Predicas Biblicas | Mensajes Cristianos
Texto bíblico: Juan 5:24-29
Introducción
La biblia enseña que esta vida es pasajera y que toda la humanidad está destinada a la eternidad. Sea para vida o para condenación, todos algún día pasaremos a esa dimensión desconocida y de la cual nunca saldremos.
Hay que recordar que hay solo dos posibles escenarios para pasar la eternidad: con Dios o sin él. Dicho en otros términos: el cielo o el infierno, la vida o la condenación, salvación o perdición, en fin. El pasaje de Juan 5 versículos 24 al 29 nos enseña varias cosas con relación a la vida eterna y a la condenación también. Vamos a ver en estos estudios bíblicos esas cosas que podemos extraer de esta enseñanza que dio el mismo Señor Jesús.
I. ¿En qué consiste la vida eterna? Juan 5:24
Este versículo hace mención a tres etapas o pasos para tener la vida eterna:
A. Oír la palabra de Dios
Este es el primer paso. Seguramente muchas personas han pasado por aquí pero no todos han continuado al siguiente. Oír no es el solo acto de recibir esa información sino de atenderla, entenderla y aceptarla.
B. Creer el mensaje
Luego de oír el mensaje (implica atención, entendimiento y aceptación), es necesario creer. La palabra creer aparece muchas veces en la biblia y el énfasis que tiene este verbo es bastante fuerte ya que en ello consiste la fe. Es indispensable creer en el mensaje de Jesucristo ya que esto abrirá las puertas del corazón para que él more allí. Creer implica que hemos reconocido nuestra situación de pecado y que necesitamos la salvación. Recibir a Cristo en el corazón es el resultado de oír y creer.
C. Tener la vida
Es interesante que Jesús dijera que “el que oye mi palabra, y cree al que me envió, TIENE vida eterna”, en tiempo presente, es decir, ¡ya!
No dijo que entraría en cuarentena ni que en un plazo de tantos días recibiría la vida; no, dijo TIENE, o sea en el mismo momento en el que la persona oye y cree, tiene la vida eterna.
II. ¿En qué consiste la condenación? Juan 3:18-19
La condenación es la otra cara de la moneda. Es la opción contraria a la salvación y vida eterna. Jesús explicó la condenación de una forma muy clara:
A. En negarse a creer. Juan 3:18.
Jesús dijo que el que no cree ya ha sido condenado. Si oír y creer traen como resultado tener la vida, pues entonces no creer es igual a no tenerla. Uno puede oír, pero si no cree, si no reconoce que la Palabra de Dios es un espejo que nos muestra nuestro estado de pecado, que nuestro merecido es morir, y que por ende necesitamos recibir la salvación, pues entonces no recibiremos la vida.
B. En tener gusto por la maldad. Juan 3:19.
Dijo además Jesús que la luz (o sea su Palabra, él mismo) vino al mundo pero que los hombres no la tuvieron en cuenta, que prefirieron las tinieblas, en otras palabras, la maldad. Esto da a entender de nuevo que no basta con oír, con saber que el mensaje está ahí, sino que es necesario creerlo. Quien se decida por las tinieblas no podrá recibir la vida eterna. Efesios 5 versículos 1 al 20 ilustra con nombres propios esas obras de las tinieblas: fornicación, avaricia, deshonestidad, idolatría, etc. Obras que muchos prefieren seguir practicando antes de creer la verdad de Jesús.
III. La oportunidad es presente
A. Los muertos que escuchan la voz de Dios. Juan 5:25.
La biblia habla de que el hombre sin Dios está muerto en sus delitos y pecados (Efesios 2:1). Jesús dijo que “los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán.” Esos ‘muertos’ son quienes practican las obras de las tinieblas, pero si oyen y creen el mensaje de salvación, pasarán de muerte a vida.
B. Dios es el único que puede conceder vida. Juan 5:26.
IV. La realidad del destino final. Juan 5:28-29
Este pasaje termina con el aviso de Jesús acerca de que llegará un día en el cual los muertos (ya no los muertos en delitos y pecados, sino físicamente muertos) serán resucitados, y de esa resurrección pasarán:
1. Unos para vida eterna: los que hicieron lo bueno, es decir: oyeron, creyeron y recibieron la vida eterna. Vivieron en comunión con Dios y le sirvieron.
