Los dichos de los sabios Proverbios 22:17–24:34

Esta sección tiene varios autores cuyos nombres no se mencionan. La frase clave del título se encuentra en 22:17: “Inclina tu oído y oye las palabras de los sabios”. El estilo es el mismo de los capítulos 1–9. Son palabras didácticas dirigidas por un padre (23:22) a su hijo (23:26). Los consejos son varios, pero hay dos divisiones principales: a) treinta dichos de los sabios (22:17–24:22) y b) seis dichos más de los sabios (24:23–34).

Antes de entrar en el contenido de los treinta dichos de los sabios, el autor incluye algunos consejos para su hijo, relacionados con prestar oído a las palabras y aplicar su corazón a la sabiduría de su padre (22:17). Describe la sabiduría como deliciosa y como la que le ha hecho saber las palabras de los sabios “para que tu confianza sea en Jehová” (22:18–19).

Los vv. 20–21 son una afirmación de que el padre ha comunicado a su hijo un mensaje verídico con tanta certeza, que éste pueda volver a “llevar palabras de verdad” a los que le enviaron. No está claro quiénes le enviaron, pero el padre se preocupa de que entienda el mensaje de tal forma, que lo pueda comunicar correctamente.

TREINTA DICHOS DE LOS SABIOS 22:22–24:22

Primer dicho: tratamiento del pobre 22:22–23

El pobre y el afligido no tienen, entre los seres humanos, quien abogue por su causa. Por lo tanto, los malvados se aprovechan de ellos. Les roban y maltratan porque saben que pueden sobornar al juez y salirse con la suya. Ignoran el hecho de que Jehová “juzgará la causa de ellos, y despojará el alma de aquellos que los despojaren” (22:22–23).

Segundo dicho: cuidado con el iracundo 22:24–25

Hay malos compañeros en la vida para quien desea andar de acuerdo con la sabiduría. Entre ellos, se encuentran el iracundo y el hombre de enojos. El peligro de andar con ellos es que uno corre el riesgo de imitar sus maneras (22:24–25).

Tercer dicho: peligro de ser fiador 22:26–27

No faltan oportunidades de comprometerse en favor de familiares y amigos. Quien sale por fiador de deudas, si no tiene con qué pagar, se expone a perder todo lo que tiene, hasta la cama en que duerme. Las amistades y relaciones familiares se destruyen rápidamente por prestar a otros. Se dice que es mejor obsequiar que fiar. Si uno cree que debe comprometerse a favor de un conocido que se encuentra en una emergencia, la frase clave que debe detenernos es: “Si no tuvieres para pagar”.

Cuarto dicho: no traspases los linderos antiguos 22:28

Los linderos de las propiedades eran sagrados para los judíos, porque consideraban que Dios era el dueño de la tierra y la había dado a los antecesores como herencia. El proverbista usa una base bíblica para hacer su advertencia:

“EN LA HEREDAD QUE POSEAS EN LA TIERRA

QUE JEHOVÁ TU DIOS TE DA, NO REDUCIRÁS

LOS LÍMITES DE LA PROPIEDAD DE TU

PRÓJIMO, QUE FIJARON LOS ANTIGUOS”

(DEUTERONOMIO 19:14).

Quinto dicho: incentivo para ser diligentes 22:29

Los ascensos se otorgan a los hombres solícitos en su trabajo. Además, éstos serán elogiados y aun se presentarán ante de los reyes. En contraste, el perezoso anhela los puestos altos, pero se queda en los de baja condición.

¡PENSEMOS!
¿Por qué razón el padre hace saber al hijo las palabras de los sabios? ¿Quién es el defensor del pobre y el afligido? ¿Qué hará él a los que los despojen? ¿Cuál es la consecuencia de asociarse con el iracundo? ¿Cuál es el peligro de salir por fiador de deudas? ¿Qué dice la ley acerca de los linderos antiguos? ¿Qué beneficio tiene al hombre solícito en su trabajo?

