Juan 4:23 es un versículo clave dentro del diálogo de Jesús con la mujer samaritana, ofreciendo una visión profunda de la naturaleza de la adoración verdadera. El versículo dice: «Pero viene la hora, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren».
Interpretación Exegética
- Contexto del Pasaje:
- Encuentro con la Mujer Samaritana: Jesús está hablando con una mujer samaritana sobre las diferencias entre judíos y samaritanos en cuanto a la adoración, específicamente sobre dónde adorar.
- La Hora que «Ahora Es»:
- Un Tiempo Presente y Futuro: Jesús declara que ha llegado un momento decisivo en la historia de la adoración. Esta «hora» no es solo un momento futuro, sino una realidad presente inaugurada por su ministerio.
- Adoración «en Espíritu y en Verdad»:
- En Espíritu: La adoración en espíritu implica una adoración que trasciende las limitaciones físicas y geográficas. No se trata simplemente de rituales externos, sino de una conexión íntima y personal con Dios a través del Espíritu Santo.
- En Verdad: Adorar en verdad significa adorar de acuerdo con la realidad revelada de Dios, tal como se revela en Jesús. Implica sinceridad, autenticidad y conformidad con la voluntad de Dios.
- El Padre Busca Tales Adoradores:
- Deseo de Dios por Adoradores Genuinos: Dios busca activamente personas que le adoren de esta manera. Esto indica que la adoración es una relación dinámica y bidireccional entre Dios y los creyentes.
- Implicaciones Teológicas:
- Transición de la Adoración: Este versículo señala un cambio del enfoque en el lugar y la forma de adoración (como en el templo o en el monte Gerizim) a una adoración que es universal y espiritual.
- Jesús y la Nueva Adoración: La venida de Jesús inicia esta nueva era de adoración. Al revelar a Dios más plenamente, Jesús permite una adoración más auténtica y espiritual.
Significado Teológico
Juan 4:23 es fundamental para entender la enseñanza de Jesús sobre la naturaleza de la adoración verdadera. Este versículo subraya que la verdadera adoración no se limita a rituales o lugares específicos, sino que es una cuestión del corazón y del espíritu, centrada en la verdad de Dios tal como se revela en Jesús. Refleja una comprensión de la adoración que es profundamente personal, espiritual y basada en la realidad de Dios, y no en las tradiciones o normas humanas. La declaración de Jesús refleja la inclusividad y la universalidad de su mensaje, abriendo el camino para que todas las personas, independientemente de su origen, puedan adorar a Dios «en espíritu y en verdad».