Dios con nosotros

Éxodo 13:21-22 y 33:2-3

Introducción

Se dice que en una batalla que dirigía el Duque de Wellington, una parte de su ejército estaba cediendo ante el enemigo, cuando de pronto un soldado vio al Duque entre los soldados combatientes, y el soldado gritó con voz estruendosa y jubilosa: “¡Aquí está el duque! ¡Dios lo bendiga! El mismo soldado, dirigiéndose a todos sus compañeros grito: ¡Más me gusta ver la cara del Duque, que a todos los soldados!” Los demás soldados, al oír esto, volvieron sus rostros hacía donde estaba el Duque de Wellington; al verlo se reanimaron, recobraron la serenidad y el valor, y decían: “¡El que nunca ha sido derrotado ni lo será con nosotros!” Y pronto consiguieron su objetivo: derrotar al enemigo. El pueblo de Israel se encontraba esclavizado en Egipto; Dios escucha el clamor de Su pueblo y envía a Moisés y así liberarlos del yugo de Faraón. Los capítulos previos al que hoy meditaremos, nos narran lo que Dios hizo a favor de la libertad de su pueblo y abrirles la puerta no solo a ser libres, además guiarlos a la tierra que les había dado por promesa. Poco antes de atravesar el mar y de que Dios lo abriera, los israelitas acampan en Etam a la entrada del desierto y entonces ocurre un hecho maravilloso del que Dios quiere que hoy aprendamos que él siempre nos acompaña en esta vida rumbo a la patria celestial, la cual es el cielo. Lennin dice el su libro Socialismo y Religión. “La religión es el adormecimiento con la esperanza de una recompensa celestial a quién pena toda su vida en la miseria, le enseña la paciencia y la resignación.  Esto es una mentira, pues en medio de todos los momentos de nuestra vida podemos y debemos estar seguros de que Dios va con nosotros y nos guía a los mejor hasta llegar a la eternidad.

I. Dios nos guía (v.21) “Y Jehová iba delante de ellos… para guiarlos por el camino…”

Dios inicia la salida de Su pueblo y desde luego no solo da la orden de salir, sino de tomarlos de la mano e indicarles el camino hacía donde deben dirigir sus pasos. Dios no solo les dice que salgan, sino que les dice a través de Moisés COMO quiere que lo hagan, pero además el Señor no solo les indica hacía donde deben salir, sino que el mismo al frente de ellos les indicaba la ruta hacía la tierra prometida. Si se nos preguntará que definiéramos la palabra Siervo; podríamos decir algo así: “Una persona que hace lo que se le indica” palabras más, palabras menos la mayoría de nosotros diríamos algo parecido, sin embargo el concepto bíblico es diferentes; para ejemplo pensemos en el barro y el alfarero (como lo ilustra Jeremías) el barro en manos del alfarero toma su forma, pero ya terminado si no esta en manos de su hacedor no sirve para nada. Es necesario permanecer cerca del creador para que él guíe nuestros pasos. Dios no solo se conformaba con desear hacer algo a favor de los suyos, además tomo la iniciativa buscando al hombre idóneo: Moisés. Pero aún hay más Dios era el guía de Moisés, él no estaba solo coordinando la salida del pueblo, sino que Dios le daba instrucciones precisas para salir. Dice el texto que “en una nube de día y columna de fuego por la noche” Dios les señalaba el camino por donde debían andar para llegar a la meta. La nube de Día y la columna de fuego era ¡Dios mismo! Guiando al Su pueblo; Moisés era un instrumento pero la totalidad de los que salieron de Egipto observaron la nube y la columna de fuego, Moisés iba al frente, pero al frente de Moisés iba Dios marcando la ruta de Israel. No podía haber error, pues el creador daba las señales. La iglesia del Señor debe ser guiada por la cabeza que es Cristo, y como tal tiene la visión, propósito para su pueblo. Es el Señor el que debe guiar nuestras vidas en los particular y en lo congregacional. Este evento animaba a Moisés a adentrarse al desierto, animaba al pueblo a sortear todos los peligros, pues veían la presencia de Dios guiándoles.