Sexto dicho: precaución ante los gobernantes 23:1–3

Los gobernantes tienen fama de usar a la gente para sus fines. Pueden aparentar mucho interés en el bienestar de uno de sus siervos o empleados. Una manera de manifestar eso es invitar al súbdito a un banquete (23:1). Si es un gobernante sincero, su aprecio para con el siervo es genuino y quiere recompensarle por algún favor o sólo reconocer en forma pública su servicio esmerado. Si hay cualquier duda acerca de los motivos, uno debe tener mucho cuidado: “Pon cuchillo a tu garganta” (23:2) se usa en forma figurada. No ser glotón sería otra manera de decir la misma cosa. Puede ser que el gobernante le quiera poner a prueba y si no se porta bien, existe el peligro de perder el empleo o la vida. Sus manjares delicados pueden ser pan engañoso (23:3).

Séptimo dicho: no afanarse por hacerse rico 23:4–5

La mayoría de los seres humanos sueñan con ser ricos. La madurez cristiana apacigua ese deseo, pero los que no conocen a Cristo y aun los cristianos que no le obedecen, persiguen las riquezas. Ese deseo es peligroso por el carácter de las riquezas: a) son inconstantes, b) volarán como vuela el águila al cielo (23:5) y c) tienen otros peligros inherentes (lea con cuidado 1 Timoteo 6:6–10).

“PORQUE RAÍZ DE TODOS LOS MALES ES EL

AMOR AL DINERO” (1 TIMOTEO 6:10).

Octavo dicho: alejarse del avaro 23:6–8

El capítulo comienza con la advertencia de no codiciar los manjares delicados de algún señor. El consejo aquí es parecido, pero se trata de un hombre mezquino, que le ha invitado a comer (23:6), y aun le dice “Come y bebe” (23:7b), pero todo el tiempo está pensando en lo caro del banquete (23:7c). El resultado es que uno pierde el apetito, y no disfruta del alimento (23:8). La advertencia es clara: “No comas pan con el avaro” (23:6a).

Noveno dicho: no instruir al necio 23:9

Parece que era cosa bien comprobada que el necio no escucha las recomendaciones. Entonces el sabio aconseja: “No hables a oídos del necio, porque menospreciará la prudencia de tus razones” (23:9). Proverbios 1:7b dice: “Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza”. La conclusión es que es una pérdida de tiempo procurar instruirles.

Décimo dicho: no traspasar la heredad de los huérfanos 23:10–11

La instrucción de 23:10a es idéntica al consejo de 22:28. Pero hay algo nuevo en 23:10b. Tiene que ver con los huérfanos: “Ni entres en la heredad de los huérfanos”. La razón dada es que “el defensor de ellos es el Fuerte, el cual juzgará la causa de ellos contra ti” (23:11).

“DEFENDED AL DÉBIL Y AL HUÉRFANO”

(SALMOS 82:3a)

¡PENSEMOS!
¿Qué ha de hacer uno cuando se sienta a comer con algún señor? ¿Qué quiere decir “pon cuchillo a tu garganta”? Describa el carácter de las riquezas. ¿Cuáles son algunos de sus peligros? ¿Por qué no debemos comer con el avaro? ¿Qué actitud tiene el necio acerca de la instrucción? ¿Por qué no debe entrar uno en la heredad de los huérfanos?

Undécimo dicho: no negar la corrección a los hijos 23:13–14

Hay muchas ideas acerca de la disciplina de los hijos. Algunos creen que la cultura es un factor muy importante para determinar la forma correcta de corregir al muchacho. Por muchos años ha prevalecido una actitud permisiva acerca del castigo porque se cree que éste inculca la violencia en el joven. Sin embargo, la Biblia es un libro que trasciende las culturas y en este aspecto, es importante atender a su enseñanza que habla en forma muy clara de este tema.

“NO REHÚSES CORREGIR AL MUCHACHO;

PORQUE SI LO CASTIGAS CON VARA, NO

MORIRÁ. LO CASTIGARÁS CON VARA, Y

LIBRARÁs SU ALMA DEL SEOL” (23:13–14).

Vale la pena advertir que la disciplina debe aplicarse con moderación. Proverbios 19:18 dice: “Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; mas no se apresure tu alma para destruirlo”. Efesios 6:4a advierte: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos”.

