Predicas Cristianas | Sermones Cristianos
La semana pasada hablamos acerca de los dones espirituales. Les dije que todos hemos recibido estos regalos de Dios, y brevemente hablamos acerca de uno de ellos cual es en muchas ocasiones sobre visto. Les estoy hablando acerca de la fe. Porque si no nos hubiese dado Dios la fe, pues entonces nosotros no hubiésemos dejado que la palabra de Dios penetrara nuestros corazones y no estuviéramos aquí en el día de hoy. Es por eso que quiero hablar mas profundamente acerca de esto en el día de hoy. La pregunta que debemos hacernos en el día de hoy es: ¿que fuerte es nuestra fe? Cuando nos ponemos a buscar la palabra fe en la Biblia podemos encontrar muchos ejemplos, pero según leí y estudie, este mensaje de veras que me tomo fuerte mente. Vamos a buscar en nuestra Biblia en el libro de Daniel, capitulo 3.
Antes de proceder quiero explicarles bien lo que estaba sucediendo en ese entonces. El rey había hecho una estatua propia hecha de oro sólido, pero no solo esto, el también había hecho una ley la cual exigía que al escucharse música todos los ciudadanos del reino tendrían que postrarse ante esta estatua y alabarle (Daniel 3:1-6).
En si lo que él había hecho no era mas nada que un ídolo, y si no lo alababas entonces serias ejecutado. No existía ningún tipo de excusas o pero; tenias que alabar al ídolo o serias matado. Lo que sucedió es que estas personas temían tanto a la muerte que le dieron la espalda a Dios (Daniel 3:7). ¿Cómo le dieron la espalda a Dios?, la respuesta es fácil, porque alabar cualquier ídolo viola el mandato de Dios (Éxodo 20:3). Con esto en mente vamos a examinar lo que sucedió en este instante y como se aplica a nuestra vida hoy en día.
Cuando leemos Daniel 3:8-12 vemos tres hombres que no hicieron tal como el rey mando. Ellos sabían la importancia de ser fieles a Dios. Estos tres hombres eran hombres cuales habían sido puestos en posiciones importantes en el reino por el rey. Ellos sabían bien la penalidad cual el rey había impuesto, pero ellos no le serian infiel a Dios (Daniel 3:13-18).
Nosotros somos tal como estos hombres, tenemos el privilegio de vivir en el Reino de Dios y se nos ha dado posiciones de suma importancia. Como les dije la semana pasada, se nos ha dado regalos espirituales o dones para usarlos y servir a Dios. Se nos ha dado un lugar y una responsabilidad en el Reino de Dios. Pero tal como en este caso, Satanás esta haya afuera acusándonos. El tiene sus demonios trabajando en todo tiempo acusándonos, no con el Rey de Reyes y el Señor de Señores, pero acusándonos en nuestras propias mentes. ¿Que nos esta haciendo? La respuesta es fácil.
Daniel 3:19-20 – . Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado. 20Y mandó a hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo.
El enemigo esta tratando de mentirnos diciendo que no somos de importancia, que no conocemos lo suficiente para hacer algo por el Reino de Dios. El nos trata de mentir haciéndonos pensar que todo marcha bien y que podemos descansar y dejar que las cosas pasen como pasen. Pero mientras tanto el esta haya afuera robándose nuestra juventud con demonios de drogas, sexo alcohol. El esta haya afuera mintiéndole al mundo con demonios de religión, pornografía, adulterio y lujuria. El esta haya afuera lleno de ira porque el sabe que le queda poco tiempo y que a sido derrotado. El esta haya fuera con sus poderosos demonios tratando de engañarnos para poder atarnos.
Tal como esta en las escrituras el ha mandado a sus soldados de las tinieblas y les ha ordenado que calienten mas el orno. El les ha mandado a que nos ataquen mas a menudo para atarnos para ser lanzados en el orno caliente. Todo lo que tenemos que hacer es mirar a nuestro alrededor y nos podremos dar cuenta que la temperatura en el orno a sido alzada.
El alza la temperatura usando esos miembros familiares, esposos, esposas, amigos, amigas y compañeros de trabajo cuales todavía no conocen la verdad. Yo estoy seguro que ustedes han escuchado las mismas cosas que yo, cosas como: “tu lo que eres es un fanático, tu lo que estas es loco, estas perdiendo toda noción de la realidad.” Pudiese continuar y decir mucho mas, pero estoy seguro que todos nosotros podemos pensar de por lo menos mil cosas similares cuales se nos han dicho. Pero solo existe una cosa que previene que Satanás pueda hacer lo que el quiere con nosotros, una cosa que es de suma importancia, y esto es nuestra fe. Continuemos leyendo.
Daniel 3:21-28 – Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo. 22Y como la orden del rey era apremiante, y lo habían calentado mucho, la llama del fuego mató a aquellos que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego. 23Y estos tres varones, Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo. 24Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey. 25Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses. 26Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiendo, y dijo: Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios Altísimo, salid y venid. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego. 27Y se juntaron los sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey, para mirar a estos varones, cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían. 28Entonces Nabucodonosor dijo: Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él, y que no cumplieron el edicto del rey, y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios.
