La oración en secreto

Predicas Cristianas | Mensajes Cristianos

Texto Biblico: Mateo 6:5-8

Quedé sorprendido de los hermanos que ayudaban en el ministerio, porque siempre se admiraban de lo que Dios hacía en la iglesia, la predicación como les impresionaba, de tal manera; que se les miraba el deseo de servir mejor a Dios.

Lo raro de esto era, que; al siguiente servicio los veía desanimados con su semblante decaído, y llegue a la conclusión, de que no manejaban sus situaciones con conocimiento de Dios, sino que trataban de hacer lo que no entendían todavía.

1. Lo que pasa, es…

Que escuchamos la predicación y la entendíamos en ese momento, formándonos la idea de que hemos descubierto algo que nos impresionó y se nos hace tarde para llevarlo a cabo, entonces llegamos a casa y queremos desconectarnos de todo, y actuamos fuera de tiempo, fuera de lugar y lo peor excluyéndola a ella y a los hijos, por no ser muy comunicativos que ni al pastor le decimos.

Y entonces experimentamos una gran desilusión, especialmente en nuestra oración; frustrados porque descubrimos que no era tan fácil como parecía ser, y peor aún; no queremos hablar del tema con nadie, mucho menos darle explicaciones a ella, que nos pregunta qué estábamos haciendo.

En mi experiencia, las veces que intente orar a solas, excluyendo y sin ponerme de común acuerdo con ella, todo salió terriblemente mal por varios años; ore hincado, acostado, boca arriba, boca abajo, parado, caminado de un lugar a otro, de cabeza, danzando, y no podía concentrarme, solo escuchaba ruidos en la casa, le suben mucho a la televisión, el teléfono suena, abren y cierran las puertas azotándolas, mi esposa quiere que la lleve a la tienda y con todo esto sube el enojo tanto que me olvido de la oración, pensando que mi esposa tiene la culpa porque no me comprende.

Pero era yo mismo el del problema, porque no comprendía los factores tiempo, lugar y sin excluirla a ella, yo sé que a la mayoría nos puede costar mucho entenderlo, porque no tenemos una buena relación con nuestras esposas, no les damos el lugar que deben tener conforme a la palabra de Dios, pero nuestras esposas son un secreto fundamental de la oración; ¡qué bueno que ya lo entendiste gloria a Dios!

NO EXCLUIR

2. Más bien ponerse de acuerdo para dedicarse un tiempo en la oración

1 Corintios 7:5 No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.

Ponerse de acuerdo para dedicarse un tiempo en la oración, de tal manera que incluyan a sus hijos, ya sea junto o separado o las dos cosas; juntos porque tomaron el tiempo para hacerlo y esto demuestra que están venciendo todos los obstáculos de dominio doméstico. Y separados cuando uno cuida a los hijos mientras el otro está en una sesión de oración buscando dirección de Dios en todas las cosas, juntos cuando se levantan de madrugada para orar, separados cuando cada uno se levanta a diferente hora de la madrugada.

NO PRETENDER ORAR ESTANDO ENOJADOS

3. No nos engañemos.

No nos engañemos aparentando como que nada pasa, cuando “si está pasando” y sabemos perfectamente que hay un asunto de abuso emocional de autoridad u otra cosita que arreglar primero con tu esposo(a) porque por esta causa nuestras oraciones son impedidas, anuladas, estorbadas, no tomadas en cuenta, 1 Pedro 3:7 Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo. {Muy importante}

ESCOGER MUY BIEN EL MOMENTO

4. Todo tiene su tiempo.

Todo tiene su tiempo; trabajar, estudiar, cocinar, arreglar, leer, disfrutar con la familia. Pero uno de los mejores momentos es el orar, esto quiere decir; que no voy a orar cuando estoy trabajando, estudiando o disfrutando con la familia, (que por supuesto no estamos hablando de oraciones cortas) sino del tiempo de oración donde no le ponemos nuestro reloj a Dios, pero nos sujetamos plenamente a su voluntad, ÉL pone el tiempo, momento y lugar. (Tu hogar, hablando en oraciones con caracteres personales o de comunión con Dios).

Yo medite mucho tiempo en esto sin encontrar ninguna respuesta inmediata, estuve experimentando muchas dificultades en la oración por no saber manejar situaciones que se me presentaban, hasta se me ocurrió invitar a algunos de la congregación a orar, pero nadie respondió al llamado de oración y me di cuenta de nuestra condición, entonces pensé en juntar nada más pastores para reunirnos para orar, en la iglesia o en sus iglesias, o un día en una y otro día en otra; pues pensé que estarían encantados de hacerlo.

