Palabras de Agur Proverbios 30:1–33

Agur es un personaje desconocido. Por lo tanto no se sabe quién fue su padre Jaqué, ni quiénes eran Itiel y Ucal a quienes dirige su profecía (30:1). Sin embargo, existe la evidencia de que tenía conocimiento de Jehová (30:9).

FILOSOFÍA, RUEGOS Y CONSEJO
(
30:1–10)

La humildad de Agur 30:1–4

En contraste con Salomón, Agur no había sido dotado de gran sabiduría

“CIERTAMENTE MÁS RUDO SOY YO QUE

NINGUNO, NI TENGO ENTENDIMIENTO DE

HOMBRE. YO NI APRENDÍ SABIDURÍA, NI

CONOZCO LA CIENCIA DEL SANTO” (30:2–3).

Es posible que Agur se subestimaba a sí mismo. El resto de Proverbios 30 indica que poseía cierta sabiduría que tal vez era adquirida y no innata. En este sentido, sus palabras demuestran una humildad loable (Romanos 12:3), y son un estímulo para los que conocen a Jehová. No es menester nacer sabio ni ser dotado de sabiduría tal como Salomón. El que anda en el temor de Dios adquirirá sabiduría por la experiencia (1:7).

Sus palabras “ni conozco la ciencia del Santo” pueden tener varios significados. Una posibilidad es que carecía de un conocimiento personal de Dios. Si es así, con razón decía que era “rudo”, porque no poseía el conocimiento básico para disfrutar de la sabiduría. Puede ser que conociera a Dios personalmente, pero se sentía muy ignorante acerca de la inmensa grandeza de su creación (30:4). También es posible que dirigiera sus palabras a algún arrogante que profesaba grandes conocimientos. En este caso, Agur quiso silenciarlo con palabras parecidas a las que salieron de la boca de Dios en Job 38.

“¿DÓNDE ESTABAS TÚ CUANDO YO FUNDABA

LA TIERRA? HÁZMELO SABER, SI TIENES

INTELIGENCIA” (JOB 38:4).

Su criterio acerca de la palabra de Dios (30:5–6)

En el v. 4 Agur afirma que es imposible para el hombre conocer a Dios por su propia inteligencia. Pero no deja al hombre en las tinieblas. En los vv. 5–6 muestra el camino para conocer a Dios. Esto se logra mediante la revelación de sí mismo en su palabra. Su palabra es limpia (30:5a) y él mismo es escudo a los que en él esperan (30:5b). Advierte al hombre a no añadir a la palabra de Dios para no incurrir en su reprensión (30:6a). Si el ser humano agrega su propia filosofía a la palabra de Dios y hay oposición entre ellas, aquél queda como un mentiroso (30:6b).

“NO AÑADIRÉIS A LA PALABRA QUE YO OS

MANDO, NI DISMINUIRÉIS DE ELLA, PARA

QUE GUARDÉIS LOS MANDAMIENTOS DE

JEHOVÁ VUESTRO DIOS QUE YO OS ORDENO”

(DEUTERONOMIO 4:2).

Las peticiones de Agur 30:7–9

Dos cosas se piden y se dan las razones; protección de la mentira y provisión del pan diario (30:7–8). Compare con Mateo 6:11. Agur sólo pide el pan diario, no riqueza. “No me des pobreza ni riquezas” (30:8b). Las riquezas podían crear en él un sentido de autosuficiencia a tal extremo, que negara a Jehová (30:9a). La pobreza podría hacerle hurtar y blasfemar del nombre de Dios (30:9b).

No entremeterse en asuntos ajenos 30:10

“No acuses al siervo ante su señor” (30:10a). La palabra “acuses” que se usa aquí tiene el sentido de difamar. La difamación es una acusación falsa e injusta. Tales acusaciones provocan un escándalo y traen consecuencias. “No sea que te maldiga, y Ileves el castigo” (30:10b). La advertencia abarca más que las relaciones entre siervos y patrones. No es sabio y es peligroso difamar a cualquier persona.

¡PENSEMOS!
¿Qué opina de las palabras de subestimación de parte de Agur? ¿Cree que él era totalmente ignorante de Jehová? ¿En qué se parecen sus palabras en 30:4 con Job 38? ¿Cuál era su opinión acerca de la palabra de Dios? ¿Qué advirtió acerca de añadir a la palabra divina? ¿Qué peticiones hizo Agur a Dios? ¿Qué razón dio? ¿Cuáles son algunas consecuencias de difamar a otra persona?

PROVERBIOS NUMERALES (30:11–33)

En el resto del capítulo hay una serie de proverbios numerales sobre los temas siguientes: generaciones, cosas insaciables, cosas ocultas, cosas alborotadoras, cosas pequeñas pero sabias, y cosas de hermoso andar. Sobre cada tema hay cuatro cosas que se comparan.

