Llamados a… Predicacion

 Llamados a compartir nuestra fe

“Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra” Hechos 1:8

Quiero que recuerde que estamos dictando una serie de sermones titulada “Ser y hacer Discípulos”, ¿Quién es un discípulo de Cristo? En las semanas pasadas aprendimos que un discípulo de Cristo es uno que celebra la grandeza de Dios y guarda su Palabra. Hoy aprenderemos que un discípulo de Cristo es uno que comparte su fe. Quiero que note la secuencia encadenada; Un discípulo de Cristo glorifica a Dios y disfruta de él en la adoración como una parte integral de cada cosa que hace, al hacer esto quiere conocer más de Él y la única forma segura de conocer más de él es guardando su Palabra, al guardar su palabra y conocerlo más lo amará más y amándolo más querrá como consecuencia obedecerlo y esto incluye por supuesto darlo a conocer a otros.

Crecí en una familia cristiana y siempre me ha gustado en general ir a la iglesia, “pero no siempre me gozaba en ir ala iglesia por una sencilla razón, ya sabía lo que el Pastor iba a decir en su predicación; es decir, sabía en resumen, no sabía exactamente que pasaje iba a leer ó que tema. Pero si sabía que en e fondo el pastor de una forma u de otra iba a decir: “Esaú, pórtate bien”. Esas no eran buenas noticias. El Evangelio son buenas noticias, pero “Esaú pórtate bien” para mí no eran buenas noticias por dos razones: la primera es que siempre me gustaba portarme bien. Cuando escuchaba “Esaú pórtate bien” no era buenas noticias para mí. En segundo lugar, a medida que iba entendiendo la Palabra de Dios supe que el resumen de la ley es: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu mente, con todas tus fuerzas, con todo tu ser. Amar a Dios como el se merece ser amado y amar a todos tus prójimos como a ti mismo, ¿Esas son buenas noticias? Para mí no lo eran, a mi me sonaba un poco como a que el pastor quería decirme: Esaú no solamente pórtate bien sino que decía se perfecto. Salía con la cabeza agachada y decía: es imposible ser perfecto. Por mucho que lo intente, por mucho que me esforcé, yo no voy a poder amar a Dios como Él se merece, ni como él me lo pide. Entendí que eso es solo un resumen. Es realmente lo mínimo, lo más mínimo de lo que la ley me pedía. El Evangelio por otro lado es muy diferente a “Esaú pórtate bien” es lo opuesto ” y no quiero que me mal entienda no estoy diciendo que el Evangelio es “Esaú pórtate mal”

“El mensaje del Evangelio es que Dios me acepta tal cual soy y me transforma. El Evangelio no es que tengo que esforzarme para agradar a Dios, que tengo que esforzarme para obedecer a Dios, porque la reacción de Dios depende de lo que haga ” El Evangelio no es algo que depende de lo que usted y yo podemos hacer, decir ó ganar.

“Cristo en la cruz declaro “consumado es” que significa completo, pagado por completo, ya no se debe nada. Cristo ahí en la cruz compro nuestra Redención, consumo de tal manera nuestra redención que nosotros la recibimos por fe como un regalo.. Nosotros no podríamos amar a Dios lo suficiente si dependiera su amor ” de lo que nosotros le amamos, gracias a Dios no depende de nosotros, sino de su propia naturaleza que es amor. Cristo consumo la Rendición y la ofrece en gracia y amor a todos nosotros. Es Evangelio no es sólo recibir este regalo de vida, sino vivir esta vida en su gracia, tratando a los demás con la compasión que Cristo tiene por nosotros, sin juzgar, amando a los demás no por nuestros esfuerzos, sino en Cristo, sobrellevando las cargas los unos por los otros, no es una forma altruista, sino en el poder de Cristo. Esto es lo que trata Lucas de explicar a los lectores cuando esta hablando de la ascensión de Cristo. ¡La Redención ha sido consumada! ¡La Gracia de Dios es ofrecida por los meritos de Cristo! y es nuestra labor compartir a aquellos por quienes Cristo murió.

Porque nuestro llamado a ser discípulo es a compartir a otros esta Gracia Redentora, nosotros debemos hacerlo no es nuestras fuerzas, sino en la Gracia de Cristo.