2. Otros para condenación eterna: Quienes no creyeron en el mensaje de salvación y amaron más las tinieblas que la luz.
Conclusión
Este mensaje ha sido transmitido por muchos países, en muchos idiomas, en muchas culturas, de muchas maneras distintas, pero su esencia es la misma: Jesús salva y quiere dar la vida eterna a todos; él no quiere que el ser humano perezca.
Puede sonar rudo esto pero, que la ciencia o la filosofía no acepten el mensaje de la palabra de Dios no cambia nada, lo que Dios dice en su palabra es una verdad absoluta como ninguna y el hombre seguirá teniendo solo dos opciones: la vida o la muerte. ¡Este es el momento de creer! Ya basta de amar las tinieblas. A usted que lee estos estudios bíblicos le animo a que se acerque a Jesucristo y le entregue su vida ya mismo y no espere más.
Lo que sucede es que nuestros deseos son bien poderosos. Con esto no les estoy diciendo que todos nuestros deseos son malos, pero si les digo que algunos de ellos si lo son. Nuestros deseos son una cosa que si no controlamos, pueden convertirse en obsesiones que eventualmente arruinarán nuestra vida.
Estoy seguro que todos aquí hemos leído en los periódicos o hemos visto en la televisión esos eventos trágicos, cuando un esposo mata a su esposa o una esposa mata a su esposo debido a una obsesión. Uso este ejemplo tan trágico porque si nuestros deseos continúan descontrolados, si nuestros deseos se convierten en una obsesión que controlan nuestra vida, entonces sucumbimos a la tentación.
Santiago nos dice que debido a nuestra concupiscencia, por causa de nuestra lujuria somos seducidos. En otras palabras, somos seducidos pero no completamente por el diablo y sus demonios, porque nosotros también tenemos la culpa. Hermanos, las consecuencias de la tentación son reales, la consecuencia del pecado es muerte (Romanos 6:23). El problema esta en que en muchas ocasiones nuestros propios deseos nos ciega. Los placeres de la carne, los deseos por las cosas de este mundo, en muchas ocasiones nos controlan porque somos cegados por nuestros deseos. Si esto no fuera el caso, si siempre pudiéramos ver las cosas claramente, entonces estoy seguro de que siempre escogeríamos correctamente.
¿Cuál es la consecuencia cuando cedemos al pecado? Santiago nos lo dice claramente, y también nos advierte: “Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Amados hermanos míos, no erréis.” Esto es el resultado final cuando optamos ceder al pecado.
Si permitimos que nuestros deseos gobiernen nuestra vida, si cedemos al pecado, entonces moriremos. No les estoy hablando de una muerte física, no les estoy diciendo que Dios nos matara al instante que pequemos, pero si les estoy diciendo que con cada pecado, con cada tentación que no resistamos, empezamos a morir espiritualmente, empezamos a morir a las cosas de Dios. Nuestro espíritu se empieza ha alejar más y más de la voluntad de Dios, y eventualmente morimos por dentro.
Esto seguramente es la causa número uno para todas esas personas que se han alejado de los caminos del Señor. Personas que conocieron a Dios, pero que ahora han regresado a vivir en el mundo, personas que han muerto espiritualmente debido a tentaciones y pecado. Es por esta razón que Santiago nos da esta fuerte advertencia. Santiago nos dice: “Amados hermanos míos, no erréis.” Con esto aquí él nos esta advirtiendo que no podemos permitir que nuestros deseos controlen nuestra vida, Santiago nos esta diciendo que no caigamos en tentación, que nunca nos rindamos. Santiago nos esta diciendo que no podemos darle una espada al enemigo, la cual pueda usar en contra nuestra. Porque hermanos la verdad de todo es que no podremos ser tentados, si el deseo ya no existe en nosotros. No podremos ser seducidos, al no ser que la lujuria todavía viva en nuestro corazón. Es hora de reconocer las cosas por lo que son. Dios NO nos tienta, tentaciones NO son cosas buenas. Dios NO causa que las tentaciones lleguen a nosotros, NOSOTROS somos los que causamos que las tentaciones lleguen a nosotros.
