El Pecado de la Murmuración

Predicas Cristianas | Estudios Biblicos

Texto Biblico: Éxodo 16:1-15

INTRODUCCIÓN.

Las murmuraciones han sido fieles compañeras en el diario caminar de las personas. La inconformidad por lo que no se posee, la envidia por lo que otros tienen,  la falta de ver cómo Dios ha provisto siempre, o el prurito hecho de criticar a otro, genera esta mala práctica en la vida. Las murmuraciones casi siempre se basan en situaciones mal infundadas, o en apreciaciones que no se conforman a la realidad. Se cuenta que una iglesia llamó a su nuevo pastor. Una señora que le gustaba la murmuración fue a la casa de su vecina con el siguiente chisme: —La esposa del pastor fue  a la reunión; él entró enojado a la sala y la sacó de allí. Después el pastor aclaró la situación diciendo: “Hay cuatro cosas que quisiera decir sobre este incidente: En primer lugar,  nunca procedí tan groseramente con una señora y menos con mi esposa.

En segundo lugar, nadie en la reunión vio que yo hiciera tal cosa. En tercer lugar, mi esposa nunca concurrió a tal reunión. Y en cuarto lugar, ni siquiera tengo esposa”. Se trataba de otra señora que tuvo que salir, por sus ocupaciones, antes de que terminara la reunión. La murmuración no siempre ve las cosas como son. En el pasaje de hoy tenemos a un pueblo que “fundó” una especie de escuela para la murmuración. Terminaban de ver el poder de Dios manifestado en las plagas y ahora se quejan frente al mar rojo, añorando morir en Egipto por un posible ataque de su ejército. Habían  adorado al Señor por el milagro del cruce del mar a pie, pero tres días más tarde estaban murmurando porque  no tenían agua para beber.

Quince días después de saciar su sed se dieron a murmurar porque les  faltaba el pan. Después que se saciaron de pan, y saliendo del desierto de Sin, volvieron a murmurar porque no tenían agua. Una vez que fueron saciados, llegaron al monte  del Sanaí. Estando allí  comenzaron a chismear y a murmurar porque Moisés tenía mucho tiempo orando en la montaña y decidieron hacer el becerro de oro para que les condujera. Y así fue la multitud durante todo ese tiempo. El escritor de Números registra las diez veces que el pueblo tentó al Señor en el desierto con sus murmuraciones (Nm. 14:22). La actitud de Israel de murmurar aun teniendo tan cerca la provisión de Dios, tiene mucho que enseñar a la iglesia de hoy. La murmuración es un pecado, y como tal hay que denunciarlo. ¿Qué reflejan las murmuraciones?

I. EL QUE MURMURA SUFRE DE MEMORIA CORTA (Amnesia)  

1. Testigos del poder de Dios v. 6.

La amnesia se define como la pérdida parcial o total de la memoria.  Una mirada detenida a la actitud quejosa de los israelitas nos revela que ellos no estaban preparados para pagar el precio de la libertad. El largo período de esclavitud que vivió los hizo ser un pueblo con una mentalidad de esclavos. Se ha dicho que la “esclavitud deshumaniza, y sus víctimas pronto pierden su voluntad para resistir”. Israel fue  testigo ocular de hechos y milagros nunca antes visto por persona alguna. La verdad es que a ellos les estaba prohibido murmurar, pero fue lo que más hicieron. Tenían pruebas indubitables acerca de un Dios Todopoderoso. Habían visto cómo este Dios  quebrantó el poder del Faraón, el más temido para esa época. Tenían todavía fresco el canto que dedicaron a Dios como el “varón de guerra”, sin embargo todo eso se les olvidó a la hora de satisfacer sus necesidades  materiales v. 3. Al igual que ellos, también hemos testigos de su gran poder. No suframos de amnesia espiritual. Cada vez que tengamos la tentación de murmurar, recordemos cómo Dios nos ha traído hasta acá.

2. ¿A quién ofende el que murmura? v. 8.

