Debemos Obedecer a Dios y cumplir sus mandamientos

Predicas Cristianas | Mensajes Cristianos

Texto Bíblico: Mateo 7:21

Introducción:

La obediencia es cumplir con el mandato de alguien, la obediencia a Dios es cumplir con los mandatos y la palabra de Dios, el ser obedientes es la mayor prueba de nuestro amor por Dios, ya que al cumplir sus mandamientos demostramos que creemos en Él y que vivimos nuestra vida siguiendo su voluntad. Muchas personas sienten rechazo de cumplir las órdenes de Dios, pues simplemente no creen en su voluntad, por lo que caen en pecado y en lo más grave que es la desobediencia a Dios.

Cuando obedecemos a Dios y cumplimos su palabra lo Glorificamos y nos convertimos en sus siervos, pero además Dios nos recompensa llenando de santidad y gloria nuestras vidas por lo que vale la pena ser obedientes, la obediencia transforma nuestros corazones y cambia el rumbo de nuestras vidas, pero ¿cómo ser obedientes a Dios?, ¿cómo saber que pide Dios de nosotros? Esas son preguntas interesantes que debemos responder para poder comportarnos obedientemente frente a Dios, para así conocer la ruta para alcanzar en Reino de los Cielos.

La palabra de Dios nos revela como serle obedientes y cumplir sus mandatos, por ejemplo en el libro de Mateo 7:21 se indica lo siguiente: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.” Así que no solo debemos orar y reconocer a Dios, sino que también debemos ser realmente obedientes a su palabra.

Desarrollo:

Así que si queremos saber cómo ser obedientes, pues debemos estudiar la palabra de Dios, realizar estudios bíblicos que nos permitan conocer cuál es la voluntad de Dios, a veces Dios quiere solo cosas simples, pues si empezamos con cumplir con las cosas más sencillas, luego podremos cumplir con lo más complejo, las cosas simples es llegar a tiempo a nuestro trabajo, cumplir con nuestras tareas, obedecer a nuestros padres, si logramos estas cosas sencillas seremos agradables a Dios y superaremos otras pruebas más duras, demostrando así nuestra obediencia.

Cuando obedecemos a Dios obtenemos su bendición, con una vida fructífera y abundante, pero para ello debemos pedirle mucha sabiduría para poder entender su palabra y comprender siempre las predicas cristianas que nos ayudan a entender la importancia de una vida plena, para así poder cumplir todo lo que Él nos mande. Cuando obedecemos a Dios lo glorificamos, pues aquel que cumpla su voluntad entrará al Reino de los Cielos, ser necios a la palabra de Dios nos traerá castigo pues nos alejamos de su voluntad y caemos en pecado.

Lo que quiere el enemigo, lo que quiere el demonio, es que desobedezcamos a Dios, eso intenta hacerlo siempre, tentándonos para caer en el pecado, para cometer malos actos y para no cumplir su palabra. Pero no podemos dejarnos influenciar, debemos saber reconocer al enemigo que nos aleja de la Gloria, debemos ser fuertes, resistirnos y enfrentarlo demostrándoles que con Dios somos más fuertes que cualquier daño o maldad que nos quieran hacer, puesto que la fe es suficiente para derrotarlos.

Si decimos amar a Dios debemos actuar con obediencia, pero la obediencia plena, no a medias, Dios se manifiesta y se revela con el hombre obediente porque es quien le muestra amor y fe, la obediencia a Dios es un llamado que no podemos ignorar y es una muestra de la confianza que tenemos en Él, que todo lo que nos pida lo cumplamos ciegamente ya que vendrán bendiciones para nosotros.

Debemos conocer a Dios para entender su bondad y misericordia, cuando le conocemos bien no habrá forma de desobedecerle, debemos entender que Dios tiene planes para nuestras vidas y Él sabe muy bien lo que necesitamos, así que permitamos con la obediencia que Él desarrolle su plan en nosotros, actuemos conforme a Dios y veremos toda su Gloria.

Conclusión:

Seamos siervos de Dios, cuando obedecemos a Dios nos convertimos en sus siervos, no esperemos más y dediquemos nuestras vidas a la obediencia y cambio, transformemos nuestras vidas al servicio de Dios, Él siempre nos mostrará el camino correcto de la verdad y la vida que siempre es la consagración de nuestros actos a la obediencia y a nuestra alianza con Dios.

La obediencia es un gesto de esperanza, de creer en la salvación, de querer un cambio profundo en nuestras vidas, de apasionarnos por Dios, sus obras y querer estar en paz con nuestro espíritu dejando atrás en pecado y las influencias malignas que nos persiguen, cuando obedecemos a Dios alejamos esa maldad y nos acercamos a la Gloria del Reino de los Cielos, sigamos los mensajes cristianos y acerquémonos a Dios.

La obediencia es una acción esencial para la salvación, que compenetra al hombre con Dios, que lo hace puro, que limpia su corazón y que lo une a Dios. Seamos obedientes y motivemos a los demás a serlo, si todos obedeciéramos a Dios la felicidad fuese infinita, nada malo ocurriría, pero cuando desobedecemos a Dios nos alejamos de su voluntad y no somos glorificados, dejemos que Dios haga su obra en nosotros, nos transforme y nos colme de bendiciones, sólo su palabra salva y solo el cumplir con su voluntad nos hará dignos de la vida eterna, conozcamos a Dios y dediquemos todo nuestro tiempo a servirle, seamos siervos útiles de Dios y las bendiciones, la felicidad, la abundancia sorprenderá en nuestro hogar, en nuestro trabajo y en cualquier lugar donde nos encontremos.

