Por: Pastor Gonzalo Sanabria. Este sermón fue publicado inicialmente en www.estudiosysermones.com. Te invitamos a leer más sermones del Pastor Gonzalo Zanabria en la mencionada web.
El apóstol Pablo confiaba en Dios a pesar de todas las dificultades que tuvo que vivir, ésta confianza y seguridad en el Señor es una gran enseñanza para nosotros hoy día, pues vivimos en un mundo lleno de afanes, adversidades y deseos egoístas. Cada mañana el ser humano se levanta para correr y alcanzar sus metas y deseos, que generalmente giran en torno a los bienes materiales (creo firmemente que Dios quiere bendecir a sus hijos, pero la prioridad es él mismo, no sus bendiciones). Recordemos las palabras del Maestro: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y lo demás vendrá por añadidura”…
COMO VENCER ELAFÁNY LA ANSIEDAD
«Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias» Filipenses 4:6.
El texto de hoy, nos aconseja: acude a Dios y evita el afán, la angustia, y la ansiedad. Otras versiones traducen el término “afanosos” como: inquietos, afligidos, angustiados, ansiosos, preocupados. El consejo es acercarse a Dios, y poner en sus manos la dificultad, dando gracias como un acto de fe.
En el Salmo 73 vemos al salmista con su mente confundida y siendo tentado a hacer lo malo, vrs. 12-16 (pues ve la “prosperidad del impío”). Pero entrando en la presencia de Dios logró entender el carácter del Señor, vrs. 22-25, y comprendió que aunque cantaba y servía a Dios en el templo, en lo profundo de su corazón se había estado alejando del Señor, y por tanto había empezado a dudar de Dios mismo y de su bondad, vrs. 27-28. Te invito a leer: “El Señor Es Mi Fortaleza”.
La verdadera paz de Dios viene sobre ti cuando encomiendas al Señor tu camino y esperas en él: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” Fil. 4:7. Huirá la tristeza, la aflicción, y la angustia, y la paz de Dios guardará y protegerá tu corazón y tu mente de todo dardo de duda e incredulidad.
El mundo de hoy busca la paz y la tranquilidad, por eso las drogas, los medicamentos, tónicos, clínicas de reposo, etc, pero la verdadera paz el hombre sólo la encuentra en Cristo, y ésta paz sobrepasa nuestro entendimiento, porque aunque las rejas estaban ante los ojos de Pablo (él estaba encarcelado cuando escribe ésta carta a los filipenses), estaba gozoso, tranquilo y más bien aprovecho el momento para evangelizar a los soldados de la cárcel romana donde estaba preso; y por esta seguridad en Dios que puede animar a los que están afuera.
Pablo confió en Dios y finalmente salió libre. Recordemos también que los tres jóvenes amigos de Daniel, confiaron en Dios y aunque fueron lanzados al horno de fuego, las llamas no pudieron hacerles daño. Porque la fe en Dios nos libra del enemigo de nuestras almas.
Cristo confió en su Padre celestial y resucitó. Nosotros podemos confiar en nuestro Dios y venceremos, veremos su gloria, porque él lo dijo: “todo aquel que cree en mí, nunca será avergonzado”, esa fe en Dios hace que la paz del cielo inunde el corazón del creyente y avance confiado en su Señor.
Reflexión final: La paz de Dios es un escudo que guarda nuestra mente, nuestro intelecto, ésta sólo la hallaremos estando en su presencia, fortaleciendo nuestra comunión con él, y cuando permitimos que Dios haga la obra que nosotros no podemos hacer. Depositemos en el Señor todo nuestro corazón, él no nos decepcionará.
(Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria. Este sermón fue publicado inicialmente en www.estudiosysermones.com. Te invitamos a leer más sermones del Pastor Gonzalo Zanabria en la mencionada web.)
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2.LOS DOCE ESPÍAS DE ISRAEL
3.ISRAEL ATRAVIESA EL DESIERTO HACIA CANAÁN