Juan Calvino
Un resultado gozoso puede ser considerado como el remedio para muchos males, el cual nos es presentado por la mano de Dios para borrar nuestras ofensas.
15. Porque quizás para, esto se apartó. Si estamos enojados por las ofensas que cometen los hombres, nuestra mente debe tranquilizarse, cuando nos damos cuenta de que esas cosas que se hicieron con malicia han sido tornadas hacia un fin diferente por el propósito de Dios.
Un resultado gozoso puede ser considerado como el remedio para muchos males, el cual nos es presentado por la mano de Dios para borrar nuestras ofensas. Así José, cuando toma en consideración lo que la maravillosa providencia de Dios realizó cuando, a pesar de que fue vendido como esclavo, no obstante fue elevado a ese alto rango desde el cual él podía proveer alimento para sus hermanos y su padre, olvida la traición y crueldad de sus hermanos, y dice que fue enviado allí por causa de ellos (Gn. 45:5).
Pablo, pues, recuerda a Filemón que no debe ofenderse tanto por la huida de su esclavo, porque fue la causa de un beneficio que no debe deplorarse. Entretanto que Onésimo era esencialmente un tránsfuga, aunque Filemón lo tuviera en su casa realmente no lo disfrutaba como su propiedad; porque era perverso e infiel, y no le era de verdadero provecho.
Pablo dice, pues, que fue un vagabundo por un poco de tiempo para que, cambiando de lugar, se convirtiera y se hiciese un nuevo hombre. Y prudentemente lo suaviza todo, llamando «partida» a la huida, y añadiendo que sólo fue por un poco de tiempo.
Para que le recibieses para siempre. Finalmente, Pablo contrapone la perpetuidad de la ventaja a la corta duración de la pérdida.
16. Más que esclavo, como hermano amado. Enseguida aduce otra ventaja de la huida, afirmando que ésta no sólo ha corregido a Onésimo y le ha hecho un esclavo útil, sino que también lo ha convertido en un «hermano» de su amo.
Mayormente para mí. Para que el corazón de Onésimo, herido por la ofensa todavía reciente, no vacilara en admitir el nombre fraternal, Pablo, primero que todos, lo reclama como su propio hermano. De aquí infiere que Filemón está mucho más ligado a él, porque ambos tenían el mismo parentesco en el Señor conforme al Espíritu, pero conforme a la carne Onésimo es un miembro de su familia.
Aquí contemplamos la extraordinaria modestia de Pablo, que confiere a un indigno esclavo el título de hermano, y no sólo esto sino que le añade el calificativo de hermano amado. Y, ciertamente, seríamos demasiado orgullosos, si nos avergonzáramos de reconocer como nuestros hermanos a aquellos a quienes Dios reconoce como sus hijos.
Pero cuánto más para ti. Con estas palabras Pablo no quiere decir que Filemón tenga una posición más elevada conforme al Espíritu; sino que, «viendo que él es mi hermano en forma muy especial, para ti debe todavía serlo mucho más; porque hay un doble parentesco entre vosotros».
Debemos sostener como verdad indiscutible que Pablo no responde de manera imprudente o ligera (como muchos lo hacen) por un hombre de quien sabe poco, ni exalta su fe antes de haberla evidenciado en forma segura; y por consiguiente, en la persona de Onésimo se exhibe un ejemplo memorable de arrepentimiento.
Nosotros sabemos cuan perversas eran las disposiciones de los esclavos, de modo que escasamente uno entre cien llegaba a ser realmente útil.
Tocante a Onésimo, podemos conjeturar por su huida que se había endurecido en la depravación por la larga práctica y por los hábitos. Es, pues, una virtud extraordinaria y admirable abandonar los vicios con los que se corrompió, de modo que el apóstol Pablo pueda verdaderamente declarar que ahora se ha convertido en un hombre nuevo.
De la misma fuente emana una doctrina provechosa: que los elegidos de Dios son algunas veces llevados a la salvación por un método increíble, contrario a la expectación general, por senderos sinuosos, y aun por laberintos.
Onésimo vivía en el seno de una familia religiosa y santa, y, siendo arrojado de ella por sus malas acciones, deliberadamente, por decirlo así, se aleja de Dios y de la vida eterna. Con todo Dios, en su providencia secreta, maravillosamente dirije su perniciosa fuga, para que se encuentre con Pablo.
17. Así que, si me tienes por compañero. Aquí Pablo todavía se rebaja más, cediendo su derecho y su honor a un fugitivo, y poniéndolo en su propio lugar, ya que él poco después se ofrecerá como su fiador.
Pablo reconoció que sería muy necesario que Onésimo tuviese un amo indulgente y amable, para que la inmoderada severidad no le llevara a la desesperación.
Ése es el objetivo que Pablo ansiosamente se propone alcanzar. Y su ejemplo nos enseña con cuánto afecto debemos ayudar a un pecador que nos ha dado pruebas de arrepentimiento. Y si es nuestro deber interceder a favor de otros, para obtener perdón para los que se arrepienten, mucho más nos corresponderá tratarlos con amabilidad y compasión.