II. Dios con nosotros (v.22) “Nunca se apartó de delante del pueblo…”

El otro aspecto importante es que esta nube que guiaba de día y columna de fuego que lo hacía de noche, era Dios mismo con los suyos, además de esta presencia del Señor era continúa, pues de día y de noche estaba presente. El Salmo 121 dice: “no se dormirá el que te guarda” Dios nos descansa los 365 días del año, todos los años de nuestra vida. Él esta al pendiente de nosotros y nosotros debemos estar conscientes de esto pues en muchas ocasiones el pueblo de Israel se sintió desamparado como muchos de nosotros. Jesús dijo: He aquí estoy con vosotros todos los días hasta el final del tiempo (Mateo 28: 20). El mismo nombre que el ángel da a María cuando le es anunciado el nacimiento del salvador es Emmanuel que traducido es “Dios con nosotros”. A lo largo de la historia de la humanidad Dios ha estado presente, y no testigo mudo sino activo y a favor de los que le temen. Recientemente fuimos testigos de la guerra y derrota de los Talibanes de Afganistán en manos de los Estados Unidos; pero usted sabía que el principal líder Talibán declaró que Jesús no era Dios y que regresaría como un musulmán para adorar a Alá. Lo cierto de todo esto es que miles o millones de creyentes en todo el mundo al escuchar esta herejía suplico a Dios que manifestará su presencia. Ahora el pueblo que nunca antes había sido conquistado es derrotado y el líder es prófugo de la justicia humana y divina. Dios acompaña a  los suyos siempre que estos desean de esta compañía, pues también podemos perder la compañía de Dios…

III. Nosotros podemos apartar su presencia (33: 2-3) “Y yo enviaré delante de ti el ángel… pero yo no subiré en medio de ti…”

El libro del Éxodo no sigue narrando todos los eventos que siguieron a esta bendición de que Dios los acompaña en su salida de la esclavitud egipcia y rumbo a la tierra prometida. Dios abre el mar y el pueblo pasa en seco, Israel llega al monte Sinaí donde Moisés recibe las tablas de la ley y un poco antes de que Moisés descienda del monte con la ley, el pueblo de corrompe mandando hacerse un becerro de oro para ofrecerle honra y sacrificios, posteriormente viviendo en manera desenfrenada comiendo, bebiendo en exceso y bailando tanto al becerro como en una danza sensual dejando escapar sus pasiones. Posterior a esto Dios se enoja con ellos por su idolatría y desenfreno y la consecuencia es que Dios dice a Moisés que continúe su camino hacía la tierra prometida PERO en su lugar ira un ángel; ya no iría Dios delante de ellos pues son un pueblo rebelde y necio que de continuo se desvía para el mal. Sin embargo la historia nos dice que Moisés intercede por el pueblo para que Dios vaya con ellos renovando el pacto de la presencia de Dios con Su pueblo.

Los creyentes de este tiempo somos igual a Israel que nos desviamos del propósito divino, dejándonos llevar por los placeres de la vida material y satisfaciendo nuestro egoísmo en cosas que el mundo nos da. El recurso del arrepentimiento debe ser utilizado por nosotros como iglesia para seguir continuando con la continua presencia de Dios en nuestra vida en este andar por la vida rumbo a la Jerusalén celestial.

Desafío:

La iglesia del Señor goza de la presencia de Dios en manera constante, guiándonos por la ruta correcta a hacer Su voluntad. Al igual que los soldados del Duque de Welligton se alegraban y recobraban fuerzas cuando se percataban que Su líder estaba con ellos y por eso triunfaban, nosotros debemos darnos cuenta de que Dios esta con nosotros todos los días hasta el final de los tiempos. Pero hay de nosotros que creyendo y convenciéndonos de que Dios esta ausente y tarda y nos corrompamos como el mundo lo hace entonces lo que si podemos estar seguros es que Dios dejará de estar por que nuestras acciones y actitudes rechazamos su presencia entre nosotros.

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Fuente: www.centraldesermones.com