Generaciones 30:11–14

Hay generación irrespetuosa que maldice a su padre y no bendice a su madre (30:11). Esta clase de conducta es muy repugnante y desobedece el quinto mandamiento (Éxodo 20:12). El v. 17 tiene más que decir sobre este tema y pronuncia una maldición sobre el que escarnece a su padre y menosprecia la enseñanza de su madre.

“EL QUE MALDIJERE A SU PADRE O A SU

MADRE, MORIRÁ” (ÉXODO 21:17).

Hay generación hipócrita, limpia en su propia opinión, pero inmunda por dentro (30:12). Uno no debe calificarse a sí mismo en cualquier área de la vida, especialmente en lo espiritual. La generación que se declara limpia a sí misma probablemente presenta una fachada de limpieza pero tiene inmundicia en su corazón. Nuestro Señor Jesucristo reprendió drásticamente a los religiosos por su hipocresía (Mateo 23:25–28).

Hay generación orgullosa, llena de arrogancia (30:13). Tiene un concepto muy elevado de sí misma y desdeña a los demás. Ni los mira. Sus párpados están levantados en alto.

Hay generación cruel y avara (30:14). Sus dientes son espadas, y sus muelas cuchillos. Con ellos devora a los pobres y a los menesterosos así como los animales carnívoros devoran a sus víctimas.

LO QUE TIENEN EN COMÚN ESTAS

GENERACIONES ES QUE TODAS SON MALAS.

¡PENSEMOS!
¿Cuáles son los seis temas numerales que Agur toca? ¿Cuál es el peligro de ser irrespetuoso con los padres? ¿Cuál es el problema del que se declara a sí mismo como limpio? ¿Qué calificativo pone al que tiene ojos altivos? ¿Qué hace con los pobres y los menesterosos el avaro cuyos dientes son espadas y sus muelas cuchillos?

Cosas insaciables 30:15–16

Las cosas insaciables son: el Seol, la matriz estéril, la tierra que no se sacia de aguas y el fuego que jamás dice: ¡basta! El Seol siempre está listo para recibir más cadáveres. La matriz estéril siempre añora tener un hijo. Como regla general, la tierra anhela más agua. Siempre que hay algo que es combustible, el fuego no se apaga. Agur no hace ninguna aplicación. Es lógico deducir que probablemente es una referencia a la avaricia, la cual tampoco se sacia. En cambio, el que anda en el Espíritu vive contento o satisfecho con lo que tiene (Filipenses 4:11).

Cosas ocultas 30:18–19

Las cosas mencionadas con anterioridad en esta serie han sido malísimas. Por otro lado, las cosas ocultas evocan admiración de parte de Agur.

¿Quién no ha admirado el vuelo majestuoso del águila? ¡Con qué gracia se sostiene con las corrientes de aire! Pero, ¿quién entiende su rastro en el aire? (30:19a)

La culebra no tiene patas, pero velozmente se arrastra sobre la peña. Su rastro es hermoso y a veces produce miedo, pero, ¿quién puede decir que lo entiende? (30:19b)

Cuando uno divisa una nave cruzando el mar, no sabe su destino, pero el capitán de la nave con brújula en mano la guía por el rumbo correcto. Las naves de vela dependen de las corrientes de aire también y luchan con las tempestades que se levantan repentinamente, pero, ¡qué bello es su rastro e igualmente misterioso! (30:19c)

El rastro romántico del hombre en la conquista del amor de una doncella es otro misterio, y aunque uno lo observa mil veces, no lo entiende a fondo (30:19d). Algunos creen que “el rastro del hombre en la doncella” es una referencia a la relación íntima entre el esposo y la esposa que es legítima y aprobada por Dios (Hebreos 13:4). Se apoyan en el lenguaje que se usa y en el contraste que hay con el v. 20, que menciona el proceder de la mujer adúltera. Esta actúa sin vergüenza y tiene la conciencia totalmente cauterizada. Después de cada acto inmoral, dice: “No he hecho maldad”.

Cosas alborotadoras 30:21–23

“Por tres cosas se alborota la tierra, y la cuarta ella no la puede sufrir” (30:21). Agur hace uso de la hipérbole en estas declaraciones. Su referencia a la tierra tiene en mente la gente que habita en ella. Hay cosas que suceden que son tan extrañas que pareciera que la tierra temblara.

Una de ellas es cuando el siervo reina (30:22a). El siervo no es de familia real y no tiene preparación para gobernar. Probablemente su reino resultará en caos.

La segunda cosa es cuando el necio se sacia de pan (30:22b). La referencia es a un necio que no está acostumbrado a saciarse de comida. Repentinamente tiene en su posesión prosperidad. Probablemente seguirá siendo grosero, porque no conoce la etiqueta y no sabe tener consideración para otros.