Pero cuál fue mi sorpresa; todos tuvieron una excusa o un argumento para no aceptar la invitación, y nadie quiso abrir su iglesia para juntarnos a orar; entonces Dios me dio entendimiento acerca del lugar, el cual me afanaba en buscar, pensando que quizá era arriba de la montaña, o en una cabaña, o en un edificio de reuniones donde orar libremente, lo cual no era así, como tampoco la gente que yo trataba de escoger para orar, sino que todo empieza orando en lo secreto de su presencia sin salir de casa, escogiendo el momento y hora de Dios; de madrugada, cuando la creación silenciosa de Dios, espera oír la voz de los que claman a su creador, porque quien mejor que Dios, para darte lugar con sus escogidos, el hecho de someterse a Dios es difícil, pero no imposible; porque esto es parte del secreto de la oración.

Continuando leemos “Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura. 33 También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos.” Ellos solamente se fijaron en que la tierra contenía un gran número de habitantes, ciudades con murallas fortificadas y gigantes que habitan en ella. Les pregunto, ¿existe esto en nuestras vidas hoy? Les puedo decir con toda confianza que sí. Existen muchas personas que hacen tal como hizo el pueblo de Israel en este instante. Existen muchas personas que en vez de concentrarse en las promesas de Dios, que en vez de concentrarse en Su poder, se concentran en las situaciones y quitan su mirada de Dios; una vez que hacemos esto entonces nuestra fe flaquea y comenzamos a sucumbir en la tentación y la rebeldía. Y no nos dejemos engañar, tarde o temprano nuestra rebeldía será castigada; a causa de su rebeldía y desconfianza este pueblo que Dios liberó de Egipto nunca entró en la tierra prometida (Números 14:21; 28-29.)

Este pueblo que Dios había librado de la esclavitud ahora tendría que rondar por un desierto por un periodo de cuarenta años (Números 32-33.) Debemos tener mucho cuidado de que lo mismo no nos suceda a nosotros. Digo esto porque cuando hacemos cómo este pueblo, cuando comenzamos a confiar más en nuestra habilidad que en la fortaleza de Dios, entonces no veremos la bendición y solo veremos lo negativo. Al reconocer esta tierra este pueblo no confió que el mismo Dios que les había liberado de las manos del faraón, (Éxodo 3:17), que el mismo Dios que les había prometido esta tierra se las entregaría, ellos solamente vieron sus debilidades.

Cómo iglesia preguntémonos, ¿estamos atravesando por un desierto ahora? ¿Estamos enfrentándonos a gigantes? ¿Tendremos que conquistar ciudades fortificadas, y derribar murallas? La respuesta es si. Quizás algunos estén pensando que aquí nadie esta caminando por un desierto, y en lo físico eso es una realidad, pero les digo que muchos andan caminando por un desierto espiritual, que es mucho peor que algo físico. Existen muchas personas que tal como este pueblo, en estos mismos momentos están atravesando por un gran desierto, existen muchas personas que en estos mismos momentos están atravesando por situaciones muy difíciles porque han confiado más en sus habilidades que en Dios. Quizás algunos es6tan pensando que no existen ciudades fortificadas o murallas a nuestro alrededor, pero pensemos en lo que es una ciudad. Una ciudad es un lugar donde se habita, ¿verdad? Mis próximas preguntas son ¿dónde vivimos?, ¿vivimos en la ciudad desobediencia, provincia rebeldía? Si al examinarnos encontramos que tenemos morada en esos lugares, entonces sepamos que la desobediencia y la rebeldía causan que caigamos nuevamente en la esclavitud de este mundo.

La desobediencia y la rebeldía causan que no veamos las bendiciones que Dios nos envía. La desobediencia y la rebeldía causan que solo veamos lo negativo. Este pueblo no recibió las bendiciones de Dios de inmediato porque solo vieron la oposición, vieron los gigantes que habitaban en la tierra y se atemorizaron. Sé que muchos están pensando que en nuestras vidas no existen gigantes, pero la realidad del caso es que si existe un número gigantes que como iglesia tenemos que enfrentar. Primero que todo preguntémonos, ¿qué es un gigante? Un gigante es todo aquello que nos separa de la voluntad de Dios. Un gigante es todo aquello que trata de apartarnos del camino que Él nos ha enseñado. Un gigante es todo aquello que se para entre nosotros y los planes de Dios para nosotros. Un gigante es todo aquello que aparenta ser mucho más grande y poderoso que nosotros, más grande que nuestro deseo de servir a Dios. Un gigante es todo aquello que es mucho más fuerte que nuestras habilidades y que no podemos enfrentar a solas. Permítanme exponerles dos gigantes responsables de detener, y de destruir la obra de Dios en muchos creyentes, y el crecimiento en la iglesia.

