La oración sana a los enfermos

Predicas Cristanas | Mensajes Cristianos

Texto Bíblico: Santiago 5:14-15

Introducción:

Cuando estamos enfermos, sea de cuerpo o de espíritu deseamos consuelo, tranquilidad y sanación, lo que más queremos en ese momento es que el dolor pase y cese el sufrimiento, es allí cuando nos sentimos débiles y cuando muchos empiezan a recurrir a Dios.

En realidad no debemos esperar estos momentos para acercarnos a Dios, siempre debemos estar en contacto con Él mediante la oración, siempre debemos hablar con Dios para alabarlo y para suplicarle que su bondad recaiga sobre nosotros, pero muchos esperan los momentos más duros para colocar su alma a disposición de Dios y orar por su sanación.

No debemos esperar los momentos más difíciles, más sin embargo, Dios mediante su infinita nobleza, entiende cuando un alma se convierte y regresa a Él por la oración,  Dios se alegra cuando oran en su nombre y le agrada más cuando varios se reúnen a orar y a honrar su infinito poder. Nunca es tarde para pedir por la sanación de un enfermo de cuerpo o alma, para Dios nunca es tarde pues su tiempo es perfecto y aquel que ore con fe y confianza será escuchado.

Así que la oración siempre será necesaria y más cuando es para un enfermo, pero ese enfermo debe creer en el poder de Dios y en que su voluntad será lo que deba cumplirse, sí es así y oran con fe siempre serán atendidas sus suplicas y su cuerpo y alma serán sanados.

Y así lo dice la palabra de Dios, mediante el estudio bíblico al libro de Santiago 5:14-15 comprenderemos el poder de la oración en nuestra vida para todo momento, sólo la oración sana nuestro cuerpo y nuestro corazón, acercándonos a Dios y fortaleciendo nuestra fe.

Desarrollo:

En el libro de Santiago 5:14-15 se revela el poder de la oración, indicando que si conocemos de algún enfermo, debemos llamar a los ancianos de la iglesia, debemos orar por él y ungirle aceite en el nombre de Dios. Esta parte de la Biblia nos llama a la predica cristiana de la oración, en primer lugar la palabra de Dios señala que debemos buscar a los ancianos de la iglesia, es decir a las personas que tienen más tiempo convertidos por la fe y debemos orar junto a ellos, cuando dos o más personas se reúnen a orar en nombre de Dios, Él se hace presente entre ellos, de allí la importancia de orar en familia todos los hermanos, que todos se reúnan a orar por el enfermo de cuerpo o espíritu para que Dios haga en él su voluntad.

En segundo lugar, la palabra de Dios revela que se le debe ungir aceite al enfermo en su nombre, en los tiempos de Jesucristo ungir aceite de oliva en la cabeza de una persona enferma era un ritual antiguo en Israel, el aceite era un símbolo de la presencia de Dios, siempre el ungimiento debe ser seguido por la invocación del nombre de Dios, ya que donde interviene Él y se impone, siempre aparecerá su Gloria y la sanación.

Seguidamente, continúa la palabra de Dios revelando que la oración salva al enfermo, pero no cualquier tipo de oración, solo la oración hecha con fe permitirá que Dios lo levante y si ha cometido pecados le serán perdonados. El estudio bíblico de este pasaje nos indica que no basta simplemente orar si no se hace con fe, la fe es poderosa, para que Dios nos escuche debemos hacerlo con confianza y con la certeza de que su poder es capaz de curar cualquier mal, cualquier enfermedad ya sea del cuerpo o del espíritu, debemos orar con optimismo que seremos escuchados y atendidos por Dios.

Es importante en este mensaje cristiano conocer también, que se hace distinción entre el enfermo de cuerpo o el enfermo de espíritu, porque no sólo puede enfermarse nuestro cuerpo sino también nuestra alma, a veces nuestros órganos pueden estar sanos pero nuestro espíritu está lleno de pecados y males, con el demonio haciendo se las suyas en nuestras vidas, lo cual como consecuencia nos traerá males corporales y desgracias, por ello debemos desintoxicarnos de los vicios, de lo que daña al cuerpo y al alma, debemos arrepentirnos de nuestros malos actos, pedir perdón a Dios por ofenderlo, así que mediante la oración podremos hacerle el llamado a Dios para que nos sane por completo, pero siempre con mucha fe y con un corazón limpio.

Conclusión:

Sólo la sanidad viene de Dios y del poder de la oración cuando se invoca su nombre, pero la sanidad debe venir junto con el arrepentimiento del enfermo de todos sus malos actos, de sus pecados y de aquellas acciones que deshonraron a Dios. El arrepentimiento, el perdón y la salud vienen juntos, la paz de espíritu reconforta al cuerpo.

Desafortunadamente en cualquier momento enfrentaremos alguna enfermedad, pero si la afrontamos en la oración y en la fe nos sentiremos reconfortados, ya sea para esperar la sanación o para finalmente encontrarnos con Dios en el Reino de los Cielos, pero solo llegaremos a encontrar su gloria si nos mostramos arrepentidos de nuestros pecados y si fuimos justos en el mundo terrenal. Mantengámonos sanos de cuerpo y espíritu bajo la oración a Dios, solo la palabra de Dios salva y solo la fe en Él sana cualquier mal que podamos padecer, oremos hermanos por los enfermos de cuerpo, por los enfermos de espíritu, por los desahuciados, por los pecadores, por los impíos, por los que no reconocen el poder de Dios, para que logren conocerlo, sanarse y vivir en su Gloria.