La tercera cosa es cuando una mujer odiada se casa (30:23a). Es posible que se trate de una mujer que carece de belleza física o de personalidad atractiva. Al fin y al cabo se casa, pero está en una relación donde no hay amor. Con razón se alborota la tierra.

La cuarta cosa es la sierva que hereda a su señora (30:23b). Quizá logró la heredad por engaño o por falta de herederos, pero la señora no la escogió y no le dio ninguna preparación para gobernar su casa. Carece de capacidad administrativa y de la gracia para ser señora de una casa.

¡PENSEMOS!
¿Cuáles son las cuatro cosas insaciables? ¿Cuál es una posible aplicación de estas comparaciones? ¿Cuáles son las cuatro cosas ocultas? ¿Por qué cree que estos cuadros fueron incluidos en la palabra de Dios? ¿Cuál es el proceder de la mujer adúltera? ¿Cuáles son las cuatro cosas que alborotan la tierra? ¿Qué aplicación tienen?

Cosas pequeñas, pero sabias 30:24–28

La creación de Dios tiene muchas maravillas que evocan nuestra admiración. Aquí tenemos sólo cuatro muestras, pero hay miles. Las cuatro mencionadas aquí “son más sabias que los sabios”: las hormigas, los conejos, las langostas y la araña (30:25–28).

Las hormigas no son fuertes, pero son tan prevenidas que preparan su comida en el verano (30:25). Con razón la Biblia advierte al perezoso: “Vé a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio” (Proverbios 6:6).

Los conejos tampoco tienen mucha fuerza, pero ponen su casa en la piedra (30:26). No son capaces de cavar hoyos en las piedras, pero hallan huecos que les proveen seguridad contra el peligro. ¡Qué sabios son!

La maravilla de las langostas es que carecen de rey, pero marchan por cuadrillas (30:27). Demuestran una organización extraordinaria.

La araña es tan pequeña que puede ser atrapada con la mano, “y está en palacios de rey” (30:28). Es difícil para los seres humanos entrar en un palacio porque está rodeado de seguridad para evitar un ataque sorpresivo. Y sin embargo, en un lugar tan exclusivo, allí está la araña.

ESTAS CUATRO COSAS PEQUEÑAS ACTÚAN

POR INSTINTO. ¡QUÉ MARAVILLOSO ES EL

CUIDADO DE DIOS PARA CON SU CREACIÓN!

¡PENSEMOS!
Si estas criaturas tan pequeñas pueden hacer cosas tan tremendas, ¿qué tal el hombre, la cumbre de la creación, quien ha sido dotado con una inteligencia tan inmensa que puede aprender y archivar información que contribuye a un desarrollo casi sin límite?

Cosas de hermoso andar 30:29–31

Estas cuatro cosas también colocan al hombre en una silla de observación como admirador de ellas. La serie anterior consiste de cosas pequeñas de muy poca fuerza. Las cosas de hermoso andar se distinguen por su poder y autoridad.

El león es el rey de la selva, “no vuelve atrás por nada” (30:30). Los otros animales y los hombres sólo observan. Es el más fuerte de todos los animales, y cuando tiene hambre, constituye un gran peligro para los seres humanos.

Para “el ceñido de lomos” la Biblia de Las Américas traduce “el gallo, que se pasea erguido” (30:31a). En todo caso, es otro ejemplo de majestad entre los animales y las aves.

La tercera cosa es el macho cabrío que también demuestra mucha fuerza y dominio (30:31b).

En el último caso se menciona el rey, “a quien nadie resiste” (30:31c). Él tiene su propia majestad y se rodea de un ejército tan poderoso que nadie se le puede resistir.

Advertencia final 30:32–33

Para el necio que ha procurado enaltecerse o ha pensado hacer mal, Agur tiene un consejo fuerte: “Pon el dedo sobre tu boca” (30:32). Es otra manera de decir “guarda silencio” o “ten cuidado con lo que dices”. La razón de esta advertencia se encuentra en las dos comparaciones del v. 33: “El que bate la leche sacará mantequilla, y el que recio se suena las narices sacará sangre” (30:33a y b). Su conclusión se relaciona con lo que dijo en el v. 32. El que procura enaltecerse y piensa hacer mal, provoca la ira que resultará en contienda (30:33c).

¡PENSEMOS!
¿Cuáles son las cuatro cosas pequeñas? ¿De dónde proviene su sabiduría? ¿Qué aplicación práctica se puede sacar de las hazañas de las cosas pequeñas? ¿Cuáles son las cuatro cosas de hermoso andar? ¿Qué tienen en común? ¿Cuál es la diferencia bien marcada entre ellas y las cuatro cosas pequeñas? ¿Cuál es la advertencia final de Agur?

Collins, A. (1997). Estudios Bı́blicos ELA: Cómo vivir sabiamente (Proverbios) (90). Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas, A. C.