Estudios en Éxodo: Consagrados a Dios

Por: pastor Daniel Brito

TEXTO: Éxodo 29:1-46

TITULO: Estudios en Éxodo: Consagrados a Dios

INTRODUCCIÓN: En esta noche seguimos con el estudio en el libro de Éxodo. Esta noche tratamos los capítulos 29 y 30, que tratan sobre la consagración del sacerdocio, el aceite de la unción, y el incienso. Debemos recordar que este libro es Palabra de Dios no solamente para el Israel del Antiguo Pacto, sino para nosotros también. Hay mucho que aprender de este hermoso libro, y como podemos aplicarlo a nuestras vidas.

1.    Consagración del sacerdocio.

a.    Al Servicio del SEÑOR JEHOVÁ. — En primer lugar, noten el primer versículo que dice: “Para consagrarlos como sacerdotes a mi servicio…”  El sacerdocio tenía una responsabilidad bien grande y era que eran llamados para SERVIR a JEHOVÁ DIOS. Es muy claro que ellos ayudaban al pueblo, y la ministración incluía lo que tenían que hacer con el pueblo, pero, ellos no trabajaban para el pueblo; eran siervos del SEÑOR JEHOVÁ.

i.    Tenían que preparar la comida del sacrificio que incluía a un novillo, no a un toro viejo y duro, sino a un novillo, y a dos carneros. Noten que el Texto dice: “sin defecto”. ¡Dios requería lo mejor para Él!

ii.    También se incluía en la comida del sacrificio panes sin levadura y tortas, hecho con bastante aceite.

b.    Lavamiento. — En estos ritos del Antiguo Pacto encontramos muchos lavamientos de distintas formas. El lavamiento es símbolo de limpieza espiritual, y muy importante en el culto del Antiguo Testamento para recordar la necesidad de recibir el perdón por sus pecados.

i.    En tiempos cuando no se sabía nada de gérmenes, Dios les instruye en cuanto a la necesidad de ser aseados. Veamos dos cosas sobre el lavamiento:

(1)    El lavarse después del sacrificio era necesario para limpiarse de la sangre y de todo lo que implicaba el sacrificar animales.

(2)    El lavarse antes del sacrificio representaba la obediencia al mandato de Dios de estar limpios para tocar el sacrificio. Esto quiere decir que encontramos la necesidad de la pureza individual de la persona delante de Dios.

c.    Vestiduras. — El lavarse antes de ponerse las vestiduras también indicaba la necesidad de pureza y de respeto a las vestiduras sacerdotales que habían sido consagradas para el servicio de Dios. Aarón usaría el vestuario del sumo sacerdote y sus hijos el de los sacerdotes, y así sería sucesivamente con los hijos de ellos.

d.    Ungimiento de los sacerdotes. — En este caso Moisés era el que estaba ejerciendo la función de ungir a Aarón para el puesto de sumo sacerdote. El ungimiento simbolizaba que Dios era el que lo estaba poniendo en ese puesto. Los hijos de Aarón, no fueron ungidos como su padre, sino que eran vestidos con su vestuario sacerdotal.

e.    Preparación para los sacrificios. — Noten como los sacerdotes imponían sus manos sobre los animales que iban a ser sacrificados. Eso era una forma de aceptar la culpa por parte de los sacerdotes y pasarla a los animales que iban a ser sacrificados por ellos.

i.    Es muy importante notar que el sacerdocio ministraba al SEÑOR, y representaba al pueblo delante de Dios, pero ellos también necesitaban ofrecer sacrificios por sus propios pecados.

ii.    Ese sacerdocio siempre miraba al sacrificio de JESUCRISTO en la cruz. El sacerdocio Aarónico era inferior por ser ellos pecadores. Sin embargo el Sacerdocio de JESUCRISTO es SUPERIOR porque JESUCRISTO es el Sacerdote sin mancha y sin pecado.