Duodécimo dicho: la alegría de hablar con rectitud 23:15–16

El corazón del padre se alegrará por el corazón sabio de su hijo (23:15). Proverbios dice que aun sus entrañas están contentas cuando los labios de su hijo hablan cosas rectas (23:16). Lo que promueve el proverbio es que no se debe hablar con ambigüedades, sino con rectitud.

Decimotercer dicho: perseverar en el temor de Jehová 23:17–18

El v. 17 presenta un contraste entre envidiar a los pecadores y perseverar en el temor de Jehová. El padre recomienda al hijo que se mantenga en el temor de Dios y le advierte contra envidiar a los pecadores (23:17). Asimismo, ofrece a su hijo un fuerte incentivo. El futuro pertenece al justo: “Porque ciertamente hay fin y tu esperanza no será cortada” (23:18).

Decimocuarto dicho: evitar a los disolutos 23:20–21

Siempre se debe evitar andar con malas compañías de cualquier índole. Aquí se trata de los bebedores de vino y los comilones (23:20). Hay disolución en ambos grupos y sus caminos empobrecen (23:21).

Decimoquinto dicho: honrar a los padres 23:22

El consejo dado aquí perdura durante toda la vida de los padres. El hijo debe oir a su padre que le engendró, y no menospreciar a su madre en su vejez (23:22). Compare esto con Éxodo 20:12 y Efesios 6:1–2.

Decimosexto dicho: aferrarse a la verdad 23:23–25

El lenguaje figurado que se usa indica que la verdad es de gran estima. “Compra la verdad, y no la vendas” (23:23a). El resto del versículo otorga el mismo valor a la sabiduría, la enseñanza y la inteligencia. Debemos procurar obtenerlas cueste lo que cueste. El proceder del hijo justo y sabio traerá mucho gozo y alegría al corazón de sus padres (23:24–25).

Decimoséptimo dicho: seguir los caminos del padre 23:26–28

El padre pide a su hijo que le entregue su corazón (23:26) y en lo que sigue, le da el motivo. Hay dos clases de adúlteras que acechan al inocente y al simple, la ramera y la extraña (la mujer casada, infiel a su marido 23:27). Ambas representan una amenaza seria para los hombres. Parece que el padre ha dado un buen ejemplo a su hijo y le pide su corazón para tener la garantía de que el hijo sigue sus caminos.

Decimoctavo dicho: no beber vino en exceso 23:29–35

El decimocuarto dicho advierte contra los compañeros disolutos (23:20–21). Aquí se habla directamente al hijo acerca del peligro de detenerse mucho en el vino (23:30a). El sabio comienza con una adivinanza compuesta de seis preguntas:

“¿PARA QUIÉN SERÁ EL AY? ¿PARA QUIÉN EL

DOLOR? ¿PARA QUIÉN LAS RENCILLAS?

¿PARA QUIÉN LAS QUEJAS? ¿PARA QUIÉN LAS

HERIDAS EN BALDE? ¿PARA QUIÉn LO

AMORATADO DE LOS OJOS?” (23:29)

La contestación es: “para los que se detienen mucho en el vino, para los que van buscando la mistura” (23:30). El v. 31 instruye diciendo que uno no debe “mirar al vino cuando rojea, y cuando resplandece su color en la copa”.

Las consecuencias de la bebida se encuentran en 23:32:

  1. Muerde como serpiente (aunque ha entrado suavemente 23:31c y 23:32a).
  2. Como áspid da dolor (23:32b).

El efecto sobre su víctima:

  1. Sus ojos mirarán cosas extrañas (23:33a)
  2. Su corazón hablará perversidades (23:33b)
  3. Será como el que anda a la deriva en el mar, o como el que está en la punta de un mastelero (23:34); y dirá “Me hirieron, mas no me dolió; me azotaron, mas no lo sentí; cuando despertare, aún lo volveré a buscar” (23:35).

Decimonono dicho: cuidarse de los hombres malos 24:1–2

Uno no debe envidiar a los hombres malos ni desear estar con ellos. Compare con el comentario de 1:10–19.

