Por: Omar Aguilar
Entre los diferentes métodos de aborto inducido, el método de dilatación y evacuación es particularmente brutal: se realiza desmembrando al feto parte por parte -pies, manos, torso, cabeza,…- durante el segundo trimestre de embarazo (después de las doce semanas hasta las 23 semanas de embarazo).
Gracias a esta ley presentada por el representante estatal republicano Steve Brunk de Wichita, Kansas, el estado se convierte en el primero en la nación en prohibir tal tipo de aborto.
Después de la prohibición del aborto de nacimiento parcial, el aborto por dilatación y evacuación es el más macabro tipo de aborto realizado en los Estados Unidos. “Este es un procedimiento horrible y estamos complacidos de haberlo prohibido en Kansas, esperamos que suceda lo mismo a nivel nacional”, comentó el gobernador Brownback.
Con la firma de la “Acta de Protección al no Nacido de Aborto por Desmembramiento”, se vuelve a poner en primera página la realidad silenciosa del aborto que por este método y otros menos grotescos termina con la vida de un ser humano.
Ante el constante argumento de los pro-aborto de que es una decisión que le pertenece a la mujer y sólo a ella, ¿cómo reconciliamos el hecho que esa decisión elimina la vida de manera violenta de un ser humano que en circunstancias normales continuaría su desarrollo y crecimiento?
¿Acaso no vale el dolor y la agonía del bebe en el vientre materno sólo por no ser escuchada? ¿Es que acaso el ser humano vivo no tiene derecho a la vida? ¿No merece respeto su vida?
Estas y otras preguntas continuarán formando el futuro de la nación, la cual con más de 55 millones de bebes abortados desde 1973 de manera legal, se cuestiona cada vez más si la legalidad es superior a la moralidad.