Compartir no en nuestras fuerzas es hacerlo bajo:

1. El Poder de Dios. Hechos 1:8 “Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra” Por favor subraye “recibirán poder”. Es de notar que la palabra poder es “dunamis” de la misma raíz de la palabra dinamita. Y aunque para esa época ya existía la dinamita como tal, no se esta diciendo que este poder es un poder “explosivo destructivo”. Tenemos que recordar que el uso de la palabra tiene sus raíces en el concepto poder en el A. T. Para los Salmos sólo Dios tiene la capacidad de ejercer autoridad y poder correctamente, este poder se manifiesta es su capacidad creadora y sustentadora de toda su obra. “Los antiguos nombres hebreos aplicados al Dios de Israel, tales como "el Fuerte de Jacob" (Génesis 49.24), "el Fuerte de Israel" (Isaías 1.24), "El Shadai" (Éxodo 6.3) y "Él" (Génesis 33.20), revelan un alto concepto del poder de Dios”. El Poder de Dios proviene de Él mismo y no radica en eventos ó manifestaciones espectaculares como a la mayoría de nosotros nos gustaría.

Pablo nos explica con más claridad en que consiste este PODER DE Dios. Romanos 1:16-17 “A la verdad, no me avergüenzo del evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todos los que creen: de los judíos primeramente, pero también de los gentiles. De hecho, en el evangelio se revela la justicia que proviene de Dios, la cual es por fe de principio a fin,* tal como está escrito: El justo vivirá por la fe” Por favor circule EVANGELIO. Pablo afirma categóricamente que el Evangelio es PODER DE Dios, para salvación. ¿Por qué es evangelio? Pablo responde: “De hecho, en el evangelio se revela la justicia que proviene de Dios”. Es Evangelio es sencillo y claro, note como lo explica el mismo Pablo al inicio de la carta a los Romanos 1:3-6 “Este evangelio habla de su Hijo, que según la naturaleza humana descendía de David, pero que según el Espíritu de santidad fue designado con poder Hijo de Dios* por la resurrección. Él es Jesucristo nuestro Señor. Por medio de él, y en honor a su nombre, recibimos el don apostólico para persuadir a todas las naciones que obedezcan a la fe. Entre ellas están incluidos también ustedes, a quienes Jesucristo ha llamado”

Así que cuando Jesús encomienda a sus discípulos el mandato de ir a las naciones, les explica que recibirán PODER. Quiero que recuerde que Jesús antes de su crucifixión explico a ellos la venida del Espíritu Santo y las funciones que este realizaría y una de ella era, Juan 14:26 “Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho”

La promesa de la unción de Espíritu Santo esta ligada poderosamente al Evangelio de la Gracia. La Palabra no es Palabra si el Espíritu Santo no la enseña y la recuerda. Sólo tiene que recordar que pasa al inicio de Hechos 2, estos hombres empiezan a “hablar en el idioma de otros”, no hablan incoherencia, no hablan lenguajes que nadie entiende, hablan y ellos entienden ¿Qué están entendiendo? El mensaje de poder, el EVANGELIO y este es PODER DE Dios.

Porque nuestro llamado a ser discípulo es a compartir a otros esta Gracia Redentora, nosotros debemos hacerlo no es nuestras fuerzas, sino en la Gracia de Cristo.

Compartir no en nuestras fuerzas es hacerlo como:

2. Testigos de Cristo. Hechos 1:8 “Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra” Por favor circule la palabra “testigos”. “TESTIGO. El que ofrece pruebas para confirmar algún hecho, acontecimiento, proeza o pacto es testigo; las pruebas constituyen sus testimonios y estas pueden ser concretas u orales. Por ejemplo, las siete corderas que recibió Abimelec de mano de Abraham (Gn 21.30) sirvieron de testimonio de que el último había cavado el pozo en Beerseba. Asimismo, las piedras del majano de Labán (Gn 31.52), el altar de Josué (Jos 22.27), las tablas del decálogo (Éx 31.18) y el tabernáculo mismo (Nm 17.7, 8 y Hch 7.44) son testigos de pactos y acontecimientos. La palabra escrita de Dios, según el salmista, es su testimonio, la heredad del hombre y el gozo de su corazón (Sal 119.111). En sentido forense, es más común el testimonio oral. Según la Ley Mosaica, para condenar a una persona acusada de un crimen era preciso tener las declaraciones acordes de dos testigos (Nm 35.30; Jn 8.17; 1 Ti 5.19).