Nosotros le permitimos al diablo y a su ejército de demonios que nos atormenten con tentaciones, porque los deseos y lujurias en nuestro corazón no han sido conquistados. Uno de los problemas esta en que en muchas ocasiones, lo malo aparenta ser como algo bueno. Santiago nos dice: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.” Detengámonos aquí un momento y les voy a dar un pequeño ejemplo.
Digamos que ahora mismo al salir de aquí de este edificio nos encontramos una cartera de mujer en el piso. La recogemos, y la abrimos, para buscar si existe algo dentro de ella que nos ayude encontrar a su dueña. Miramos cuidadosamente en todos los compartimentos buscando algún tipo de identificación, pero todo lo que encontramos es una suma grande de dinero en efectivo. Así es, solo efectivo. Ahora la pregunta es: ¿es esto una bendición de Dios? o a caso ¿es esto una tentación? Muchos dirían que es una bendición de Dios, porque después de todo, quien no necesita un poco más de dinero en efectivo. Pero aquí la pregunta debería ser: ¿es esto un regalo perfecto de lo alto?
Les conté esta pequeña situación porque es una historia de la vida real, me acuerdo que leí sobre ella no hace mucho tiempo atrás. Lo que sucedió es que había una anciana que acababa de sacar del banco todo el dinero que ella había ahorrado en su vida, porque se iba a mudar de ciudad, ella había sacado $10,000. Entonces lo que hizo es que puso la cartera en un banco de la parada de autobuses, mientras esperaba a que llegara el autobús, pero cuando llegó el autobús ella se monto y se le olvido la cartera en el banco. Sé que no les tengo que decir que cuando esta pobre anciana se dio cuenta de que no tenia la cartera por poco se vuelve loca, porque esto significaba que había perdido todos sus ahorros.
Ella volvió a todos los lugares que había estado para ver si por alguna casualidad la podría encontrar, pero no pudo. Entonces, aunque ella sabía que no existían muchas posibilidades de encontrar su cartera, ella llamo a la policía para reportar el incidente, y obtuvo una gran sorpresa. Una persona desahuciada había encontrado la cartera, y estaba en la estación de policía en ese instante entregándola. ¿No es esto una cosa fascinante?
Estoy seguro que la persona que encontró la cartera fue tentada a quedarse con ella, pero esta persona supo que no era correcto hacerlo. Esta persona reconoció que en verdad esto no era una bendición perfecta de lo alto, sino una tentación para conducirle hacer lo malo. ¿Qué paso entonces? Lo que sucedió después si fue un regalo perfecto de lo alto, porque la dueña de la cartera le regalo una buena recompensa a esa persona.
Conclusión:
Las predicas cristianas y estudios bíblicos claramente nos enseñan, que las tentaciones no proceden de Dios. Las tentaciones originan de muy profundo en nosotros y son influenciadas por el diablo. Al diablo le gustaría que las tentaciones luzcan como cosas buenas, puede que luzca como lo correcto de hacer, pero como cristianos fieles, nosotros tenemos que examinar las situaciones cuidadosamente. Tenemos que siempre acordarnos que Dios no es la causa de la tentación.
Dios siempre nos dará una salida. Hermanos no podemos dejar que las tentaciones nos tomen por sorpresa, sino tenemos que estar listos para combatirlas en todo momento. No podemos permitir ser engañados en medio de las tentaciones, tenemos que tomar un tiempo siempre para preguntarnos: ¿es esto un regalo perfecto de lo alto? Hermanos Dios nos ha dado el poder para resistir y derrotar toda tentación (Santiago 4:7). El Espíritu Santo mora en nosotros, Cristo nos ha dado la victoria. Tomemos entonces el primer paso hacia la victoria y reconozcamos que la tentación comienza con nosotros.
Fuente: www.centraldesermones.com