La palabra de Dios nos hace renacer

Predicas Cristianas | Estudios Biblicos

Texto Bíblico: Juan 3:1-15.

Introducción:

Hoy en día desafortunadamente presenciamos en los actos de muchas personas la carencia de Dios en su corazón, el mundo actual está rodeado de maldad y esto se debe en gran parte porque hay gente alejada de Dios, las personas se agobian con sus problemas y en vez de refugiarse en la fe son débiles de espíritu, y caen en tentación alejándose de Dios. Por ello vemos tanta envidia, tanto odio, tanto rencor y tanto pecado.

Esto nos llama a reflexionar y a comprender que como hijos de Dios debemos recuperar a nuestros hermanos que se encuentran perdidos, debemos cumplir nuestra tarea como mensajeros de la palabra de Dios y rescatar a esas personas que se están desviando del camino del bien que nos conduce al Reino de los Cielos.

Debemos ganar almas que crean en Dios nuestro Señor, para que su palabra recorra todas las naciones y su bendición sea derramada en el mundo entero recogiendo el fruto de la salvación, pero la única forma de ser salvados es mostrando nuestro arrepentimiento por todos los pecados cometidos. Dios aborrece el pecado, por ello cuando nos arrepentimos y entramos en su Gloria es cuando empezamos a conocerlo, si nos arrepentimos con sinceridad y de corazón su amor nos invade, su gozo nos inunda  y nos permite disfrutar de una nueva vida dedicada a Él.

En cambio, cuando nos alejamos de Dios y nos dejamos llevar por lo banal, sólo nos convertiremos en marionetas del demonio y dudaremos de Dios y su palabra, si no conocemos bien al Dios menospreciaremos su fuerza, caeremos en pecado y viviremos infelices vagando por el mundo sin bendición alguna. No permitamos que esto suceda, ni a nosotros, ni a nuestros hijos, ni a nuestros hermanos, sólo educados en la palabra de Dios renaceremos, alejaremos el pecado, seremos glorificados y será nuestro el Reino de los Cielos.

Es así como lograremos la salvación renaciendo del amor de Dios, por ello los estudios bíblicos nos revelan cómo conocer a Dios, cómo aprender a vivir en su palabra, transformarnos y renacer como niños, así mismo debemos ayudar a recuperar a los inmersos en el pecado y también ayudarlos a renacer,  porque sólo el que cree y tiene fe en Dios nuestro Señor vivirá eternamente.

Desarrollo:

Para frenar esa maldad que asecha el mundo actual, el discípulo Juan en su primera carta nos relata una excelente predica cristiana, donde cuenta como sabiamente Jesucristo nuestro Señor  responde las interrogantes de un fariseo y nos invita a conocer a Dios para nacer nuevamente y poder ser dignos de entrar al Reino de los Cielos.

El relato cuenta como Nicodemo un fariseo se acerca a Jesucristo para preguntarle porque sólo él puede dar señales de Dios, a lo que Jesús respondió que sólo el que nace de nuevo podrá ver el Reino de los Cielos, incrédulo el fariseo le vuelve a preguntar que “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?”, a lo que sabiamente Jesucristo contestó: “el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios… De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio” (Juan 3:1-15).

Esta predica cristiana nos permite aprender y reconocer como Jesucristo nos invita a renacer, nos llama a convertirnos espiritualmente, pues sólo conociendo a Dios lograremos que renazca nuestro espíritu y podamos entrar al Reino de los Cielos, la palabra de Dios nos inspira a conócelo, a alabarlo y a glorificarlo con nuestras acciones, este relato nos convoca a no sólo ser testigos de la presencia de Dios sino a conocerlo profundamente, así no solo seremos testigos sino nos transformamos en protagonistas y hablaremos con propiedad y con conocimiento del poder de Dios.

La educación espiritual es esencial para renacer, debemos sentirnos hambrientos de la palabra de Dios, de los mensajes cristianos, para poder vivir en Santidad, recordemos que la palabra de la Biblia es más que letras, es vida, es obediencia, es la salvación, entendamos que la fe y el cumplimiento de los mandatos de Dios nos librará del pecado, por ello debemos conocer bien que es el pecado ya que si no conocemos lo malo ante los ojos de Dios seremos pecadores desenfrenados sin temor alguno, de allí la importancia de la educación cristiana que nos hará volver a nacer para ser realmente dignos de la Gloria de Dios.