Vigésimo dicho: lo práctico de la sabiduría 24:3–4

Es probable que el lenguaje que se usa en estos versículos sea a la vez literal y figurado. Se habla de edificar la casa con sabiduría, de afirmarla con prudencia y llenar las cámaras con ciencia. Si se trata de construir y amueblar una casa, tiene razón el sabio. Se necesita mucha sabiduría. Si se trata de formar un hogar, se necesita aun más sabiduría para su comienzo y su mantenimiento. ¡Qué bello es que la sabiduría sea tan práctica que se puede aplicar a cada aspecto de la vida contidiana!

¡PENSEMOS!
¿Cuáles son los beneficios de castigar al muchacho con vara? ¿Qué pasa si uno castiga sin moderación? ¿Cuáles son algunas consecuencias de detenerse mucho en el vino? ¿Cuál es su efecto sobre la víctima?

Vigesimoprimer dicho: la fuerza de la sabiduría 24:5–6

“EL HOMBRE SABIO ES FUERTE, Y DE

PUJANTE VIGOR EL HOMBRE DOCTO” (24:5)

La guerra no se gana sólo con fuerza. Ha habido ocasiones en que un ejército superior en número es derrotado por un ejército menos numeroso. La sabiduría que se obtiene aprovechando a “la multitud de consejeros” trae la victoria (24:5). Al fin y al cabo, ésta viene de Jehová, porque la sabiduría proviene de él (2:6) y está disponible para quienes le temen (1:7).

Vigesimosegundo dicho: el insensato 24:7

La sabiduría está fuera del alcance del insensato, está demasiado alta para él (24:7a). El cuadro que se presenta aquí es de una asamblea que se realiza a la puerta de la ciudad, para tratar asuntos serios. El insensato está fuera de su elemento. No entiende las cosas importantes y por eso no abre la boca (24:7b).

Vigesimotercer dicho: cómo es el pensamiento del necio 24:8–9

“EL PENSAMIENTO DEL NECIO ES PECADO” (24:9a)

Esta enseñanza (24:8–9) concuerda con la instrucción de nuestro Señor Jesucristo expresada en el sermón del monte: “Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para condiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” (Mateo 5:28). La triste realidad del necio es que sólo puede pensar en el mal, y no acepta la instrucción para poder cambiar (23:9).

Vigesimocuarto dicho: la prueba de la adversidad 24:10

“Si fueres flojo en el día del trabajo, tu fuerza será reducida” (24:10). El día de trabajo hace referencia a la presión o dificultades asociadas con la vida cotidiana. El que no puede soportar tales problemas carece de fuerza, la cual está a disposición del hombre sabio (24:5).

Vigesimoquinto dicho: proteger a los indefensos 24:11–12

Los “llevados a la muerte” y “los que están en peligro de muerte” (24:11) son víctimas de la opresión de parte de hombres malos, y no tienen un defensor. El sabio aconseja a su hijo a que procure librarlos (24:11) y agrega que no debe usar la excusa de “no lo supimos” (24:12a). Sigue esa amonestación con una pregunta retórica: “¿Acaso no lo entenderá el que pesa los corazones?” (24:12b)

“EL QUE MIRA POR TU ALMA, ÉL LO

CONOCERÁ” (24:12c).

Vigesimosexto dicho: la sabiduría es como la miel 24:13–14

El padre le ordena a su hijo que coma de esa miel. Dice que es buena y “el panal es dulce a tu paladar” (24:13). Después afirma que el conocimiento de la sabiduría será así a su alma (24:14a). Repite aquí el sentido de lo que dijo en 23:18b: “Y al fin tu esperanza no será cortada” (24:14c).

Vigesimoséptimo dicho: Dios levanta al justo 24:15–16

Este pasaje comienza con una advertencia al impío de no acechar la tienda del justo, ni saquear su cámara (24:15). Basándose en lo que ha observado a través de la vida, añade: “Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse; mas los impíos caerán en el mal” (24:16). Queda muy claro que Dios es el defensor del justo.

Vigesimoctavo dicho: la desventura del enemigo 24:17–18

Todos tenemos la tendencia a regocijarnos cuando cae el enemigo. Nuestra justificación es que está recibiendo lo que se merece. El sabio instruyó a su hijo a no responder de esa forma (24:17): “No sea que Jehová lo mire, y le desagrade, y aparte de sobre él su enojo” (24:18). Cristo dio una enseñanza parecida en Mateo 5:43–48.

