Mateo 7:24-29
Introducción:
Prudencia. Una de las cuatro virtudes cardinales, que consiste en discernir y distinguir lo que es bueno o malo, para seguirlo o huir de ello. Insensatez. Necedad, falta de sentido o de razón. 2. Tonto, fatuo.
En los estudios bíblicos y predicas cristianas siempre vemos que existen semejanzas entre los dos constructores: Ambos oyen, ambos enfrentan las mismas pruebas, ambos tienen las mismas oportunidades y aparentemente ambos construyeron casas parecidas.
Pero tenían cosas en común; tenían naturalezas distintas, pues uno era prudente, previsor, considerado, cuidadoso; se fijaba en lo que hacía. En cambio el otro era insensato, imprevisor, necio, tonto, descuidado, no se fijaba bien en lo que hacía.
I. Practicar la obediencia, se convierte en fundamento sólido, para resistir las tormentas de la vida.
Ver 24:24-25
Los estudios bíblicos y predicas cristianas nos revelan que la diferencia clave en las dos casas no es su apariencia externa. La clave en la historia son los cimientos.
Los fariseos y los escribas pueden parecer tan rectos como los herederos del Reino. La casa sobre la roca representa una vida fundamentada en una relación personal con Cristo.
En el reino de los cielos, el oír las palabras del evangelio sin el hacer lo que se manda lleva a la ruina espiritual. En cambio, el oír y el hacer —la obediencia— sirve de base para edificar una vida que puede resistir ataques de todos los elementos y permanecer en pie.
A. Los estudios bíblicos nos enseñan que el hombre para poder servir a Dios en obediencia, necesita una nueva naturaleza que solo el espíritu de Dios puede crear. O sea tiene que ser regenerado; es hacerlo de nuevo como al principio que era obediente a Dios.
Los mensajes cristianos y predicas cristianas nos dejan saber claramente que ninguna persona depravada sentirá deleite en la santidad. Ningún diablo puede alabar a Dios como lo hacen los ángeles; y los hombres irregenerados no pueden ofrecer un culto aceptable a Dios como lo hacen los fieles.
B. El hombre para poder servir a Dios en obediencia, necesita reconciliación. ¿Cómo podrá servir un enemigo a su rey? Aceptación. Hasta que hayas sido aceptado, tu servicio no puede agradar a Dios.
C. El hombre para poder servir a Dios en obediencia, necesita ayuda continua. Esto es lo que te ayudará a mantenerte en el camino una vez estés dentro de él (1º Samuel 2:9; Judas 24, 25).
Los estudios bíblicos nos enseñan que los apóstoles, después de ser amenazados si seguían predicando a Cristo, se reunieron y se tomaron de las manos pidiendo a Cristo que les ayudara para seguir hablando en su nombre con denuedo y para seguir haciendo milagros. Cuando se quiere servir a Dios, se le pide ayuda a Él.
II. Muchas personas enfrentan la amenaza de la destrucción, no por terquedad sino por falta de reflexión.
Ver 26-27
La frase cualquiera que oye mis palabras y no las obedece, tienen un grande significado en la vida del hombre; eso indica que cada quien es libre para oír o no, para obedecer o no. Santiago 1:22-25.
Muchos están en el fracaso y otros en la orilla, por no detenerse a meditar en lo que les va pasar; los juicios de Dios no vienen en el instante en que pecamos o abandonamos a Dios, sino con el tiempo.
A. Tres clases de pruebas sufre la construcción, tanto prudente como insensata; lluvia, torrente y vientos.
Las tres destruyen todo a su paso; solo las buenas construcciones las soportan, mientras que las débiles se caen.
Nótese que Jesús no indica que el hombre insensato era inmoral o dedicado a vicios escandalosos. Uno obedecía las palabras de Jesús; el otro no. Uno edifica sobre la peña, un cimiento sólido (1 Cor. 3:11); el otro sobre la arena, un cimiento inseguro.
Los cimientos no son visibles al ojo humano, pero las pruebas revelan la clase de cimientos. Hay un contraste radical en la manera que ambos soportaron las pruebas. La casa construida por el prudente soportó todas las pruebas, mientras que la casa del otro se desmoronó.
Conclusión:
Cristo está puesto como cimiento y toda otra cosa fuera de Cristo es arena. Algunos construyen sus esperanzas en la prosperidad mundanal; otros, en una profesión externa de religión. Sobre estas se aventuran, pero esas son toda arena, demasiado débiles para soportar una trama como nuestras esperanzas del cielo.
Hay una tormenta que viene y probará la obra de todo hombre. Cuando Dios quita el alma, ¿dónde está la esperanza del hipócrita? La casa se derrumbó en la tormenta, cuando más la necesitaba el constructor, y esperaba que le fuera un refugio. Se cayó cuando era demasiado tarde para edificar otra.
El Señor nos haga constructores sabios para la eternidad. Entonces, nada nos separará del amor de Cristo Jesús.