2.    La santificación en el sacerdocio de todos los creyentes. — La semana pasada estuvimos hablando que nosotros como Iglesia, somos un sacerdocio. O sea que podríamos llamarle el sacerdocio de todos los creyentes.

a.    El apóstol Pedro le dice a la Iglesia de Cristo que así como JESUCRISTO es la PIEDRA VIVA, así nosotros debemos llegar a ser COMO piedras vivas también. 1 Pedro 2:4-5 dice:

i.    “Cristo es la piedra viva, rechazada por los seres humanos pero escogida y preciosa ante Dios. Al acercarse a él,5 también ustedes son como piedras vivas, con las cuales se está edificando una casa espiritual. De este modo llegan a ser un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por medio de Jesucristo.”

b.    Llegamos a ser un sacerdocio santo. Esta palabra santo quiere decir “separado”, “consagrado”, “santo”.

i.    De ahí que los creyentes hemos sido separados del mundo para ser consagrados al servicio de Dios.

ii.    Eso no nos hace mejor que otras personas, sino que nos dice cual es nuestra posición en el Cuerpo de Cristo.

iii.    No se puede seguir a JESÚS sin ser uno SEPARADO para servir al Salvador.

iv.    En el momento que uno se convierte a JESUCRISTO, uno es SEPARADO para el servicio del Salvador del mundo.

v.    Y ahora ofrecemos sacrificios espirituales a Dios. Hebreos 13:15 dice:

(1)    “Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre.”

(2)    A veces la gente piensa que a Dios se alaba solamente con los cantos. Pero la alabanza es algo continuo, es algo que uno hace todo el tiempo, y no necesariamente con los cantos solamente, sino con nuestras palabras, con nuestras oraciones.

c.    Todos sabemos muy bien que santidad para nosotros no quiere decir que seamos perfectos; al contrario, seguimos necesitando la ayuda Divina de JESUCRISTO. Santidad para nosotros es una consagración, una separación del pecado. Seguimos siendo pecadores, pero no practicamos el pecado. De ahí que el cristiano debe respetar el orden que Dios le ha dejado a la Iglesia, así como los sacerdotes antiguos tenían que respetar el orden que Dios les dejaba encargados.

i.    Como un ejemplo, cuando tomamos la Santa Cena, estamos recordando el sacrificio de JESUCRISTO en la cruz. No hay un sacrificio verdadero como la Iglesia Católica cree, porque es simbólico, pero es algo que se debe hacer con toda reverencia. De ahí que el apóstol Pablo le diera las instrucciones a la iglesia de los Corintios, que había estado abusando de la libertad que Dios les había dado, y había consecuencias para los que tomaban la Cena del SEÑOR de una manera indigna (1 Corintios 11:23-33).

3.    Otras Instrucciones (Éxodo 30:1-38).

a.    El altar de incienso. — El humo fragante del incienso que estaba quemando, simbolizaba oración en el mundo Bíblico.[1] Podemos compararlo al Salmo 141:2 que dice:

i.    “Que suba a tu presencia mi plegaria como una ofrenda de incienso; que hacia ti se eleven mis manos como un sacrificio vespertino.”

ii.    El altar estaba en lugar Santo, en frente de la Cortina que separaba al lugar Santo con el Santísimo. En la Epístola a los Hebreos 9:3-4, el altar del incienso aparece en el lugar Santísimo. Probablemente porque en el día de la expiación, el sumo sacerdote lo llevaba al lugar Santísimo.

(1)    “Tras la segunda cortina estaba la parte llamada el Lugar Santísimo,4 el cual tenía el altar de oro para el incienso y el arca del pacto, toda recubierta de oro. Dentro del arca había una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que había retoñado, y las tablas del pacto.”

iii.    Era como un símbolo de las oraciones del pueblo de Israel constantemente siendo elevadas a Dios, por medio del símbolo del incienso.

iv.    Más adelante en los versos 30-34 de este capítulo, vemos los ingredientes que Dios le da a Moisés de como hacer el incienso. Era algo especial, no era cualquier incienso, y nadie podía copiar la fórmula y usarlo en su casa u otro lugar bajo castigo de ser cortado del pueblo por Dios.

b.    El dinero para la expiación. — Israel ahora recibe instrucciones sobre cuando se puede hacer un censo y lo que se debe cobrar por cada varón que era censado. En los tiempos Bíblicos, según nuestro conocimiento, se hacía un censo por una de dos razones: para prepararse para la guerra, o para imponer algún tipo de impuesto.[2]

i.    Cada varón de 20 años para arriba, debía pagar el mismo precio de rescate de su alma.

ii.    Noten como dice que el pobre y el rico pagarán la misma cifra, y esto parece ser para probar que delante de Dios todos valen lo mismo. Nadie vale más que otro.

iii.    Noten también que había promesa de ser librados de la plaga si lo hacían, y también recibían promesa de recibir la plaga como castigo si no lo hacían.

iv.    Este dinero se empleaba para el servicio del Tabernáculo: se compraban animales para sacrificar.

