Una gran necesidad, ¿y nosotros qué estamos haciendo?
Marcos 16:14-16
La edificación de un templo, estamos en una gran obra, la construcción del templo del Señor. El llamado es contundente en nuestro corazón, el fuego no cesa de arder es tal que desesperamos por ver que este templo espiritual crezca y de fruto. Creo con todo el corazón que este un tiempo de gran cosecha (alzad sus ojos a los campos y miren la cosecha esta lista).
Escuchamos la voz del Señor (id y predicar el evangelio a toda criatura, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo enseñándoles a guardar todo lo que les he enseñado), no es tiempo de estar viendo por nuestros placeres o vanidades, es tiempo de trabajar, de bogar mar a dentro y lanzar las redes, de sacar del engaño a todos los que siguen ídolos abominables y están bajo la tiranía de la Babilonia espiritual y la decadencia del vaticano, Islam, budismo, vicios, adulterios, fornicaciones, satanismo, anarquía, ateísmo, libertinaje, etc.
Es tiempo de predicar la verdad para que los haga libres de sus costumbres, hábitos y tradiciones humanas y carnales que lo único que han conseguido es mantenerlos esclavizados.
La iglesia de Jesucristo nuestro Señor no puede estar contemplando como este 12 de diciembre mas de seis millones de personas van y adoran un demonio vestido de mujer, y no hacer absolutamente nada, me pregunto cuantos entendidos clamaron a Dios, cuantos se rasgaron el corazón en intercesión por nuestro pueblo volcado en las fornicaciones del vaticano.
Hoy la mayoría de los creyentes nos estamos peleando por quien tiene mas congregantes, que iglesia es la mas bonita, quien hace el congreso mas espectacular, invertimos miles de pesos en tanta vanidad y tanto espectáculo nada diferente a los que Satanás les ofrece al mundo, los lideres espirituales del pueblo de Dios andamos viendo la paja del hermano sin poder reconocer que la viga que cargamos nos ha cegado por completo.
La iglesia en lugar de llevar la sanidad y la restauración al corazón humano, predicamos mas sobre la prosperidad y las riquezas, predicamos mas como ser mejores lideres y mejores empresarios y mejores que los demás, y echamos al suelo las palabras del Maestro: el que quiera ser el mayor sea el siervo, de lavar los pies y del dar antes que recibir, del amar al prójimo como a nosotros mismos, de hacer con los demás como queremos que nos hagan.
Hemos abusado de nuestra influencia espiritual para nuestra conveniencia enriquecernos a costa de la iglesia, vivir en casas artesonadas y andar en coches de lujo, la iglesia tiene que cargar con las cuentas de las vanidades de los pastores y predicadores, me pregunto ¿Cuántos del mas de un millón de personas en Morelia son creyentes? ¿Llegaremos a cien mil?, digamos que si, que de los novecientos mil habitantes, a quien claman, como podemos estar tan inertes a la necesidad y ver como las fauces del infierno están abiertas bajo esas mas de novecientos mil personas.
Mientras hoy día se tiene que sangrar a la iglesia para poder hacer cualquier evento, cuando vemos a la iglesia en los primeros años de su inicio, predicando todos los días en las casas y ciertamente dando a la iglesia pero era para repartir entre los hermanos que no tenían nada no solo para una persona o para que los apóstoles se enriquecieran, pedimos hasta doble ofrenda con tal de sacar los gastos del hotel lujoso donde se queda el predicador y donde quizás varios de nuestros congregantes con muchos esfuerzos y desvelos podrían costear una noche ahí, ¿Cuándo el pastor le ha dado a algún hermano en necesidad la ofrenda que se le da hoy día la predicador famoso o al celebre artista cristiano, o cuantos hoy le dan a una familia de hermanos nuestros lo que se gastan en la luz y el sonido que requiere el grupo musical cristiano del momento?.