Cuando tuvieron hambre recordaron más a sus amos esclavizantes que a su Amo libertador. La supervivencia en el desierto les llevaba de inmediato al Egipto de la abundancia, donde podían comer pescado de balde, pepinos, melones, puerros, cebollas, y ajos (Nm. 11:5) La murmuración le da más crédito al diablo que a Dios. Pero  una verdad debe quedar claro en esta actitud de los israelitas: cuando la tentación de murmurar venga a la vida, sería apropiado recordar que en el pasado Dios nos trató con amor redentor y que en el presente nos trata con la bondad de su provisión. La promesa del Filipenses 4:19 sigue vigente. Cuando el deseo de murmurar sea el que más prevalezca, traigamos a la memoria este texto: “Haced todo sin murmuraciones y contiendas…” (Fil. 2:14).  Toda murmuración va en contra de Dios. Vea la forma cómo Dios respondió a este ingrato pueblo vv.12-14. Así actúa el Señor.

II. EL QUE MURMURA SUFRE DE UNA VISTA CORTA (Miopía)

1. Los responsables de la angustia v. 2.

El diccionario define a la miopía como el “defecto óptico caracterizado por la falta de visión clara de objetos distantes”. Eso era el otro problema que evidenciaba el pueblo de Israel cuando se daban a murmurar a Moisés y su hermano. A ellos les costaba ver que detrás de las apariencias de las cosas se escondía la presencia poderosa del Señor. En su miopía, ellos creían que podían echar toda la culpa de la falta de pan o de agua a Moisés.  Total, él fue quien les dijo que salieran de Egipto por mandato de Dios. Como quiera que sea ellos veían en Moisés el responsable por sus necesidades. Sobre él concentraron todas sus palabras, quejas, reacciones negativas. Una cosa era muy cierta, Moisés no podía alimentar tan enorme congregación. Al igual que ellos,  la comida que habían  traído de Egipto ya se les estaría acabado también. De manera que sus agresivas quejas contra el siervo de Dios eran injustas e innecesarias. La murmuración es terriblemente dañina porque acorta la vista.

2. El ejemplo para nosotros (1 Cor. 10:10).

El  murmurador, cómo logra verse,  tiene una vista  muy corta. La advertencia  de la Biblia respecto a la murmuración es clara, más  aún tomando en cuenta este ejemplo. Así nos dice: “Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el poder del destructor” (1 Co. 10:10). Dos cosas se ponen de manifiesto respecto a la murmuración de los israelitas. Por un lado, no hay murmuración que se haga que no sea oída por Dios. ¡No nos engañemos, hermanos, Dios no sufre de sordera como algunos de nosotros! Si las oraciones que le presentamos son como el incienso que se quema en el altar de  su presencia, las murmuraciones que salen de nuestros labios se quemarán en el altar de Satanás. Ahora bien, ellos no necesitaban carne, pues con el maná era suficiente por ser delicioso y muy nutritivo,  sin embargo de todas maneras lo exigieron y el Señor les mandó codornices, que engulleron hasta enfermarse! El salmista resalta este detalle: “¡Les dio lo que pidieron; mas envió mortandad sobre ellos!” (Salmos 106:15)La murmuración tiene la misión de oscurecer nuestra visión de modo que veamos más lo que hace falta que las  bendiciones reservadas. El  murmurador tiene una vista  muy corta. La advertencia  de la Biblia respecto a la murmuración es clara, más  aun tomando en cuenta este ejemplo. Así nos dice: “Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el poder del destructor” (1 Co. 10:10).

III. EL QUE MURMURA TIENE UNA FE MUY CORTA (Incredulidad)

1. Cuando Dios nos suficiente v. 9.

Las murmuraciones revelan el pecado de la desconfianza. En el caso de Israel, es cierto que pasaron  por muchas dificultades, pero eso no se convirtió en el verdadero motivo de sus quejas. Ellos llegaban una y otra vez a esta situación debido a su incredulidad. En sus mentes no cabía la posibilidad de que Dios fuera suficiente para sostenerles con agua, alimento y vestido una vez que dejaron Egipto.  Apenas les faltaba un día el sustento  ya estaban murmurando. Mientras Dios hacía milagros y portentos, Él era bueno y lo alababan por sus hechos poderosos. Pero al  sentir que les fallaba algo convertían la alabanza en quejas. ¿Seremos nosotros distintos a ellos? ¿Tendremos la capacidad de resistir la tentación de murmurar o quejarnos aunque algún día no veamos pan en nuestra mesa? ¿Le pondremos bozal a nuestra boca para no hablar en contra de otro? Con mucha frecuencia somos invadidos de temores, y nuestros pensamientos se llenan de malos presentimientos cuando faltan las cosas elementales.

¡Cuánto necesitamos nosotros aprender a confiar en el Dios de toda provisión!