El primer gigante que enfrenta la iglesia hoy en día es el gigante de la duda e incredulidad. Si nos ponemos a pensar en lo que aconteció en este caso veremos que esto fue exactamente lo que sucedió con este pueblo y sucede con muchos de nosotros. Quiero que se fijen bien en un detalle muy importante, cuando estos hombres fueron enviados a reconocer la tierra, ellos no fueron enviados para ver si esta era la tierra o no, Dios sabía que esta era la tierra que Él tenía para este pueblo. Dios sabía que Él les daría la victoria sobre toda oposición, pero ellos dudaron, ellos no creyeron en la Palabra de Dios. Solamente hubo uno de ellos que dijo “Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos”. Solamente Caleb creyó sin dudar que Dios les entregaría la victoria. Muchos de nosotros hacemos igual como ese pueblo, muchos de nosotros al vernos confrontados con problemas o situaciones, al vernos cara a cara con esos gigantes que vienen a robarnos la paz que Dios nos ha dado, simplemente dudamos de Su poder. Pero hermanos la realidad del caso es que estos gigantes no existen para robarnos la paz, Dios permite que estos gigantes existan para glorificarse a través de ellos (Santiago 1:2-4.) Podemos dudar las promesas de Dios para nuestras vidas, podemos dudar que seremos bendecidos, pero cuando hagamos esto recordemos lo que le sucedió a este pueblo. Su duda produjo grave consecuencias, recordemos siempre que el dudar o no creer no nos permitirá ver la grandeza de nuestro Dios y aumentará nuestras propias debilidades. El dudar o no creer nos conducirá nuevamente al desierto.

El segundo gigante que enfrentamos como iglesia es el temor. En el caso de este pueblo, el temor de las ciudades fortificadas, el temor de los habitantes, y el temor de los gigantes fue mucho mayor que la promesa de Dios. Este pueblo se vio como “langostas”, se vio mucho inferior a ellos, se vieron insignificantes. Nosotros en muchas ocasiones hacemos igual, en vez de ver los problemas o situaciones como insignificantes en los ojos de Dios, vemos los problemas y situaciones como gigantes que nos causan temor. Lo que sucede es que nosotros medimos los obstáculos contra nuestra propia fuerza y habilidad, en vez de concentrarnos en el poder de nuestro Dios. Estos hombres llegaron a ver la tierra prometida, la tierra que fluía con leche y miel como la “tierra que traga a sus moradores”. Esto es una gran diferencia ¿verdad? Pero el temor causa esto mismo, el temor causa que veamos las cosas completamente opuestas a lo que son. El temor causa que no veamos las bendiciones. Hermanos, el temor no es de Dios (2 Timoteo 1:7.) Tenemos que reconocer el temor por lo que es, un gigante que quiere alejarnos de Dios. Un gigante que quiere robarse las bendiciones que Él tiene para nosotros. Un gigante que quiere desterrarnos y enviarnos a andar nuevamente en el desierto. Pero Dios nos liberó y no podemos permitir ser desterrados (Romanos 6:22-23; Gálatas 5:1)

Para concluir.

Les pregunto, ¿en qué dirección nos estamos moviendo? Cuándo examinamos nuestra vida, cuando examinamos nuestra iglesia, ¿estamos viendo a los gigantes o vemos el poder de Dios? Cuando miramos hacia nuestro futuro, ¿estamos en camino hacia la tierra prometida o estamos en camino al desierto? No podemos permitir que nada ni nadie nos desvíe o conduzca en dirección opuesta a Dios. Fuimos liberados de la esclavitud, recibimos el regalo más grande que podíamos recibir, recibimos la vida eterna en Cristo Jesús (Juan 3:16.) Fuimos escogidos por Dios para que difundiéramos Su palabra (Mateo 18:19-20.) Debemos tener en mente todo ese tiempo que estuvimos perdidos en el desierto del mundo, el sufrimiento, los dolores, esa carga tan pesada que una vez teníamos.

Tenemos que acordarnos que Dios y solo Dios nos dio descanso, alivio nuestras penas (Mateo 11:28.) Hermanos, no podemos permitirle al demonio que nos desvíe de nuestro caminar, o que interrumpa nuestro progreso. Como iglesia tenemos que atacar esas ciudades, derribar esas murallas, y enfrentar esos gigantes. Como les dije al inicio, ninguna de estas cosas serán fácil; tendremos que enfrentar situaciones difíciles, pero cuando esto suceda sepamos que Dios lo permite para probar cuán fuerte es nuestra fe. El pueblo de Dios en ese entonces tuvo a Moisés, quien fue un gran hombre de Dios, pero nosotros tenemos a Cristo, tenemos al que nunca nos abandona, que siempre esta dispuesto a estrechar Sus manos y guiarnos en toda situación.

Fuente: www.centraldesermones.com