Algunos me dirán pero es que es necesario para la cosecha de almas que vamos a tener en el evento o concierto o congreso, mis hermanos amados si esto fuera así que se gasten lo que quieran, pero la realidad es que es muy poco fruto lo que realmente queda y mucho desparrame, es el gozarnos nosotros mismos en los gritos y cantos y toda la parafernalia de lo que hacemos so pretexto de ganar almas y edificar la iglesia. Hoy día vemos a Giezi (como la iglesia) yendo a reclamar lo que el profeta Eliseo (quien debería tipificarnos a la iglesia) no quiso aceptar. Cierto es que no todo es así sin embargo las intenciones y los hechos que realmente son muy buenos son muy pocos y la mayoría acaba con abrumar a tan poco remanente.
De esto y muchas cosas mas vemos al día en la iglesia de Cristo, y la gente sumida en las tinieblas y en la idolatría, viviendo las miserias que el pecado les hereda y bajo las infamias y burlas de Satanás. Vemos el índice de divorcios ha aumentado de manera catastrófica en el cuerpo de Cristo, y aun peor a pastores consintiendo con la separación del hombre de la mujer, vemos a pastores aconsejar dejar al cónyuge y aún a entablar juicio penal sobre dicha persona. Se nos olvida que somos llamados reconciliadores, enviados a llevar sanidad, a predicar el perdón, la restauración, pero hoy la iglesia sumida en un espíritu farisaico prefiere condenar a la mujer y apedrearla, hoy día prefiere que el hermano quede postrado y herido de muerte que cargarlo y llevarlo a un mesón proveer lo necesario para su recuperación. Es mas fácil ceder a los intereses personales o de relaciones que en poco me llevaran a conectarme con la crema y nata de los predicadores famosos, que defender a costa de lo que sea a la oveja que le fue encargada para velar y cuidar de ella.
Cuantos hemos sido parte de esta hipócrita y nefasta actitud, hoy existimos siervos de Cristo que estamos con rencillas y divisiones, a tal grado de ni siquiera nos saludamos en la calle, después de llevar una amistad y una relación que por años nos unió. Es mas poderoso nuestro orgullo y la soberbia que el reconocer y dar un paso de humildad en pos de recuperar a mi hermano a mi amigo.
Cierto es que hay ocasiones que los problemas, las actitudes o el pecado irrumpe entre nosotros pero Cristo nos dio ejemplo, al restaurar a Pedro después de negarlo, Pablo pidiendo por Marcos después de su rencilla, vemos a Pedro y a Pablo teniendo un problema no pequeño y sin embargo no vemos a Pedro dejarle de hablar a Pablo o viceversa, antes bien los dos buscaban una sola cosa extender el reino de Dios, su humanidad estaba muy por debajo de lo que realmente movía sus vidas, el amor por su Señor y la predicación del evangelio, y aun mas vemos a nuestro Señor Jesús conocer nuestro corazón pecador y lleno de maldad y decidir morir por nosotros.
Es así como la iglesia cayó al oscurantismo que duró cientos de años por dar prioridad al poder, a las riquezas, al pecado, a las divisiones, en lugar de haber perseverado en la luz de solo dos mandamientos que lo resumen todo: Ama a Dios con todo tu mucho y a tu prójimo como a ti mismo. Iglesia, hermanos clamemos a Dios por su misericordia y su perdón, nos hemos corrompido y hemos hecho lo malo con apariencia de bueno, quizás no nos hinquemos a los ídolos de madera pero hincamos el corazón a nuestros ministerios, congregaciones, dinero, dones y talentos, y dejamos a un lado los mandamientos de Dios, la verdadera adoración.
Creo que necesitamos sanidad y restauración y quizás Dios nos conceda la restitución de lo que hemos perdido. Volvamos al principio “arrepentíos y creed en el evangelio” prediquemos el evangelio, no la psicología moderna, prediquemos y enseñemos al Cristo crucificado y resucitado, Cristo poder de Dios, sabiduría de Dios.
Todo lo anterior no lo hablo al son de reclamo o de estar yo excluido de esto, lo hablo por que todos somos uno y solo uno es el cuerpo de Cristo, la iglesia de quien él es la cabeza.
Nuestra gente, nuestra nación necesita hoy día ver a Cristo, no ver un hombre, ministerio o congregación, no solo necesita ver sino necesita oír la predicación de nuestro ejemplo y como decía alguien “prediquemos todo el tiempo y de vez en cuando hagámoslo hablando”, hablemos con hechos y verdad. Levantemos bandera proclamemos la verdad a los cuatro vientos.