2. El desierto prueba el tamaño de nuestra fe v. 10.

Nadie como Israel para ser testigo de tan manifestación divina. Nadie como ellos para ver la gloria de Dios tan real, sin embargo la murmuración formó de su andar constante. Por supuesto que el desierto sirvió para probarles porque Dios estaba formando un pueblo celoso de buenas obras. Cuando llegamos al desierto de la vida se comprobará de qué tamaño es nuestra fe. La incredulidad golpea nuestra fe. La hace ver muy corta cuando pasamos por un “desierto” que no ve la abundancia de las cosas materiales a las que estamos tan acostumbrados. Así que si tan solo viéramos  sus promesas, tan ciertas y seguras, no seríamos impulsados a la  murmuración. Alguien dijo que “cuando la gente se queja, murmura y rezonga por lo que no tiene, en vez de apreciar las bendiciones que recibe, Dios pierde las ganas de darle otra cosa”. El desierto se ha relacionado siempre con  un lugar de pruebas. Representa para el creyente las distintas etapas donde es sometida su fe con el propósito de hacerle dependiente del poder y la gracia divina. Jesucristo, el pan del cielo, pasó por el desierto.

3. Comida completa para los murmuradores vv. 12, 13, 14.

Al pueblo de Israel se le tapó la boca de la murmuración con  la continua comida venida del cielo mismo. Tenemos que admitir que ninguna otra comida pudo ser mejor que aquella. El salmo 78:25 nos dice que “Pan de ángeles les dio el Señor”. Se dice también que era un alimento diario, eso significa una provisión continua: “Lo recogían cada mañana… y luego que el sol se calentaba, se derretía” v.21. Hubo entre ellos algunos que seguían desconfiando de la provisión y guardaron para el siguiente día, pero con la mala experiencia que apestaba para ser comido v. 20. Esto nos sigue diciendo que a pesar de lo que Dios haga por algunos, nunca estarán satisfechos o contentos. La oración del Padre nuestro nos recomienda a decir el “pan nuestro de cada día dánoslo hoy”. El corazón incrédulo murmura pase lo que pase, pero el corazón lleno de fe alaba al Señor a pesar de las circunstancias. Que Dios nos ayude, pues, a ser creyentes alegres y no quejumbrosos. No le cedas terreno al Diablo bajo ninguna circunstancia, y cuídate de andar lamentándote y difundiendo las dudas del enemigo.

CONCLUSIÓN:

La murmuración es un pecado. No hay razón para que forme parte de la vida, menos la de un creyente. La murmuración, de acuerdo a la experiencia de Israel, les hizo ser una comunidad enferma de amnesia, enferma de miopía y con una gran incredulidad. Pero  son  tantas las  misericordias de Dios y sus provisiones que todo esto debería levantar, en lugar de un espíritu de queja y murmuración, un gran espíritu de alabanza y de regocijo. Se dice que los buitres pueden volar por encima de un jardín colmado de las más bellas flores, sin ver una sola de ellas. Pero si cruzan un monte donde en algún rincón del mismo hay algún cuerpo corrompiéndose acuden al momento. Así sucede entre los hombres. Algunos no son capaces de ver las virtudes de los demás, pero pronto si ven sus defectos. A la menor señal de corrupción se lanza sobre el caído y hacen un festín del pecado de un pobre”. Spencer. La murmuración tiene el propósito ofender a Dios y ofender al hermano. Eso pasó con Israel. No deje que esto suceda con usted.

(571) 251-6590

† ¡Y claro que Dios es misericordioso!, pero la Biblia también dice que “nuestro Dios es fuego consumidor” (Hebreos 12:29)

Si Dios no tuviera misericordia de nosotros no nos haría saber que estamos todos viviendo en condenación. Simplemente esperaría que llegara el momento de nuestra muerte para enjuiciarnos y enviarnos al infierno, sin embargo, Cristo lo advirtió de diversas maneras como esta:

† “…temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” (Mateo 10:28)

† “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17)

Tal vez alguien se pregunte:

† “¿y por qué Dios está tan enojado con el ser humano, si Él no ha dejado de ser amoroso y misericordioso?”

Dios está muy enojado con el ser humano porque Él es Justo y Santo y siendo Quien Es, el hombre lo ha menospreciado.

La ira de Dios no solamente es justa sino también santa, la Biblia lo explica así:

† “Porque LA IRA DE DIOS SE REVELA DESDE EL CIELO contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles” (Romanos 1:18-23)

Dios es nuestro Creador, de manera que si no fuera por Él no existiríamos.