Vigesimonono dicho: no asociarse con los malignos 24:19–20

El hijo no debe entremeterse con los malignos ni tener envidia de los impíos (24:19). Vea el comentario de 1:10–19.

Trigésimo dicho: temer a Jehová y al rey 24:21–22

Es apropiado que el último de los treinta dichos de los sabios haga referencia al temor de Jehová (24:21a; 1:7). Y también es lógico que se incluya el deber de temer al rey. Asimismo, nos advierte a no entremeternos con los veleidosos (24:21b). El quebrantamiento mencionado es para los inconstantes, pero si uno se entremete con ellos, se expone a la ira del rey y de Dios (24:22). Tanto el rey como Dios están en posición de castigar cualquier calamidad.

¡PENSEMOS!
¿Qué debe hacer el hijo sabio a favor de los que son llevados a la muerte? ¿Cuántas veces se cae y se levanta el justo? ¿Cuál es la aplicación de este dicho? ¿Cuál es el peligro de regocijarse cuando cae su enemigo? ¿Por qué debemos temer a Dios y al rey?

SEIS DICHOS MÁS DE LOS SABIOS (24:23–34)

La segunda sección comienza con estas palabras: “También estos son dichos de los sabios”. Hay seis, son breves y cubren los temas siguientes: la justicia e injusticia en un juicio, honestidad, prioridades, testigos falsos, la venganza y la pereza.

Primer dicho: imparcialidad en el juicio 24:23–25

El sabio advierte al juez diciendo que no debe hacer acepción de personas durante un juicio (24:23). Existe la tendencia de llamar al malo justo (24:24a), pero ésto trae consecuencias: la maldición y odio de los pueblos y las naciones (24:24b). En contraste, los que lo reprendieren tendrán felicidad y gran bendición (24:25).

Segundo dicho: respuesta recta 24:26

Tal como debe haber rectitud en el juicio, la respuesta siempre debe ser recta: “Besados serán los labios del que responde palabras rectas” (24:26)

Tercer dicho: prioridades 24:27

“Prepara tus labores fuera, y disponlas en tus campos, y después edificarás tu casa” (24:27). Estas palabras dirigidas al agricultor siempre son relevantes. Si uno tiene que sembrar un campo y edificar una casa, hay que sembrar primero para que la semilla nazca y la planta produzca su fruto. Después puede construir su casa. Si “casa” se refiere al hogar, la misma instrucción es aplicable. La planificación es importante para la felicidad en el matrimonio. La enseñanza es que cada cosa debe tener su orden de prioridad.

Cuarto dicho: testigos falsos 24:28

El primer dicho tiene que ver con la actuación de los jueces durante un juicio. Aquí se trata de la declaración de los testigos. Uno no debe testificar contra su prójimo sin causa (24:28a), ni lisonjear con sus labios (24:28b).

Quinto dicho: la venganza 24:29

Es malo decir: “Como me hizo, así le haré” (24:29a). La Biblia habla en forma clara:

“MÍA ES LA VENGANZA, YO PAGARÉ, DICE EL

SEÑOR” (ROMANOS 12:19c).

Sexto dicho: la pereza 24:30–34

En resumen, el sabio dice que pasó junto al campo del perezoso y viendo su ruina total (24:30–31) tomó consejo de lo que vio (24:32). Aquí se capta la filosofía del perezoso en las palabras del v. 33: “Un poco de sueño, cabeceando otro poco, poniendo mano sobre mano otro poco para dormir”. El fin que le espera se incluye en el último versículo: “Así vendrá como caminante tu necesidad, y tu pobreza como hombre armado” (24:34).

¡PENSEMOS!
¿Cómo debe actuar el juez en el juicio? ¿Qué clase de respuesta debe dar uno? ¿Por qué es importante la planificación para cualquier empresa? ¿Qué debe caracterizar el testimonio personal durante un juicio? ¿De quién es la venganza? ¿Cuáles son las consecuencias de la pereza?

Collins, A. (1997). Estudios Bı́blicos ELA: Cómo vivir sabiamente (Proverbios) (62). Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas, A. C.