Hasta aquí, hemos visto que para el cristiano, triunfar debe ser igual a caminar de la mano de Dios ya que con él siempre vamos a vencer; los éxitos y los traspiés siempre harán parte del camino pero entendemos que para quienes amamos a Dios todas las cosas nos ayudan a bien (Romanos 8:28).

También hemos aprendido sobre la fe de David, la sensibilidad a la palabra de Dios que tenía Josías y el temor de Dios de Ananías, Misael y Azarías. Ahora, veremos tres características más que son cruciales para llevar una vida de triunfo.

IV. LA VIDA DE ORACIÓN DE DANIEL. Daniel 6:10

Hacer que la oración sea parte de nuestro diario vivir, no como un simple rito sino como un verdadero tiempo de comunión con Dios, es algo indispensable para el cristiano. No es saludable relegar la oración a lo que quede de tiempo de cada día, ni postergarla para después. Hablar con Dios es absolutamente imprescindible para nuestra vida cristiana.

A. Disciplina de oración.

Daniel tenía una disciplina de oración de tres veces al día. Esta era su costumbre, su necesidad, su hábito, no un rito. No significa que tengamos que hacer exactamente como él en cuanto a la frecuencia o la cantidad de ocasiones en las que oraba, pero sí debemos seguir su ejemplo en relación a que era una disciplina, nada reemplazaba ese tiempo.

B. Fidelidad en la Comunión.

Para los días de Daniel se creó un edicto que prohibía orar a otros dioses u hombres distintos al rey Darío. No obstante, Daniel mantuvo su fidelidad primero a Dios antes que a los hombres y Dios se glorificó en él. Capítulos adelante podemos ver cómo Dios lo libró del foso de los leones y fue promulgado por parte del mismo rey Darío que todos debían temer al Dios de Daniel.

“…tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público…” Mt. 6:6

V. LA PUREZA MORAL DE JOSÉ. (Génesis 39:7-12)

La historia de José está llena de situaciones impactantes. Fue vendido por sus hermanos como un vil esclavo, y a partir de allí fue subiendo hasta convertirse en el segundo hombre más importante de todo Egipto.

Pero en esa historia ascendente hubo situaciones de prueba que por haberlas superado, Dios lo recompensó.

Uno de esos episodios se dio en la casa de un hombre adinerado llamado Potifar. José administraba los bienes de este hombre pues se ganó su confianza. La esposa de Potifar se sintió atraída por José al punto de que lo sedujo en varias ocasiones para que se acostara con ella.

No estamos hablando de una situación fácilmente sorteable, estamos hablando de una prueba moral en la que una mujer muy seguramente bastante atractiva estaba seduciendo a un muchacho que la veía como una tentación. Hasta aquí, no había pasado nada, era la decisión de José de ceder o no ceder lo que determinaría el desenlace de su camino. José hizo lo que dice la palabra de Dios:“huir de la fornicación” (I Corintios 6:18). Es interesante que la biblia diga ‘huir’ y no ‘resistir’. Veamos algunas de las claves de esta situación:

A. Él era consciente del poder destructivo del pecado (v. 9)

B. Se regía por principios éticos (humanos y divinos). No quería pecar contra su amo terrenal, ni contra Dios. (v. 9)

C. Huyó del peligro (39:12)

VI. LA PRESENCIA DE DIOS EN ELÍAS. (I Reyes 17:1)

Si hay una característica indispensable para tener éxito en esta vida, es tener la presencia de Dios en nosotros. Para ejemplificar este punto, tenemos al profeta Elías:

A. Elías tenía celo de Jehová. I Reyes 19:10-14.

Este ‘celo’ que se menciona aquí tiene que ver con el absoluto desacuerdo y rechazo por las cosas que van contra Dios y que implican que los hijos de Dios se aparten de él. Es un deseo ardiente por ser exclusivos para Dios y no compartir nada en absoluto con el mundo. Ese era el celo de Jehová que Elías tenía y que debemos nosotros también compartir. Seamos exclusivos para Dios, no hay que flirtear con las cosas que desagradan al Señor.

B. Poder y milagros. I Reyes 17:16, 22-24

La presencia de Dios en Elías le capacitó para realizar milagros. Si tenemos esta misma presencia en nuestra vida, Dios nos permitirá ver sus grandes obras y maravillas.

Conclusión

Querido lector, este estudio bíblico ha tenido como propósito mostrar 6 características que se consideran vitales para triunfar en la vida. Recordemos que triunfar no se trata solo de tener un grado universitario, o de tener muchas empresas y dinero; son cosas que muchos buscan pero el indicador de triunfo en la vida del cristiano está determinado por su cercanía a Dios. Entre más lejos esté una persona de Dios, más cerca estará del fracaso; y entre más cerca esté de Dios, más cerca estará del triunfo, no importa cuántos bienes posea. El verdadero triunfo será llegar a la eternidad a morar con Dios.

Mientras tanto, necesitamos las cualidades que podemos aprender de estos hombres de Dios:fe, sensibilidad a su voz (la palabra de Dios), temor de Dios, vida de oración, pureza moral y la presencia de Dios.

Si usted lee otras historias de hombres y mujeres de Dios como Gedeón, Rut, Samuel y muchos otros, aprenderá mucho más. Pero empezar con estas seis será sin duda un gran paso para ser un triunfador.