† Él es Eterno, Todopoderoso, Infinito y nosotros, todos los humanos juntos, somos mucho más insignificantes que un pequeño punto en medio del insondable universo que Él creó.

† Él es Santo, Santo, Santo y nosotros, pecadores, pecadores, pecadores.

Usted tal vez se considere muy decente y mucho mejor que su vecino, pero Dios dice en la Biblia que usted es como una llaga podrida delante de Él:

† “¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite” (Isaías 1:5,6)

Pero, además Dios dice que los seres humanos no tenemos excusa para no creer en su existencia, eterno poder y divinidad, porque las cosas invisibles de Él se hacen claramente visibles por medio de su creación.

Dios dice que no cree que haya ateos, sino que más bien lo que hay son necios, que voluntariamente lo ignoran y no lo adoran ni le dan gracias.

† Y por si fuera poco, no solamente no lo adoran a Él, ni dependen de Él, sino que se han inventado todo tipo de ídolos, desde los antiguos de las antiguas religiones hasta los modernos de yeso, madera, oro o plata.

Incluso hay algunos que no tienen ídolos de yeso o madera, pero han hecho del dinero, del placer o de sí mismos, sus dioses.

† En fin que el ser humano, con religión o sin ella, ignora a Dios y vive egoístamente para sí mismo como le da la gana.

Por eso como dice el texto:

† “la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres”

Entre la humanidad y Dios hay una gran enemistad, pero el causante de esa enemistad es el ser humano, así lo dice el Señor en la Biblia:

† “He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír” (Isaías 59:1,2)

Dios tiene toda la razón al estar airado contra el ser humano porque todos hemos pecado de una o de otra forma. La Biblia lo dice así:

† “Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido, que buscara a Dios. Todos se desviaron, a una se han corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Salmos 14:2,3)

Y la triste conclusión a la que nos lleva la verdad de que la justa ira de Dios pesa sobre todo ser humano, es esta:

† “…todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23)

Y lo peor es que no hay manera humana de desagraviar a Dios:

† “…todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia…” (Isaías 64:6)

† Ilustración: En un omelette, un solo huevo podrido descompone toda la torta, del mismo modo un solo pecado echa a perder todas nuestras buenas obras delante de Dios.

Sin embargo, la siguiente verdad nos da… ¡Una esperanza viva! …

IV. DIOS NOS SORPRENDE OFRECIENDO PERDÓN GRATUITO:

Esta verdad es tan sorprendente como la anterior, pero creerla hace la diferencia entre una existencia eterna y horrible en el infierno, y una existencia eterna, pero feliz en el cielo.

Este perdón gratuito procede del carácter misericordioso de Dios:

† “Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos…” (Ezequiel 33:11)

Este perdón es totalmente inmerecido:

† “la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23)

Lo que merecemos por ignorar a Dios y no adorarle ni darle gracias en todo, es la muerte.

† Y la muerte implica no solamente la separación del alma y el cuerpo, sino también la separación de Dios y el alma.

Pero, la dádiva que Dios nos ofrece por medio del sacrificio vicario de Cristo es la vida eterna.

Y la Biblia abunda en pasajes con buenas noticias como estos:

† “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová CARGÓ EN ÉL el pecado de todos nosotros” (Isaías 53:6)

† “Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, CRISTO MURIÓ POR NOSOTROS” (Romanos 5:7,8)

Este perdón gratuito requiere de arrepentimiento:

† “Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos” (Hechos 17:30,31)

Este perdón gratuito es absoluto:

† “Venid LUEGO, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Isaías 1:18)

Este perdón gratuito es el único medio para escapar de la ira de Dios:

† “si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios” (Hebreos 10:26,27)

¡Así que la respuesta a este llamado no es como para posponerla!

CONCLUSIÓN:

Les pedí en un principio que supusieran que la Biblia dice la verdad, como yo y millones de personas lo creemos.

Si la Biblia dice la verdad, entonces, hemos meditado en cuatro verdades que no debemos ignorar:

I. EL ALMA ES INMORTAL

II. HAY UN JUICIO DIVINO PARA LOS MUERTOS

III. DIOS ESTÁ TERRIBLEMENTE ENOJADO CONTRA LA HUMANIDAD

IV. DIOS NOS SORPRENDE OFRECIENDO PERDÓN GRATUITO

La Biblia dice:

“Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (Hebreos 3:15)

Fuente: www.centraldesermones.com