Base Bíblica: Marcos 10:17-22
Es importante saber cual es mi posición en el Reino de Dios, ahora que tengo a Cristo Jesús en mi corazón; ¿Cómo me ve Dios, ahora que ya acepté a su Hijo?, ¿Cuál es mi posición en el mundo espiritual, ahora que tengo a Cristo?.
Uno de los fenómenos mas resaltantes que conseguimos en las iglesias es que la mayoría de los creyentes se enfocan en dos o tres aspectos de la vida cristiana, ejemplo: unos dicen Cristo viene!, otros Dios es Amor, otros Cristo te Ama, el caso es que la vida cristiana es mucho mas profunda y son muchos los escenarios en los cuales debemos crecer.
Algunos cristianos tienen años en nuestras iglesias y todavía se preguntan ¿Qué querrá Dios conmigo?, ¿Para qué me llamaría?, ¿Qué podría hacer yo para ganarme el favor de Dios? y a muchos de nosotros nos pasa lo que le sucedió al joven rico, cuando le preguntó al Señor Jesús ¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?.
La respuesta divina fue: los mandamientos sabes, no adulteres, no mates, no hurtes, no digas falsos testimonios, no defraudes y honra a tu padre y a tu madre; el joven le respondió al Señor: todo esto lo he guardado desde mi juventud, el Señor lo vio y le amo!. Y con ese mismo amor añadió y le dijo: una cosa te falta, anda vende todo lo que tienes y dalo a los pobres, y ven y sígueme tomando tu cruz y tendrás tesoros en los cielos.
A través de las predicaciones cristianas y estudios biblicos, encontramos que la Biblia, enseña que el joven se puso muy triste, y se alejo porque tenía muchas posesiones. Ahora bien, si analizamos este pasaje, tenemos que reconocer que las exigencias del Señor para este joven fueron bien fuertes, pero también hay que reconocer que la petición del joven era bastante grande “él quería vida eterna” y es bastante comprensible, el era un joven rico, su vida estaba rodeada de comodidades y me imagino que pensó “bueno yo tengo juventud, buena posición social, soy rico, tengo de todo, lo ideal es que yo sea eterno, es lo único que me falta”.
Este joven no llegó al maestro pidiendo salud para él o para un familiar, tampoco pidió perdón por sus pecados, él no era ciego, ni mudo, ni cojo, él era joven, apuesto, estudiado, culto y de paso la Biblia señala que tenía muchas posesiones, ósea era rico de cuna.
Cuando él conoce la respuesta del Señor se fue muy triste; en su corazón había un altar con una bolsa de oro y un letrero que decía: “Yo soy tu Dueño”; así pues nos pasa a muchos de nosotros, que pensamos que por saber ciertos pasajes de la Biblia y asistir regularmente a una iglesia, ya estamos en el centro de la voluntad de Dios; o por el hecho de ejercer un cargo en la congregación ya estamos en el centro de la voluntad de Dios.
Lo bueno de todo esto es que Dios nos dejó un libro escrito por hombres que bajo su inspiración divina, escribieron los planes que Él tiene en su corazón para el mundo y para la iglesia, para el que se arrepiente y se vuelve a Dios y para aquellos que rechazaron el sacrificio de Jesús. Es bueno recordar y refrescarnos un poco la memoria, que a través de la palabra podemos conocer estos planes, la voluntad de Dios, el origen de nuestra existencia, el por qué estamos en esta condición pecaminosa, cuáles fueron los factores que contribuyeron a nuestra caída; y finalmente la Biblia nos revela la gran solución al conflicto entre el bien y el mal.
Hay muchas gentes escépticas que dicen: “eso no tiene nada que ver conmigo”; pero hay un viejo dicho que dice: El desconocimiento de una ley no me exceptúa de su castigo; ósea, si me como la luz, el fiscal igual me saca la multa. Gloria a Dios!.
La identidad del joven rico era su dinero, él siempre había conseguido todo con dinero y quiso comprar la vida eterna con su chequera; pero nosotros el pueblo de Dios que hemos sido lavados con la Sangre del Cordero hemos recibido una ciudadanía, una identidad, y una personalidad para proyectarla y ser testigos del Reino de Dios ante un mundo en crisis.
Por eso la Biblia nos señala e identifica como real sacerdocio, linaje escogido, pueblo adquirido por Dios, para anunciar las virtudes de Aquel que nos llamó a su gloria y excelencia 1 Pedro 2:9-10. Querido lector, aquí tenemos el trasfondo de lo que somos, de lo que nos identifica y la función que se nos ha encomendado realizar para el engrandecimiento del Reino de los Cielos en los corazones de los hombres. Somos lo que dice la Biblia que somos, el mundo nunca va a aceptar lo que decimos que somos, pero hay quienes que oirán de buena voluntad las palabras del evangelio y serán salvados de la ira venidera. El que tiene al Hijo tiene la vida, el que no tiene al Hijo no tiene la vida.
Concluyo diciéndoles amados lectores, hay un trabajo por hacer y hay una vida por vivir. Vivamos pues, a la altura del llamamiento santo que se nos hizo y trabajemos diligentemente por establecer el Reino de Dios en los corazones de los hombres. Dios les bendiga.