por Don Cousins
Si desea formar un ministerio de grupos pequeños, células o grupos de hogar en su iglesia, o tal vez re-organizar el ya existente, este artículo es para usted. El autor comparte con nosotros la metodología que utilizan en su iglesia para formar y mantener grupos pequeños de impacto.
En el ministerio de grupos pequeños, puede haber una gran variedad. Sin embargo, los más comunes son los grupos heterogéneos, es decir, existe diversidad entre los miembros del grupo, y los homogéneos, los cuales están conformados por personas con trasfondos y características similares. El concepto de los grupos homogéneos es sencillo: es mucho más probable que los universitarios se lleven bien con otros universitarios, las personas solteras con otras personas solteras, y los constructores con otros constructores. Pero seamos honestos: desarrollar un grupo unido, incluso entre personas homogéneas, puede ser una tarea difícil.
En la iglesia Willow Creek, intentamos ir un paso más allá. Creemos que incluso entre las personas que son parecidas, algunas, en forma natural, sienten cierta atracción por otras personas. Así que desarrollamos un tercer grupo pequeño: el grupo de la afinidad. Las personas pueden o no ser iguales en términos de edad, profesión, o estatus social, pero a la hora de formar nuestros grupos pequeños buscamos unirnos a aquellas personas con las que en forma natural deseamos pasar un tiempo juntos. En otras palabras, personas que nos agradan.
Creemos que solamente la afinidad verdadera producto de un lazo o «química» natural lleva a la cohesión. Las personas simplemente no se sienten motivadas a unirse con personas con las que no disfrutan su compañía. Pueden trabajar juntos en paz pero no tienen la relación dinámica que los verdaderos amigos tienen.
Hemos descubierto que es más probable que un grupo basado en la afinidad se mantenga unido por años. Un grupo formado arbitraria o artificialmente, por el contrario, a menudo colapsa después de unos cuantos meses.
Una colocación inteligente
Nuestro compromiso con el principio de afinidad significa que mantenemos constantes «entrevistas de colocación» con aquellas personas que desean unirse a algún grupo pequeño. Un miembro del equipo se reúne con varias personas para conocerlas. Por ejemplo, conversan acerca de lo que hacen para vivir. Por ejemplo, un maestro de obras tal vez no tenga mucha afinidad con un neurocirujano; podrían pensar diferente y disfrutar de distintos intereses. A pesar de que podrían vivir en la misma comunidad y tener hijos de la misma edad lo cual los hace homogéneos en algunos aspectos existe la posibilidad de que no sean compatibles.
La reunión de colocación también determina factores como cuánto tiempo llevan de ser cristianos, la madurez espiritual y su motivación para involucrarse en un grupo pequeño. A partir de eso es que desarrollamos ciertas ideas acerca de donde podríamos colocarlos.
La persona encargada de estas entrevistas comparte la información con los líderes apropiados, asociando los candidatos con los probables grupos. Por ejemplo, a un líder se le dan los nombres de tres parejas que, basado en las entrevistas de grupo, podrían llevarse bien. El líder del grupo se reúne con los posibles miembros y trabaja a través de una lista establecida de preguntas. El líder entonces informa nuevamente al equipo acerca de los candidatos con los que le gustaría formar un grupo.
La clave es dejar que el líder del grupo tome la decisión acerca de a quienes desea invitar al grupo pequeño. Si las personas se agradan mutuamente, se quedarán juntas. Pero si no, usted puede tener una gran hoja de vida y excelentes líderes, pero el grupo pequeño no funcionará.
Los objetivos comunes
Pero ¿qué ocurre con las personas que nadie escoge? Eso puede ser un problema con este método.
En algunos casos nuestro equipo ha tenido que decirle a las personas que no pueden colocarlas inmediatamente. El equipo, sin embargo, se compromete a continuar buscándoles un líder. Al mismo tiempo, animan a los candidatos a sacarle provecho a otros ministerios de la iglesia para que así desarrollen relaciones significativas.
Tal vez sea algo difícil decirle a las personas eso. Sin embargo, tratamos de preparar a nuestra gente avisándoles con anterioridad que realizar la colocación apropiada puede tomar de tres a seis meses o incluso hasta más tiempo. La mayoría está dispuesta a esperar. Después de todo, un grupo pequeño tiene el potencial de tener un impacto monumental. Las personas esperarán por el grupo idóneo.
Incluso con aquellos que son un poco excéntricos, a menudo podemos encontrar líderes que son igualmente excéntricos, y el grupo funciona bien.
Líderes a largo plazo
Queremos que nuestros grupos pequeños tengan éxito. Por eso es que somos tan cuidadosos acerca del procedimiento de colocación. Creemos que no haremos discípulos a menos que el líder quiera pasar tiempo con ellos. Cuando se le permite a los líderes escoger sus propios miembros, ellos realizarán un mejor trabajo, se sentirán más positivos con la experiencia, y se sentirán más motivados para servir de nuevo.
El asesor administrativo Ken Blanchard dice que la pirámide organizativa debería invertirse para que los líderes de arriba sirvan a los miembros de la congregación, quienes a su vez impactan el mundo a su alrededor.
Sentimos que si suplimos las necesidades de nuestros líderes de grupos pequeños, supliremos las necesidades de otros. Si, por el contrario, agotamos a nuestros líderes con un ajuste ministerial poco natural, no se servirá a nadie. Sin importar qué tanto apoyo le demos a nuestros líderes, es qué tan fructíferos ellos se sientan lo que determina su motivación a seguir sirviendo.
Este artículo se publicó por primera vez en Building Church Leaders, usado con permiso. Título del original: Why We Let Small-Group Leaders Choose Their Members Copyright © por el autor o por Christianity Today International. Traducido y adaptado por DesarrolloCristiano.com, todos los derechos reservados. Copyright 2004