Conclusión:

Este estudio bíblico nos enseña que debemos vivir en la palabra de Dios, pero no debemos ser egoístas, debemos compartir nuestra educación espiritual, buscar a nuestros hermanos para que se unan a este renacimiento, no podemos salvar a nadie, cada quien se salva mediante su fe, mediante la convicción y la práctica de la palabra de Dios, pero sí podemos ayudar a levantar al hermano caído, para que este no se pierda y debemos guiarlo a una vida llena de la bendición de Dios.

La fe es la Gloria, así que debemos renacer en la fe, hermanos imitemos la fe de Jesucristo, los que buscan a Dios en su palabra serán los que se colmarán de revelaciones y conocerán lo que Él espera de nosotros, debemos buscar la Santidad, dejemos dejar entrar en nuestro corazón al Espíritu Santo, en estos tiempos tan duros, donde hay tanta maldad y odio se requiere vivir con fe, sólo la palabra de Dios nos salva cuando es recibida con Fe.

C. Condenación. Mateo 5: 22

Ya vimos que Dios condena a todo aquel que insulte a su prójimo. Así que ante esta verdad, tenemos la opción de seguir igual o cambiar de rumbo.

IV. EL EFECTO SOBRE LOS DEMÁS

A. Levanta barreras

A nadie le gusta recibir insultos ni injurias ya que esto genera distanciamiento de la persona agresora.

B. Es un punto de partida para la enemistad

Si la persona ofendida responde con otros insultos, se da inicio entonces a una enemistad que podría desembocar en consecuencias peores.

C. Mal testimonio

Para un cristiano debe ser importante su testimonio. No se trata de vivir pendientes de lo que digan de nosotros, no. Se trata de hablar de Jesucristo con nuestra propia conducta. No es fácil convencer a otras personas con nuestras palabras cuando nuestros actos no nos respaldan. Las groserías e insultos no son propias de un cristiano y pueden ser un obstáculo para poder ganar a las personas para Cristo.

V. ¿QUÉ DEBERÍAMOS HACER?

A. Bendecir y no maldecir

La Biblia enseña que debemos bendecir aun a nuestros enemigos. I Pedro 3: 9.

B. La blanda respuesta. Proverbios 15: 1.

En algún momento de nuestra vida puede que nos enfrentemos a situaciones conflictivas en las que se acelera el pulso y la adrenalina se segrega por todo nuestro cuerpo. Pero como se trata de considerar lo que debemos hacer ante situaciones donde hay propensión a insultar, pues aquí un consejo del sabio Salomón: La blanda respuesta.

La lengua puede acrecentar un fuego y convertirlo en un incendio abrasador. Pero también puede servir como un bálsamo que apacigüe los ánimos. Así que aquí está un sabio consejo: usar la lengua para calmar, para tranquilizar y para ser pacificadores.

C. Pedir perdón

Naturalmente, habrá momentos en los que erremos y malas palabras salgan de nuestra boca. Sea que éstas vayan dirigidas a alguien para ofenderlo o no, igual lastimaremos el corazón de Dios y contristaremos su Espíritu. Por lo cual, si lo que queremos es estar en paz con Dios (100% recomendado sobre cualquier otra alternativa), pidamos perdón a nuestro prójimo ofendido –cuando así haya sido-, y a Dios. Luego de esto, sentiremos cómo una gran carga cae de sobre nuestros hombros y experimentaremos Su paz.

Conclusión

Estimado lector de estos estudios bíblicos, ante todo, gracias por tomarse unos minutos para leer un mensaje de la palabra de Dios.

Recuerde que la moral divina está sobre cualquier cultura. No importa si en el colegio o la universidad nos enseñan que las groserías y vulgaridades hacen parte de las manifestaciones propias de una comunidad, Dios dice que bendigamos y no maldigamos y eso es lo que un verdadero cristiano debe entonces obedecer.

Si por alguna razón usted ha insultado a alguien, proceda a pedir perdón. De esta forma agradará a Dios y usted sentirá una paz maravillosa, esa paz que nuestro mundo necesita para salir de tantos conflictos que cobran incluso vidas inocentes.

El acercarnos a Dios será el mejor combate contra ese órgano que es capaz de grandes tragedias.

Bendiciones.