Si apedreaban al criminal, los testigos tenían la obligación de confirmar su testimonio arrojándole las primeras piedras (Dt 17.6, 7; Hch 7.58). El testigo falso debía sufrir la misma pena que hubiera correspondido al acusado. Uno de los diez mandamientos prohíbe el testimonio falso (Éx 20.16). No obstante, esto era una práctica algo común, como se nota en el proceso del Señor Jesucristo (Mt 26.59ss) y también en el apóstol Pablo (Hch 25.7). El testimonio va más allá del simple sentido forense e incluye una aprobación o respaldo personal. Tal es el testimonio de Dios el Padre (Jn 5.36, 37) o del Espíritu Santo (1 Jn 5.6) acerca del Hijo. Así también el testimonio de Juan el Bautista es una expresión de lealtad y devoción (Jn 1.6ss, 19-37). Los discípulos se convirtieron en testigos no tan solo de los hechos históricos de la encarnación, muerte y resurrección de Cristo, sino también de su propia fe en Él, de la realidad de su presencia y del cumplimiento de sus promesas (Lc 24.48; Hch 1.8). Dispuestos a testificar hasta la muerte si era necesario, los apóstoles aportaron un nuevo sentido al significado de la palabra testigo (cuyo equivalente en griego era maŒrtys, de donde viene nuestra palabra "mártir"). El primer mártir del cristianismo fue [Ver=] ESTEBAN, quien selló con su sangre el testimonio de su vida y de sus labios, el prototipo de todos los que estiman la verdad de Cristo por sobre todas las cosas ”

Nosotros somos testigos de Cristo hoy, pues nosotros también hemos recibido el mismo poder, El Evangelio de la Gracia de Dios, la instrucción de su Espíritu Santo y el mandato de hablar poderosamente de las cosas que hemos visto y que Dios ha hecho en nosotros. Esto es lo que hace radicalmente diferente al cristianismo de otras religiones, no basta con tener conocimiento intelectual de las normas y reglas de la religión, es necesario “ver”, “tocar”, “experimentar” LA GRACIA Y EL PODER. No son nuestras habilidades o capacidades lo que hace que seamos eficaces, es el Evangelio de la Gracia lo que hizo que el evangelio se propagará por el mundo entero. El libro de los Hechos es sólo el inicio de la historia, usted y yo la estamos escribiendo hoy, usted y yo somos instrumentos del Evangelio, somos medios por los cuales las naciones vendrán a los pies de Cristo. La Estrategia de Cristo es muy clara y evidente, son aquellos “testigos” de la maravillosa gracia de Cristo los que proclamarán a las naciones estas buenas noticias que transforman, cambian y vivifican. Cristo no nos mando a ser “camaradas”, “partidarios”, nos mando a ser TESTIGOS, porque sólo vamos a decir, lo que Él puede hacer y nada sobre nosotros es relevante, es centrado en la obra de Cristo pues su Evangelio es PODER DE Dios.

Porque nuestro llamado a ser discípulo es a compartir a otros esta Gracia Redentora, nosotros debemos hacerlo no es nuestras fuerzas, sino en la Gracia de Cristo.

Compartir no en nuestras fuerzas es hacerlo:

3. Siguiendo su Plan. Hechos 1:8 “Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra” Quiero que siga la secuencia que el texto mismo nos da. Un discípulo de Cristo es uno que al compartir las buenas nuevas del Evangelio lo hace en el poder de Dios, es decir, usando el Evangelio, La Palabra de Dios y siendo así un “testigo fiel” de lo que Dios hace y no él. Ahora bien Jesús no sólo equipa a estos hombres con la autoridad y la habilidad, también les otorga un plan. Es un plan sencillo, simple y progresivo. De nos ha explicamos bajo que autoridad vamos a proclamar, se nos ha explicado en carácter de que vamos a proclamar, ahora Jesús explica donde debemos proclamar:

a. En Jerusalén. Los primeros creyente comprendieron perfectamente que debía predicar primero en Jerusalén, Hechos 2:1 DHH “Cuando llegó la fiesta de Pentecostés, todos los creyentes se encontraban reunidos en un mismo lugar ” No salieron a ningún lugar iniciaron su labor misionera dentro de su casa, con los suyos, ahí era necesario que mostraran la luz de Cristo, usted y yo conocemos el resto de la historia de Hechos 2, una gran proclamación mucho más allá de la compresión de ellos mismos fue realizada por cada uno de los que estaba ahí, en Jerusalén, su hogar, su casa con los suyos. Debemos interceder, orar, mostrar un testimonio poderoso a nuestra familia, pero debemos hablarles de Cristo.

