanto a la frecuencia o la cantidad de ocasiones en las que oraba, pero sí debemos seguir su ejemplo en relación a que era una disciplina, nada reemplazaba ese tiempo.
B. Fidelidad en la Comunión.
Para los días de Daniel se creó un edicto que prohibía orar a otros dioses u hombres distintos al rey Darío. No obstante, Daniel mantuvo su fidelidad primero a Dios antes que a los hombres y Dios se glorificó en él. Capítulos adelante podemos ver cómo Dios lo libró del foso de los leones y fue promulgado por parte del mismo rey Darío que todos debían temer al Dios de Daniel.
“…tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público…” Mt. 6:6
V. LA PUREZA MORAL DE JOSÉ. (Génesis 39:7-12)
La historia de José está llena de situaciones impactantes. Fue vendido por sus hermanos como un vil esclavo, y a partir de allí fue subiendo hasta convertirse en el segundo hombre más importante de todo Egipto.
Pero en esa historia ascendente hubo situaciones de prueba que por haberlas superado, Dios lo recompensó.
Uno de esos episodios se dio en la casa de un hombre adinerado llamado Potifar. José administraba los bienes de este hombre pues se ganó su confianza. La esposa de Potifar se sintió atraída por José al punto de que lo sedujo en varias ocasiones para que se acostara con ella.
No estamos hablando de una situación fácilmente sorteable, estamos hablando de una prueba moral en la que una mujer muy seguramente bastante atractiva estaba seduciendo a un muchacho que la veía como una tentación. Hasta aquí, no había pasado nada, era la decisión de José de ceder o no ceder lo que determinaría el desenlace de su camino. José hizo lo que dice la palabra de Dios:“huir de la fornicación” (I Corintios 6:18). Es interesante que la biblia diga ‘huir’ y no ‘resistir’. Veamos algunas de las claves de esta situación:
A. Él era consciente del poder destructivo del pecado (v. 9)
B. Se regía por principios éticos (humanos y divinos). No quería pecar contra su amo terrenal, ni contra Dios. (v. 9)
C. Huyó del peligro (39:12)
VI. LA PRESENCIA DE DIOS EN ELÍAS. (I Reyes 17:1)
Si hay una característica indispensable para tener éxito en esta vida, es tener la presencia de Dios en nosotros. Para ejemplificar este punto, tenemos al profeta Elías:
A. Elías tenía celo de Jehová. I Reyes 19:10-14.
Este ‘celo’ que se menciona aquí tiene que ver con el absoluto desacuerdo y rechazo por las cosas que van contra Dios y que implican que los hijos de Dios se aparten de él. Es un deseo ardiente por ser exclusivos para Dios y no compartir nada en absoluto con el mundo. Ese era el celo de Jehová que Elías tenía y que debemos nosotros también compartir. Seamos exclusivos para Dios, no hay que flirtear con las cosas que desagradan al Señor.
B. Poder y milagros. I Reyes 17:16, 22-24
La presencia de Dios en Elías le capacitó para realizar milagros. Si tenemos esta misma presencia en nuestra vida, Dios nos permitirá ver sus grandes obras y maravillas.
Conclusión
Querido lector, este estudio bíblico ha tenido como propósito mostrar 6 características que se consideran vitales para triunfar en la vida. Recordemos que triunfar no se trata solo de tener un grado universitario, o de tener muchas empresas y dinero; son cosas que muchos buscan pero el indicador de triunfo en la vida del cristiano está determinado por su cercanía a Dios. Entre más lejos esté una persona de Dios, más cerca estará del fracaso; y entre más cerca esté de Dios, más cerca estará del triunfo, no importa cuántos bienes posea. El verdadero triunfo será llegar a la eternidad a morar con Dios.
Mientras tanto, necesitamos las cualidades que podemos aprender de estos hombres de Dios:fe, sensibilidad a su voz (la palabra de Dios), temor de Dios, vida de oración, pureza moral y la presencia de Dios.
Si usted lee otras historias de hombres y mujeres de Dios como Gedeón, Rut, Samuel y muchos otros, aprenderá mucho más. Pero empezar con estas seis será sin duda un gran paso para ser un triunfador.