No es lo mismo que venga la Presencia de Dios en justicia que cuando viene con Paz. El juicio es necesario para poner las cosas en orden en nuestra vida. Cuando no hay paz hay sospechas y poca capacidad para verle. El nivel espiritual más alto es ver con los ojos que Él ve y sentir con los sentidos suyos. Juan el apóstol del Apocalipsis tenía sus ojos puestos en el arrebatamiento casi de continuo.
Si llevamos muchos años en la Iglesia pero no tenemos ningún contacto con la eternidad, quiere decir que no tenemos experiencia espiritual. Los que aquí en vida comprendieron y entendieron el mensaje, allí en los cielos serán más recompensados por su fe. La segunda resurrección será cuando Jesús pise el Monte de los Olivos y los que estás allí enterrados como mártires de la gran tribulación.
La primera resurrección son los que han muerto antes de todas estas cosas y cuando venga el Señor a por su novia ellos vendrán con Él porque ya están resucitados juntamente con Él. En su Presencia será demasiado tarde para lamentarse de lo que aquí no se ha alcanzado. Si perdemos las glorias que Él hace descender, estará todo perdido. Muchos tienen una apariencia externa de posición espiritual pero que a la verdad están podridos por dentro.
1 Samuel 17:24 al 40
Los triunfos de los ungidos los adquieren porque son guiados directamente por el Espíritu. Cuando David hablaba de Goliat, lo trataba quitándole poder, fuerza e importancia. ¿Quién este “incircunciso”? “a este filisteo”, etc. Lo que primero pone Dios sobre sus ungidos, es su mirada. La soberbia es ser un “creído” déspota o aquel que se ama por encima de todo a sí mismo.
Solo los ungidos pueden denunciar lo que no está correcto delante del Señor. Dios siempre escoge a los que se humillan. Si tenemos al espíritu de Dios tendríamos que tener su corazón también. No hay espíritus malignos capaces de prevalecer contra uno de los pequeños de Jesús, ungidos por el poder de Dios. Al diablo si no lo venzo acabará conmigo en breve.
Un ungido debe tener el don de convencer a los demás a que caigan vencidos por el poder de Jesús. David solo convencía. Goliat era feo incluso en su físico pero David era de hermoso parecer como tipo de Jesús. David pasó muchos valles de prueba y angustia pero en todos los momentos pudo darle a Jesús la preeminencia.
Un valle es una caída. El pecado tiene el nombre de gigante y es difícil de vencer. Solo ungiéndonos a diario conseguiremos vencer y derrotar al diablo. La Iglesia de Jesús está siendo retada de continuo en este tiempo. Pero por la carne o instituciones naturales no se le puede hacer retroceder. Es indispensable hacer la guerra con las armas del espíritu. Solo Dios es capaz de avergonzar a todo diablo que pretende destruir la obra del Espíritu Santo. David no era persona de contender sino que le gustaba armonizar con la presencia de Jesús.
Saúl no sabía lo que tenía de parte de Dios hasta que no lo perdió. El reino le fue quitado de su mano a causa de la desobediencia. El triunfo del ungido hace que toda la congregación participe de esa victoria. El triunfo del ungido es por Dios y para Dios. El ungido no es el triunfo, sino la verdad misma que es Cristo, ese es el TRIUNFO del Padre.
2 Corintios 10:7
Cuando menospreciamos las oportunidades que presenta Jesús mediante la Palabra que trae el pastor ungido, nos arriesgamos a perder incluso el reino. Los ungidos no tienen nada propio, sino que lo que reciben es totalmente mérito del ungimiento del Espíritu Santo. Los que pertenecen a los escuadrones de Israel no consienten nunca en la crítica ni la murmuración.