b. En toda Judea y Samaria. Hechos 8:4 DHH “Pero los que tuvieron que salir de Jerusalén anunciaban la buena noticia por dondequiera que iban. ” Circule por favor la frase “tuvieron que salir”. ¿No era este un mandato? La Iglesia en Jerusalén había crecido de una manera poderosa y milagrosa sin embargo, tuvo que venir la persecución para que ellos pudieran cumplir con el plan de Dios Hechos 8:1b. “Aquel mismo día comenzó una gran persecución contra la iglesia de Jerusalén. Todos, menos los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y de Samaria. ” Note por favor quienes fueron los que se dispersaron y empezaron a proclamar el Evangelio de la Gracia de Dios. Aunque los apóstoles terminaron saliendo también de Jerusalén, no lo hicieron al principio fue la Iglesia la que comenzaron a compartir a donde quiere que eran llevados.

c. Hasta los confines de la tierra. Hechos 13:1-3 DHH “En la iglesia que estaba en Antioquía había profetas y maestros. Eran Bernabé, Simón (al que también llamaban el Negro), Lucio de Cirene, Menahem (que se había criado junto con Herodes, el que gobernó en Galilea) y Saulo. 2Un día, mientras estaban celebrando el culto al Señor y ayunando, el Espíritu Santo dijo: “Sepárenme a Bernabé y a Saulo para el trabajo al cual los he llamado.”3Entonces, después de orar y ayunar, les impusieron las manos y los despidieron. ” Aquí vemos a la Iglesia enviando a los misioneros a los confines de la tierra y el resto del libro se dedica a explicar como la comisión de Jesús es cumplida con el PODER DEL EVANGELIO y por hombres que son Testigos de ese poder a los hombres.

Conclusiones:

Porque nuestro llamado a ser discípulo es a compartir a otros esta Gracia Redentora, nosotros debemos hacerlo no es nuestras fuerzas, sino en la Gracia de Cristo.

Quiero que recuerde que la proclamación de Evangelio es un llamado que debe hacerse bajo y con la Autoridad de Cristo, su Palabra es la verdad, su Palabra es el poder que transforma a las naciones y dobla a los reyes, nosotros somos sólo “testigos” de ese poder y la buena noticia es el que plan sigue vigente para cada uno de nosotros. Usted y yo somos llamado a decirle al mundo que Cristo murió por sus pecados, fue sepultado y que resucito al tercer día con poder y gloria y que Él puede cambiar sus vidas como lo ha hecho con las nuestras. El mundo le dirá que esto es locura, otros querrán ver primero maravillas y milagros, pero usted y yo no debemos saber de otras cosas sino a Jesucristo y a este crucificado, porque sólo esto es PODER DE Dios.

No somos llamados a decirle al mundo: “Esaú pórtate bien”, somos llamado a decirle al mundo: “Esaú, Cristo murió por tu pecados, él te ama y quiere vivir en tu corazón, él puede cambiar tu vida”. No predicamos reglas ó principios morales ó éticos, predicamos poder de Dios y esta es sólo el Evangelio de la Gracia de Dios.

El mundo no necesita regresar a sus valores antiguos, porque ni los valores antiguos, ni los modernos podrán darle el REGALO DE LA REDENCIÓN, sólo Cristo puede salvar, sólo Cristo puede perdonar, sólo Cristo puede cambiar la manera de pensar y de sentir. El mundo no necesita nuestra elocuencia, ni nuestras métodos ó dinámicas, el mundo lo que necesita es el Evangelio de la Gracia de Dios y nosotros hemos sido llamados por Dios para hacerlo. ¿Quieres hacerlos hoy? Oremos.

Fuente: www.centraldesermones.com