¡Reacciones, reacciones, reacciones!

“Las mujeres salieron de la tumba temblando, demasiado horrorizadas para hablar.” Marcos 16:8 (PAR).

INTRODUCCIÓN

Todo acontecimiento importante que cimbra al ser humano, siempre produce reacciones. Las guerras, el desplome de una supereconomía, los cambios de gobierno en un país, el terrorismo, sólo por mencionar algunos, son causa de reacciones en el mundo entero. Sin embargo, un tema que parece que la humanidad ha dejado de encontrarle valor es la resurrección de Jesús, que a diferencia de los eventos antes mencionados, este ha provocado en la humanidad diversas reacciones a lo largo de la historia. Muchos recuerdan la resurrección de Jesús como un evento meramente histórico, otros como algo sobrenatural, otros como un evento místico y en el peor de los casos como una muy buena idea de Dios para que tengamos vacaciones de semana santa. Contrario a esto, la Biblia misma revela las diversas reacciones que causó la resurrección y de manera práctica enseña cómo los cristianos hemos de vivir.

I. PRIMERA REACCIÓN:

Miedo, Marcos 16:1-8 El ambiente entre los discípulos era de por sí tenso e inseguro. Sin embargo, las mujeres toman el riesgo de salir a ungir el cuerpo de Jesús. Pero al llegar se encuentran con lo inesperado: la piedra removida, un ángel declarando que Jesús está vivo y la encomienda de anunciarlo a los discípulos y en especial a Pedro. El v. 8 es por demás explicativo de la reacción que las mujeres tuvieron ante tales acontecimientos.

El miedo es una de las emociones más traicioneras en cualquier persona. El miedo quita la alegría, la seguridad y paraliza a cualquiera. Y es lamentable pero el fracaso de los discípulos se repite muchas veces y muy seguido en la vida de muchos seguidores de Jesús de nuestros tiempos. Hoy, al igual que a las mujeres se nos encomienda llevar las buenas noticias de la gracia de Dios para el mundo entero. La historia nos enseña que el fracaso es parte del discipulado, y que si algún día hemos sentido miedo de anunciar el evangelio a los demás, renunciemos a él y aprovechemos toda oportunidad de declarar los planes de Dios.

II. SEGUNDA REACCIÓN:

Tristeza, Decepción y Torpeza, Lucas 24:13- 26 No hay un cuadro más patético luego de la resurrección de Jesús que ver a dos de sus discípulos que hablando de los acontecimientos anunciados por su mismo Maestro no entienden nada. Ahora, tristes y decepcionados prefieren ir a nuevas tierras, probablemente a probar suerte. Tal era su tristeza y decepción que aún al haber escuchado el anuncio de la resurrección por las mujeres, y estar platicando con el mismísimo Jesús ellos no creyeron y no podían reconocerlo. Su torpeza no podía ser mayor (v. 25). Afortunadamente esta historia nos revela que finalmente sí pudieron ver a Jesús en medio de sus preocupaciones. Muchas veces suceden eventos en nuestra vida que nos producen tristeza, dolor, incertidumbre, pero ¡CUIDADO!.

Debemos entender que Dios siempre estará a nuestro lado por muy difícil que sea la circunstancia que estemos viviendo. Las personas podrán decepcionarnos y hacernos sentir tristes y tal vez estemos en el riesgo de cometer alguna torpeza en la vida por causa de eso. Pero en Dios tenemos seguridad, consuelo y la fortaleza para vivir bajo sus cuidados si le buscamos con el corazón. Por otro lado, no nos hagamos de ese tipo de cristianos que saben hablar mucho sobre Dios y sus promesas y que cuando están en crisis se olvidan de ellas cometiendo severas torpezas en la vida.

III. TERCERA REACCIÓN:

Incredulidad y Dureza de Corazón, Marcos 16:9-14 La muerte de Jesús había sido un golpe durísimo para los discípulos. Tal fue la impresión en la que ellos vivían que al llegar las mujeres a comunicar el mensaje del ángel, de que Jesús había resucitado no lo creyeron. No obstante, los dos a los que Jesús se les había aparecido camino a Emaús, también vinieron y lo dijeron al resto del grupo y tampoco a ellos les creyeron. No era tiempo de rechazar tantos testimonios, era tiempo de creer, de suavizar el corazón y de creerle a Jesús (v. 14).

Vivimos tiempos en los que la sociedad en la que vivimos no cree en la ley del amor pero sí en la ley del talión, no cree en el perdón, pero sí en la venganza, no cree en la solidaridad, pero sí el al ley del más fuerte, no le cree a Dios, pero sí se cree en uno mismo. Vivimos tiempos en los que la incredulidad y la dureza de corazón se recrudece cada día que pasa. Necesitamos sensibilizar el corazón y en los días más difíciles de nuestra existencia confiar en las palabras del Cristo resucitado, quien me invita a confiar en él como un niño inocente que puede encontrar en él un Padre amoroso dispuesto a abrazarnos con ternura.

CONCLUSIÓN

Si en tu vida hay miedo, tristeza y decepción ¡CUIDADO!, no cometas torpezas. Si sientes que no tienes la capacidad de creer y sientes que tu corazón se ha hecho duro a las palabras de Jesús, piensa en su sacrificio y su amor por ti. Si crees que la muerte y resurrección de Jesús ha sido por amor a ti, entonces puedes abrirle el corazón y dejarle a él operar con libertad.

El apóstol Pablo dice que la resurrección de Jesús en un sentido práctico es novedad de vida (Romanos 6:4, 11-13), lo cual debe hacerte pensar que si Jesús vive en tu corazón, esto debe producir en ti cambios substanciales en tu manera de vivir. Así que dale a la resurrección de Jesús un verdadero sentido cristiano, lejos de lo religioso y lo tradicional, y no reacciones como los discípulos, sino como Dios lo espera de ti.

Contacte al Autor:  luisre89 [arroba] hotmail.com Ministerio: Iglesia Bautista “El Shaddai”

Fuente: www.centraldesermones.com