¿No es esta la más poderosa cosa que usted a oído? Según la leí y la estudie no me asombré ni me cogió de sorpresa, porque yo sé que el poder de Dios no tiene limite. Pero todo lo que yo podía hacer es alabar a Dios. Alabar a Dios por su poder, alabar a Dios porque Él esta presente cuando las llamas aparentan consumirnos. Alabar a Dios por Su sabiduría y poder infinito. Como podemos ver estos barones desconocían cual seria su futuro, ellos no sabían si iban a morir o no. Lo único que si sabían era que ellos no le darían las espaldas a Dios. Su fe era incorruptible, su fe estaba fuerte.
En muchas ocasiones nosotros nos encontramos en situaciones similares. Nos encontramos atados y listos para ser arrojados al fuego del orno. Pero las preguntas que tenemos que hacernos son: ¿cuan fuerte esta nuestra fe? ¿Es nuestra fe tal como la de estos tres barones? ¿Confiamos completamente en Dios? Si nuestra fe no es tal como la de estos barones o más fuerte aun, entonces le será fácil al diablo venir y acusarnos, le será fácil al diablo atarnos y lanzarnos en el orno. Le será fácil al diablo matarnos. No les estoy hablando de matarnos físicamente porque el no tiene ese poder. Les estoy hablando de matarnos espiritual mente, el quiere quitarnos eso que Dios nos ha dado. Quiere quitarnos nuestra salvación y vida eterna. No podemos permitir que Satanás nos acuse, no podemos permitir que el tenga ningún tipo de poder sobre nuestras vidas. En el momento que nuestra fe empieza a flaquear el enemigo esta presente para aumentar sus ataques. El enemigo esta presente para acusarnos y hacernos sentir que no tenemos nada que ofrecer para el Reino de Dios. Pero cuando nuestra fe esta fuerte, cuando nuestra fe es incorruptible, no existe nada cual el pueda hacer para derrotarnos.
Para concluir. Quiero que leamos de nuevo lo que sucede cuando nuestra fe es firme y fuerte.
Daniel 3:24-25 – Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey. 25Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses.
Como podemos ver no importa la situación, ni importa lo difícil que pueda lucir algo. No importa lo muy caliente que este el orno, nuestro Señor y Salvador esta a nuestro lado. Él esta presente para ayudarnos, para mantenernos libres de la llamas. Pero esto es solo si mantenemos nuestra fe firme, si nos quedamos dentro de la voluntad de Dios. Seamos tal como estos tres barones, tengamos una fe incorruptible y confiemos absolutamente en el Rey de Reyes y Señor de Señores.
© Jose R. Hernandez, Todos los Derechos Reservados
Dios nos llamo, escogió que viviéramos en Su Reino, y ¿qué hacemos? Nos llamo a que llevásemos Su mensaje de salvación, y ¿qué hacemos? Dejamos que el diablo nos ponga dudas en nuestra mente, permitimos que los demonios nos descorazonen. Decimos: “Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?”
Al igual que Moisés tratamos de salirnos de lo que Dios tiene elegido para nosotros. Mirando a nuestro alrededor en este momento, aquí yo veo hombres más grandes que Moisés. Yo veo hombres y mujeres que son más que capaces de liberar a los hijos de Dios de la esclavitud. De guiar a los hijos de Dios hacia la Tierra Prometida que es el Reino de Dios.
Los estudios bíblicos nos indican claramente que no podemos preocuparnos de lo que vamos a decir o hacer. No puede existir duda que Dios nos usara, todo lo que tenemos que hacer es aceptar la responsabilidad que trae este territorio. Tenemos que estar dispuestos a que Él nos use tal como Él quiere usarnos. En realidad nosotros no sabemos de lo que somos capaces. Les puedo decir que cuando yo empecé en los caminos del Señor yo temía pararme enfrente de muchas personas y hablar. Las rodillas me temblaban, la voz se me iba, y la mayoría de las veces se me olvidaba lo que iba a decir. Pero algo milagroso sucedió, algo que yo no esperaba. ¡Dios me llamo!
Dios dijo: “Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel.” Aquí Dios nos esta diciendo que Él nos envía. Déjenme decirles que esto fue todo lo que tomo para mí. Porque si Dios nos envía eso quiere decir que Él esta con nosotros. Y si Él esta con nosotros, entonces ¿quien puede estar contra nosotros? Nadie puede, no hay diablo, ni demonio, ni potestad, ni hombre. Dios esta con nosotros y nos esta contestando diciendo: “YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.”
Para concluir. Tenemos que aceptar las responsabilidades que los estudios bíblicos nos revelan. Tenemos que tomar los pasos para liberar el pueblo de Dios. No podemos estar preocupados de lo que va a suceder o como va a suceder. Él sabe lo que va a suceder y como va a suceder. Nosotros solamente tenemos que dejarnos ser guiados por Él y su divina presencia.
Todo lo que tenemos que hacer es llevar su mensaje. Al igual que hizo Moisés, tenemos que decirle al mundo cuando nos pregunten: “YO SOY me envió a vosotros.” Nosotros servimos al Dios todopoderoso y lleno de gracia. Cuando Él nos manda es porque Él sabe de lo que somos capaces. Él conoce nuestras habilidades mejor que nosotros mismos. ¿Si Él confía en nosotros, quienes somos nosotros para cuestionarle? Es tiempo de pararnos en firme y dejar de correr. Es hora de someternos a la voluntad de Dios.
© Jose R. Hernandez, 1999