18. Y si en algo te dañó. De aquí inferimos que Onésimo también había robado algo de su amo, como era costumbre entre los fugitivos; y sin embargo, Pablo suaviza la criminalidad del acto, añadiendo: o si te debe. No sólo había una obligación entre ambos reconocida por la ley civil, sino que el esclavo se había endeudado con su amo por el mal que le había causado. Tan grande era, pues, la bondad de Pablo, que aun estaba dispuesto a dar una satisfacción por ese crimen.
19. Por no decirte que aún tu mismo te me debes también. Con esta expresión Pablo se proponía describir con cuánta confianza creía obtenerlo; como si dijera: «No hay nada que tú pudieras rehusarme, ni aún tú mismo». Con el mismo objeto es lo que sigue respecto al alojamiento y otras cosas, como veremos inmediatamente.
Queda por resolver una cosa. ¿Cómo es que Pablo, si no recibía ayuda de las iglesias, y ni siquiera tenía los medios para vivir frugalmente, promete pagar dinero? En medio de tanta pobreza y necesidad, ésta parece ser ciertamente una promesa ridícula; pero es fácil entender que, mediante esta forma de expresión, Pablo suplica a Filemón que no pida nada a su esclavo de lo que le debe. Aunque él no habla irónicamente, con todo, mediante una figura indirecta, le suplica que borre y cancele esa cuenta.
El significado es, pues: «No quiero que tengas dificultades con tu esclavo, a menos que tú elijas tenerme como deudor tuyo en su lugar». Porque inmediatamente añade que Filemón del todo le pertenece; y aquel que reclama a un hombre como de su entera propiedad, no necesita preocuparse por pagar dinero.
20. Si, hermano, tenga yo algún provecho de ti en el Señor; conforta mi corazón en el Señor.
21. Te he escrito confiando en tu obediencia, sabiendo que harás aun más de lo que te digo.
22. Prepárame también alojamiento; porque espero que por vuestras oraciones os seré concedido.
23. Te saludan Epafras, mi compañero de prisiones por Cristo Jesús,
24. Marcos, Aristarco, Demás y Lucas, mis colaboradores.
25. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.
20. Sí, hermano. Esta afirmación es empleada para aumentar la vehemencia de la exhortación; como si dijera: «Ahora quedará claramente entendido que no ha habido diferencias entre ti y mí, sino que, por el contrario, tú estás sinceramente apegado a mí, y que todo lo que tú tienes está a mi disposición, si tú perdonas las ofensas y acoges de nuevo a aquel que está tan íntimamente ligado a mí».
Confortará mi corazón en el Señor. Pablo repite de nuevo las mismas formas de expresión que había utilizado previamente. De aquí inferimos que la fe del Evangelio no echa abajo al gobierno civil, ni hace a un lado el poder y la autoridad que los amos tienen sobre los esclavos.
Porque Filemón no era un hombre común y corriente, sino un colaborador de Pablo en la viña del Señor; y sin embargo, ese poder sobre un esclavo que la ley permitía, no se suprime aunque se le ruega que lo restaure a su primera condición.
Cuando Pablo aboga tan humildemente a favor de otro, recordamos cuan distantes están del verdadero arrepentimiento, aquellos que obstinadamente justifican sus vicios o que, sin ninguna vergüenza o pruebas de humildad, reconocen ciertamente que han pecado, pero en tal forma como si jamás lo hubieran hecho.
Cuando Onésimo vio a tan distinguido apóstol de Cristo suplicar tan intensamente en su favor, sin duda se humilló mucho más, para poder doblegar el corazón de su amo a que tuviese misericordia de él. Con el mismo objeto es la excusa que Pablo ofrece (v, 21) para escribir de manera tan franca, porque sabía que Fiíemón haría más de lo que le había solicitado.
22. Prepárame también alojamiento. Esta confianza debe haber estimulado y movido poderosamente a Fiíemón; y enseguida, le manifiesta la esperanza de sorprenderle con su propia llegada. Aunque no sabemos si Pablo después fue liberado de la prisión, sin embargo, no hay nada de absurdo en esta afirmación, aunque estuviese desilusionado de la esperanza que Pablo abrigaba acerca de la bondad temporal de Dios.
Pablo no tenía esperanza firme de su liberación, más de lo que Dios quisiera. Por consiguiente, siempre mantenía su mente en suspenso, hasta que la voluntad de Dios se le revelaba por el resultado.
Porque espero que por vuestras oraciones os seré concedido. Es digno de observarse aquí, que Pablo dice que todo lo que los creyentes obtienen «por sus oraciones» les es «concedido»; porque de aquí inferimos que nuestras oraciones, aunque no son infructuosas, con todo no tienen poder o méritos en sí; porque lo que se les concede es por la libre gracia.
24. Demás. Ésta es la misma persona que después le abandonó, tal como se queja en la Segunda Epístola a Timoteo (4:10). Y si uno de los ayudantes de Pablo, habiéndose aburrido y desanimado, fue atraído y llevado por la vanidad del mundo, que nadie tenga demasiada confianza por haber sido fiel durante un año; sino que, considerando que le queda mucho camino que recorrer para llegar al fin de la jornada, ore a Dios para que le dé firmeza.