Hasta aquí, hemos visto que para el cristiano, triunfar debe ser igual a caminar de la mano de Dios ya que con él siempre vamos a vencer; los éxitos y los traspiés siempre harán parte del camino pero entendemos que para quienes amamos a Dios todas las cosas nos ayudan a bien (Romanos 8:28).

También hemos aprendido sobre la fe de David, la sensibilidad a la palabra de Dios que tenía Josías y el temor de Dios de Ananías, Misael y Azarías. Ahora, veremos tres características más que son cruciales para llevar una vida de triunfo.

IV. LA VIDA DE ORACIÓN DE DANIEL. Daniel 6:10

Hacer que la oración sea parte de nuestro diario vivir, no como un simple rito sino como un verdadero tiempo de comunión con Dios, es algo indispensable para el cristiano. No es saludable relegar la oración a lo que quede de tiempo de cada día, ni postergarla para después. Hablar con Dios es absolutamente imprescindible para nuestra vida cristiana.

A. Disciplina de oración.

Daniel tenía una disciplina de oración de tres veces al día. Esta era su costumbre, su necesidad, su hábito, no un rito. No significa que tengamos que hacer exactamente como él en cuanto a la frecuencia o la cantidad de ocasiones en las que oraba, pero sí debemos seguir su ejemplo en relación a que era una disciplina, nada reemplazaba ese tiempo.

B. Fidelidad en la Comunión.

Para los días de Daniel se creó un edicto que prohibía orar a otros dioses u hombres distintos al rey Darío. No obstante, Daniel mantuvo su fidelidad primero a Dios antes que a los hombres y Dios se glorificó en él. Capítulos adelante podemos ver cómo Dios lo libró del foso de los leones y fue promulgado por parte del mismo rey Darío que todos debían temer al Dios de Daniel.

“…tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público…” Mt. 6:6

V. LA PUREZA MORAL DE JOSÉ. (Génesis 39:7-12)

La historia de José está llena de situaciones impactantes. Fue vendido por sus hermanos como un vil esclavo, y a partir de allí fue subiendo hasta convertirse en el segundo hombre más importante de todo Egipto.

Pero en esa historia ascendente hubo situaciones de prueba que por haberlas superado, Dios lo recompensó.

Uno de esos episodios se dio en la casa de un hombre adinerado llamado Potifar. José administraba los bienes de este hombre pues se ganó su confianza. La esposa de Potifar se sintió atraída por José al punto de que lo sedujo en varias ocasiones para que se acostara con ella.

No estamos hablando de una situación fácilmente sorteable, estamos hablando de una prueba moral en la que una mujer muy seguramente bastante atractiva estaba seduciendo a un muchacho que la veía como una tentación. Hasta aquí, no había pasado nada, era la decisión de José de ceder o no ceder lo que determinaría el desenlace de su camino. José hizo lo que dice la palabra de Dios:“huir de la fornicación” (I Corintios 6:18). Es interesante que la biblia diga ‘huir’ y no ‘resistir’. Veamos algunas de las claves de esta situación:

A. Él era consciente del poder destructivo del pecado (v. 9)

B. Se regía por principios éticos (humanos y divinos). No quería pecar contra su amo terrenal, ni contra Dios. (v. 9)

C. Huyó del peligro (39:12)

VI. LA PRESENCIA DE DIOS EN ELÍAS. (I Reyes 17:1)

Si hay una característica indispensable para tener éxito en esta vida, es tener la presencia de Dios en nosotros. Para ejemplificar este punto, tenemos al profeta Elías:

A. Elías tenía celo de Jehová. I Reyes 19:10-14.

Este ‘celo’ que se menciona aquí tiene que ver con el absoluto desacuerdo y rechazo por las cosas que van contra Dios y que implican que los hijos de Dios se aparten de él. Es un deseo ardiente por ser exclusivos para Dios y no compartir nada en absoluto con el mundo. Ese era el celo de Jehová que Elías tenía y que debemos nosotros también compartir. Seamos exclusivos para Dios, no hay que flirtear con las cosas que desagradan al Señor.

B. Poder y milagros. I Reyes 17:16, 22-24

La presencia de Dios en Elías le capacitó para realizar milagros. Si tenemos esta misma presencia en nuestra vida, Dios nos permitirá ver sus grandes obras y maravillas.

Conclusión

Querido lector, este estudio bíblico ha tenido como propósito mostrar 6 características que se consideran vitales para triunfar en la vida. Recordemos que triunfar no se trata solo de tener un grado universitario, o de tener muchas empresas y dinero; son cosas que muchos buscan pero el indicador de triunfo en la vida del cristiano está determinado por su cercanía a Dios. Entre más lejos esté una persona de Dios, más cerca estará del fracaso; y entre más cerca esté de Dios, más cerca estará del triunfo, no importa cuántos bienes posea. El verdadero triunfo será llegar a la eternidad a morar con Dios.

Mientras tanto, necesitamos las cualidades que podemos aprender de estos hombres de Dios:fe, sensibilidad a su voz (la palabra de Dios), temor de Dios, vida de oración, pureza moral y la presencia de Dios.

Si usted lee otras historias de hombres y mujeres de Dios como Gedeón, Rut, Samuel y muchos otros, aprenderá mucho más. Pero empezar con estas seis será sin duda un gran paso para ser un triunfador.