(1)    “Nótese que quienes se benefician de las bendiciones del tabernáculo de Dios, deben estar dispuestos a costear voluntariamente las expensas de él.”[3]

(2)    ¡Cuánto más nosotros debemos estar dispuestos a contribuir para el sostén de la OBRA DE DIOS en este tiempo de la Gracia, donde TODOS somos un sacerdocio santo!

v.    Ese es el impuesto que nuestro SEÑOR JESÚS pagó voluntariamente al Templo después que le preguntaron a Pedro si su Maestro no lo pagaba. El SEÑOR lo pagó milagrosamente (Mateo 17:24-27).

(1)     “Cuando Jesús y sus discípulos llegaron a Capernaúm, los que cobraban el impuesto del templo se acercaron a Pedro y le preguntaron:  —¿Su maestro no paga el impuesto del templo? 25 —Sí, lo paga —respondió Pedro. Al entrar Pedro en la casa, se adelantó Jesús a preguntarle:  —¿Tú qué opinas, Simón? Los reyes de la tierra, ¿a quiénes cobran tributos e impuestos: a los suyos o a los demás? 26 —A los demás —contestó Pedro.  —Entonces los suyos están exentos —le dijo Jesús—.27 Pero, para no escandalizar a esta gente, vete al lago y echa el anzuelo. Saca el primer pez que pique; ábrele la boca y encontrarás una moneda. Tómala y dásela a ellos por mi impuesto y por el tuyo.”

(2)    Claramente que El Hijo de Dios estaba exento de pagarlo, pero decide hacerlo.

c.    El lavamanos. — Este estaba hecho de bronce, y era para que el sacerdocio se lavaran las manos y los pies. Nosotros sabemos el valor que el lavarse las manos y los pies tiene para quitarse los gérmenes por el trabajo que iban a emprender. Hoy día sabemos que un lavado de manos con jabón, previene enfermedades contagiosas. En el caso de los sacerdotes, era importante limpiarse las manos y los brazos después de haber ministrado cortando animales y llenándose de sangre, pero también porque probablemente ellos ministraban en el Tabernáculo descalzos, y necesitaban lavarse los pies sucios después de ministrar.

i.    Pero para el sacerdocio, era una señal que demandaba purificarse antes de ministrar en el Tabernáculo.

ii.    Era una señal que Dios quería que ellos recordaran que necesitaban ser limpiados porque eran pecadores. Un recuerdo de la humanidad de ellos mismo, y de cuanto dependían de Dios.

iii.    Ellos tenían que obedecer el mandato de Dios o si no morirían.

d.    El aceite de la unción, y el incienso. — Ahora para terminar, Dios les da instrucciones sobre el aceite que debían usar para ungir al sacerdocio y a los utensilios del Tabernáculo. El aceite llevaba una fórmula mezclada con aceite, mirra y caña, que daría un aroma agradable.

i.    Estaba prohibido que ese aceite fuera usado para el uso personal, o cualquier otro uso que no fuera para lo que Dios específicamente estaba instruyendo hacer.

ii.    El castigo era ser eliminado del pueblo, o sea, ser cortado como dicen otras versiones.

4.    Para el sacerdocio de los creyentes, el SEÑOR JESUCRISTO nos ha dado la unción del Espíritu Santo para capacitarnos para Su Servicio, y para cada área de nuestra vida. En Efesios 5:18  dice: “No se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sean llenos del Espíritu”.

CONCLUSIÓN: ¿Has sido lavado en la sangre de JESUCRISTO? El sacrificio de nuestro SEÑOR JESÚS nos ha abierto las puertas a esta Gracia Maravillosa. Consagrémonos a nuestro SALVADOR. Vidas separadas del pecado, y entregadas a JESUCRISTO, el Salvador del mundo.

Notas:

1. Douglas K. Stuart, Exodus, NAC, p. 632, Broadman & Holman Publishers.

2. Ibid, p. 636.

3. Francisco Lacueva, Comentario Bíblico de Matthew Henry, p. 105, editorial CLIE.

*Toda referencia Bíblica es tomada de la Biblia, Nueva Versión Internacional.

**Este sermón fue predicado Junio 3, 2008.